Educación Concertada

Cuando los padres se ven obligados a escuchar cosas que no quieren de su hijo

  • No dejéis los andamios por ahí tirados, putos inútiles!!! - Ginés les gritaba a los trabajadores, más que por que lo hiciesen especialmente mal, porque le había molestado la llamada que acababa de recibir. Su mujer le había dicho que tenían que acudir urgentemente al instituto de su hijo, que había llamado el director. "No puedes ir tú sola?" le había espetado Ginés agriamente, estaba hasta las narices de su hijo, siempre dando por el saco, no era mas que un niñato consentido y enmadrado que no hacía mas que liarla para llamar la atención. Pero su mujer había balbuceado que parecía importante, que era mejor que fuese él también. "Otra inútil, no sabe hacer nada sola la muy puta" pensaba Ginés de camino al coche.

Carla observaba en la puerta del instituto como su marido aparcaba su Mercedes de cualquier manera y bajaba de él dando un fuerte portazo. No fue necesario ver su gesto airado para saber que estaba enfadado, casi siempre lo estaba, y mas cuando se trataba de Borja. Lo observó cruzar la calle, era un hombre atractivo para sus cincuenta y pico, alto, corpulento pero no gordo, siempre de americana y corbata a pesar que siempre le tocaba lidiar en las obras, nunca se ensuciaba, era exasperadamente pulcro. Sus zancadas largas y apresuradas denotaban confianza en si mismo, pero Carla lo conocía muy bien, y odiaba casi tanto como temía a ese puto imbécil.

  • Siento haberlos hecho venir tan apresuradamente, pero la situación es bastante grave - El director observaba a los dos padres sentados frente a su escritorio. A Ginés lo conocía desde la infancia, su carácter violento se había apaciguado con el tiempo, pero siempre parecía nervioso y apresurado. Carla siempre le había parecido muy atractiva, sumisa y condescendiente no le extrañaba que se hubiese casado con un tipo como Ginés a pesar de que el único motivo que a Ginés le hubiese gustado Carla era evidente, su familia y sus pechos.

-Qué ha armado ahora Borja, Ricardo? - Ginés al grano como siempre.

  • Mira Ginés, nos conocemos hace tiempo, y este colegio está orgulloso que una familia como la tuya les confíe la educación de su hijo. Por eso me gustaría que tuvieses paciencia con esto, paciencia y discreción. Es algo que, ni al colegio, ni a tu familia, conviene que trascienda.

  • Por Dios Ricky, pero que cojones ha pasado!!!

  • Calma cariño - Carla siempre tan condescendiente.

  • Vuestro hijo ha hecho un agujero en el vestuario de los chicos comunicando con el de las chicas - Carla soltó un suspiro llevándose la mano al pecho mientras Ginés abría los ojos como platos.

  • No lo puedo creer de mi Borja! - Carla casi temblaba, Ricardo no pudo evitar observar como sus pechos subían y bajaban apresuradamente a través de la blusa blanca - Ricardo, por favor, debe ser un error.

  • El profesor de Educación Física descubrió el agujero hace unos días, indagó un poco y acusaron a vuestro hijo.

  • Eso no es suficiente Ricardo! - Decía Carla

  • Vamos Ricky - la voz de Ginés era extrañamente tranquila, Ricardo sabía que eso era peor que cuando se mostraba nervioso - Los chicos suelen darse la culpa para librar el marrón. Y a Borja no le pega hacer una cosa así, ya sabes, es un poco ... pringado.

  • Ginés!! No ...

  • Tú calla mujer

  • Ginés - intercedió Ricardo temiendo una discusión - somos conscientes, pero todo parece indicar a tu hijo, tal vez alentado por los demás, ya sabes, pero ...

  • Él ha dicho que fue él? - Carla estaba muy nerviosa para interrumpir a alguien así

  • Aún no, quería hablar con vosotros primero ...

  • Vamos Ricky, no pretenderás expulsarlo por unas sospechas - Ginés había encontrado un resquicio, y pretendía explotarlo a pesar de que ya entendía por que sus herramientas estaban cambiadas de sitio.

  • Yo ... mirad, como dije, no nos interesa que esto trascienda, y una expulsión tal vez sea lo que menos nos convenga a todos, pero ...

  • Pero nada Ricky, tienes a unos adolescentes salidos, y qué?!! Que le han visto el coño a sus compañeras, y qué?!

  • Ginés, calma por favor

  • Cago en Diosss hombres, cómo que calma! Quieres hacer chivo expiatorio a mi hijo?! No lo voy a consentir!!

  • Buenos días, se puede? - Una voz ronca los interrumpió, por la puerta del despacho apareció un tipo enorme. Su rostro era de una persona joven, pelo rizado y cara aniñada, pero rondaba los dos metros y el chándal oficial del colegio, que parecía que tenía dos tallas menos de lo necesario, dibujaba un cuerpo recio y musculoso.

  • Si Sergio, adelante. Este es Sergio el profesor de Educación Física - presentó Ricardo aliviado por la interrupción

  • Así que es este el que acusa a mi hijo - Dijo Ginés dispuesto a seguir con el tono agresivo

  • Si Ginés, pero no pretendemos acusar a ...

  • No pretendéis acusar?? Entonces que coño?!!

  • Por favor, sin improperios - La voz del tal Sergio sonó como un latigazo, era grave y serena, se hizo silencio, Ginés no estaba acostumbrado a que le hablaran así.

  • Muchacho, sabes quién coño soy?

  • Es un padre preocupado, comprendo su frustración, pero no puedo tolerar su tono

  • Vamos a calmarnos - Ricardo aprovechó el silencio para intentar tomar las riendas - Mira Sergio, por qué no acompañas a Carla y le enseñas el estropicio del Gimnasio mientras yo y Ginés seguimos hablando?

  • Yo también voy

  • No Ginés, mira hombre, vamos a hablar tú y yo tranquilamente - Mientras lo decía rebuscó en el cajón y sacó un wiscky de malta - como los viejos tiempos, nos tranquilizamos y hablamos ...

  • Bueno Ricky, está bien, pero como acuses otra vez de ...

  • No, no tranquilo, venga Sergio, Carla, dejarnos a solas un rato

  • Acompáñeme señora - dijo Sergio mientras le sujetaba la butaca amablemente

El agujero era enorme, algo mayor que el tamaño que haces al hacer una "O" con el dedo índice y el corazón y a apenas medio metro del suelo.

  • Cómo no lo han visto antes? - Pregunta Carla a Sergio, estaban a solas en el vestuario de las chicas.

  • No suelo entrar mucho en los vestuarios y estaba tapado con toallas, ya ve las perchas encima. Fue el personal de limpieza quien me avisó, y unos días después porque pensaban que estábamos haciendo algún tipo de obra.

  • Pero esto? Todos los chicos lo tuvieron que ver, y las chicas

  • Por eso es mas grave si cabe, hay una complicidad por parte de todos

  • Me estás diciendo que las chicas se dejaban mirar a posta? - Carla no daba crédito

  • Mirar? Señora, me temo que no entiende la situación del todo ...

  • Qué .... - La pregunta de Carla es interrumpida por el silbido agudo de una sirena.

  • Vaya, ya es la hora - Sergio mira arriba contrariado- Señora, tengo que atender la salida de los alumnos, ahora que no se pueden cambiar aquí tengo que vigilarlos mas dadas las circunstancias, le importaría esperar aquí? No creo que tarde mas de quince minutos.

  • Eh? Aquí? Si, si, vaya, no importa.

  • Gracias

Carla lo vio salir mientras se sentaba en una bancada del vestuario, no pudo evitar fijarse en su culo prieto, en su espalda musculosa, estaba muy bueno el chaval! Suspiró. A sus cuarenta y pocos creía que aún podía resultar atractiva, pero pocas veces pensaba en ello. Ginés la había anulado poco a poco durante su largo matrimonio, de joven le gustaba presumir de pecho, vestir ceñida, sentirse deseada, pero desde que conoció a Ginés ... Era celoso y violento verbalmente, pero humillaba como nadie, por complacerlo comenzó a vestir mas anodina, trajes y faldas largas. Se miró en el espejo de enfrente, se vio poco maquillada, la blusa abrochada hasta el cuello y las piernas cruzadas con esa falda de tubo. "Qué sosa soy" pensó. Hacía tiempo que no hacía el amor, y siglos desde que no follaba con otro que no fuese su marido, y su marido la follaba como si fuese un coño, descargaba y ya. Pensó en su último orgasmo y no se sorprendió que fuese autoinducido. "Esta noche tal vez me haga un dedo pensando el el culo de este chaval" La idea le sacó una risa pícara, la vio reflejada en el espejo y se gustó como hacía tiempo que no lo hacía.

Miró el agujero, a qué se refería Sergio con lo que no comprendía del todo la situación, sentía que se estaba quedando al margen de todo, que su mundo era demasiado pequeño y que empezaba a no entender muchas cosas. Y mientras se ponía metafísica algo asomó del agujero, se quedó mirando embobada, ni siquiera se asustó, no lo distinguía muy bien hasta que se dio cuenta. Era un pene.

Un pene grande, duro, venoso y con el glande completamente al aire asomaba amenazante por el agujero.

"Ahora comprendo lo que decía Sergio" pensó mientras se levantaba y se dirigía a la puerta del vestuario. Con la mano en la manilla se quedó parada, le asaltaron dudas, su hijo no podía hacer una cosa así, además, estaba en clase, si buscaba a Sergio y miraban quien estaba haciendo aquella barbaridad exculparían a su hijo. Por otro lado.... qué pedazo de polla! Se volvió, ya no estaba allí, la polla se había retirado. Dejó la puerta y se dirigió cautelosa al agujero, una especie de sombra se movió al otro lado. "Me estaba mirando" Concluyó Carla. Se quedó quieta, ahora otro movimiento, pudo distinguir un ojo mirando. Pasó un largo segundo y, comenzó a quitarse la americana, "Qué hago? Bueno así no se escapa, que se haga ilusiones" En efecto, noto que la cara al otro lado se apretaba contra la pared, "Oscuros, tiene ojos oscuros, los de Borja son claros" Se quitó la americana con parsimonia, la dobló y la colocó sobre un banco. Pensó que en diez minutos llegaría Sergio y pillaría al chico que estaba allí, tenía que hacer algo para mantenerlo. Se desabrochó un par de botones de la blusa lentamente, muy lentamente. "Así Carla, ese pobre infeliz no se escapa" Se sorprendió que se estaba moviendo, se estaba contoneando como una bailarina de streeptease sin darse cuenta apenas. Se sonrió, "Ay, un tercer botón sin darme cuenta, buenooo, un cuarto no pasa nada" Se miró en el espejo, el corte de la blusa era demasiado estrecho y apenas se le veía el canalillo a pesar de tanto botón desabrochado. Se desabotonó un quinto y abrió la blusa para exhivir el inicio de sus 110 de pecho. Frente el agujero, al no sostenerla, su blusa volvía a cerrarse así que la mantuvo abierta con las manos mientras seguía contoneándose, incluso llegó a poner morritos!!! "Joder, qué bien lo estoy pasando" llegó a pensar. Llegó a inclinarse un poco sujetándose los pechos con las manos para ofrecerle una mejor visión de estos pero, vio como el ojo desapareció del agujero...

"Mierda, se fue" pero apenas lo pensó volvió asomar la polla por el agujero. "No, esto es demasiado" Pensó mientras retrocedía tapándose el escote. Pero la polla seguía allí, entraba y salía del agujero, se balanceaba estoicamente, era tan ... apetitosa. Avanzó tímidamente, se paró a escasos centímetros de ella sin dejar de mirarla, aun salvando la pared asomaban un 30 cm, "Qué grande es!" Aún tapando con el brazo el escote, la tocó con un dedo rápidamente, oyó un gemido ahogado al otro lado. La recorrió con el dedo lentamente notando sus venas hinchadas, ahora el suspiro al otro lado fue aún mas prolongado. La cogió, la masturbó despacio. Escuchó un gruñido, al otro lado. "Joder, ahora no se me escapa" A Carla le surgió la duda, no se escaparía pero, cómo iba a explicar esto?!! Estaba masturbando a un chico a través de una pared!! La duda paró su mano, sentía el cálido tacto de la polla en su mando y se dio cuenta que los flujos mojaban su coño.

  • Puta, chúpala - El gruñido a través de la pared fue demasiado, casi sin darse cuenta sus labios estaban apretando la superficie rugosa y su lengua apretaba el suave y ardiente glande, sintió una descarga de flujos en sus muslos, apretó la cara contra la pared mientras la polla abarcaba toda su boca. Perdió toda perspectiva de la realidad, solo quería sentir el deseo de esa polla, quería comer hasta los huevos, pero su cara tropezaba una y otra vez contra la pared, estuvo tan cerca que incluso llegó a atragantarse, pero no dejaba de mamar, de rodearla con la lengua, sintió un irrefrenable deseo de que la penetrasen, trató de levantar la falda pero era demasiado ceñida así que tubo que conformarse con apretarse el coño a través de ella.

De pronto la polla se retiró, lo hizo con tanta violencia que incluso se pudo un sonido como si descorchasen una botella. Carla se quedó un segundo parada, de rodillas, su boca aún con forma de polla, salivando. Escuchó pasos apresurados, "Coño, viene alguien!"

Se estaba levantado aún estirando la falda hacia abajo cuando entró Sergio en el vestuario, se volvió asustada, sorprendida, avergonzada.

  • Esto, yo .. Creí que había alguien ahí... y, yo ... - Comenzó a balbucear mientras Sergio se aproximaba con mirándola con mucha seriedad, su gesto casi era torbo. Carla se dio cuenta que no tenía la chaqueta del chándal puesta, llevaba una camisa blanca sin mangas que se ajustaba a la perfección a sus músculos y... no pudo evitar mirarle el paquete. El pantalón justo no podía ocultar el contorno de una tremenda erección. - Yo ... eh ... como... - No le dió tiempo a terminar, Sergio le dio la vuelta violentamente y empujó contra la pared, esa donde estaba el agujero, sintió como su blusa perdía los botones que aún quedaban abrochados y como su sujetador escupía sus tetas al bajárselo con violencia. Unas enormes manos, firmes pero suaves, apretaron sus pechos casi haciéndole daño, unos dedos gordos apretaron sus pezones y sintió una erección apretarse contra su culo. Movió el culo receptiva, sentía su falda subir primero, luego bajaron sus bragas. Le dio la vuelta y le sobó el culo separándole las nalgas, comió sus tetas, mordisqueó sus pezones. Carla era puro gozo, aún así se las arregló para encontrar la polla con su mano, mientras chupaba sus tetas la recorrió y encontró un cojones gordos y henchidos, los apretó y todo se desmadró aún mas.

Sintió como la elevaban del suelo y la volvían a empotrar en la pared, su mano perdió contacto con los genitales de Sergió por un instante para sentir como un glande buscaba su coño, la penetró brutalmente, a Carla se le pusieron los ojos en blanco, el orgasmo fue casi instantaneo, nunca se había corrido así! Seguía corriéndose mientras la penetraban brutalmente, sentía un enorme calor recorriendo sus entrañas, no sabía si se prolongaba el orgasmo o tenía uno detrás de otro. Sus manos tiraban del pelo de Sergio, sintió como le arrancaba algún mechón. Su lengua buscó la suya, y la mordió, pero Sergio no la retiró, siguió mordisqueando mientras la follaba. Pero el calor del orgasmo se iba, su cuerpo languideció mientras aún la penetraba, se dejó hacer esperando su corrida. Pero Sergio se dio cuenta y casi la dejó caer, puso su mano en la cabeza de Carla haciendo que se arrodillara, mientras lo hacía Carla sintió su pene recorrer su barriga y lo recibió entre sus tetas apretándolas. Sergio le folló las tetas, Carla llegaba a lamer su glande mientras lo hacia y al poco ... un terrible chorro de lefa le embadurnó la cara.

-No hay agua caliente? - Carla se acicalaba en el lavabo

-A estas horas casi nunca queda - Sergio la esperaba en la puerta del vestuario, se había recompuesto muy rápido pero aún estaba sofocado.

-Sabes? Soy muy inocente, no entendí la gravedad de la situación hasta que vi asomarte el pene por el agujero.

-No, lo grave es que tu hijo se hace pasar por mi.