Educación

Una lección para la vida.

Al cumplir veintiún años, vivía con mis padres con mi hermana de veinticuatro, mi madre de cuarenta y cinco, piel blanca y pelo castaño, mi padre diez años mayor. Mi hermana se llama Lola, es de piel blanca y ojos verdes, en su adolescencia fue una muchacha con sobrepeso pero al crecer adelgazó bastante, supe por rumores que no es hija legitima de mi padre, tiene un carácter diferente al de los de la familia, es independiente, no tiene imaginación su verdadero progenitor era un extranjero, nunca he hablado con mi madre por la opresión que mi padre a influido en nosotros, y por creer que mi madre es una mujer buena y débil. Pero al mi madre al notar mi hombría, y empezó a zorrear , nunca fue muy comunicativa ni cariñosa, cuando me convertí en adolescente me frecuentaba bastante, se comportaba como una loca, salía de la ducha semidesnuda cuando me escuchaba entrar a casa, entraba en mi habitación cuando me estaba masturbando con el pretexto de entregarme mi ropa, para verme agitado excitado y oler el aroma de mi sexo, disimulaba por vergüenza , desde esos días empezó a gustarme sus nalgas, y sus piernas blancas, , abecés entraba a su habitación y olía la ropa interior, mi hermana empezó a llamar mi atención desde los veinte años, perdí el rechazo natural que me causaba y empecé a interesarme sus carnes, mas jóvenes que las de mi madre, poseerla debería ser fantástico, ella no tenia novio, no tenia sexo casi con nadie que yo supiera, , deje de masturbarme durante un mes, eso doblegó mi agresividad y mi carácter, todo mi organismo se inundó de deseo, ver a mi madre envuelta en sus vestidos, era un espectáculo, una mujer real y prohibida, una putona a la que venia deseando por diez años, y la que nunca me dio un abrazo ni un bezo ni una palabra de amor, ahora yo era quien tenia amor de sobra por mis venas para inyectarlo en la mujer a la que le guardaba encono, por su frialdad.

Esa tarde metí tembloroso la llave en la cerradura, abrí la apuesta, camine por el pasillo, y salio envuelta en la toalla, mojada y escurriendo el pelo de agua, aun olía a humedad,

Ella pasó por un lado de mí y entró en su habitación,

-mamá tengo que decirte algo-

Abrió la puerta y entré

-e-este -

-¿que es lo que quieres hijo? te ves raro, ¿estas enfermo?-

-mamá por qué siempre fuiste tan distante con migo

-¿que?-

-no nada, dije arrepentido- salí corriendo de la habitación, cuando ella me llamó,

-pedro!- grito con voz chillona, me detuve y regrese

-¿que momento es este para que me preguntes esto?

Estaba ya en bragas y sosten, mientras con sus palmas ponía crema en sus piernas

  • e-ste-

-¿no sabes que decir verdad? cobarde, como te atreves a venir así y cuestionarme

-no. no soy un cobarde!-

-ano? entonces eres idiota, me duele decirte así hijo, pero pensé que ya sabias la verdad- dijo mientras dejaba caer un vestido azul hasta las rodillas y subió unas pantimedias hasta las bragas negras

-hasta con las mujeres has sido un esquivo? te calienta verme ?o es para eso que me molestas? para verme?

-no-mama no se como explicarte-

-ya déjate de estupideces- se amarró el pelo con un plástico

Camino hacia mi y me pegó en la cara,-cuando tienes una oportunidad puedes hacer tres cosas- dijo con voz chillona, se hincó y me desabrochó el cinturón.

Me bajo el cierra y metió la mano en el pantalón.

-la primero puedes hacer lo correcto-tomo mi entrepierna y lo saco, levanto la barbilla como haciendo un juicio, como sintiendo el aroma de mi entrepierna.

-puedes hacer lo incorrecto- dijo se quedo contemplando un rato los hermosos ojos abiertos, abrió la boca

-y tres, lo peor, no hacer nada- . Mi garganta solo alcanzo a gemir, y decirle mamá, hazlo, hazlo,

Lo metió en la boca, lo saboreó, puso sus manos en mis caderas para sostenerse y mover la cabeza de atrás para adelante, vomitaba saliva y volvía a tragarlo.

-así, así,- se levantó y llorando me abofeteó.

-mama, sigue por piedad -

-me quieres hijo?-

-chupa por piedad, te quiero mama, chupa

Se tiró en la cama,

-hazme lo que quieras- dijo desnudando las sentaderas con desesperación, pegándose y retándome.

-vamos guapo, enséñale a mamá ha montar.

-fue una penetración inocua, el vaivén de las nalgas y la pepa aplaudían empaladas, mis manos acariciaban la espalda y las nalgas a la par que la preñaba.

  • si, si, si, si, si, que grande eres, que largo eres, me encanta, no termines,

-quieres por atrás?-

-si-

-al irla enterrando atrás, su cara gesticuló una mueca de satisfacción-

-¿te gusta e? especie de perra-

Le enterré todo

-esta rico no?, me calientas mucho perra-

Ha mi hijo que lindo eres, lo tuyo lo hicieron los Ángeles con sus propias manos, haaaa, que clase de encanto. Haaa

Empecé a trabajar atrás sin descanso ni compasión,

-ya sabia que tu provenías no de tu padre-

-que?- le pegué

-ya sabia que provienes del buen sexo con mis primos, haaa, pégame, enséñale a esta zorra a no ser tan perra-