Edna, mujer para dos

Mis fantasias sexuales con Edna, por una insospechada situación, subitamente se ven convertidas en realidad y aumentadas doblemente.

Edna, Mujer para Dos

Por Georgina del Carmen

Era el mediodía, a esa hora se suponía debería estar en la escuela, pero ese día la flojera fue mayor que mis deseos de asistir a clases y decidí irme a casa a dormir, se suponía que en esos momentos no habría nadie en casa, ya que desde que mi madre se fue con su amante hasta la sirvienta se llevó, sin embargo cuando llegué escuché leves ruidos en la sala por lo que temiendo que fuera algún ladrón entré sigilosamente y vaya sorpresa tan impactante me llevé.

En el pleno sofá de la sala estaba mi padre totalmente desnudo cogiéndose a mi hermana Edna quien también estaba encueradita, tan solo conservando las zapatillas de tacón alto, ambos estaban de pie, Edna le daba la espalda a mi padre y estaba empinada apoyada en el sillón, mi padre tras de ella le metía la verga por entre las deliciosas nalgas, era imposible establecer si se la metía por la vagina o la estaba enculando, la ropa de ambos estaba diseminada por el piso de la estancia, era indudable que la "erótica fiesta" habría empezado hacia buen rato.

Mi padre la tenía sujeta por las chiches con ambas manos y el vaivén de su enorme verga en el cuerpo de mi joven hermana era incesante, en tanto ella con las piernas separadas movía su cadera con innegable experiencia y las gesticulaciones de su rostro denotaban un placer infinito.

Ignoro cuanto tiempo llevarían cogiendo y en cuantas poses le habría puesto, pero era el final de ese encuentro sexual incestuoso, ya que Edna en un rápido movimiento dio medio giro y se puso en cuclillas metiéndose el colosal falo paterno entre los labios para proporcionarle soberbia mamada, instantes después mi padre sujetando su enormidad viril con una mano lo sacó de la boca de Edna para eyacular bañando de esperma el rostro de su propia hija, mi hermana, quien abría desmesuradamente la boca para que algunos chorros del abundante semen de mi padre cayera dentro y saborearlo tragándolo.

Aquella escena tan insospechada, pecaminosa e inmoral llenaría de indignación a cualquiera, sin embargo a mí me llenaba de lujuria y tenia la verga más tiesa que nunca al grado de que me "vine en seco", es decir eyaculé sin siquiera tocarme el pene. Después de algunos arrumacos ambos tomaron su respectiva ropa y se dirigieron a la parte alta de la casa seguramente a sus recamaras o al baño para lavarse.

Regresé a la puerta de entrada y ahora hice suficiente ruido para alertarlos de mi presencia por aquello de que quisieran coger nuevamente en la parte alta de la casa o meterse a bañar juntos, al subir a mi recamara encontré en el camino a mi padre, quien se comportó como si no hubiera pasado nada, ni siquiera me preguntó que hacia en casa a esa hora. Pasé por enfrente de la recamara de Edna y ahí estaba ella vistiéndose, ya tenia puestas las diminutas pantaletas que acostumbra usar y el brassiere que le hacia juego y estaba por ponerse el corto vestido que luciría.

Durante todo el día estuve reflexionando en lo que había presenciado y entre más lo recordaba mas excitado me ponía deseando poder disfrutar yo también del suculento cuerpo de mi hermana, pero no encontraba la forma de pedirle que cogiera conmigo como lo había hecho con mi padre. No era nuevo que deseara sexualmente a mi hermana, lo hacia ya desde algunos años atrás, pero me conformaba con admirar su sabroso cuerpo y masturbarme pensando en ella mientras me frotaba la verga con sus calzoncitos sucios.

Edna es dos años menor que yo y en ese tiempo apenas tenia 17 años, sin embargo estaba sumamente desarrollada y aparentaba tener mas edad, parece que desde que nuestra madre se fue con su amante, hacía tres años, mi hermana se desarrollo con mas rapidez y aun cuando era una adolescente se vestía y actuaba como una persona mayor. Aunque Edna no es bonita del rostro, tiene un cuerpo encantador sin llegar a ser perfecto pero si muy llamativo y provocador.

Ignoraba entonces en que momento y bajo que circunstancia mi padre y Edna empezaron atener sexo, lejos de criticar a mi padre por cogerse a mi hermanita menor le envidiaba y quería ser yo quien se la estuviera cogiendo como tantas veces lo había soñado en mis fantasías eróticas.

Durante todo el día me dediqué a verle las piernas y los calzoncitos a mi hermana y cada una de las suculentas partes de su perturbador cuerpo, como lo hacía siempre solo que ahora con mas morbo sabedor de que era capaz de tener sexo incestuoso. Ella, a pesar de que se daba cuenta de mis morbosas miradas, simulaba no darse por enterada pero no hacia nada por evitarlo y si me facilitaba las cosas para poder admirarla.

Esa noche en cuanto llegó mi padre, Edna se fue a su recamara y bajó cubriéndose el cuerpo con una bata larga hasta los tobillos, enseguida imaginé que debajo de la bata no llevaría nada o si acaso solo las minúsculas pantaletas negras que me había enseñado durante todo el día. Mi padre y ella intercambiaban miradas picaras y sonrisas coquetas durante la cena, que ella misma había preparado, cuando Edna se levantaba de la mesa permitía que la bata se le abriera mostrándole a mi padre sus encantadores muslos, oportunidad que también era aprovechada por mí.

Terminada la cena, nos fuimos, como era tradición, a la sala, Edna como acostumbraba desde niña, se sentó en las piernas de mi padre, pero depositando sus suculentas nalgas muy en el vientre de mi padre, es decir justo encima de su verga, yo fingía no darme cuenta de nada pero no perdía detalle de lo que ellos hacían, y me excitaba mas a cada momento pensando en lo sabroso que estaría sintiendo mi padre con las sabrosas nalgas de su hija sobre su enormidad sexual.

Como si nada sucediera me despedí de ellos argumentando que me iría a dormir, deje pasar varios minutos y silenciosamente regresé a la parte alta de la escalera, la escena que mi padre y mi hermana me ofrecían era por demás lasciva, mi padre desnudo dando frente a la escalera estaba sentado en el sillón individual y Edna encueradita estaba montada en su vientre con la verga de él incrustada en la vulva, ella me daba la espalda y podía ver como la verga de mi padre entraba y salía de su sexo, era espectacular verle sus poderosas nalgotas y entre ellas su culito divino.

Mi padre le tenía asida por las nalgas y le chupaba las chiches en tanto ella hacia sentadillas en el falo paterno y movía la cadera en forma circular, mi verga amenazaba con explotar de lo parada que la tenía y a cada momento sentía que podría eyacular, de manera instintiva bajé algunos escalones y me paré ante la vista de mi padre quien a pesar de ello no cesaba el vaivén de su tolete en la vagina de mi hermana y solo me miraba sin expresar sorpresa y tal vez con la mirada me pedía que me fuera, Edna no se percataba de mi presencia al estar de espalda a mí.

En contra de mi voluntad me retiré tan silenciosamente como había llegado, dejándolos que disfrutaran a gusto del mayor de los placeres, era imposible conciliar el sueño, tal vez ya habría pasado una hora o algo mas cuando se abrió la puerta de la recamara, era mi padre que pedía hablar conmigo.

Empezó con una larguisima disertación de la vida y sus placeres, concluyendo en pocas palabras diciendo que lo que había visto era solo una consecuencia de la vida, ya que cuando mi madre nos abandonó se sintió muy solitario y decepcionado, y tiempo después Edna había tomado el lugar de mi madre en todos sentidos, sin embargo no estaba cerrado a que pudiera compartir conmigo los favores de Edna quien a pesar de su corta edad no era mujer de un solo hombre y bien podía compartir su ardiente pasión también conmigo, independientemente de los novios que tuviera. Que seguro me agradaría llegar a casa sabiendo que ahí estaría una candente hembra dispuesta a complacerme y hacerla gozar con los placeres mas maravillosos que la vida otorga como lo es el sexo y siendo en familia el placer se multiplicaría incalculablemente.

Sus palabras me sorprendieron enormemente, pero sin pensarlo acepté de inmediato, advirtiéndole que había que ver lo que Edna dijese ya que tal vez ella no aceptaría, me indicó que eso no representaba ningún problema, que él sabría sensibilizar a mi hermana para poder gozar entre los tres lo que la vida nos ofrecía con la ausencia de mi madre. Con aire de triunfador se retiró de mi habitación, ahora menos podía dormir imaginando que a partir de ese momento mis fantasías se verían realizadas y superadas con la participación de mi padre en el disfrute del exquisito cuerpo de Edna.

A la mañana siguiente era sábado, me levanté al filo del mediodía con la verga muy tiesa al recordar lo que había sucedido la noche anterior y lo que me esperaba en ese "grandioso" día, presuroso me levanté esperando los resultados de lo prometido por mi padre, solo me puse unos pants de los que se usan para hacer ejercicio y bajé con ansiedad en espera de encontrarme con mi padre y mi hermana, solo encontré a Edna en la cocina, quien me indicó que mi padre ya se había ido, pero era evidente que ya había hablado con ella.

Y vaya que la había convencido, Edna lucia primorosa, solo vestía unas pantaletitas tipo tanga en color azul eléctrico y un cortísimo baby-doll blanco totalmente transparente y calzaba una sandalias destalonadas de plástico transparente que por cierto nunca le había visto y que seguramente solo se ponía cuando complacía sexualmente a mi padre. Su actitud era por demás provocativa con sonrisas coquetas y con todo descaro permitía que le admirara todo su exquisito cuerpo deambulando por la cocina para poder exhibirme su cuerpo semi desnudo en todos los ángulos posibles y de vez en vez miraba el bulto que mi erección hacía bajo los pants.

Sin poderme contener, en un momento dado, le abracé por la espalda repegando mi erección en sus hermosas nalgas, en tanto con una mano le sujetaba suavemente por el bajo vientre y con la otra le acariciaba los senos, ella fingía cierta sorpresa diciéndome "Luis, ¿qué estas haciendo?", pero no hacia nada por retirarse u oponer alguna resistencia y si en cambio frotaba sus protuberantes nalgas contra mi falo y sus manos estaba en los costados de mis piernas. "Te volviste loco, soy tu hermana ¿sabías?", me decía mientras complaciente se dejaba acariciar.

Despegué mis manos solo por un instante de su maravilloso cuerpo, solo para de un tirón bajarme los pants y permitir que mi verga hiciera contacto directo con sus portentosas nalgas que devoraban la pequeña tanga que usaba como pantaletas, coloqué mi mástil entre sus piernas para que la aprisionara y mis manos volvieron a deslizarse por todo su cuerpo, mi hermana solo jadeaba y me decía "Mira como te haz puesto Luis, ¿Acaso me quieres coger? ...Recuerda que soy tu hermana" pero se dejaba sin oponer la mínima resistencia.

Instintivamente empecé a bajarle los calzoncitos hasta mas de medio muslo mientras de decía al oído lo mucho que la deseaba, Edna giró para quedar de frente a mí, ella misma colocó nuevamente mi falo entre sus piernas haciendo contacto con su vulva y apretando sus muslos hacia movimientos de tal manera como si me estuviera masturbando con ellos.

Mis manos se apoderaron de sus exquisitas nalgas acariciándolas con dulzura y ella pasó sus brazos por mi cuello acercando sus labios a los míos hasta rozarlos diciéndome "Que verga tan grande tienes, ha de ser cosa de familia" haciendo referencia a la de mi padre sin mencionarlo, "Ya me pusiste muy cachonda... ¿Qué me quieres hacer?... ¿me vas a coger?"; unió su boca con la mía en un apasionado beso en el que chupábamos mutuamente nuestras lenguas.

Sin articular palabra la separé de mí haciéndola apoyarse en el fregadero con ambas manos, me coloqué tras ella e hincándome le quité por completo las minúsculas pantaletas, enseguida empecé a besarle sus deliciosas nalgas, las que lamía y con mi lengua buscaba la separación de éstas para poder hacerle lo honores a su culito divino, en breve mi rostro estaba incrustado entre sus sabrosos glúteos y besaba febrilmente su apretado ano que con la punta de mi lengua trataba de penetrar lamiéndolo con verdadera hambre de culo. Mi hermana jadeaba y dejaba escapar ahogados gemidos que me demostraban lo rico que estaba sintiendo.

Minutos mas tarde me incorporé y colocándole la cabeza de mi hinchada verga en sus labios vaginales procedí a penetrarla lentamente, su vulva tragaba centímetro a centímetro mi falo ayudado por el movimiento circular de su cadera, ya solo mis testículos estaba fuera de sus vagina. Inicié el vaivén de mi pene en su vagina mientras Edna repetía constantemente "Así cógeme, que rico me coges, métemela toda, disfruta mi cuerpo y dame placer con tu vergota".

En tanto me la cogía con una mano le acariciaba las chiches y con la otra le frotaba el clítoris, mi hermanita no tardó en "venirse" en un primer orgasmo en el que gritaba lo sabroso que estaba sintiendo mi falo en su sexo, era la primera vez que me la cogía y la excitación de esta nueva experiencia era demasiado para aguantar mucho la eyaculación, así que me preparaba para descargar mi esperma en el cuerpo de mi hermana, le alerté de la próxima venida y ella me pidió que no lo hiciera dentro de sus vagina, por lo que con todo cinismo me pidió que eyaculara en su boca para saborear mi esperma.

Cuando consideré que la venida era inminente saqué mi verga de la vulva de Edna y ella en un ágil movimiento se colocó en cuclillas introduciéndose mi verga en la boca mamándola con pasión, casi enseguida mi semen inundaba su boca tragando la mayor parte de mi leche y una porción escapaba por la comisura de sus labios mojando su barbilla y escurriendo a sus adorables senos, aun cuando la eyaculación había finalizado mi hermanita seguía chupando y besándome la verga hasta que ésta perdió la erección. Había sido la primera vez que me cogía a Edna lo mejor de esta nueva relación incestuosa estaba un por venir.

Por la tarde mi hermana lucia encantadora, arriba cubriendo sus senos, solo llevaba un top evidenciando su falta de sostén, abajo traía la falda del antiguo uniforme escolar, que sin llegar a ser mini si era muy corta, era una falda tableada a cuadros tipo escocés, unas largas calcetas que le llegaban varios centímetros arriba de las rodilla y calzaba unas sandalias destalonadas con plataforma y altos tacones, bajo la faldita traía unas pantaletitas tipo tanga negras totalmente transparentes que habían sido regalo de mi padre como toda la lencería que ahora usaba. Se había maquillado el rostro haciéndola ver de mayor edad y sumamente sensual.

Ya casi era la hora de comer y mientras esperaba que le trajeran la comida, que como siempre había pedido a un restaurante cercano, arreglaba la mesa para tales efectos empinándose de manera exagerada para dejarme verle sus encantadoras nalgas que lucían al descubierto ya que las pantaletas se incrustaban en sus glúteos de manera por demás provocativa, yo sentado cerca de ella disfrutaba el excitante espectáculo que intencionalmente me ofrecía, sobra decir que mi verga estaba a punto de reventar de lo parada que la tenía.

En tanto llegaba mi padre Edna se sentó en mis piernas, o mas bien sobre mi endurecida verga, tal como lo hacia siempre con mi padre, mi mano estaba metida por su entrepierna acariciándole la vulva por encima de las pequeñísimas pantaletas que ya se empezaban a humedecer con los suculentos jugos íntimos que le brotaba de su sexo.

En eso estabamos cuando hizo acto de presencia mi padre encontrándonos en pleno cachondeo, se acercó e inclinándose beso a Edna a manera de saludo y ella sin levantarse de mi vientre, acariciaba la verga de mi padre por encima del pantalón hasta hacerla erectarse formando un tremendo bulto que daba la idea de las enormes proporciones del instrumento sexual de nuestro progenitor, Edna empezaba a bajarle el cierre del la bragueta con la intención se sacarle la verga a mi padre para masturbarle o quizá mamársela o cuando menos darle algunos besos en el glande.

Mi padre la detuvo diciéndole que mejor nos reserváramos para después de comer, aunque nunca mencionamos el hecho de que a partir de ese día compartiríamos el hermoso cuerpo de Edna, los tres lo dábamos por hecho y aceptábamos la pecaminosa e inmoral situación, pero tan placentera como ninguna otra.

Cuando la comida llegó Edna se levantó para recibirla, dándonos la espalda con ambas manos se levantó la faldita hasta la cintura dejando expuestas sus encantadoras nalgas ante las miradas morbosas de mi padre y mías, su caminar era lento y contoneaba su cuerpo con la sensualidad de una consumada desnudista, y de vez en vez volteaba sonriéndonos con coquetería y cinismo, tanto mi padre como yo de manera instintiva acariciábamos nuestras sólidas vergas sin perder detalle del trasero de la sabrosa Edna, hija y hermana de nosotros.

Cuando Edna regresó y puso la comida en la mesa, mi padre la hizo acercarse a él y sin mas bajó el cierre de la faldita quitándosela, le dio sonoro beso en sus deliciosas nalgas y con un además me invitó a hacer lo mismo solo que yo me fui mas allá y haciéndole a un lado la tanga le besé justo en su apretado culito, se veía estupenda solo en pantaletas, el top y la calcetas altas, realzando sus figura con los altos tacones de las sandalias que portaba , pero la caliente adolescente no conforme con la situación se bajó las pantaletas a medio muslo y así permaneció durante el tiempo que duro la comida.

Al termino de la comida pasamos a la sala y Edna se encargó de servir una copas de licor, alternándose para sentarse sobre las vergas de mi padre y mía en tanto le acariciábamos los senos por abajo del top, nuestra temperatura corporal estaba al máximo, mi padre propuso que todos nos desnudáramos y así lo hicimos, Edna conservó las altas calcetas y las sandalias, entonces el manoseo se generalizó acariciándole todo el cuerpo a cuatro manos y besándole por donde se pudiera, yo me concentraba mas en sus nalgas y su culito, mi padre lo hacia en los senos y su vellosidad púbica.

Mi padre se sentó en un extremo del sofá y yo en el otro, mi hermana estaba al centro subida por completo y en pose de perrita, de tal forma que mientras le mamaba la verga a uno le brindaba sus nalgas, culo y vulva al otro para que le chupara, se alternaba a cada momento para que ambos tuviéramos oportunidad de gozar su boca o sus encantos íntimos, nunca me hubiera imaginado que Edna siendo apenas una adolescente fuera tan cachonda a tal grado de dejarse coger por su padre y hermano al mismo tiempo.

Mi padre fue el primero en sucumbir ante los sensuales encantos de su propia hija, cuando Edna me mamaba la verga mi padre se subió al sillón encaminando su mástil a la vagina de Edna y con facilidad la penetró ayudado por la cantidad de flujo que le brotaba de su juvenil sexo, su cadera se movía como impulsada por un motor invisible al ritmo de las embestidas que mi padre le daba con su enormidad y solo se escuchaba el chasquido que producía el choque del vientre de mi padre en las lindas nalgas de mi hermana quien no cesaba de mamar mi falo introduciéndolo en su garganta casi en su totalidad sin dejar de acariciarme los güevos con una de sus lindas manecitas.

Era mi turno, hice lo mismo que mi padre y ahora era yo quien le metía la verga a Edna en tanto ella le chupaba la colosal pinga a mi padre, así estuvimos alternándonos para cogernos a mi hermana e hija respectivamente, ella tuvo un sinnúmero de orgasmos en tanto yo y mi padre, aguantábamos la eyaculación sin querer dar por terminado el enorme placer que mi hermanita, nos proporcionaba.

Llegó el momento en que ninguno de los dos podíamos aguantar mas la eyaculación y en un rápido movimiento Edna se sentó en el sillón frente a nosotros, intentaba chuparnos la verga pero mi padre empezó a venirse lanzando tremendos chorros de esperma en el rostro de ella quien abría desmesuradamente la boca para que algo de leche cayera dentro, no había terminado de venirse mi padre cuando mi verga arrojaba sobre el rostro de Edna mi semen, con un poco mas de puntería la mayoría de mi esperma cayó dentro de la boca de mi hermana quien degustaba mi leche saboreándola antes de tragarla.

La fechoría estaba consumada, pero solo sería el principio, Edna era suficiente mujer para satisfacernos a los dos, por separado y en conjunto, la doble penetración, vagina y culito, era cosa de todos los días y desde entonces hasta la actualidad los tres seguimos gozando del mayor placer sexual existente, el incesto.

Georgina del Carmen