Edith se me entregó en el trabajo
Manteniamos una relacion de amigos intimos mientras su novio no estaba, un día que estuvimos solos se me entregó plenamente en la oficina.
Hace más de tres años que entre a mi nuevo trabajo, una escuela de cómputo, como todo buen trabajo los compañeros son muy sociales y me apoyaron en todo momento, tenía muchas facilidades de horario, puesto que en esta empresa se basa mucho en confianza.
En este trabajo conocí a Edith, una linda mujer de espectaculares curvas. Edith es una chica de unos 25 años, es delgada y de cabello lacio color castaño, mide aproximadamente 1.70 de altura, sus piernas son delgadas, es poseedora de una bonitas nalguitas que están bien paradas y redondas. Su cintura es delgada y le hace ver un cuerpo espectacular, así como sus senos que a pesar de no ser muy grandes, están firmes y dignos de observar.
A Edith le gusta vestir muy sugerentemente, casi siempre anda con pantalones ajustados a las caderas y de blusas de tirantes; siempre usa zapato de tacón que le ayuda a realzar sus nalguitas y le ayudan a ver sus piernas más torneadas; usa lencería de encaje blanca preferentemente y muy pequeña.
Rápidamente trabé amistad con ella, me comentó que vivía sola ya que se había independizado de sus padres y por ello trabajaba para mantenerse. Desgraciadamente Edith estaba comprometida con uno de los profesores, no obstante nuestra amistad no era mal vista entre los compañeros. No tardé mucho en hacernos confidentes y poco a poco fueron surgiendo las caricias entre nosotros. Al principio ella era muy conservadora puesto que decía que era una mujer comprometida, así mismo me fue confesando que su prometido no le daba gran pelea sexual, por lo que decidí aprovechar esa situación para tener a Edith entre mis brazos.
Los primeros meses no pase de fajármela con la ropa puesta, así que si trataba de meter mano de más ella me ponía un alto. Yo ya no aguantaba las ganas de poseerla y ella cada vez que estábamos juntos la notaba más y más caliente.
Un día Edith me pidió que le ayudara a llevar algunos papeles a la bodega, esa idea me excito, estaría solo con ella; rápidamente volví a la realidad y supe que eso no podía ser, puesto que su novio podría buscarla y se haría un gran lío. Entramos a la bodega y cerró la puerta acto seguido se me lanzó y comenzó a besarme, yo no la rechacé claro está, tocó mi verga y me dijo que era momento de que la follara ahí mismo.
Poco a poco se comenzó a desabrochar la blusa dejando a la vista un hermoso brasier blanco de encaje, paso seguido se levantó la falda hasta la cintura, dejando a mi vista una pequeña tanga negra de satín. Al quitarse la blusa pude apreciar un par de senos hermosos, desabroché su bra y pude contemplar un par de pezones pequeños y excitados, me abalancé sobre ellos para estrujarlos, Edith no atinaba más que a acelerar la respiración con el trabajo que hacían mis manos sobre sus deliciosos senos.
Las manos de Edith se dirigieron a mi pantalón, como lo hizo su boca poco después, me lo bajo a los tobillos y comenzó a darme una mamada de antología, yo estaba en la gloria, en un momento introdujo tanto mi miembro que sentí con el glande su garganta, así que tome su cabeza y la aferre a mi miembro mientras me vaciaba en su boca, al principio opuso algo de resistencia pero vi complacido como después de aguantar mi semen se lo tragaba satisfecha.
Le dije que había sido la mejor mamada que me habían dado, ella sonrió y entretanto se sentó al filo de una mesa, al mismo tiempo que abría sus piernas y me invitaba a que le devolviera el favor.
Sin dudarlo me aplique a mamar ese rica vagina, la tenía finamente recortada, lo que facilitaba el accionar de mi lengua. Edith estaba ya muy mojadita debido a su excitación, a estas alturas mi miembro ya estaba de nuevo preparado para la batalla, los ligeros gemidos de Edith me excitaban más, era espectacular ver como se retorcía en la mesa.
Minutos más tarde Edith me rogó que la penetrara, lentamente le introduje mi verga empezando a bombearla con un ritmo lento pero haciendo la penetración profunda. Edith suspiró cuando la penetré totalmente. Poco a poco la fui bombeando lentamente y ella se ajustaba al ritmo de caderas. Así duré unos minutos, sentía como su vagina se estaba vaciando con mi verga adentro, sin ninguna contemplación aumente el ritmo y esto hizo que su cuerpo se convulsionara.
Edith no dejaba de sentir placer a tal grado que me suplicaba que no parara, que siguiera con ese ritmo, no tardé mucho nuevamente en correrme, dejando fluir mi semen por sus entrañas. Edith me comentó que era la primera vez que tenía el semen de otro hombre que no fuera su novio, que siempre había sido fiel y que llegando a su casa le pediría a su novio le hiciera sexo oral para que él también probara mi rico semen.
Al cabo de unos minutos nos arreglamos la ropa, le agradecí el momento que me había dado, Edith me dijo que le había encantado como me la había cogido, me sorprendió por su lenguaje, ya que siempre es muy propia. Salimos de la bodega y nos dirigimos a nuestros escritorios respectivos a seguir nuestra jornada de trabajo, minutos más tarde vi llegar a su novio y su vida siguió de la misma manera que todos los días.