Durante 4

Suma y sigue

Aquella misma noche, mientras Natalia descansaba en su habitación de matrimonio y después de no sé cuantos orgasmos, mi Ama me preguntó por Victor, uno de mis vecinos con quien iba atomar unas cervezas de vez en cuando y que también conocía mi ex mujer. Era un tio campechano, simpático que de vez en cuando busbaca compañía. Vivía solo y esas pequeñas escapadas conmigo le sentaban muy bien. Eso sin contar alguna vez que había cenado en casa. Podría decirse que éramos amigos, aunque sin llegar a ser íntimos. La verdad es que solía disfrutar de su compañía.

Después de explicarle a mi Ama los detalles, empezó a interesarse por más cosas de él.

  • Así que os lleváis bien y que os contáis algunas intimidades -. ¿De dónde habría sacado esa conclusión? -. ¿Sabes por qué no está casado? -. Ante mi silencio continuó -. Es de los pocos que no mira a Nati con ninguna intención, segura. Pero eso poco importa ahora. Y ella, ¿qué opina de él?.

  • Dice que es buena persona, pero que tantas horas solo le hace un poco raro, mi Ama.

  • Ya.... Si él fuese a tu casa, ¿qué podría pasar?.... Ya ves cómo está Nati últimamente -. Rió -. Vamos a hacer una cosa. Escucha y espera. Eso sí, sigue recogiendo -. Continúe con las tareas, limpiando lo que habiamos ensuciado todo el día, salvo la habitación de Natalia.

  • ¡Hombre, que sorpresa! -. No podía ser. Mi Ama había accedido a mi móvil y le estaba llamando por ahí. Me quedé parado, suplicando que parase lo que fuese -. ¿Qué te cuentas?.

  • Hola Victor.

  • Ah, Nati. Eres tú.

  • No, no soy Nati.... Soy.... digamos alguien que conoce bien a tu vecino.

  • Déjate de bromas. ¿De qué va esto?.

  • Victor, no es ninguna broma. Y pronto podrás comprobarlo. Voy a ir al grano. Tu vecino no es lo que parece. Bueno lo que parecía -. Recibí un mensaje de mi Ama que me ordenaba dejar abierta la puerta de acceso a casa por el interior del edificio, colocar el plug con base de ventosa en una baldosa del aseo, altura del culo, el móvil colocado de forma que se me viese, y que me follase con él. Imaginaba lo que pretendía, pero no podía creermelo -. Mucho han cambiado las cosas en esa casa. Tu vecino, ese amigo que tienes, ha sido capaz de renunciar a estar casado y pasar a ser mi cosa, mi perro. Nati está descansando. Ni te imaginas los placeres que esta viviendo desde entonces. Y de eso hace muy pocos días. Pero ahora te necesito. Quiero que hagas algo por mi.

Y esperó una respuesta, como yo, follándome con el consolador enganchado a la baldosa. Menos mal que el lavamanos no estaba muy lejos e, inclinado, podía apoyar las manos en él para empujarme con mas fuerzas hacia el dildo que me abría el culo. Cuando quise darme cuenta, el presemen goteaba sobre mis descalzos pies.

  • Quiero hablar con él. Esto me parece una barbaridad, un chantaje -. Mi vecino sonaba serio, capaz de todo por ayudarme.

  • Te voy a dar algo mejor, cielo, algo que lo dice todo -. Y me vi en la pantalla del móvil, brazos estirados hasta el lavamanos, empujándome hacia la pared -. Coge el móvil y pásalo entre las piernas, que tu vecino vea lo que entra y sale de ese culo -. No hice esperar la orden de mi Ama. Para asegurarme que se viera bien la follada, miré la pantalla del celular. Todo un espectáculo humillante -. Te gusta lo que ves, ¿verdad, Victor?. Fíjate, si hasta está babeando. Ese inútil que estás viendo siempre ha deseado estar así. Siempre ha querido estar dominado, controlado y ceder su voluntad. Eso es lo que he cogido.

Durante unos segundos solo oía mis propios jadeos, a punto de correrme. Esperaba que en cualquier momento mi Ama me prohibiese hacerlo. Pero no, no lo hizo. Sabía, como ella, que acabaría siendo otro orgasmo frustrado, una eyaculación sin apenas placer.

  • ¿Y para qué se supone que me necesitas? -. Mi vecino, casi amigo, sonaba turbado. Empezaba a abrirse ante la evidencia.

  • Muy sencillo. Quiero que cada mañana desayune con tu leche, que te presentes en esa casa y, tal como lo ves ahora, le llenes la boca con tu polla y la garganta con tu corrida -. Victor empezó a buscar todos los peros posibles. A cuál de ellos más fingido. Desde que era hetero, que no sabía cómo entrar en casa, qué diría Natalia, qué pasaba si un día no podía. En fin, mil excusas para algo que era evidente que iba a disfrutar. Hasta que mi Ama se cansó -. ¿Cuánto hace que no follas?. Mi perro te dará una llave. Nati no pensará nada, ni ella lo ve como su marido ni el inútil como su esposa. Si un día no puedes o no quieres, le dejas un condón sobre el lavamanos con tu leche y solucionado. Pero me reservo eso de que eres hetero.... Voy a preguntártelo una sola vez. ¿Estás dispuesto a hacerlo, a disfrutar de esa boca como ninguna otra?.

  • Claro que sí -. Joder, menudo cabrón.

  • Bien. Perro dile dónde puede coger las llaves de casa -. Había una copia en el mueble de la entrada. Así lo hice saber a los dos, justo en el momento que me corría -. Victor, ve ahora a buscarla. Y nada de darle el placer de saborear tu polla. Empieza mañana. Y tu, perro, le esperas siempre así, con el culo lleno.

Cuando Victor llegó se encontró la puerta abierta. Había sido tan rápido que hubiese jurado que vino corriendo, más contando que vivía en el segundo piso. Escuché el sonido del llavero y unos pasos hasta el aseo.

  • ¿Te gusta lo que ves? -. Le preguntó mi Ama.

  • Pues la verdad es que no lo sé - respondió.

  • ¿Seguro?. Porque no entiendo por que te has asomado.

Me miró fíjamente, recorriéndome entero, sin perderse detalle de la follada que me estaba dando.

  • Creo que esto puede acabar gustándome -. Añadió. Miré su entrepierna y descubrí el bulto que le delataba bajo sus pantalones -. Antes de bajar mañana te enviaré un mensaje, para que estés preparado. Porque, esto es lo que que te gusta, ¿no? -. Respondí con un jadeante "sí". Observó el semen en el suelo y se retiró con una ansiosa sonrisa.

  • Acabarás viéndolo como una mascota. Le tendrás aprecio, pero las cervezas ya no serán como antes -. Y Victor desapareció de mi vista.

  • Bueno perro, uno más. Quién sabe si los demás vecinos se unirán a esto. Ahora descansa.

Sobre el catre, sobre aquel nuevo somier de maya metálica y sobre la áspera manta, caí dormido, agotado por el intenso día que había tenido, aunque no antes de pensar en el giro que había dado mi vida. Por un rato no pensé en Natalia, en cómo estaría ella, si sería capaz de soportar todo aquello durante mucho tiempo. Pensaba en la humillación que sentía con cada nueva decisión de mi Ama, en los duros momentos físicos y mentales que sufría, en que por fin vivía como tantas veces me había imaginado, aunque todo aquello superaba con creces cualquier fantasía. Y me gustaba.

Me desperté por el trajinar en la cocina. Solo podía ser Natalia. Me levanté dolorido pensando en lo que podría necesitar para estar despierta tan temprano. Se giró al oirme entrar y me preguntó cómo estaba. ¿Cómo era posible que con todo lo que estaba pasando se interesase por mi?.

  • Bien -. Esas eran las órdenes, monosílabos a las preguntas que ella pudiera hacerme.

  • Mira, ya te dije que aún te quiero. No tengo ni idea de por qué, pero es así. Me cuesta creer que estés bien. ¿Has visto cómo estás?. ¿Acaso puedes moverte?. Y más aún, ¿estás bien viéndome follar con cualquiera, delante de tus narices, difrutar como nunca?.

  • Sí, estoy bien -. Me miró incrédula, poniendo en duda mi respuesta. Sabía perfectamente que me invadían todas las dudas. Tenerla delante mio, desnuda, despeinada, tan erótica, provocó que me sintiera más perdido que nunca. Y ella lo sabía.

Se acercó, pegó su cuerpo al mio, sus duros pezones a mi pecho. Me dió un morreo impresionante deleitándose con su lengua en la mia. Sin darme cuenta, tenía mis manos en sus nalgas apretándola contra mi, notando la dureza de mi polla en su pubis. Su mano se deslizó entre los dos, rozándome el pene. No pensaba en nada, solo en tener sexo con ella, en penetrarla como nunca lo había hecho. No me importaba lo que llegase.

Y ahí se acabó el encanto. Un fuerte tirón en los huevos, retorciéndolos, me obligó a retirame de ella y doblarme hasta caer al suelo, acompañado de dos bofetas en las mejillas que me dejó totalmente derrotado.

  • Pues sigue estando bien, gilipollas - me espetó inclinándose, su cara a unos centímetros de la mia -. Si no puedes ser sincero, más vale que te vayas a la mierda -. No tuve fuerzas para mirarla, para llorar y suplicarle que nos olvidásemos de todo -. Por cierto, mi habitación necesita una limpieza. Aquí me apaño sola -. Y siguió preparándose el desayuno.

En su habitación de matrimonio no había tanto desorden como pensaba. Aunque sí manchas de semen y flujo de Natalia por toda la cama, el sillón y el suelo. No quise imaginar cómo había follado. Retiré las sabanas por inercia. Moví el sillón a su sitio, recogí sus braguitas que olían a leche.

  • Limpia todo ese esperma seco del suelo con la lengua, a cuatro patas y cuando lo hayas lamido, mete la braguita de Nati en tu asquerosa boca. Saborea lo que no vas a tocar más -. Mi Ama parecía molesta. Bueno, enojada -. Lo que has hecho va a tener su castigo -. Me puse en cuatro, lamí semen en un sitio y otro y me llené la sucia boca con la braguita de mi ex. Pensé en lo que había pasado con Natalia y me llené de alegría. No me importaba el castigo. Pero poco después me enteré de que realmente todo había cambiado con ella.

Llegó el mensaje de Victor avisándome de que en cinco minutos estaría en casa. Ni me acordaba de él. Puse las sábanas en la lavadora y el programa para que se lavasen.

El dildo aún seguía en la baldosa, pegado con la ventosa. Lo unté con lubricante y lo metí en el culo sin dificultad, hasta el fondo, notando cómo me invadía despacio, presionando la braguita de Natalia que todavía saboreaba de su flujo y el semen que había resbalado hasta el tejido. La cerradura de la puerta emitió su característico ruido de apertura. La voz de mi ex preguntó quién era a la vez que se cruzaba con mi vecino, quien se excusó diciendo que venía a verme y que la noche anterior yo le había dado la llave de casa.

  • Vaya.... Un mercadillo. Pero Victor, ¿tú también?. La verdad es que ya nada debería extrañarme -. Después de un largo silencio, él intentó excusarse y pidió disculpas por aparecer cuando ella aún estaba desnuda -. No te preocupes. Solo estoy cómoda en "mi" casa -. Lo acompañó a mi aseo y se quedó observando lo que pasaba.

Victor se quitó el pantalón y el boxer. Me miró mientras me follaba con el dildo, apoyó el culo en el lavamanos y dejé caer al suelo la braguita de Natalia para que pudiera llenarme la boca con su polla. Me tomó por la nuca, me hizo abrir la mandíbula, ladeo la cabeza a un lado para que mirase a mi ex mujer, diciendo que le gustaba ver qué se iba a follar. Y la metió de una sola estocada hasta el fondo, manteniendo mis labios en su pubis.

  • Vaya, maridito.... Si es que no tienes fin -. Natalia fue a la cocina a terminar su desayuno.

  • Pienso aprovecharme de esto todo lo que pueda, vecino - soltó Victor -. Voy a vaciarme en ti todos los días. No he dormido pensando en si sería capaz. Pero ahora, con esta mamada tan genial - tomó aire entre jadeos -, voy a descargarme en tu estómago -. Y lo hizo el cabrón. Me empujó contra la pared tan fuerte que el dildo no se movía en mi interior. Su polla llegaba hasta la garganta. Estiraba del pelo para llegar más adentro. Su leche me llegó al estómago. No se escapó ni una gota hasta que sacó su polla y, como un torrente, el semen salió por las arcadas que me contraían el estómago. Le limpié el pene sin que me lo pidiera y se fué.

  • Hasta mañana -. Fué su despedida.

He desayunado su leche cada mañana. No ha fallado ningún día. Incluso a veces he tenido doble ración. Nunca ha intentado follarme. Dice que con mis maravillosas mamadas tiene suficiente. A pesar de que en alguna ocasión he deseado que lo hiciera. Tiene una polla más que considerable. Y eso me ha provocado frustración más de una vez. Su pene encajaría muy bien en mi culo.