Duramente (7)
- Así me gusta putita, que tengas claro que eres y para que sirves, repíteme que eres y dime que soy yo, vamos - dijo mientras seguía follándome duramente.
Una vez seco, se fue, dejándome allí mientras terminaba, cuando yo estuve lista me paré a pensar cómo salir del baño, no me había dicho nada, así que opté por salir como a Él le gustaba, como mí me gustaba, como una perra, a 4 patas, con la correa en la boca. Cuando me vio aparecer por el salón, se apresuró a coger la correa para dirigirme al sofá. - Me gusta que hayas venido como lo que eres, como una perra en busca de su Amo. Bien, sube al sofá y ponte de rodillas, mirando a la pared. - Si Señor, ahora mismo. Obedecí inmediatamente, quedando de espaldas a Él, me giró la cara y me besó ardientemente mientras notaba que me amarraba las dos manos juntas, pero no podía adivinar con que lo estaba haciendo, no era una cuerda, era suave, era un lazo, de raso, de un brillante color negro. Apoyé los brazos en el respaldar del sofá, aprovechó para torturar un poco más mis pezones, antes de darme unos azotes. Salió de la habitación y volvió con una cuerda, bastante larga, yo diría que era de unos 7 u 8 metros de larga, dio varias vueltas en mi cintura con ella, un extremo lo subió a mi cuello, rodeándolo varias veces y dejando caer el cabo de la cuerda por mi espalda, el otro extremo de la cuerda, lo pasó por entre mis piernas, ajustándolo a mi coño y a mi culo, bien tirante, la cuerda rozaba justo mi clítoris, subió el cabo hasta juntarlo con el otro y agarró los dos con una mano. Tiró una vez, la cuerda se ajustó a mi cuello y a mi coño, nuevamente esa sensación, aún era leve, pero seguramente aumentaría, volvió a tirar de la cuerda, más fuerte, haciendo que la cuerda se hincara más en mi coño y se ajustara más en mi cuello. Me volvió a coger del pelo y tiró de mi cabeza hacia atrás para volver a besarme y mientras lo hacía nuevamente tiraba de la cuerda, me dejé llevar, solo era un juguete en sus manos, el cual usaba a su antojo, así lo quería Él, así lo quería yo. Pasó su mano por mi coño, la cuerda estaba mojada de mis flujos. - Te gusta notar la cuerda bien apretadita en tu coñito, verdad perrita?. Asentí con la cabeza, no podía hablar, ya que en ese momento volvió a tirar de la cuerda, ajustándola aún más a mi cuello, Mordió mis hombros, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, estaba en un estado de éxtasis tal que apenas me dolían sus mordiscos y eso que no eran flojitos, estaba mareada de placer, volvió a tirar de la cuerda y la mantuvo un rato tirante, me estaba haciendo daño, pero más me gustaba y más caliente me ponía.
La fue soltando, hasta dejarla caer, respiré aliviada, tenía la respiración agitada, volvía casi a jadear como una perra, en ese momento hizo que me pusiera de lado, aún con la cuerda puesta y las manos atadas, me hizo reclinar en el brazo del sofá, apoyé en él los codos, quedando mi coño y mi culo totalmente ofrecidos.
- Ummmm, creo que va siendo hora de que pruebe este coño chorreante que tienes.
Si Señor, por favor, fólleme, se lo suplico, lo estoy deseando.
Claro que te voy a follar puta, te voy a dar lo que te mereces - dijo dándome un azote bien fuerte en el culo.
Se colocó entre mis piernas y me metió su poya si ningún problema en mi coño, pues estaba bien lubricado, la metía y la sacaba a su antojo, unas veces despacio, otras mas rápido, unas solo la puntita, otras todo lo más profundo que podía, agarrándome de la cadera y apretando bien fuerte, me estaba volviendo loca, que gustaba que jugase así, pero necesitaba que me follara rápido y fuerte, por suerte no tardó mucho en cansarse del juego y empezó a follarme bien duro.
Me daba algún que otro azote bastante fuerte mientras me follaba, de repente noté que algo caía y resbalaba por mi culo, me había escupido, metió un dedo, luego dos, me follaba el coño y el culo, levanté la cabeza para respirar y gemir fuerte porque me estaba ahogando de tenerla pegada contra el sofá y aprovechó para cogerme del pelo, girando un poco mi cabeza para ver mi cara.
Te gusta zorra? dime que eres y cuál es tu principal función y para que sirves.
Me gusta muchísimo como me folla Señor, yo soy su puta, su zorra, su perra, mi principal función es ser su comepoyas y sirvo para que Usted se desahogue y se relaje usándome para su placer - dije entre gemidos.
Así me gusta putita, que tengas claro que eres y para que sirves, repíteme que eres y dime que soy yo, vamos - dijo mientras seguía follándome duramente.
Soy su puta Señor, su zorra, su perra y su comepoyas, Usted es mi Amo, mi Dueño, mi Señor - acerté a decir entre gemidos.
Aumentó el ritmo de su poya en mi coño y su dedo en mi culo, luego fue parando poco a poco, los sacó y colocó su poya en mi culo, yo apreté los ojos y me encogí, sabía que eso me iba a doler, aunque estuviera deseando que lo hiciera.
La fue metiendo poco a poco, notando lo apretadito que estaba, notando la presión en su poya, hasta llegar a meterla del todo, yo aguantaba, me dolía, pero me encantaba, intenté relajarme para mitigar el dolor mientras Él empezaba a moverse dentro y fuera de mi culo, una y otra vez y otra, cada vez más rápido, el dolor disminuía, dejando paso solo al placer.
Después de un rato follándome el culo rápido, volvió a aumentar el ritmo, estaba a punto de correrse, me agarró del pelo y tiró de él para embestirme más fuerte.
Me voy a correr perrita - dijo con la respiración agitada.
Si Señor, por favor córrase en mi culo, me encantará recibir su leche en mi culo de puta.
Si puta, toma mi leche, ummmmmm - dijo a la vez que se corría.
Gracias Señor, muchas gracias.
Y cayó rendido en el sofá.
- Perrita ven, límpiamela.
Me di la vuelta y le limpié la poya con mi boca y mi lengua, dejándosela bien limpia.
Aún no te has corrido verdad perrita? - dijo acariciándome la cabeza.
No Señor, aún no me corrí, pero yo estoy aquí para su placer, mi placer es saber que disfruta de mí como quiere y a su antojo, pero sinceramente - dije bajando la mirada - tengo muchas ganas de correrme, estoy muy excitada y no creo que tarde mucho en hacerlo.
Te has portado muy bien, aunque tuve que castigarte por tu atrevimiento, pero creo que ya aprendiste, así que mereces que deje que te corras.
Me colocó semi echada en sus rodillas, apoyando las mías y mis manos en el sofá, metió un par de dedos en mi coño y yo me estremecí, luego se dirigió a mi clítoris, el cuál seguía excitado, hinchado y palpitante, movió su dedo alrededor de él y yo noté que me iba a correr ya.
Señor, no tardaré mucho más en correrme, me da su permiso?.
Claro que sí perrita, vamos córrete - dijo moviendo mas rápido su dedo - córrete para mí.
Mi respiración se agitó, mis gemidos comenzaron a ser más fuertes, mi cuerpo se estremecía, se tensaba, yo subía y bajaba mis caderas, buscando mi tan ansiado orgasmo y por fin empezó a concentrarse, en mi clítoris, hasta que por fin estalló, al igual que estallaron mis gemidos en casi gritos de placer que recorrían todo mi cuerpo, un placer indescriptible, inimaginable, de tanto que lo había retrasado, ahora era muchísimo mas intenso, llegué incluso a marearme.
Mi cuerpo se había tensado y poco a poco se fue relajando, me quedé sin fuerzas, no me podía mantener con mis piernas ni mis brazos y me vine abajo, Él me recogió en sus brazos mientras mil espasmos y temblores recorrían mi cuerpo.
- Shhhh! ya perrita, ya - dijo tranquilizándome
Y yo poco a poco fui relajándome, mi respiración se fue normalizando, hasta que me quedé tranquilita, Él también se echó en el sofá y allí nos quedamos dormidos.