Duramente (6)
- Escucha atentamente - dijo mirándome duramente - las perras como tú mean levantando la patita, así que quiero ver como lo haces, levanta la patita y cuando la tengas bien levantada, primeramente, de un tirón saca el huevo de tu coño y luego mea como la perra que eres.
- Señor, necesito ir al servicio. Acto seguido noté el huevo vibrando nuevamente, tuve que hacer un gran esfuerzo por aguantar porque noté cierta presión en mi vejiga que estaba a punto de reventar de tanta agua que había bebido.
- Muy bien, te llevaré a mear como se lleva a las perras y como se llevan?
- De la cadena Señor, se las lleva de la cadena.
- Exacto, ya te quiero en el suelo a 4 patas. Bajé de la cama y cogiendo la cadena con mi boca mientras me colocaba, se la ofrecí y cogiéndola me acarició la cabeza y tiró de mi cadena empezando a andar hacia el baño.
- Entra en la bañera y ponte a 4 patas. Por esto era por lo que no dejaba de darme de beber
- Si Señor - dije obedeciendo al instante.
- Escucha atentamente - dijo mirándome duramente - las perras como tú mean levantando la patita, así que quiero ver como lo haces, levanta la patita y cuando la tengas bien levantada, primeramente, de un tirón saca el huevo de tu coño y luego mea como la perra que eres. Asintiendo levanté la pierna y busqué con mi mano el cordón del huevo, lo enganché bien y tiré bruscamente, como consecuencia y sin poder evitarlo comencé a mear, la verdad es que fue un gran alivio, ya no podía aguantar más, fue casi un orgasmo. Mientras, Él no me quitaba ojo, estaba disfrutando hasta la saciedad viéndome allí mear como una perra, viéndome allí humillada y yo sólo de pensar en que estaba disfrutando de mí a su antojo, me ponía más caliente. Pasaba su mano por mi espalda, como si del lomo de una perra se tratase.
- Ya terminé Señor.
- Ummmm - decía relamiéndose - que bien mea mi perrita, sabes? las perritas ladran cuando están contentas al ver a su Amo, tu estas contenta?
- Guau! Guau! - ladré, sabía de sobra que era lo que me iba a pedir, así que le ahorré pedírmelo.
- Que buena perrita tengo, viéndote y escuchándote ladrar se me ha vuelto a poner dura, lávate, te espero en el salón. Salió del baño, me incorporé y abrí el grifo para lavarme, me mojé todo el cuerpo y me enjaboné, estaba tan ensimismada en la ducha que no escuché volver a abrirse la puerta, estaba de espaldas a la cortina y ni noté que mi Amo la descorría entrando en la bañera. Me cogió por la cintura con una mano, apretándose contra mí, la otra se perdió entre mis muslos, me elevó una pierna haciendo que la apoyara en el filo de la bañera y cuando rozó mi clítoris, mis piernas temblaron, menos mal que me tenía bien sujeta o me hubiera caído, era una delicia notar sus dedos, mientras me iba mordiendo el cuello, no conseguía explicarme como podía estar en ese estado constante de excitación, sin que disminuyera un ápice, al contrario, cada vez estaba mas y mas excitada.
- Date la vuelta zorra, despacio.
Si Señor. Giré sobre mí misma, dentro de su brazo, que seguía en mi cintura, el otro se apoderó ahora de un pezón, lo pellizcó, lo mordió, lo maltrató, me dolía, pero a mí me gustaba.
Ponte de rodillas, seguro que tienes otra vez ganas de rabo, con lo puta que eres no me extrañaría.
- Si Señor, tengo ganas de rabo otra vez, tengo ganas de su rabo - dije medio avergonzada y medio excitada. Me puse de rodillas, entreabrí mi boca dispuesta a lo que quería, puse mis manos en sus muslos como punto de apoyo, lo miré a los ojos mientras recogía mi pelo con una mano y con la otra me ofrecía su poya.
- La quieres putita? seguro que estás deseando volver a saborear la poya de tu Amo, verdad?
- Si Amo - dije relamiéndome - me muero de ganas de volver a comérsela.
- Toma zorra - dijo metiéndola de un tirón en mi boca. Y comenzó a follarla, nuevamente la notaba en mi garganta, provocándome más arcadas, me hacía daño en la garganta, la tenía resentida, pero no por eso dejaba de gustarme como me follaba la boca.
- Saca tu lengua y jadea como una perra. Eso hice, puso la puntita en mi lengua y le dio unos golpecitos para luego ver como volvía a desaparecer dentro de mi boca, la sacó entera y dirigió mi cabeza hacia sus huevos, me dediqué a lamerlos afanosamente, cuando le pareció suficiente, volvió a follarme la boca, esta vez sin sacarla, mas rápido, cada vez mas.
- Esta vez voy a tardar en correrme, levántate, sécame, sécate y vámonos al salón.
- Ahora mismo Señor - dije cogiendo la toalla.