Duramente (3)

Rodeó la cama mirándome duramente, con una sonrisa de medio lado, pensando en lo siguiente que le apetecía hacerme, sacó de un cajón un pañuelo y me vendó los ojos, mi coño chorreaba.

  • Seguro que tienes más sed, verdad perrita?.
  • Si Señor, nuevamente tengo la garganta seca.
  • Vamos, te voy a dar de beber. Se levantó, cogió la cadena que aún colgaba de mi collar y nos dirigimos nuevamente a la cocina, llenó el platito y lo puso en el suelo.
  • Espérate, no bebas aún.
  • No Señor, beberé cuando Usted me diga. Volvió a abrir el grifo, puso sus manos formando un cuenco, las llenó de agua y se acercó a mí.
  • Bebe. Acerqué mi lengua y comencé a lamer el agua, salpicaba un poco pq tenía las manos demasiado juntas, lo hacía queriendo para ponérmelo difícil y derramara agua al suelo, de momento abrió las manos, dejando caer lo que quedaba y me dio un bofetón.
  • Eres una perra muy guarra, mira como estas poniendo el suelo. Miré al suelo, humillada, excitada por aquel bofetón y sin que tuviera que decirme nada comencé a lamer el agua que había caído, sabía que era lo que iba buscando y no tuvo necesidad de decírmelo.
  • Muy bien cerda, seca el suelo con tu lengua y luego bébete la que hay en el platito.
  • Si Señor - dije sin dejar de lamer o me hubiera ganado otro bofetón, después me bebí la del plato. Mientras iba bebiendo me iban entrando ganas de ir al baño.
  • Señor, tengo ganas de ir al baño, podría dejarme ir?
  • Aún puedes aguantar un rato, verdad? las perras como tú tienen mucho aguante.
  • Claro que sí Señor, aún puedo aguantar un rato. Lo vi sonreír maliciosamente, estaba claro que algo bullía en su cabecita desde el principio, no pude evitarlo, me puse más cachonda de lo que ya iba y de repente volví a notar el huevo vibrando en mi interior, casi me había olvidado de él, pero ahí estaba, volviendo a hacer delicias en mi coño. Volvió a tirar de la cadena para llevarme esta vez al cuarto, me hizo subir a la cama, tumbarme bocarriba, pasó una cuerda por mi cuello y la ató a los pies de la cama, si levantaba un poco la cabeza la cuerda presionaba mi cuello, luego ató mis piernas al cabecero de la cama, abiertas y mis manos una a cada lado de la cama. Rodeó la cama mirándome duramente, con una sonrisa de medio lado, pensando en lo siguiente que le apetecía hacerme, sacó de un cajón un pañuelo y me vendó los ojos, mi coño chorreaba, no entendía como se podía llegar a tal grado de excitación e iba en aumento. Se subió a la cama, encima de mí me cogió de la mandíbula y me introdujo un par de dedos para hacerme abrir la boca, solté un fuerte gemido y aprovechando que tenía la boca abierta me escupió dentro.
  • A las putas como tú se las escupe en la boca y tienen que tragarse la saliva de su Amo, dándole las gracias por tener el honor de saborearla.
  • Muchísimas gracias Señor, ummmmm, que bien sabe su saliva, podría saborear un poco más?.
  • Claro que sí puta, toma y después te la tragas. Volvió a escupir, llenándome la boca junto con la anterior, jugué con ella un rato y me la tragué, de repente noté su lengua invadiendo mi boca, mi lengua salió rapidamente a jugar con la suya, lamí sus labios, los mordí, intentaba atrapar su lengua con mis labios, se retiraba un poco para que yo buscara su boca, pero la cuerda alrededor de mi cuello me impedía llegar hasta su boca, pero aún así la seguía buscando, a pesar de asfixiarme, esa visión hizo que cambiara su actitud o al menos esa fue mi impresión, por un momento pensé que se iba a poner cariñoso, pero me equivocaba. Me agarró con una mano del cuello y comenzó a asfixiarme, yo me quedé quieta, confiaba en él y sabía que nada iría mal, comencé a notar cómo me faltaba el aire, me agobiaba, me asfixiaba, pero sobre todo me excitaba, me excitaba notar que me mareaba, me excitaba notar cómo se me iba la cabeza, me excitaba notar su mano en mi cuello presionando, mientras no había dejado de meter su lengua en mi boca y de jugar con la mía. Se incorporó in dejar de asfixiarme y su otra mano se apoderó de mi clítoris, palpitaba a cada caricia suya, sentir tanto placer por un lado, concentrado en un solo punto de mi cuerpo, mi clítoris, pero con la sensación de que en cuanto estallase, se iba a repartir por todas y cada una de las fibras de mi cuerpo y por otro pasarlo mal por la falta de oxígeno y la sensación de estar cerca del desmayo, por un momento creí que me iba a volver loca de tan dispares sensaciones.