Duramente (1)
- Me apetece pasearte, así que se una buena perra y sígueme, pegadita a mí te quiero - dijo duramente. - Si Señor -contesté.
A cuatro patas en medio de la habitación, con el collar puesto y la correa en su boca, Él se acercó por detrás, cogió la correa de su boca y la enganchó al collar. - Me apetece pasearte, así que se una buena perra y sígueme, pegadita a mí te quiero - dijo duramente. - Si Señor -contesté. Acto seguido tiró de la cadena y me paseó por toda la casa, obedientemente iba pegada a él, casi rozando su pierna pero sin entorpecerle el paso, intentando caminar a su ritmo, iba rápido y me llevaba un poco asfixiada me llevó a la cocina y allí nos paramos. - Las perras sedientas jadean con la lengua fuera, verdad? - Si Señor, así jadean las perras sedientas Y acto seguido saqué mi lengua y comencé a jadear, cogió un plato, lo llenó de agua y lo puso en el suelo - Bebe perra, con la boca seca no cumplirás con tu principal función y hoy te vas a hartar, así que me darás trabajo perra estúpida y tendré que darte agua a menudo, cuál es tu principal función perra? - Lo siento Señor, siento darle trabajo, no quisiera molestarle, yo me serviré el agua en el plato y me lo beberé en el suelo y así no tendrá que moverse. Sin esperarlo me dio una bofetada que me tomó por sorpresa, pero sin remedio me excitó. - Te hice una pregunta, espero la respuesta. - Mi principal función es ser su comepoyas Señor. - Me gusta una zorra que no me dé mucho trabajo y sepa desenvolverse, tú misma te encargarás de beber cuando tengas sed, recuerda, en el platito y en el suelo. Ahhh! y cuando yo pregunte algo, antes que nada contesta a mi pregunta y luego si tienes algo más que añadir lo añades, yo no te cortaré, pero primero contesta. Seguí bebiendo, con su mirada fija en mí, sentía una mezcla de timidez y excitación, me daba vergüenza que me mirara, pero a la vez me excitaba, pq sabía que disfrutaba viéndome así, humillada delante de Él. Terminé de beber, recogió el plato y tirando de la cadena, me guió hasta el salón. - Ponte de rodillas y tus manos arriba, en la cabeza, espero que te portes como una buena comepoyas o me obligarás a castigarte. Me incorporé llevando mis manos a mi cabeza, pasó una cuerda por mi cuello dando unas vueltas y subió la cuerda hasta mis muñecas para amarrarlas, se separó para mirarme, estaba muy serio y me intimidaba, pero me encantaba verlo en su papel, me imponía respeto. Se sacó la poya del pantalón acercándola a mi cara, yo mantenía mi boca cerrada por lo que me dio un par de bofetadas y mi boca se entreabrió, Él la terminó de abrir con sus dedos, introduciéndolos entre mis dientes, como haciendo palanca para abrirlos, me cogió por la barbilla con una mano, con la otra tenía su poya agarrada y sin contemplaciones la introdujo en mi boca, yo la abrí lo mas que pude para darle paso, me soltó la barbilla para cogerme por las muñecas, las elevó un poco, consecuentemente tiraba de la cuerda y ésta se enrollaba más fuerte en mi cuello asfixiándome un poco, pero no llegaba a cortarme la respiración, solo notaba la presión de la cuerda en mi cuello, esa presión me iba poniendo mas caliente, mientras Él se movía rítmicamente follándome la boca. La metía hasta el fondo, notaba como tocaba mi garganta, tenía que controlar mis arcadas, pero no podía evitar tenerlas, empezó a metiéndola despacio, entera, deleitándose, disfrutando, mirándome, viendo como me atragantaba con su poya, como me venían las arcadas y como las intentaba aguantar, viendo como mis ojos se llenaban de lagrimas, fue acelerando el ritmo, fue más salvaje y brutal, mis lagrimas empezaron a resbalar por mis mejillas, haciendo que se me corriera la pintura y me manchara la cara conforme iban cayendo. Me sacó la poya de la boca y mi mandíbula y mi garganta tuvieron un respiro, pero no mi cara, volvió a abofetearme, me dio unas diez por mejilla y me hizo contarlas, cuando terminó se miró las manos y me dio una más de regalo. - Mira mi mano, está manchada de tu pintura, saca tu lengua de puta y déjalas bien limpia. - Si Señor. Me acercó las manos a la boca y me afané en dejárselas bien limpia, una vez terminé me volvió a meter la poya en la boca, esta vez me tenía cogida del pelo y sin contemplaciones me follaba la boca, una y otra vez, despiadadamente, aunque hoy estaba especialmente duro conmigo, a mí me excitaba que me usase de esa manera, notaba mi coño mojarse y palpitar de deseo por sentir un leve roce de su mano, de su lengua o de su poya, pero no, hoy tenía otros planes, hoy solo sería su comepoyas, al menos de momento y me daba en la nariz, como a una buena perra, que sería durante gran parte del día. Sacó su poya de mi boca y siguió pajeándose sin apartarla de mi cara, instintivamente yo abrí mi boca y saqué mi lengua, sabía de sobra lo que vendría a continuación. - Quieres mi leche perrita? Estás deseando saborearla verdad zorra? - Si Señor, esta perrita tiene sed y estoy deseando saborear su leche. Me tenía una vez más cogida por las muñecas, tirando de ellas hacia atrás, obligándome así a abrir la boca todo lo que podía, no tardó mucho en correrse, su leche caía sobre mi lengua, algunas gotitas que salían disparadas se metían casi hasta mi garganta. Metí mi lengua hacia dentro, mostrándosela y me dio permiso para tragármela, luego le volví a enseñar mi boca para que viera que no había desperdiciado ninguna gota y me acercó nuevamente su poya a mi boca. - Límpiamela bien con tu boca de puta y después ve a beber agua, las perras andan a 4 patas y así iras, quiero que te bebas dos platitos y te enjuagues la boca, por si me apetece besarte más tarde, esto solo acaba de comenzar, hoy harás honor a tu principal función, créeme. - Si Señor, me la enjuagaré bien.