Dura despedida

Una historia de mi vida, real, que ha conmovido a más de un lector.

DURA DESPEDIDA.

Hace unos años, nos encontramos en la ciudad en la que el año anterior había convivido con mis colegas estudiantes. Buscando piso para poder alquilar y poder pasar así otro intenso año de adolescentes.

Después de pasarnos todo el día pateándonos la ciudad en busca de ese piso, acabamos en casa de un amigo de mis colegas que vivía solo en una casa que tenían sus padres para veranear y que él la utilizaba para pasar el resto del año estudiando.

A mí, realmente me llamó la atención nada más que nos abrió la puerta de su casa, que tenía la cremallera bajada. Cosa que como buen gay que soy no se me escapó el detalle y me fijé casi al tiempo de verle la cara y el cuerpo que tenía. Para mí perfecto, era rubio, de mi estatura unos 1.80h. unos 65kg.unos ojos verdes cristalinos preciosos. etc. en fin que estaba que madre mía...

En fin, pasamos allí la tarde noche con él, fuimos a un sitio a comer algo, y volvimos a su casa para pasar la noche. Yo quedé totalmente enamorado aquella tarde, además y para colmo, la verdad es que para no conocernos de nada congeniamos muy bien.

Entramos en la casa, ésta tenía dos plantas y la buhardilla. Abajo el salón, donde pasamos la velada hablando, fumando unos cigarros y viendo los dibujos manga que David había dibujado. Yo esa noche quedé más prendado aún de esa impresionante personalidad que era David, ya que hora tras hora me demostraba que pese a sus 25 años, era un chaval con los pies bien en el suelo.

Llegó el turno de irnos a la cama, subimos a la buhardilla todos, ya que allí la familia tenía un gran número de camas y al rededor de las paredes para cuando venían sus invitados y familia, y terminando de fumarnos el último cigarro de la noche nos dispusimos a dormir.

David (el dueño de la casa), bajó un momento los ceniceros abajo a la cocina para que no dieran mal olor durante la noche. Yo ya me estaba quedando dormido de la paliza de día que habíamos tenido. Y me di cuenta que al lado de mi cama había uno de los interruptores para apagar la luz de la habitación, y me di cuenta, porque abrí los ojos y me encontré a David delante de mi cama, inclinándose hacia la pared para llegar al interruptor de la luz. El ya estaba en calzoncillos y tenía todo su paquete (en reposo) casi a la altura de mi cara. Al abrir los ojos miré y pensé en décimas de segundo que se lo tenía que tocar. Y así lo hice. Hice como si me despertara sobresaltado, y me incorporé de repente. Me abracé a él haciéndome el tonto, asustado, como si no fuera conmigo.

La luz ya estaba apagada, lo hice justo al oír el interruptor y con una mano le agarré el paquete. Y tras unos segundos en esa postura aparentemente incómoda para los dos, lo solté pidiéndole disculpas en voz baja, y le expliqué lo que había pasado. El se sentó a mi lado en la cama y me puso su dedo en mi boca haciendo el gesto de que no hiciera ruido.

Los demás creo que dormían porque nadie hizo gestos o parecieran que se despertaran. A mi se me aceleró mogollón el pulso estaba súper acelerado y él lo notó ya que estaba con su mano en mi pecho y me dio unas palmadas en la zona del corazón muy suavemente, indicándome que me tranquilizara, pero yo creo que en ese momento mi corazón pasó a ir más deprisa. En total silencio y sin mediar palabra me cogió de la mano, se puso de pie y tiró de ésta indicándome que fuera con él. Bajamos al piso de abajo, a una de las habitaciones, en concreto a la de sus padres. Entramos y cerró la puerta. Se puso frente a mí me miró fijamente con sus ojos verdes cristalinos y acercó un poco su cara a la mía.

Yo en ese momento creía que me iba a desmayar, ya que no me podía creer lo que estaba pasando. Y me empezó a comer la boca muy tiernamente, muy despacio, nos fundimos en un gran abrazo sin dejar de besarnos, poco a poco esos besos iban siendo más intensos, él empezó a jadear. Notaba como su polla al igual que la mía al unísono empezaron a crecer. Dios mío como puede estar pasando esto. Dios debe de existir al final... pensé yo. Nos bajamos los bóxer a la vez y nos recostamos en la cama. No paramos en ningún momento de estar abrazados, solo nos besábamos, nos mirábamos, nos sonreíamos... Y así pasamos como casi una hora entera. Nos separamos me puse al revés y encima de él (69) y le empecé a comer toda la polla. Recuerdo que estábamos super excitados ya que llevábamos mucho tiempo juntos ya. El hizo lo mismo conmigo. Lo hicimos muy despacio, ya que era lógico que fuéramos a corrernos enseguida.

Traté de meterme en mi boca toda su polla hasta llegar a sus huevos, me costaba, pero en momentos lo conseguía, hasta que en unas de esas noté como David empezó a jadear más rápido y para cuando quise reaccionar empezó todo ese glande a soltar unos chorros impresionantes de leche, conté unos 6 ó 7, me llenó toda la garganta de su riquísima leche, estalló hasta dentro de mí, casi no me hacía falta tragar. Y antes de que él hubiera terminado de soltarlo todo, noté como mis huevos ya no podían más y me empecé a correr dentro de su boca. Parecía que aquello no se iba a acabar nunca, también le tuve que inundar su garganta porque eyaculé hasta el fondo también de su garganta. Pero no hacía ascos y no dejó de tragar mi leche. Pasamos unos instantes en la misma posición chupándolo todo arriba y abajo como si no hubiéramos acabado, y no sé porqué, pero el caso es que sin saber porqué seguimos un ratillo así los dos.

Acabamos, me di la vuelta y me puse encima de él otra vez pero cara a cara. Nos seguimos besando un buen rato y nos quedamos dormidos así toda la noche hasta la mañana siguiente. Amaneció y nos despertamos todavía juntos, nos levantamos, nos duchamos juntos en la bañera de sus padres y nos fuimos a preparar el café para todos.

La gente se empezó a despertar, desayunamos todos juntos, y nos fuimos despidiendo de él. Todos salieron de su casa, yo me quedé como entretenido y salí el último. Antes de salir él cerró la puerta y nos dimos el último abrazo y nos dimos un fuerte beso que duró segundos. A mí se me caían las lágrimas de tristeza ya que la noche anterior habíamos acordado que no podía ser el volvernos a ver, él tenia mucho miedo de ser descubierto en su bisexualidad y no quería levantar ninguna sospecha al respecto. Y eso incluía no poder enamorarse como lo había hecho conmigo ya esa noche. Me dijo que sabía perfectamente que nunca en su vida volvería a sentir lo que sintió por mí. Y la verdad es que si os soy sincero yo pensé exactamente lo mismo por él.

Y a día de hoy, efectivamente, así a sido. Ni con mi actual pareja la cual la quiero con locura, siento lo que sentí yo aquella noche. Y lo más impresionante para mí, de aquella despedida en la puerta de su casa ¿sabéis cual fue?. Que él estaba llorando también como hacía mucho tiempo que no veía llorar a nadie. Eso me terminó de destrozar aquella despedida, para mí la más dura de mi vida.

EL SANTO.