Dulces truenos: Una mamada aclaratoria

6ª Entrega. Continuamos la serie reafirmando algunos giros.

Capítulo 6: Una mamada aclaratoria.

Sonia era mi Hermana mayor, mi verdadera profesora y protectora. De pequeña siempre me había refugiado en ella y tal vez podría ayudarme a salir de esta situación.

Puede que me gustase un poco sentirme poseída y dominada por un hombre, pero no me podía arriesgar a caer en una espiral de exigencias que no me convenía en la vida. Esto por supuesto que no estaba bien y no quería seguir, el temor por como pudiera acabar constituía un buen tormento en mi cabeza.

Probablemente pasar unos días en familia me vendría bien, podría pedirle consejo a mi hermana, siempre había sido un apoyo, sabía aconsejarme para que tomase buenas decisiones.

Debía contestar el mensaje de anoche, ya tenía claros mis planes:

  • Eleniita:

Hola Sonia ¿Cómo estás? * Sonni: Buen día hermanita, muy bien, ¿Y tú, perezosilla? * Eleniita: Bien claro, es que estaba algo cansada anoche jeje

No le podía decir otra cosa en ese momento, ya buscaría un momento mejor en los próximos días.

  • Sonni: Te vendrás a pasar las navidades con los papás ¿no?
  • Eleniita: Sí sí, claro, estaba pensando en llamarlos a ver cómo lo organizábamos este año.
  • Sonni: Yo ahora los llamaré y ya te digo (kiss).

De repente llamaron a la puerta de casa.

En el videoportero pude verlo, era Raúl. ¡Que nervios! ¿Por qué había venido sin avisar? ¿Qué quería? Mirando la imagen que proyectaba me abstraje del tiempo cuando volvió a sonar.

Igual sería buena opción hacerle creer que me había ido de casa - pensé - Sí me mantenía lejos de la cámara de la habitación y no tocaba el ordenador, quizá…

Volvió a sonar el interfono, - Es absurdo - Asimilé que sabría que estaba en casa y pulse el botón para abrirle.

  • ¿Por qué tardabas tanto en abrirme? - comentó visiblemente incómodo -
  • Yo….
  • Ya veo… parece que te resistes a aceptar tu condición.
  • No, no es eso, es que…
  • ¿Si? - Me miró desafiante -
  • Nada, pasa por favor…
  • A propósito, me tendrás que dar unas llaves de tu casa, no está bien tenga que llamar para entrar a la casa de mi perrita. - Mientras se adentraba en el interior de mi casa -
  • ¡¿Qué?!
  • No me hagas repetírtelo, por cierto, ¿No crees que ahora que estamos solos llevas demasiada ropa?

Tenía que actuar, intervenir antes de que la situación se descontrolase por completo, podría aceptar jugar con él alguna vez y darle sexo, pero con algunas limitaciones, debía dar ese paso, estaba decidida a lanzarme y decírselo:

  • Raúl, tenemos que hablar.
  • ¿De qué quieres hablar?
  • Ven por favor - Haciendo un gesto para que me acompañase a sentarnos en salón y hablar más cómodamente -

Tratando de crear esa situación más desahogada para una mejor reacción me envalonte a soltar mi discurso:

  • Mira Raúl, eres un buen chico y podemos seguir teniendo sexo, pero no hay necesidad de que me extorsiones, me amenaces o haga determinadas cosas que me hacen daño y no deseo hacer. Reconozco que algunas cosas me han gustado y deseo podamos seguir viéndonos, pero por favor, pongamos unos límites. No puedo arriesgarme a perder el trabajo, y que decir que si alguien se entera de las cosas que hemos hecho, sabes que podríamos tener problemas los dos.

Traté de defenderme intentando hacer valer mi respeto y pensaba que lo estaba consiguiendo, debía terminar e intentar frenar esa situación antes de que fuera a más.

  • Somos dos personas adultas, lo suficiente capaces para hablar y entenderse, ¿No crees?

  • Es verdad, tienes razón. - Afirmó simultáneamente con la cabeza -

Suspiré aliviada, ¡Se acabaron los chantajes! Es un buen muchacho, sentencié.

Raúl se levantó y empezó a manipular su cinturón, enseguida sospeché que iba a venir una escena sexual. Una vez desabrochados, comprobé que estaba totalmente empalmado, ¿Cómo podía estar tan excitado por lo que le había dicho?  Se volvió a sentar y estiró su mano hasta mi nuca haciendo clara manifestación de sus voluntades.

Estaba dispuesta a responder, que menos que regalarle una buena mamada, gustosamente me acerqué a su miembro para empezar a lamerlo por el exterior.

Hábilmente me retorció el pelo desde mi nuca y lo agarró fuerte con su mano, ¡qué brusco! podría haber tenido más cuidado.

Al tenerme fuertemente controlada la cabeza me guió por sus intenciones; que la metiera dentro de mi boca para posteriormente hacerme subir y bajar, controlando mis movimientos.

  • Ya tenía ganas de que por fin me la chuparas como debías. Qué labios más apropiados para hacer esto tienes, debo de disfrutarlos mucho más.

Continué dejándome hacer y él siguió hablando.

  • Me gusta que quieras seguir viéndome para tener sexo y que algunas de mis tareas te hayan proporcionado placer, vi en ti una persona muy complaciente y todo esto ayuda a tu conversión.

¿Conversión? ¿De qué estaba hablando?

  • Pero siento decirte que andas muy equivocada respecto a algunas cosas, lo primero decirte que los límites no los pones tú, los pongo yo, te pido perdón si te he confundido con mi cariño, es sólo porque me encantas Elena.

Traté de incorporarme para contestarle, pero sacó su fuerza para imponer que retomara inmediatamente aquella felación.

  • Y como ves, necesitas mucho adiestramiento aún y si para ello tengo que castigarte…. lo haré.

¿¡Qué!? ¿Todo iba a seguir igual? Mis pensamientos quedaron respondidos cuando sentí que al instante de decir esas palabras prolongó la bajada de mi cabeza para que entrase hasta que sentí una arcada. Hasta ese momento lo había manejado bien, tampoco era un pene descomunalmente grande aunque sin duda estaba bien dotado, pero de ahí a meterlo en mi boca, no iba a caber.

  • Creo que no necesitas que te dé motivos por los cuales deberías quererme y hacerme caso, ¿Verdad? Además, tienes que reconocerme que he sido muy bueno contigo, tienes suerte de me gustes tanto.

No había conseguido nada, sus palabras penetraban dentro de mi dañado orgullo y no era capaz de pronosticar buenos resultados para mi futuro.

  • Tranquila cielo, prometo que te cuidaré pero tienes que ser obediente y no volverme a enfadar más.

Ese alumno se había encaprichado conmigo, ¿Me quería? Pero eso no era querer bien a alguien… ¡Todo lo contrario! ¡Que amor mas enfermizo y tóxico! ¿Cómo podía quererme así?

  • Ahora, para demostrarme lo mucho que me quieres y lo obediente que vas a ser, vas a recogerte tu el pelo y seguir, hasta que termine.

En ese momento no quería complicarme la vida, sin duda lo mejor que podía hacer era hacerle caso por lo que me dispuse a ello, me hice como pude una coleta con la mano en aquella posición y seguí el ritmo que él previamente me había marcado.

  • Quiero que aumentes un poco el ritmo.

Al poco tiempo estaba un poco cansada por no estar en una posición tan cómoda para mí, tampoco había tenido relaciones en bastante tiempo y supongo que también influiría en mi fatiga.

  • Si te hubieras quitado la ropa, seguramente ahora te costaría menos trabajo, cómo ves. Siempre va a ser mejor que me obedezcas.

Resignándome a la realidad, solo tuve energía para continuar.

  • Sigue sigue, uff, gatita, me encantas….

Me tomó de nuevo del pelo con la mano y me aceleró el ritmo y el recorrido, casi no dejaba tiempo para respirar y ahogaba algunas veces mis inhalaciones introduciendola más adentro de mi garganta. En algunas ocasiones sentía como me rellenaba el principio de mi garganta y me producía fuertes arcadas. Cuando presentí que estaba próximo a correrse encajó de nuevo el glande en mi gaznate y rápidamente empecé a sentir su cálida corrida. Me mantuvo fuerte en esa posición mientras yo trataba de toser entre arcadas.

Exhausta, trate de recuperarme a la que él se volvía a vestir.

  • Ahora quiero verte desnuda. - dijo sereno -

¿Es que no había tenido bastante? Rendida trate de quitarme la cómoda ropa que tenía puesta y prestarme a sus deseos. Una vez me había despojado de ellas sin mediar palabra prosiguió:

  • Bien, ahora vas a ir a vestirte, y te vas a poner la ropa mas guapa y sexy que tengas para mí.

Ese tipo estaba enfermo, no tenía ninguna duda, pero en este momento no tenía alternativa. Fuí a mi habitación para entrar en el vestidor, tenía en mente algo que me gustaba mucho, supuse que ese le gustaría y me lo probé, consistía en un vestido rojo que dejaba los brazos y hombros completamente desnudos únicamente sujetándose por lo ajustado encima de los pechos y en la cintura, también disponía de varios volantes en la parte inferior simulando una falda algo torcida que permitía ver de una pierna mucho más que de la otra.

Añadí un tanga negro semitransparente, unas sandalias altas y baje de nuevo al salón a buscar su veredicto. Allí se encontraba sentado viendo la tele, el canal que había dejado anoche.

  • Vaya, parece que eres una mujer fogosa. Buena elección por cierto.
  • Gracias, - ¿Gracias? -
  • Bueno, nos vamos a ir.
  • ¿Qué? ¿A dónde?
  • Tengo que irme a casa ya y tu tienes que hacerme una copia de las llaves de tu casa, no creas que se me ha olvidado.
  • Pero….
  • ¡Pero nada!  Te vas a portar bien, ¿Ok? No me hagas tener que volver a convencerte.
  • Esta bien - Conteste frustrada -

Había fracasado por completo, estaba completamente perdida, desorientada, quizá tendría que convivir hasta que se cansara de mi o se buscase a otra.

  • Ah te ha estado sonando el móvil, te ha llamado tu hermana.

Aproveché para decirle lo que bien podría ser una excusa para librarme de la situación unos días.

  • Es que estas fechas aprovechamos para pasar unos días en familia, nos vamos mi hermana y yo a casa de mis padres hasta que vuelven a empezar las clases, espero que lo entiendas….

Traté de poner la mejor de mis caras de súplica buscando la mayor benevolencia posible para tener unos días de descanso.

  • Vale, ves, si eres buena, yo puedo ser comprensivo contigo.

¿Acaso me estaba dando permiso? Bueno, fuera como fuese, estaría lejos unos días con mi hermana, imaginaba que ella sabría ayudarme, en más de una ocasión me había sacado de un apuro y confiaba en ella.

Así pues, fuimos al garaje para coger el coche.

  • Bueno, lo primero vamos a hacer una copia de tus llaves y luego ya me acercas a casa. ¿Vale?
  • Esta bien, como quieras.

Trataba de ser complaciente, al fin y al cabo no creía que pudiera hacer algo diferente en mi situación, me fiaría de encontrar una solución junto a mi hermana, ella sería mi salvadora.

Al salir con el coche de casa justo llamó al teléfono mi hermana, no lo quería coger puesto que con el manos libres oiría toda la conversación Raúl y prefería que no se inmiscuyera.

Sonó varios tonos a los que hice caso omiso y sin venir a cuento el chico le dió al botón verde de descolgar.

  • ¿Hola? ¿Hermanita? - Dijo Sonia al ver que no había hablado -
  • Sí, perdona, es que voy conduciendo.
  • Ah, bueno solo decirte que ya hable con los papás y como siempre, que vayamos cuando queramos, que allí tenemos nuestras habitaciones ya preparadas.
  • Vale, hermana, yo ahora en breve los llamo, seguramente vaya mañana ya para allá.
  • Ah, había pensado en pasar un par de días por tú casa si no te importa, tengo que hacer unas cosas por valencia y luego si quieres ya vamos juntas las dos, si te parece bien.

Estaba en silencio, suspirando por que Raúl no abriese la boca ni tratase de interceder entre mi hermana y yo. Sin embargo parecía ajeno a la conversación, mirando por la ventana.

  • Si claro, ya sabes que en mi casa siempre hay sitio para tí.
  • ¡Gracias! Pues entonces mañana mismo estoy allí.
  • De acuerdo Sonia.
  • No te entretengo más, conduce con cuidado, un beso.
  • Vale, un beso, hasta mañana.

Se hizo el silencio, solo quería que Raúl no se entrometiera en mi familia y se lo quise proponer de forma expresa.

  • Supongo que estos días que estaré con mi hermana y con mi familia, me respetarás, ¿Verdad?

  • Sabes que soy comprensivo siempre y cuando te comportes bien, y eres tu la que no me estas respetando si dudas de ello.

  • Vale, perdona - tratando de especular que su respuesta significaba “sí” -

Enseguida me di cuenta que debería quitar la camara de mi dormitorio, en el piso de arriba mi hermana algunas veces que venía se metia al baño de mi habitación y no quería que ella fuera filmada.

  • Si no te importa, quitaré la cámara mientras esté mi hermana en casa.
  • No, eso si que no, la cámara siempre tiene que estar funcionando, para cuando te quiera ver, aunque tengas que usar alguna vez ropa delante de ella.
  • Pero, ¿Y si la ve? ¿Que va a pensar de mí?
  • Eso es algo que debes de solucionar tú, pero la cámara se queda donde está.

Llegamos al centro comercial para hacer la copia de mis llaves, no me lo podía creer que le iba a dar las llaves de mi casa, pero siempre podría remediarlo llamando a un cerrajero y cambiando las cerraduras, tratándole de restar importancia.

  • Yo te voy a esperar aquí en el coche mientras vas a hacer las copias.
  • Esta bién.

Casi lo prefería, antes que cualquiera nos pudiera ver juntos.

Tras hacer las llaves, según regresaba, mire el móvil y tenía un mensaje de Raúl que decía: “Pasa por el sexshop y recoge un encargo que hice para ti, a nombre de gatita cariñosa”.

¡Qué vergüenza!, ¿Y si me veía alguien? No pensaba tener mucha elección y si era algo que iba a acabar haciendo, mejor sería hacerlo cuanto antes y no enfangar más aún las cosas. Solo me quedaban unas horas con él y mañana empezaría a enderezar mi vida.

Estuve remoloneando cerca de la puerta del sexshop hasta que vi que salian unas chicas y me adentre para hablar con el dependiente.

  • Hola, creo que mi pareja ha hecho un pedido por teléfono, venía a recogerlo por favor.
  • Si, ¿A nombre de?
  • Elen…. ¿Gatita cariñosa?
  • Ah si, ya lo tengo aquí preparado, serán… 43,73€
  • Está bien - Dije entregando mi tarjeta -
  • Aquí tiene - Facilitandome la bolsa -

Salí de la tienda y fuí camino al coche, allí estaba Raúl hablando por teléfono en lo que rápidamente colgó al verme.

  • Ya estas, ¡Menos mal!
  • Si… es que había un poco de cola, por eso he tardado, perdona…
  • Bueno vamos, llévame a casa.

Me adentré en el coche previa dejar la bolsa en el maletero y me dispuse a conducir para llevarle, era lo último que haría para librarme de él, de mis vacaciones, al menos en parte.

Durante el camino, comentamos que guardaría yo la bolsa y que nos veríamos a mi regreso de casa de mis padres y nos despedimos con un par de besos.

  • ¡Al fin sola! - Dije en voz alta cuando ya había llegado a mi casa -

Me puse de nuevo ropa cómoda y pensé que hacer para disimular la cámara de mi habitación, tras estar varios minutos pensando y probando cosas, pensé que lo mejor sería meterla a una caja para disimular todo lo posible y luego vería que mas hacer, entre algún libro y figuras que tenía de recuerdos a sitios, pasaba muy inadvertida, te tenías que fijar mucho para darte cuenta y no creo que mi hermana se pusiera a desconfiar y fijarse en las cosas de mi habitación, al fin y al cabo para ella como mucho sería un lugar de paso, dado que se instalaría en otro dormitorio.

Comprobé en mi pc que se viera correcto por si acaso, para no tener más problemas con Raúl y me olvidé del tema.

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Gracias por la lectura.

Sobre todo no me puedo olvidar de la gente que me motiva a continuar, por los diferentes medios desde los que contacto con vosotros.

relatosdesen@gmail.com

¡Hasta pronto!