Dulces truenos: El sueño húmedo de la profesora

5ª Entrega. (Mucha Dominación tambíen). Se puede leer el sueño ( en cursiva escrito ) sin haber seguido los anteriores capítulos, pero es recomendable la lectura desde el principio de la serie.

Capítulo 5: El sueño húmedo de la profesora

Había salido ya el sol cuando me desperté, estaba cansada, extasiada, y me gire boca arriba para estirame cuando...

  • ¡Ah! - El culo me seguía escociendo -

Rápidamente me acordé de la noche anterior y de la cámara, ¿Me estaría viendo en ese momento? Mi vida estaba cambiando y yo lejos de revelarme, simplemente lo estaba aceptando.

Pasé la mañana muy pensativa y tratando de avanzar algunos temas de clase preparandolos con el ordenador. Pedí algo de comida, no tenía ganas de cocinar y quería avanzar todo lo posible antes de que llegaran los días de navidad, era costumbre en mi familia que nos juntásemos al menos unos días.

Supuse que debería hablar con Raúl y decirle que me diera unos días de tregua, al fin y al cabo no estaría en casa, con mi familia al lado todo el tiempo no podría hacer nada para él y debería entenderlo, pensé.

Fué un poco raro que durante aquel día no hablasemos, ¿ Sería posible que lo extrañase ?

  • No. - Dije para mi misma -

A primera hora de la noche me tiré en la cama, habiéndome desnudado previamente, no quería repetir lo de la noche anterior aún con el culo dolorido, era la mejor opción en aquellas circunstancias. Momentos antes de dormirme sono el telefono, enseguida noté como se me aceleraba el corazon.

  • ¡Es él! - Presentí -

Ipsofacto mire el teléfono y era mi hermana preguntando como estaba. Desde luego no le podía decir lo que me ocurría, quizá más adelante pudiera contarle que me estaba pasando.

Antes de contestar medité que sería mejor hacerlo mañana, y caí rendida en un profundo dormir….

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Sentía un ruido metálico arrastrarse cerca de mi, eso me introdujo en el sueño, ¿Qué era ese ruido?, no veía nada y la oscuridad era total ¡Además no me podía mover! ¿Qué pasaba? ¿Dónde estaba? ¿Por qué? Enseguida me di cuenta que el ruido provenía de unas cadenas que podía tocar con mis propias manos.

Palpándolas en aquella tenebrosidad me di cuenta que tenía un tobillo atado a la pared por esas cadenas que yo misma había movido con mis movimientos y todo parecía muy robusto como para siquiera intentar librarme de ellas.

Notaba un poco de frío y humedad, enseguida toque con mis manos mi cuerpo para comprobar que estaba completamente desnuda.

De alguna forma no estaba tan aterrorizada como debiera, sentía cierta seguridad en aquella disposición. Creía tratar de adivinar que esa situación la había creado Raúl para mí y eso me provocaba cierta tranquilidad, dentro de la incertidumbre que me invadía. ¿Qué me podría haber preparado esta vez?

Distraída en aquellos pensamientos se prolongó un hilo de luz en lo que enseguida vislumbre el centro de la habitación donde me alojaba. Poco a poco pude ir divisando lo que me rodeaba.

Lo primero que pude ver fue en el medio de la sala un potro bastante alto para hacer ejercicio, tenía cuatro robustas patas de madera que se abrían hacia los extremos y la parte superior se veía cubierta de un firme cuero. Encima de éste se adivinaba como una especie de cuerda que no lograba del todo a distinguir.

Saliendo de las tinieblas también empecé a adivinar en el frente una gran tabla que colgaba de la pared, en la que  que estaban enganchados varios látigos de diversos tipos aún sin poder distinguirlos bien contaba unos siete con un espacio entre el cuarto y el quinto, como si se hubieran llevado uno.

Más a la izquierda había una cruz de san andrés bastante imponente, consistía en un aspa grande de madera  con abrazaderas a los extremos para permitir colocar a una persona en forma de “X” e inmobilizarla.

También había algunos sillones de madera y alguna mesita auxiliar junto a otros elementos que parecían antiguos pero se conservaban en buen estado.

Cuando mis ojos se adaptaron un poco mejor a las tinieblas pude ver que el hilo de luz provenía de lo que parecía ser el alto de unas escaleras que daban acceso a aquel lugar, también me di cuenta que “la cuerda” que descansaba sobre el potro era un látigo, seguramente el que faltaba por colgar en frente - razoné -

Estuve sin duda alguna hora en aquél lugar esperando, pasaba el tiempo y solo pensaba por que estaba en aquel lugar, esperaba que era fuera obra de Raúl pero no sabía los motivos.

Durante el desmedido silencio que hallaba en aquel lugar comencé a oír lo que adivinaba como un coche que se acercaba. ¿ Sería él ?

De vuelvo la mudez más absoluta volvió a aquél lugar. ¿Me lo había imaginado yo?

  • ¡No! Hay alguien - dije al oír una puerta chirriar en lo que parecía que sería el piso de arriba. -
  • ¡¿Hola?! ¿Raúl?

Nadie contestó, pero podía adivinar algunas pisadas en lo que se asemejaba como un suelo de madera que escuchaba resquebrajarse por momentos.

  • ¡Hola! - alcance a decir más alto -
  • ¿Hay alguien ahí?

Esta vez creía estar segura de que me había oído, quien fuere el que estuviera arriba. Las pisadas pararon al hablar lo que quise entender que se había percatado.

  • ¡Estoy abajo! ¡En el sótano!

El desasosiego se apoderó de mí, ¿Es que no iba a venir a verme Raúl? ¿Ó quizá no era obra de él? Plantearme esa pregunta desató una histeria en mi con un buen sofoco.

¿Por qué estaba ahí? Me repetía una y otra vez intentando recordar qué había ocurrido anteriormente.

De repente escuche un ruido bastante fuerte para el silencio de que disponía hasta el momento, el cual supuse que sería la puerta que bajaba al sótano en el que me encontraba.

Mi corazón se aceleró, ¿Quién era?

Se hizo la luz en la habitación y quede completamente cegada, llevaba mucho tiempo a oscuras como para ahora recibir ese destello, cerré los ojos ante la molestia que me provocaba y mientras iba escuchando como alguien bajaba las escaleras.

Entreabrí los ojos lo que pude para tratar de averiguar quién era el que venía pero la primera vez no lo logre a distinguir. Una segunda vez, la silueta de aquella persona ya estaba delante de mí con algo entre sus manos, pero la luz seguía molestando. A la tercera vez que entornaba los párpados ya me di cuenta que era Raúl y traía lo que parecía un collar.

Mientras me iba acostumbrando a la luz se agacho para tomar mi cuello y ponerme el collar, del cual no opuse resistencia alguna, también note como manipulaba mi tobillo y lo liberaba de la cadena.

Estiré un poco la pierna gozando de la libertad que tenía en ese momento.

  • Muy bien gatita, ahora darás unas vueltas alrededor del potro.

Susupe que del suelo no me debería de levantar al oír esas palabras, sentía como debía ponerme a 4 patas y andar con las rodillas y las manos, simulando ser un animal.

Una situación que si bien podría ser degradante, lo hacía de buen grado tratando de complacer su petición. A las breves vueltas las rodillas me dolían y empecé a bajar un poco el ritmo.

Mientras tanto, él estaba sentado en un sofá que parecía bastante cómodo en una esquina de ese subterráneo y cuando se percató de que me empezaba a cansar dijo…

  • ¿Se cansa mi gatita?

Por algún motivo, me detuve despacio en la dirección de su mirada y sentándome sobre mis tobillos moví la cabeza de arriba hacia abajo en un par de ocasiones.

  • Bien, - continuó -

Se levantó y al acercarse a mí me acarició el pelo, como si me tratara de un minino que necesitaba su aprobación.

Ese gesto me daba tranquilidad y seguridad, una paz que no podía describir.

  • Creo que me debes algo - me dijo Raúl acariciando el látigo de encima del potro -

En ese momento, creí recordar que había hecho algo mal días anteriores y mi castigo serían 10 azotes en mi trasero.

Ahora empezaba a recordar y encajar más lo que estaba ocurriendo en aquél lugar y mis preguntas se iban resolviendo.

De rodillas, en mi posición, levante la la cabeza y nuestras miradas se conectaron, no hicieron falta palabras para que supiera que era lo que debía hacer.

Me tendió la mano para ayudarme a levantarme y me invitó a apoyarla sobre el potro, retirando el látigo.

Auguré que quería que pusiera las manos en ese lugar, ese sería el momento en el que recibiría los azotes. Acepte su propuesta y coloque la otra mano encima del potro, casi por instinto alejé mis piernas y con los brazos extendidos me preparé para que lo sería el fustigamiento de mi culo.

Antes de iniciar la condena  volvió a acercarse a mí para acariciar mi mejilla derecha con el dorso de sus dedos.

  • Cierra los ojos - sentenció con una suave voz -

Estaba nerviosa con cada pisada que oía, cada segundo que pasaba se me hacia interminable ¿Que estaba haciendo? ¿Por qué no empezaba?

Note algo en mi culo y se ahogó mi respiración, en lo que creía que iba a comenzar el primer latigazo sólo inició unas leves caricias.

  • Tienes un culo mágico Elena.

El festival de emociones que se alojaban dentro de mí gracias a aquél alumno no era posible definirlas.

  • ¡Zas!
  • ¡Ahhh!

Me sorprendió el primer latigazo, uff, era duro, me estaba escociendo mucho ambas nalgas cuando..

  • ¡Zas!
  • ¡Uumhhh! - Quise ahogar mi grito -

No iba a ser fácil aguantar los 10, ya con dos sentía como mi trasero empezaba a doler.

  • ¡Zassh!
  • ¡AHHHHH!

Sin duda éste había sido más fuerte, ¡Qué dolor!

  • ¡Zass!
  • ¡Ahhh! -  Grité de dolor, frustrada -

No podría, no iba a poder aguantar más, ¡Y no llevaba ni la mitad!

  • ¡Zassssh!
  • ¡AHHHHHHH! - chillé con todas mis fuerzas -

Estaba rendida ya, deseaba que terminase.

  • Llevamos 5 gatita, pero como veo que te estas portando muy bien quizá te perdone alguno.

Parece que esas palabras aliviaban el ardor en mis nalgas cuando

  • ¡Zassh!

Esta vez sentí la punta del látigo en mis labios vaginales.

  • ¡AHHHHHHHHHHH! - Vociferé hasta ahogarme de desconsuelo -

Fuí a acercar mi mano para calmar el dolor cuando me lo impidió, agarrandome sin dejarme llegar.

  • Shhhh, yo te lo haré. -  Comentó con una voz apacible -

Noté su mano en mi entrepierna, me di cuenta que estaba completamente empapada, mi sexo estaba excitado y sus dedos se impregnaban de mis fluidos en los que se movían cómodamente sin decoro alguno.

  • Creo que estás deseando con todas tus fuerzas algo… - vaciló -

Sí, sin duda, mis ganas no podían ser mayores de sentirme completamente poseída por él,

  • Dime, ¿Qué es lo que tanto deseas?

Esta vez abría la boca para emitir las primeras palabras.

  • ¡Fóllame!

Lo deseaba, sentía que ansiaba sentirle dentro de mi, que me lo hiciera como fuera pero no aguantaba más, estaba demasiado fogosa cuando sentí lo que evidencié que sería su polla en la entrada entre mis labios.

Ese momento fue eterno, la quería dentro y la quería ya, no podía aguantar más; sin querer, o mas bien, sin querer evitarlo, me intente desplazar hacia atrás para lograr que me penetrara un poco más cuando de una fuerte embestida….

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Me desperté.

Me sobresalte agitada con una vorágine de sentimientos encontrados difíciles de asumir, ¿Por qué había tenido ese sueño?.

  • Ufff - suspire -

Me notaba un poco mojada en mi sexo, ¿Mi humedad significaba que ese tipo de situaciones me gustaban? Pero, eso no estaba bien, no, no lo estaba. Un paso en falso y echaría a perder mi vida, mi reputación, incluso mi trabajo, ¿De qué viviría entonces? ¿Prostitución? Trataba de recuperar el sentido común y la cordura.

Tenía que llegar a acuerdos con Raúl, esto no podía ir a más, al menos no al extremo de que un día no pudiera volver a retomar mi vida.

A pesar de ello seguía estando excitada pero no iba a tocarme ahí, quería hacerlo en el sofá disfrutando de la intimidad de mi sala de estar, sola en casa, delante de mi buena televisión, con mis canales porno de pago, tome el mando y puse el programa que más me convenció.

Enseguida estaba abierta y acariciandome, al momento ya rodeaba mi clitoris en circulos constantes que no cesaban para mi placer, nada de lo que ponían en esos canales me ayudaba a excitarme lo suficiente, estaba demasiado cachonda y me empecé a imaginar como Raúl me poseía, me hacía suya, me entregaba en cuerpo y alma y me convertía de una vez por todas en una perra a su completa voluntad…

Llegué al clímax cuando imaginé a Raúl poniéndome el collar del sueño.

Todo el orgullo que pensaba que me quedaba quedó abatido ante esa enseñanza.

¿Acaso mi cuerpo me estaba diciendo que quería vivir esa experiencia?

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Gracias por la lectura.

Agradecería mucho que la puntúen si realmente les gustó.

¡Hasta pronto!