Dulces truenos: Castigada y con el culo rojo

Cuarta entrega. Elena se mete en un grave problema, su única opción: colaborar.

Capítulo 4: Castigada y con el culo rojo

No me lo podía creer, un escalofrío recorrió mi cuerpo, no puede ser.

-     Por favor que tenga la tarjeta de memoria dentro.

Me apresuré para tratar de abrirla, al fin lo conseguí por donde se introducía la batería y no quería creerlo, el hueco de la tarjeta de memoria estaba ahí, pero vacío.

-     No por favor, ¡Por Dios!.

Lo había estado grabando en otro sitio, ¿Cómo podía ser? Era una cámara normal, no podía haberme dado cuenta. Había sido mala suerte, trataba de justificarme para no sentirme estúpida.

Tenía que arreglar eso antes de que fuera demasiado tarde. Sin meditarlo volví a salir del coche para dirigirme a su casa y llamé al timbre.

Volví y a tocar a la puerta y de nada servía, acaso no me oía, deseaba creer.

A la tercera vez abrió.

-     ¿Qué? – Dijo con voz visiblemente enfadado –

-     Veee-nia a devolverte la cámara.

-     Bueno, ya te la has querido llevar, será mejor que te la lleves. ¿no?

-     Pe-pero es tuya

-     La vas a necesitar, ya hablaremos.

Cerró la puerta dando un portazo considerable. ¿Cómo que la iba a necesitar? Creo que será mejor irme, y hablarle mañana, prefiero que no se moleste, si hasta ahora no había usado ninguna imagen en mi contra tampoco tenía porqué hacer uso está filmación si la tenía, o al menos eso trataba de convencerme.

Al llegar a casa, fui directa a la cama, solo quería meterme entre mis sábanas y dormir, que terminara ese día, no sabía qué pensaría Raúl, que pasaría, solo deseaba que pudiera seguir mi vida: mis clases, mi familia y con mis amistades sin que ninguno se enterase de lo que había hecho.

En la cama me era imposible dormir, no paraba de pensar que mi vida estaba en manos de Raúl, me tenía en sus manos y me aterraba la idea de que pudiera actuar en venganza.

Me venía a la cabeza de cómo sería el resto del curso en su clase, espero que ninguno de sus amigos viera nada comprometido mío, tenía que llevarme bien con Raúl y saber que haría con ello.

Cavilando consideré que lo mejor sería hacerle caso, al menos lo que quedase de curso, puesto que el ya terminaría y se iría del colegio, eso me daría un respiro.

Decidí mandarle un mensaje.

  • Eleniita: Buenas noches Raúl, espero que descanses.

Leyó el mensaje casi al momento, pero no contestaba, miraba su conexión esperando tener respuesta, pero no la obtuve.

  • Eleniita: ¿Estás enfadado? – le volví a escribir –
  • Raúl: ¿A tí qué te parece?
  • Eleniita: Que sí….
  • Raúl: ¿No crees que es un poco idiota hacer una pregunta sabiendo ya la respuesta?
  • Eleniita: Si, perdón.

Esta conversación solo me había puesto más nerviosa, solo quería saber qué intenciones tenía él y que no se dejara llevar por un acto impulsivo y mandara a nadie esas grabaciones. El Ansia me pudo y no dude en preguntarle.

  • Eleniita: ¿Tienes guardado lo que grabó la cámara?
  • Raúl: ¿A tí qué te parece?
  • Eleniita: Sí…
  • Raúl: ¿No aprendes?
  • Eleniita: ¿Vas a hacer uso de ella?
  • Raúl: Eso dependerá de ti, ¿No crees?
  • Eleniita: Supongo que si….
  • Raúl: Supones bien.
  • Eleniita: ¿Quieres algo más de mí?
  • Raúl: Que hagas más a menudo esa pregunta.
  • Eleniita: Esta bien. Lo haré...
  • Raúl: Y ahora, quiero que conectes la cámara en tu ordenador.

Estaba rendida, ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Cómo sería más correcto actuar? Ya era demasiado tarde como para empezar a negarse. No lo dude demasiado y fui a la sala de estar donde tenía el ordenador y había dejado su cámara. Tras unos minutos ya la tenía configurada en mi pc.

  • Eleniita: Ya está lista. – Le seguí contestando por el móvil –
  • Raúl: Muy bien, ahora instala esto. – Pasándome un enlace –

No podía instalar ese programa, lo conocía perfectamente, lo habíamos dado en clases, era un programa para empresas que permitir tener total control sobre el otro ordenador y disponer de él como si estuvieras en el mismo.

  • Eleniita: Raúl ese programa sabes que puedes controlar mi ordenador de forma total y es mi ordenador personal, tengo demasiadas cosas privadas, incluso mis cuentas bancarias.
  • Eleniita: Si lo que quieres es verme, hay otras formas…
  • Raúl: está bien, si quieres otra forma te puedes registrar en esta web, te veré yo a través de esa plataforma.

Al picar en el enlace, era un pagina web para mostrarse por webcam a cambio de dinero, ¡Pero cómo podía haberme propuesto eso!

  • Eleniita: Por ahí me van a ver muchas más personas
  • Raúl: Supongo, si les gustas sí.
  • Eleniita: Eso no puede ser Raúl.
  • Raúl: ¡A todo le pones pegas!
  • Eleniita: Mira, ¿Por qué no hablamos por Skype y ya está? Es lo más fácil y rápido, haré todo lo que quieras.
  • Raúl: Entonces decide entre la primera y la segunda opción, no te doy más.

Supongo que iba a tener que ceder a poner ese maldito programa que habíamos visto en clase, al fin y al cabo lo conocía bien y yo estaría viendo lo que él hace en mi pc, si solo está mirando mi cámara o algo más, así que podría cancelar la conexión si entraba en algún sitio que no debía.

  • Eleniita: Está bien, ya estoy instalando el programa…. – le conteste resignada –
  • Raúl: Cuando tengas las claves para acceder mándamelas para que pueda entrar.

Al enviarselas, ya me notificó mi pc que alguien había conectado a él.

  • Raúl: Ya te veo gatita
  • Eleniita: Bien, ¿Qué quieres?
  • Raúl: Lo primero te voy a dar una norma básica, cada vez que hablemos y tengas encendida la cámara, no puedes usar ropa, completamente desnuda, a no ser que te indique lo contrario.
  • Eleniita: Esta bien

Supuse que debería desnudarse en ese momento y aceptar que iba a tener que hacerlo más de una vez, total, ya me había visto y grabado en alguna ocasión, ya no podía hacer nada más que aceptarlo.

Me quité el pijama y esperé a que me hablara.

  • Raúl: Tienes un cuerpo espectacular, deberías dar gracias por tenerlo y que desee seguir jugando, de lo contrario, creo que hubiera ya pasado una desgracia para ti.
  • Eleniita: Si, gracias.
  • Raúl: Bien, de todas formas, para que no me canse de ti, tienes que cumplir una serie de aptitudes.

Estaba muy nerviosa, ¿Qué quería decir con una desgracia para mí? además ¿Me iba a tener que esforzar por no aburrirle? Casi el miedo se estaba apoderando de mí, el morbo que sentía por los relatos no era el morbo que estaba teniendo ahora, esto podría acabar muy mal para mí.

  • Raúl: Debemos ver que es lo que puedes ofrecerme y lo que puedes dar.
  • Eleniita: Aquí me tiene…
  • Raúl: Muy bien, ahora irás a tu dormitorio y colocarás la cámara en algún sitio que enfoque Bien toda tu cama, vete contándome cómo vas.
  • Eleniita: Vale, ya estoy subiendo a mi habitación.
  • Eleniita: La coloqué en un rincón de una estantería alta, desde aquí seguro que ves bien todo el cuarto.
  • Raúl: Si, muy buen sitio, sin duda, túmbate en la cama.
  • Eleniita: ¿Me ve?
  • Raúl: Sí preciosa.
  • Eleniita: ¿Que desea que haga?
  • Raúl: Ahora tengo una pregunta. ¿Crees que mereces ser castigada?

Sin duda pensaba que ya estaba pasando por un gran castigo, pero imaginaba que esa no era la respuesta que debía dar, ni la que él deseaba, como igualmente iba a tener que enfrentarme a sus deseos lo más inteligente era seguirle el juego.

  • Eleniita: Si señor.
  • Raúl: ¿Por qué?
  • Eleniita: Porque… le deje a medias en su casa llevándome la cámara ¿Tal vez?
  • Raúl: Yo pensaba que querías llevarte la cámara para que te pudiera ver siempre que quisiera en buena resolución… - Un sticker que guiñaba un ojo de forma sensual –
  • Raúl: Eleniita: si… es cierto

Para nada, no lo era, pero no tenía más opción ahora que tratar de darle juego y estuviera contento conmigo, será lo mejor, así conseguiré que el trato que tenga hacia mí será menos duro.

  • Raúl: Me gusta el cambio que estas dando, se nota que estás confiando más en mí.
  • Eleniita: Gracias, - Le puse varios emoticonos mandándole besos –
  • Raúl: muy bien ahora quiero que tumbadita en la cama te masturbes para mí, quiero verte y excitarme, antes me has dejado con un calentón enorme.

Dejé el móvil en la mesilla de la cama y me empecé a masturbar. Cuando iba a empezar me di cuenta que estaba un poco húmeda, me pareció algo extraño pero no le quise dar más importancia, no era el tiempo de eso, solo era el momento de satisfacer a mi alumno.

Antes de lo que me hubiera gustado reconocer no podía aguantar más la excitación y libre en la cama tuve uno de mis mayores orgasmos en soledad. Al retomar la cordura tomé el móvil de nuevo, ya tenia mensajes:

  • Raúl: Me encanta como lo haces, podría volverme adicto a ti.
  • Raúl: ¿Ya te has corrido?
  • Eleniita: Si…
  • Raúl: No han sido ni 3 minutos.
  • Eleniita: Vaya...
  • Raúl: Y no me has pedido permiso, sabes que te dije que debías pedirme autorización para terminar.
  • Eleniita: Perdón señor, mejoraré – intentaba que no se enfadase conmigo –
  • Raúl: Cometes muchos errores
  • Eleniita: Lo siento...
  • Raúl: Bueno por suerte para ti ya tengo todo lo que necesito por hoy, puedes ir a descansar.
  • Raúl: Buenas noches.
  • Eleniita: Buenas noches (Kiss)

¡Oh no! ¡El ordenador! ¡Lo he dejado solo en la sala de estar! Baje corriendo, espero que no hubiera hecho nada. Al encontrármelo, había un documento de texto abierto ocupando toda la pantalla.

“Muchas gracias por la confianza que has depositado en mí dejándome el pc libre para que hiciera lo que quisiera, realmente me hace pensar que te quieres entregar a mi tanto como yo deseo, vamos a disfrutar mucho, ya lo verás.”

Déjame el ordenador encendido con la cámara, así te puedo ver cuando desee.”

Había metido la pata hasta el fondo. Ahora si me podía dar por vencida y completamente a su merced, ¿Cómo no me había dado cuenta que me estaba dejando el ordenador aquí?

Ahora ya, daba igual, es verdad, podría haber mirado lo que quisiera, solo tenía la posibilidad de fiarme de él, no tenía más opción. La resignación era máxima.

Volví a mi habitación, dejé el móvil en la mesilla en vibración como cada noche sentencié que lo mejor seria meterme a la cama.

Tratando de evitar más sentimientos de lo que me podía esperar en el futuro me puse de nuevo el pijama y me metí a dormir cuando sonó el móvil.

  • Raúl: Parece que no aprendes.
  • Eleniita: Perdón ¿Qué hice mal?
  • Raúl: ¿De verdad tengo que repetírtelo?

Enseguida me di cuenta que la cámara seguía encendida y supuse que fue ponerme el pijama lo que le enfado.

  • Eleniita: Por qué no estoy desnuda ¿No?
  • Raúl: ¿Entonces sabes que lo estas haciendo mal y lo sigues haciendo?

En ese momento me quite de nuevo el pijama, mejor no hablar y hacer, al fin y al cabo él me estaría viendo, mis actos serían respuestas para él.

  • Raúl: Ese cuerpo es para verlo, y los demás me dan igual, pero para mí debe estar disponible siempre.
  • Eleniita: Muchas gracias.

De verdad habían sido palabras de agradecimiento, me conformaba leer que no tenía interés porque nadie más me viera desnuda y tuviese esa admiración por mi físico.

  • Raúl: Creo que vamos a tener que ayudar a tu memoria.
  • Eleniita: ¿Cómo?
  • Raúl: Te voy a castigar para que aprendas a cumplir las órdenes que te doy, no te doy tantas como para que las olvides.
  • Eleniita: De acuerdo – Contesté resignada sin saber lo que me esperaba –
  • Raúl: Te pondrás encima de la cama, a tres patas
  • Eleniita: ¿a 3?
  • Raúl: Si, la mano que te sobra la usaras para azotarte el culo.
  • Eleniita: ¿Qué? ¿En serio? – Eso iba a ser una humillación enorme, y además podría estar grabándose –
  • Raúl: Sabes que otras veces te doy otra opción, pero créeme, siempre es mejor la primera.
  • Eleniita: ¿Cuál es la segunda? – No quería hacer tal cosa –
  • Raúl: Si te la digo, la harás, si no te la digo, haces la primera.
  • Eleniita: Haré la primera opción...
  • Raúl: No hace falta que me lo digas, te estoy viendo, hazlo.

Empecé a colocarme en esa postura, era muy humillante creer que estaba haciendo eso. Comencé a dar un azote, más bien flojito y miré hacia donde estaba la cámara buscando su aprobación.

Otro azote un poco más fuerte y sonó el móvil.

  • Raúl: Vas a tener que hacerlo mucho más fuerte, así no voy a ver tu culo rojo hasta que amanezca.
  • Eleniita: ¿El culo rojo?
  • Raúl: Si, es la única forma que tengo veraz de comprobar que te has dado buenos azotes.

Seguí azotándome, un poco más fuerte, intentando ir alternando de nalga y que se pusieran rojas cuanto antes. Realmente me estaba sintiendo muy humillada.

  • Raúl: Creo que será mejor optar por la segunda opción, si no vas a tardar mucho.
  • Eleniita: Que…
  • Raúl: Toma un cinturón y sigue con él. No vuelvas a tocar el móvil, solo te azotarás hasta que te hable, espero que lo hagas bien.

Fui al vestidor y tome uno de mis cinturones, no sabía cuál sería el mejor para hacer esa tarea, cual dolería menos, si sería muy doloroso. Acaricié mis nalgas, me dolían un poquito ya de los azotes, ¿Que más quería?

Tome uno de los cinturones y ya en la habitación lo enseñe a cámara, supongo que buscando una aprobación que, tenía que imaginar. El teléfono se mantenía en silencio, por lo que supuse que tendría que continuar, me puse de nuevo a 3 patas y me di el primer cinturonazo.

-     ¡Plash!

-     ¡Ahh! – chillé –

Joder, como dolía, me había pasado de fuerte.

-     ¡Plash! – esta vez había controlado mas mi fuerza, de igual forma picaba bastante –

(sonó el teléfono)

  • Raul: Como el primero, 10 azotes, y los vas contando en voz alta.
  • Eleniita: Ok – Solo pude contestar –

Claro, la cámara tendría audio también, discurrí que podría oírlo todo.

De nuevo reanudé la azotaina, tratando de darme con la fuerza del primero, pero tampoco pasarme.

-     ¡Plash!

-     ¡Ah!

-     Uno…

-     ¡Plash!

-     ¡Ahh!

-     Dos…

¿Diez? Imposible, ya me dolía mucho el culo como para seguir

-     ¡Plash!

-     ¡Ahhhh!

-     Tres…

Esto estaba siendo duro, muy humillante

-     ¡Plash!

-     ¡Ahh!

-     Cuatro…

¡Y muy doloroso!

-     ¡Plash! ¡Plash!

-     ¡Plash!

-     ¡¡Ahhhhhh!! - Uff –

-     Cinco, seis, siete….

Trate de avanzar en tres intentando terminar cuanto antes. Mi culo ardía, no podía más, ya no mas, me repetía una y otra vez, tengo que plantarle cara, terminar con esto, ¿Dónde voy a acabar? Pero la rebeldía no me duró mucho, ¿A quién iba a engañar? Ya no tenía opción, mi dócil cabeza se agachó para…

-     ¡Plash!

-     Ocho…

Será mejor acabar ya, pero seguro que está más que rojo, podría hablarme ahora y perdonarme los últimos dos, trate de hacer una pausa pero nada llegó.

-     ¡Plash!

-     ¡Plash!

-     Nueve…. Y diez...

Enseguida zumbo el móvil, lo tome con los ojos a punto de soltar una lágrima.

  • Raúl: Lo has hecho bien, siento si ha sido duro para ti, pero tienes que entender que si deseas ser mi sumisa debes obedecer unas órdenes.
  • Eleniita: Si señor.
  • Si, está muy claro.
  • Raúl: Muy bien cariño, ahora sí, ya es hora de que nos vayamos a dormir.
  • Raúl: Buenas noches.
  • Eleniita: Buenas noches, besos cielo.
  • Raúl: Ahora si quieres puedes darte crema en tu culito, te hará bien, después puedes irte a dormir. Cómo te has portado bien, si tienes frío puedes usar una manta para cubrirte, pero nada de ropa delante de la cámara. ¿Entendido?

¿Su sumisa? Sí… supongo que es en lo que me había convertido, más bien esclava diría yo, prisionera de la situación que de ninguna forma podría escapar ya.

  • Raúl: Ahora si quieres puedes darte crema en tu culito, te hará bien, después puedes irte a dormir. Cómo te has portado bien, si tienes frío puedes usar una manta para cubrirte, pero nada de ropa delante de la cámara. ¿Entendido?
  • Eleniita: Si, está muy claro.
  • Raúl: Muy bien cariño, ahora sí, ya es hora de que nos vayamos a dormir.
  • Raúl: Buenas noches.
  • Eleniita: Buenas noches, besos cielo.

Me había hecho experimentar un castigo como nunca nadie me lo habían dado, y le digo “besos cielo” No entraba en mi mente cómo podía estar actuando de esa manera.

En el baño pude comprobar como tenía el culo totalmente rojo y se distinguían algunas marcas del cinturón, derrotada traté de untar un poco de aloe vera en mis nalgas, se sentía súper fría al aplicarla y mientras la extendía, pero lo pude hacer por todo mi trasero.

En mi dormitorio, quité todas las sábanas y el edredón, lo tiré al suelo donde se pudiera ver y me tumbe en la cama boca abajo, me dolía demasiado mi trasero como para apoyarlo.

En esa posición me quede dormida, ofreciendo mi cuerpo y mi culo desnudo, rojo y con marcas de haber sido castigada a aquella cámara que no tenía control sobre ella.

Unas horas más tardes me desperté de frío, y tal como recordé, me tapé con una mantita suave.

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Muchas gracias por la lectura, espero que de nuevo les haya gustado, agradecer a la gente que sigue los relatos y que me anima a continuar con la aventura.

relatosdesen@gmail.com

Hasta pronto.