Dulces truenos - Capitulo 1: Empiezan las clases

Primera entrega de una serie que habrá escenas de: no consentido, dominación y amor entre otros. CAPITULO 1: Como un alumno que se siente atraído por su profesora finalmente acaba sometiéndola.

Capítulo 1 – Empiezan las clases

Estaba realizando la matrícula de segundo año mientras pensaba en cómo sería este curso, pensaba que era una total pérdida de tiempo hacer estudios académicos, un sistema ineficiente, siempre había aprendido más en mi ordenador, estudiando libremente lo que me interesaba. Nunca había destacado académicamente, ni me gustaba ser así, aún todo mi entorno opinaba de mí que era un tipo muy inteligente a pesar de mis 20 años.

Absorto en mis pensamientos, en aquella sala de recepción pasó Elena, la profesora que no sabía si la odiaba o la amaba. Una joven muchacha de apenas 26 que bien sabía que era guapa y era habitual entre mis compañeros escuchar bromas jocosas de cómo se la follarían. Realmente era una mujer atractiva, no tenía exuberantes curvas, pero su delicada forma de hablar, su caminar y su lindo cuerpo hacían que se viera una mujer muy deseada pese a su recatada manera de vestir

Me miro y quedé alelado, sin duda el verano la había sentado bien, se notaba que había tomado el sol, y realzaba más sus ojos azulados y su larga melena rubia.

-          Ho-Hola Elena, - espeté –

-          Hola Raúl, ¿Todo bien?

-          Si… si, ya voy a entregar la matrícula.

Después de ese pobre intercambio de palabras continuó su camino, dejando a mi vista un precioso trasero que no pude evitar mirar, ya que aún tras esos vaqueros se adivinaba una figura perfecta. Justo en el momento de su partida llegaron algunos compañeros más para inscribirse, quienes pudieron divisar a la joven maestra.

-          Jajaja, Raúl, tiene buen culo esa tipa eh.

-          Jajaja, ya ves.

-          Sisi, lo tenemos muy visto, lástima que sea una puritana porque si no una yegua así se las iba a comer de dos en dos.

-          Yo desde luego le daba – decía otro compañero –

-          Bueno chicos, me tengo que ir ya, mañana nos vemos!

Mientras caminaba a casa no podía parar de pensar en Elena, efectivamente sentía algo por ella, no lo podía negar, aunque sin duda, era la típica mujer que por su manera de pensar jamás encajaría con alguien como yo. El año pasado nos había tratado de adoctrinar con ideas políticas comunistas, y desde que aquel día me atreví a expresar mi opinión defendiendo ideas políticas liberales en clase, por esta razón, cada vez que difería ideológicamente con ella me tratara de extremista o mandándome callar, eso ciertamente me hacía enojar y en consecuencia acarreó una especial desaprobación de su parte hacia mí, cosa que esté año estaba seguro que iba a seguir pasando.

Al llegar a casa, tomé el cubo de Rubik para distraer la mente, pero era inútil, Elena inundaba mis pensamientos en un amor-odio del que mi cabeza no podía escapar.

A la mañana siguiente, sonó el despertador, y como siempre, me apresuré para ir al instituto.

La mañana pasaba fácil y amena entre profesores y alumnos, que nos presentaban las nuevas asignaturas y nos contábamos alguna anécdota.

Después de la media hora de descanso, vino Elena a nuestra clase, con sus ajustados vaqueros y una blusa bastante airada no pude evitar pensar lo preciosa que era, y que me gustaría enamorarme de una mujer tan bonita, delicada y sexy como ella.

Se acercó a la mesa del profesor y dejó unos libros que cargaba con dificultad, el bolso y una curiosa figura de plástico en forma de barco que rápidamente identifique como un Rubik de muchas más piezas y formas, por lo que sería realmente largo y complicado de resolver, mas no para mí, tenía varios en casa incluso tan complicados como ese.

Elena se veía algo agitada y empezó a contarnos que este año la tendríamos a ella como tutora.

En aquel momento observaba aquel artilugio y cómo habría acabado algo así en sus manos, ¿Le gustarían? ¿Tendríamos algo así en común? Nuevamente empezaba a fantasear cómo sería estar con una persona así, cuando de repente me pregunto:

-          ¿Verdad Raul?

-          Eh – respondí volviendo de mis pensamientos –

-          Ya empezamos mal, si ni siquiera el primer día prestas atención a lo que te digo dudo que este curso lo apruebes.

-          Bueno, si estoy aquí será por que me lo merezco, ¿Verdad?

Siguió con su discurso poniéndome una mirada de menosprecio sin contestarme. Nos repartió unas hojas para que le pusiéramos ciertos datos personales nuestros, entre ellos nuestro teléfono, puesto que este año habían decidido crear un grupo de Telegram para pasarnos cosas de clase y la teníamos que firmar para dar nuestro consentimiento.

En breve terminó su charla con la típica pregunta:

-          ¿Alguien tiene alguna pregunta?

Se hizo el típico silencio en clase, todos queríamos irnos cuanto antes y haber hecho por cualquiera una pregunta hubiera supuesto suspiros de desaprobación por el resto de la clase. Estando listos para partir a casa, desafortunadamente  nos dijo que nos traería una novela literaria que había escrito y publicado ella misma, cortesía del centro educativo, acto seguido nos dejó en clase esperando mientras se fue a por sus libros.

La espera se hacía algo larga y ya nos empezamos a levantar, cuando un compañero se acercó a la mesa a ver el cubo que había traído. Cuando descubrió que se podía mezclar y deshacer la figura, no dudó en hacerlo.

Luego de dejar el juguete ya desarmado en su sitio, empezamos a oír al final del pasillo que nuestra profesora se acercaba, todos acudimos a nuestras mesas. Al llegar,  Elena no se percató de nada inusual hasta que dejó los libros sobre su escritorio: alguien había deshecho su figura.

Inmediatamente gritó - ¿Quién ha sido? – visiblemente alterada.

Se hizo un silencio sepulcral, nunca la habíamos visto tan enfadada.

-          ¿Quién ha sido el idiota que no le han enseñado que no debe tocar lo que no es suyo? – decía cada vez más iracunda –

Pensaba que quizá, podría ofrecerme para resolverlo, pero fácilmente me llevaría más de media hora y tenía ganas de irme a casa, además, no se lo merecía, nunca me había tratado del todo bien.

-          Hasta que no salga el responsable, no nos iremos de aquí-

¿Lo diría en serio? Oficialmente nos quedaban casi 2 horas y media para la hora de salida.

-          Bueno, como queráis, yo tengo que estar aquí, así que nos quedaremos hasta que acabe la clase oficialmente. Si queréis podéis ir leyendo mi libro, puntuará para nota.

En ese momento, al ver que probablemente nos iba a dejar ahí todas las horas que teníamos con ella, vino otra vez a mi mente la idea de que quizá podría aprovechar el primer día para limar asperezas y ofrecerme a armar su cubo rubik, puesto que a juzgar por como hablaba, era importante para ella y no lo sabría resolver. Dudaba si debería decir algo, se la veía realmente enojada, consideré que sería una buena acción, además de demostrar mi habilidad delante de mis compañeros, y por otro lado, si lo terminaba antes, seguro que antes nos iríamos a casa.

Así que… casi a tono cuando ella iba a empezar a hablar, levanté tímidamente la mano.

-          ¡Claro! ¿Cómo no? ¡Quién iba a ser si no tú! ¡Siempre el tonto de la clase tiene que dar la nota! ¡Maldito idiota! - dijo Elena con ojos de rabia –

En ese momento me sentí terriblemente humillado, ahora había visto claramente lo que ella opinaba de mí y sentí como esas palabras dolían en mi pecho.

Antes de dejarla seguir, la interrumpí, no iba a dejar que me pisoteara de esa manera.

-          ¡Que yo no lo he tocado! – grite –

Confusa, quizá por haberse precipitado, pero sin querer disculparse me pregunto,

-          ¿Entonces para que levantas la mano? ¿Eh listillo?

-          Porque si me lo dejas…. Intento rehacerlo para tí… - contesté –

-          ¡JAJAJAJA! - rió Elena –

Me di cuenta que ella pensaba que era un mediocre, incluso se atrevía a reírse de mí en un tono muy despectivo.Por supuesto no pasaría por encima de mi una vez más así que la reté:

-          Esto se demostrará fácil quien tiene la razón una vez más. Nos quedan dos horas de estar en clase, déjamelo y en ese tiempo lo tendrás terminado. – contesté desafiante –

Se había desatado la guerra, Elena solo quería dejarme en evidencia y cometió un grave error.

-          Pues si tan seguro estas de que lo vas a hacer, seguro que no te importa aceptar que, si no lo haces, corres solo con los calzoncillos por el patio una vuelta.

Esa engreída pensaba que iba a humillarme, pero actué.

-          De acuerdo, acepto el trato, pero para que sea justo, si lo resuelvo, entonces deberá correr usted señorita.

Elena cambió el gesto de su cara, de repente, la clase empezó a animar, más de uno se atrevía a hacer comentarios, pero ella no decía nada.

-          Venga Elena, ¿no estabas tan segura? - dije en tono jocoso –

-          Eres un pervertido

-          Acaso cambia que lo haga un hombre a que lo haga una mujer ¿No somos iguales? ¿Qué ha cambiado? Bueno, ya veo que no quieres que te lo haga, aún que solo necesitaría una hora y tenemos dos por delante.

-          Acepto, pero lo harás en una hora, como dices -dijo impulsivamente Elena -

-          No te creo, ¿Cumplirás tu parte?

-          Por supuesto que no, por que lo vas a hacer tú, niñato.

Toda la clase se había animado por completo, la batalla recién comenzaba y ahora no podía  rendirme, y al parecer ella tampoco quería hacerlo.

Ahora sí podría ser mucho mejor, además de quedar como un genio, le daría una lección. Así que aproveche para recalcar la promesa a la vez que extendía mi dedo meñique con intención de hacer un “pinky promise” intentando garantizar su promesa.

Tiempo atrás vi que ella lo hizo con otra profesora del centro y supuse que para ella podría tener algún efecto.

-          Si antes de una hora lo consigo hacer, caminaras en ropa interior, delante de todos nosotros o por el patio, como tu quieras, y yo tendré hasta que termine la clase, un total de 2h, para hacerlo, o seré yo quién caminaré yo en ropa interior por donde tu quieras, prometido.

-          Hecho – contestó Elena –

La clase entera estaba emocionada, vaya primer día de clase, seguro que todos la recordaríamos el resto del año, ahora mi deber era resolverlo a tiempo.

Inmediatamente me puse a ello, mientras algunos aprovecharon para ver como lo hacía, otros leían o hablaban entre ellos, mientras que Elena no me quitaba ojo de encima.

En poco más de 15 minutos, se veía parte de la figura hecha, aunque sin duda quedaría la mitad, iba muy bien de tiempo a lo que sonreía a Elena, quien desde su escritorio me miraba de reojo mientras manejaba los papeles.

Apenas en media hora, ya estaba acabándolo y me jactaba con varios compañeros de clase como lo hacía. Estaba haciendo el final y era realmente difícil y que no quería estropearlo. Sabía perfectamente que lo iba a conseguir y decidí tomarme un respiro mirando el móvil, mofandome de que iba a sobrar tiempo.

Para mi sorpresa, había recibido varios mensajes de un número desconocido, que rápidamente identifiqué.

o   Eleniita: Hola Raúl

o   Eleniita: Raúl es mejor que paremos esto, ya me quedó claro que sabes hacerlo, solo te pido que tardes más de 1h y ninguno tiene que humillarse.

o   Eleniita: Por favor, tendrás buenas notas notas este año, te subiré en cada examen 2 puntos más de lo que saques, modificando tus respuestas, nadie lo sabrá.

Sin duda, al leerlo, me di cuenta de que podría sacar mucho de ella si jugaba bien mis cartas. Decidí no contestar y seguir con la figura, mientras notaba  como vibraba el móvil y me llenaba de felicidad creer que sería la señorita suplicando.

No tarde mucho en volver a tomar un respiro, a pesar de los enormes ánimos que recibía de todo el género masculino de la clase por que terminara, todos lo estaban deseando y se lo estaban pasando en grande por el giro inesperado que estaba teniendo ese día. Tomé el móvil de nuevo.

o   Eleniita: Por favor Raúl, ¿Qué quieres? Lleguemos a un acuerdo.

o   Raul: Bueno, no tienes por qué hacerlo, todos verán cómo lo termine y tu no cumpliste. Pero al menos no me volverás a pisotear, eso quiero.

o   Eleniita: No te volveré a pisar, pero por favor, un “pinky  promise” para mi es algo serio, no quiero faltar a mi promesa y fácilmente se soluciona con que te esperes media hora más.

o   Raul: eso será tu problema, me alegrará verte semidesnuda wapa

o   Eleniita: En que se vayan todos a casa, me desnudaré para ti, te daré los exámenes que vas a tener conmigo este curso y te tratare con respeto.

o   Raul: como me voy a fiar de ti? Acaso me sigues tratando de idiota?

o   Eleniita: para nada, nono, no era esa mi intención, te prometo que lo hare pero solo para tí por favor.

o   Raul: ve al baño, te harás una foto desnuda para mi ahora, no puedo fiarme de ti.

Me volvi a meter el móvil al bolsillo y seguía haciendo algún movimiento irrelevante, Elena estaba bastante agitada y salió de la clase diciendo que enseguida volvería. En breve empecé a recibir mensajes, y simule que me llamaban por teléfono para salir al pasillo a hablar por Telegram con mi profesora.

o   Eleniita: Si hago esto, prométeme que nada de esto saldrá de aquí

o   Eleniita: y que tardaras mas de una hora en terminarlo

o   Eleniita: por favor dime

o   Raul: está bien, muéstrame cómo eres preciosa

o   Eleniita: pajillero

o   Raul: mas respeto perra, a ver si a estas alturas te voy a tener que corregir.

o   Eleniita: esta bien…

o   Raul: a que esperas? Mándame ya una foto!

o   Eleniita: (foto con autodestrucción)

Se apreciaba el cuerpo de Elena de cuello para abajo , en un cubículo de los baños de la escuela, con una ropa interior de encajes negros de lo más sexy. Acto seguido me fije que había borrado toda la conversación anterior.

o   Eleniita: bueno, ya está, ahora tú tienes que cumplir con tu parte.

Estaba tremendamente excitado, la profesora de mis fantasías y ese espectáculo de cuerpo. Pero la foto se había destruido, quería más y tenía que actuar rápido si quería conseguirlo. Maldije por no haber utilizado mis conocimientos por haber grabado tanto la conversación como la foto, tenía un programa que usaba para grabar todo lo que pasaba en la pantalla del smartphone. Debía arriesgarme quería tener otra vez la foto para la posteridad, sería un recuerdo de mi logro y de mi bonita profesora, así que puse de nuevo el programa a grabar.

o   Raul: con esa simple foto, y que se autoborra crees que me vas a comprar? Apenas te he visto 5 segundos, vuelve a mandarla ya.

o   Eleniita: ...

o   Eleniita: (foto con autodestrucción)

Estaba excitado y quería ver hasta dónde podía llegar por lo que no temí en continuar.

o   Raul: tengo dudas de que esa seas tú, en clase te hubiera visto de pies a cabeza y antes me habías dicho que te desnudarias, te veo con mucha ropa cariño...

o   Eleniita: eso es excesivo, hemos llegado demasiado lejos.

o   Raul: sabes que me has tratado mal, y solo tienes que hacer eso ó… ya sabes que pasara.

o   Eleniita: esta bien, pero es la última que te mando

o   Eleniita: ( foto con autodestrucción )

Era un sueño, tenía una foto de la profesora que tanto nos tenía locos a todos los tíos, la cantidad de tiempo que había soñado por verla desnuda a mi merced y ahora, empezaba a sentir el poder de poseerla, entregada a mi, ¡Había conseguido esa foto! Me sentí realmente grande por haberlo conseguido. Tenía ganas de seguir pero considere que si abusaba de la situación, podría tener problemas, de igual forma le habría dado una lección a mi profesora y seguro que este año, me trataría de otro modo.

o   Raul: Esta bien cachorrita, un trato es un trato….

Raúl entró de nuevo a la clase, sus compañeros impacientes, realmente la clase había cambiado, se respiraba un jolgorio estimulante, parecía que más de uno pensaba que le iba a dar una lección a esa maestra tan subida de tono, pero, había conseguido mucho más que eso, solo que tendría que reservarlo para mí.

Continué haciendo ese rompecabezas lentamente, cuando entro Elena visiblemente agitada por la puerta, intentando evitar mi mirada, avergonzada.

Enseguida comentó a todos que, quien quisiera podía irse ya a casa.

Como no podía ser de otro modo, muchos se quedaron para verme terminar, mientras hacía algún movimiento absurdo hasta que termino la hora que había acordado con mi nueva profesora, después lo finalicé.

Hubo muchos comentarios, incluso mi mejor compañero me dijo que sabía que lo había hecho a propósito, a lo que conteste que la lección la había aprendido igual ó mayor.

Por supuesto ninguno se imaginaria que había pasado.


Muchas gracias por la lectura, si lo desean pueden hacerme llegar sus palabras a:

relatosdesen@gmail.com

Hasta pronto!