Dulces sueños morbosos
Este relato trata de un hombre y una mujer estan en la misma cama y el hombre se cree que ella esta dormida ¿Que cosas se pasaran por su morbosa mente?
---Mis relatos los cuento en primera persona. Están orientados a mujeres con la intención de que ellas mismas se imaginen que son las protagonistas---
Hace tiempo que somos amigos, nos conocimos por casualidad a través de una red social, chateamos durante meses pero nunca llegamos a quedar en persona porque vivimos en ciudades diferentes a 50km y la falta de tiempo no nos dio la oportunidad, el trabajo, la familia, los amigos…
Hoy va a ser un día diferente, estamos en verano, 23 de Julio y uno de los días más calurosos, es sábado, tienes una cena de empresa con tus amigas en mi ciudad y a primera hora de la mañana llamas para proponerme un plan. Después de la cena iréis a locales de copas y discotecas, y si yo estuviese cerca, podría acercarme y vernos en persona por primera vez.
La mala fortuna hace que se nos estropee el plan antes de ponerlo en práctica. Estoy preparando las oposiciones y tengo el examen en breve, no me puedo permitir el lujo de salir de fiesta, mi idea es estudiar toda la noche, y el domingo madrugar para continuar con mi trabajo. ¡Con las ganas que tengo de verte! Llevamos tanto tiempo chateando que ha nacido un vínculo entre ambos, una complicidad, un sentimiento…
Estoy todo el día dándole vueltas a la oportunidad que me voy a perder, al final sucumbo a la tentación y se me ocurre un plan intermedio. Te llamo. Quedaste a las 22 en la puerta del restaurante con tus amigas. Yo te propongo vernos 2 horas antes, a las 20 en la terraza de un bar próximo y así sucede.
Llegas al bar apurando el paso, todo lo rápido que tus tacones te permiten, encontrar aparcamiento en esta ciudad es misión imposible y llegas ya 20 minutos tarde, un poco sofocada por las prisas y algo nerviosa, no sabes como vas a reaccionar al verme por primera vez.
Allí estoy, en la terraza, con mis gafas de sol saboreando mi caña fría, con un aspecto desenfadado y relajado. Me levanto para recibirte, intentas excusar tu tardanza, pero antes de que digas nada, te beso en la mejilla, te guiño el ojo y te digo que no importa. Te sientas con una sonrisa que se nota tanto por fuera como por dentro. Empezamos la charla, es amena, agradable, fluida, igual que cuando chateábamos, tenías miedo de sentirte cortada, la tensión de la primera vez, pero no, el hielo se rompe en la primera frase y parece que nos conocemos de toda la vida.
Son las 21:52. ¡Madre mía que rápido ha pasado el tiempo! Tienes que irte ya, pero antes te propongo una cosa. Has venido en coche y no quiero que cojas el coche si vas a beber en la cena y en los locales posteriores. Te ofrezco mi piso para quedarte a dormir. Te niegas, aun no hay tanta confianza como para eso, pero yo insisto. Si algo me caracteriza es tener las ideas claras y un buen poder de convicción. Al final terminas aceptado y como no voy a estas esperando por ti hasta tarde, te doy una copia de las llaves. Puesto que mi piso está de camino al restaurante, te acompaño y cuando llego te digo cual es mi portal. Nos despedimos con un beso y te vas.
La cena transcurre muy animada, la comida deliciosa, y acompañada de un buen vino, no tienes la responsabilidad de conducir así que te sueltas el pelo, el vino enseguida hace efecto y te sientes animada, divertida, risueña… Estás continuamente agobiada y estresada, el trabajo y los problemas del día a día, hace mucho que no te diviertes, tanto que ya ni recuerdas tu última juerga, necesitas divertirte y hoy es el día.
Luego os dirigís a un bar de copas, te pides tu copa favorita, cuanto tiempo sin probarla, las chicas están animadas pero hoy tu eres el alma de la fiesta, el centro de atención, ellas te animan porque hacía mucho que no te veían divertirte tanto y saben que te sentará bien desinhibirte por un día.
Una hora mas tarde salís del bar y entráis una discoteca, una vez dentro canjeas tu entrada por una copa y vuelves al grupo de amigas. Empiezas a moverte, que bien sienta el baile, no solo te sientes divertida, sino que incluso sexy. Te preguntas ¿Por qué no haré esto todos los fines de semana?
Al rato un chico joven se acerca a ti. No te atrae mucho, parece un poco inmaduro para tu gusto, aunque se empieza a insinuar bailando, cualquier otro día le hubieras dado calabazas pero hoy la euforia juega a favor. Te mira a los ojos con una mirada pícara y una sonrisa traviesa. No tienes ninguna intención de que este “buen royo” sea algo mas que un baile, pero se pega a ti por detrás, empieza a hacerte un baile sexy, sientes como se roza… todo su cuerpo, repito, TODO su cuerpo. De repente te sientes rara, algo que no pasaba desde hacía mucho, pero tu corazón se acelera, y piensas ¡Oh dios mío! Pero si ya no tengo 16 años para ponerme así solo por un baile.
Empiezas a darte cuenta de cosas. La rutina, el trabajo, el estrés, últimamente te han hecho omitir ciertas necesidades básicas para el cuerpo y la mente de una mujer. Ahora mismo esas necesidades están empezando a brotar de golpe, demasiado tiempo acumulando, tanto que la cosa explota por si sola, el deseo aparece. Y seamos sinceros, con alcohol en la sangre, en el punto exacto sin pasarse… ¿A quien no le entran ganas? Un simple roce puede hacer que te tiemble el pulso, y es lo que te está pasando, te está temblando el pulso.
El tiempo pasa, y estás disfrutando del baile, del contacto cuerpo a cuerpo, pero todo lo bueno se acaba, y aparece un amigo del chico, le dice que ya se van, y él tiene que irse con el grupo, han venido todos en el mismo coche y no puede quedarse. Que pena.
La noche sigue, pero poco más, tus amigas poco a poco se van marchando, hasta que las 3 últimas te dicen que también se van, están cansadas y quieren irse a dormir. ¡Que sosas! Solo son las 3 de la mañana y tú aun estás en lo mejor de la noche, aun tienes ganas de mucha guerra, pero no te queda otra, salís fuera, te despides de ellas en la puerta y te diriges a mi portal que está muy cerca.
Entras en el portal, subes al ascensor, entras en mi piso en silencio para no despertarme, no es muy grande así que es difícil perderse, enseguida encuentras mi habitación. En mi piso solo hay cama, la de mi habitación. Debido a mi trabajo tengo la otra habitación ocupada con escritorio y mesa, ordenador, y estanterías llenas de documentos.
Yo estoy dormido y te mueves en silencio, enciendes la luz de la mesilla y me ves tapado únicamente con una sábana, con el pecho descubierto, y puedes intuir que solo llevo un bóxer debajo de la sábana. A 28 grados por la noche no se necesita nada más.
Te sacas el vestido y lo dejas sobre una silla cuando te das cuenta de algo, tengo un ojo un poco entreabierto, y piensas, “se esta haciendo el dormido porque quiere ver como me desnudo”, cualquier otro día te hubiera molestado que te viesen, pero hoy te sientes traviesa, el alcohol está en su momento de mayor efecto y todavía sigues húmeda del calentón del baile, así que decides seguirme el juego. Sigues como si no te hubieras dado cuenta. Le encuentras su morbo al juego porque vas a provocarme pero yo no puedo delatarme, tengo que continuar haciéndome el dormido para no mostrar mi trampa.
Te pones delante de mí, a un metro de distancia apenas, dándome la espalda. Yo, sabiendo que estás de espaldas y que no me ves directamente, aprovecho para abrir un poco más los ojos. Llevas un sujetador de encaje negro, braguitas a juego, medias negras y tacones. Desabrochas tu sujetador y lo lanzas sobre el vestido. Te agarras las braguitas y empiezas a bajarlas poco a poco, hasta que caen a tus tobillos, queda al descubierto tu culo tan apetecible, mi corazón está latiendo a 100.
Tú sabes que estoy excitado, que me estás poniendo muy malo, que no puedo moverme para no delatarme, cuanto más me provoques más me vas hacer sufrir, y te da muchísimo morbo ese juego, el provocar, hacer las ganas, y que yo no pueda descargar, me muero de ganas pero no puedo.
Ahora te descalzas, agarras una media y te la vas bajando a medida que te inclinas hacia delante, quieres hacer que explote. Cuando estas totalmente inclinada separas un poco las piernas mostrándome todo por detrás. Madre mía que vistas de vértigo, empiezo a notar que apenas puedo controlar la respiración, jamás había estado en una situación tan morbosa.
Cuando estás completamente desnuda das la vuelta a la cama y entras por el lado contrario, te tapas con la sabana y apagas la luz. Todo queda en oscuridad y silencio total, únicamente oyes mi respiración acelerada, estoy tan excitado que parece que acabo de correr un maratón.
No eres de las que tienen sexo la primera noche con un chico, aunque hoy estas confusa, tus deseos son mas elevados de lo normal, aun así no tienes intención de que ocurra algo entre los dos, pero si te da morbo saber lo que haré cuando te quedes dormida. Estas segura que me tocaré, me has calentado tanto que no me voy a poder aguantar, así que estas a la espera en cama, boca arriba, relajada y excitada a la vez, con las piernas algo abiertas. Mientras esperas llevas la mano a tu vagina y con el dedo empiezas a frotar el clítoris muy despacio para que yo no me de entere.
Pasa media hora y todo sigue en silencio y me creo que ya te has dormido, aunque tú sigues a la expectativa en silencio. Notas como me empiezo a mover en la cama muy despacio para no despertarte, me estoy bajando el bóxer muy despacio, tardo casi 2 minutos en hacerlo y lo dejo caer al suelo. Al poco tiempo empiezas a sentir una vibración en la sábana acompañados de unos pequeños jadeos. Mi respiración esta volviendo a acelerarse y puedes volver a oírla, y el zas zas zas del roce con la sábana.
Poco a poco las vibraciones van en aumento, empiezas a sentir como se menea el colchón y como llega incluso a moverse tu cuerpo, mi respiración es cada vez más fuerte. Esa situación te esta dando cada vez mas morbo, era precisamente lo que estabas deseando notar, un chico masturbándose a tu lado sin saber que lo estas oyendo. Poco a poco tu corazón empieza también a latir más rápido, aunque tienes que controlar tu respiración para que yo no lo note. Tu dedo empieza a moverse cada vez más ágil sobre tu clítoris, estás describiendo movimientos en círculo sobre él y cada vez está más mojado, cosa que mejora el rozamiento.
Notas como me empiezo a mover en la cama, me estoy girando hacia ti muy despacio, empiezas a notar una sensación de peligro, tu sangre empieza a llenarse de adrenalina, tu corazón late más fuerte. Me muevo tan despacio para no despertarte que tardo más de un minuto en darme media vuelta hacia ti, pero ahora sientes como mi pecho se pega a tu brazo, mi cara a pocos centímetros de tu mejilla, puedes notar mi aliento en ella, mi pene entra en contacto con tu cadera, tu corazón ahora se dispara, lo sientes muy rígido y caliente, y notas como resbala por tu piel debido al liquido preseminal, señal de que estoy muy excitado.
Tratas de controlar al máximo tu respiración pero es casi imposible, tu pecho se agita por tu excitación, tu respiración es muy profunda. La situación esta llegando más lejos de lo que te esperabas, se te ha ido de las manos, y ahora estas en un dilema, si simular que te despiertas y pararme antes que pase a mayores la cosa, o si seguir haciéndote la dormida. A pesar del peligro, sientes curiosidad por saber hasta donde me voy a atrever a llegar, tienes ese morbo en tu mente que te dice ¿A que no se va atrever? Pero quieres comprobarlo, así que continuas inmóvil.
Mi mano se posa en tu abdomen, sientes las yemas de mis dedos como acarician tu piel con mucha suavidad, voy subiendo poco a poco por tu cuerpo provocándote un cosquilleo que te recorre todo el cuerpo. Mi mano empieza a escalar tu pecho hasta que corona tu pezón. Únicamente posando la yema de mi dedo corazón recorro tu aureola alrededor de tu pezón, es muy agradable, te gusta. Con dos dedos te agarro el pezón, sientes como lo giro suavemente como si fuese la rueda del volumen. Tu respiración es cada vez mas profunda, cada vez estás más relajada y tensa a la vez y tienes miedo que sienta tus latidos o tu respiración de excitación, pero por ahora no lo he hecho.
Después de 5 minutos acariciando tus pechos, mi mano empieza a bajar por tu cuerpo. Únicamente deslizando la yema de mi dedo corazón, nada más. Ese cosquilleo vuelve, y es incluso más fuerte, potencia tu excitación. Mi mano baja por tu abdomen, pasa por tu ombligo y continúa su camino hacia abajo. Sientes como pasa por tu pubis, se acerca a terreno prohibido, tus latidos se disparan. Mi dedo se para a menos de un centímetro de tu tesoro, no sabes realmente si quieres que avance o no, pero las dudas se van en pocos segundos. Mi dedo vuelve a moverse, sientes como pasa por encima de tu clítoris, sigue bajando recorriendo tu rajita por fuera hasta la parte más baja, y vuelve a subir.
Uffffff, tu cuerpo sabe bien lo que le gusta, y en este momento te esta hablando, tratas de ignorarlo pero lo evidente es lo evidente, mi dedo se desliza con mucha suavidad debido a la humedad de tu vagina, te estas volviendo loca de placer pero tratas de contener todo lo que puedes tus gemidos. Mi dedo recorre una y otra vez tu vagina arriba y abajo, parándose de vez en cuando sobre tu clítoris haciendo pequeños círculos, y de nuevo arriba y abajo. Sigues haciéndote la dormida pero tu excitación va a más y más.
Sientes como empiezo a pasar mi pierna por encima de la tuya hasta que coloco la rodilla en medio de tus piernas y también apoyo la mano al otro lado del colchón. Te das cuenta de lo que voy a hacer, piensas para ti “a que no se atreve”. Pero compruebas que estás equivocada, poco a poco voy subiéndome a la vez que me giro sobre ti.
Termino con las dos rodillas entre tus piernas, mi cuerpo esta completamente sobre ti, a pesar de que cargo todo mi peso sobre el colchón, puedes sentir como el calor de mi cuerpo te cubre. Puedes notar mi aliento a pocos centímetros de tu boca, como mi pecho roza tus pezones, como mi pene descansa sobre tu pubis. Lo sientes muy duro y caliente. Notas como empiezo a mover la cadera y como se desliza por tu pubis, resbala con mucha facilidad debido a lo húmedo que está.
Sientes como me voy moviendo. Mi prepucio se desliza por tu pubis hacia abajo, pasa por encima de tu clítoris y sigue bajando recorriendo tu rajita hasta que se coloca justo en el centro. En ese momento tu corazón esta a punto de estallar, el morbo de la situación te supera, sigues haciéndote la dormida, pero estas deseando que continúe, que no te deje así, necesitas que lo haga, en ese momento te sientes totalmente entregada a mi.
Empujo lentamente en dirección horizontal, sientes como tus labios vaginales se abren poco a poco, mi prepucio empieza a meterse poco a poco entre ellos, apenas 2 centímetros, resbalando desde la parte mas baja de tu vagina hasta la parte mas frontal, tocando tu clítoris y volviendo a salir fuera frotando todo el recorrido de mi pene por encima de tu clítoris. Vuelvo a retroceder con la cadera, te penetro ligeramente, resbala y vuelve a salir por arriba machacando tu clítoris otra vez. Repito varias veces el mismo movimiento. Ese roce sobre tu clítoris te esta matando de placer, a pesar de tus esfuerzos, algún que otro pequeño quejido se escapa entre tus labios, pero yo estoy tan excitado que no me doy cuenta.
Después de jugar un poco sobre tu vagina notas como vuelvo a colocarla una vez más en el centro, pero esta vez me coloco en un ángulo más vertical, sabes que esta vez no voy a fallar, que estas sentenciada. Dejo caer mi peso poco a poco sobre ti, sientes como tus paredes vaginales se separan, como mi pene va entrando dentro de ti, como te penetro, hasta que llego al final, con mis testículos contra tus nalgas.
Empiezo a subir y a bajar, sientes las penetraciones, van muy suaves porque no quiero despertarte, pero el placer enseguida me hace olvidar tanta precaución, y empiezo a acelerar el ritmo poco a poco.
Empiezas a notar como botas en la cama, a estas alturas ya te habría despertado, pero estas disfrutando tanto que continuas inmóvil. Puedes notar mis jadeos a pocos centímetros de tu cara, mis embestidas son cada vez más rápidas y profundas. Te estoy volviendo loca de placer.
Mi ritmo es demasiado rápido para que puedas omitir el placer que empieza a crecer y a crecer, sientes las penetraciones húmedas dentro de tu vagina, tus fluidos cada vez son más abundantes, puedes oír el "chof, chof" que cada embestida produce dentro de ti.
El placer continúa creciendo más y más. Te das cuenta que esta llegando ese momento en el que notas que se dispara de forma exponencial, cada vez aumenta a más velocidad y has entrado en un punto de no retorno, sabes que ya no lo puedes parar, que es cuestión de apenas un minuto, con suerte…
Vas notando pequeños picos de placer que cada vez son más frecuentes, ya está llegando, quisieras poder pararlo pero es imposible, aprietas con fuerza los dedos de las manos y de los pies para tratar de retardarlo lo máximo posible pero te estoy penetrando con tanta intensidad que es inútil. No puedes más, coges aire y te preparas.
De golpe sientes como se dispara, "bang". Tu útero se contrae, todos los músculos de tu cuerpo se tensan, el orgasmo se apodera de ti. Se acabó tanto contenerse, toda la excitación que llevas conteniendo explota en una sucesión de gemidos y gritos descontrolados. Te abrazas a mi cuello y rodeas mis caderas con tus piernas apretándome fuertemente contra ti.
Sé que te estas corriendo y precisamente por ese motivo no dejo de penetrarte insistentemente. Mi pene entrando y saliendo velozmente de tu vagina hace multiplicar tu orgasmo, parece que no se va acabar nunca. Todo tu cuerpo esta paralizado, sientes los espasmos.
Poco a poco te vas relajando, la tensión va cesando hasta que acabas como un flan, en estado de nirvana total. En ese mismo momento notas como mis penetraciones cesan de golpe. Sientes las contracciones de mi pene dentro de ti y como mi semen inunda tu vagina, descargo todo mi placer dentro de ti. Poco a poco yo también me quedo relajado.
Los dos nos quedamos paralizados recuperando el aliento, nos besamos en la boca abrazándonos.
Me bajo de encima tuya y me tumbo en el colchón boca arriba. Tú te giras contra mí, apoyas la cabeza sobre mi hombro y me abrazas. Te beso en la frente y empiezo a acariciarte el pelo. Que te hagan eso en el pelo te relaja muchísimo. No voy a parar de acariciártelo y poco a poco te quedas frita sobre mí.
No hay un momento más tierno para un hombre que sentir como una mujer satisfecha se duerme sobre él.