Dulces Sueños (1)
Qué les puedo decir..? Disfrútenlo!
Hola amigos, después de tanto tiempo, vuelvo para relatarles nuevas historias y por supuesto fueron vividas por mí
Esta es una compilación de 5 historias continuas de este último año, cambio el nombre de mi amiga, para evitar cualquier inconveniente. Espero que las disfruten, cualquier sugerencia, ya saben a donde escribir.
Dulces Sueños (Primera Parte)
Ya tenía varios meses viviendo en su casa, Patricia era una mujer amable y muy hogareña, siempre pendiente de su esposo que vivía trabajando y abnegado a su oficina como Administrador. Nunca pasó por mi mente que en algún momento yo podría llegar a tener algún tipo de contacto más que un saludo con Patricia.
No hacíamos más que cenar juntas, puesto que ella también trabajaba no pasaba mucho tiempo en la casa. Siempre llegaba algo tarde y su esposo Javier ya había llegado de su trabajo, así que aprovechábamos para hablar de muchas cosas incluyendo de mi sexualidad. Ella se cambiaba de ropa en su habitación e inmediatamente se disponía a hacer la cena, comíamos los tres juntos, luego veíamos un poco de televisión hasta que ella sin decir nada se acostaba a dormir. En realidad era una mujer muy cerrada.
Después de varios meses, su esposo Javier tuvo que hacer un viaje por tres meses, donde lo enviaba su empresa. Antes de él partir nos pidió que estuviéramos muy pendientes una de la otra, puesto que él no iba a estar debíamos ser un poco más apegadas. Aceptamos el consejo, pero no lo cumplimos sino hasta varios días después.
Llegó el fin de semana, ya Javier se había ido y estábamos realmente aburridas, como tenía algo de dinero, Patricia me ofreció que fuéramos a un ciber para chatear un rato y aprovechar de enviar algunos correos. Debo confesar que nunca antes había detallado tanto a mi amiga como en ese instante, pude observar que es una mujer de mediana estatura, de piel blanca (muy tersa por cierto), cabello largo negro liso, unos ojos de color caramelo muy penetrantes, nariz perfilada y un tanto enrojecida por el sol, unos labios gruesos de un tono rosa intenso natural que desde ese instante quise besar y unos senos que ni muy grandes, ni pequeños eran los más hermosos que nunca antes había visto (por encima de la ropa, por supuesto).
Nos bañamos, vestimos y salimos, estando en el ciber, cada una en su computadora, comencé a leer mis correos y después me puse a chatear en una página donde podía encontrar a chicas lesbianas y conversar un rato. Después de un par de horas nos fuimos a la casa, en el camino estuvimos hablando de muchas cosas y me preguntó si sabía hacer hamburguesas, con un gran sobresalto respondí que sí. Al llegar a la casa, hice un par de hamburguesas, bastante groseras en realidad, y comimos con mucho gusto sentadas frente al televisor de la sala y así fuimos tratándonos de mejor manera. Día tras día las cosas iban mejorando entre nosotras, pero yo no me alimentaba falsas esperanzas, porque por más que sea, ella era una mujer casada y eso no se puede corromper.
Un día en especial, viendo televisión en mi habitación me di cuenta que iban a pasar una película de terror, así que fui corriendo para avisarle a Patricia, toqué su puerta con un poco de desesperación puesto que ya había comenzado la película. Al abrir la puerta ella me pregunta: -¡¿Qué pasa?!-
Me sorprendió verla con ese short tan pequeño y esa camisa que dejaba notar más su cuerpo, después de una pausa me apresuré a decirle: -Está comenzando una película de terror y pensé que querías verla. Vamos a verla aquí en la sala-
Ella sin pensar mucho me dice: -No, en la sala no, ya me quiero acostar-
-¡Bueno, vamos a verla en mi cuarto..!-
-No, mejor vente y vamos a verla aquí en mi habitación -
De verdad que me sorprendió su respuesta, pero ¿como obviar esa invitación? Así que sin pensarlo dos veces, corrí a mi habitación, recogí mi almohada y cobija. Con un poco de temor entré en su habitación y con algo de vergüenza me acosté a su lado. Al ver que ella estaba muy tranquila, procuré calmarme y disfrutar el hecho de por lo menos estar cerca de ella y en su cama. Comenzamos a ver la película, al cabo de una hora o más, me venció el sueño y la verdad no supe nada de mí hasta que en medio de la noche me desperté y me di cuenta de que estaba durmiendo abrazada a ella, respirando todo su aroma, aferrada a su cintura como si me estuviese aferrando a la vida misma Toda la noche la pasamos en ese plan, yo me abrazaba a ella cuando me daba la espalda y ella se aferraba a mí, cuando yo le daba la espalda.
Al día siguiente, ambas nos levantamos como un tanto avergonzadas por la manera en que habíamos dormido, así que ni siquiera nos veíamos a los ojos. Pasamos todo el día evitando las miradas hasta que en la noche, sin tener nada que hacer o ver en televisión, decidimos ver películas en VHS que ella tenía, por supuesto, en su habitación. Esa noche les puedo asegurar que no pasó absolutamente nada, ni siquiera nos abrazamos al dormir, parecíamos dos completas extrañas durmiendo en la misma cama creo que la impresión de la noche anterior nos hizo sentir temor a ambas. Pero la verdad yo no sé porqué tuve esa actitud, cuando yo ya había tenido relaciones con mujeres, pero esa mujer me transmitía algo inexplicable
Hubo un tercer día de dormir ambas en su cama, esa noche estábamos más tranquilas, comimos dulces mientras veíamos televisión. Se nos hizo bastante tarde hasta que decidimos dormir. Esa noche les puedo jurar que fue la mejor de todas, a pesar de que no pasó nada sexual, el contacto de nuestros cuerpos y corazones, fue más que suficiente para saber que nos atraíamos. Desperté porque mi cuerpo se erizaba cada vez que recibía una caricia, por un instante me sentí desorientada, no sabía dónde estaba ni a quien me encontraba abrazada. Sin necesidad de abrir los ojos reconocí, con quien estaba, ése aroma tan personal de Patricia me hizo saber dónde dormía, pero no comprendía las caricias, cuando recobré el sentido completo de mi todo mi cuerpo, pude percibir que estábamos abrazadas frente a frente, una de mis piernas estaba entre las de ellas y una de sus piernas me abrazaba por encima de mi cintura, yo la abrazaba por la cintura y mi rostro estaba completamente sumergido entre sus senos, ella en cambio me abrazaba con uno de sus brazos a la altura del cuello, mientras que con su otro brazo me acariciaba el cabello, el cuello y la espalda.
Cada caricia que me daba era un impulso para que mi piel se erizara y encendiera el fuego que tenía en mí, así que antes de hacer algo que fuese indebido, poco a poco imité el hecho de que me estaba apenas despertando y al verla directamente a los ojos, me di cuenta de que se había sonrojado y yo también lo hice, nada más el hecho de haber despertado entre sus brazos era más que suficiente para haber salido corriendo, pero me contuve pero no nos dirigimos la palabra en muchas horas y si intercambiábamos alguna palabra no tocábamos el tema.
Llegó el día en que Javier llegó a casa, sólo fue de visita, ya tenía como 20 días fuera y fue sólo a ver cómo estábamos, tenía que viajar de nuevo en un par de días. Las cosas estaban muy tensas por lo que había pasado entre Patricia y yo, no era nada grave, pero sí muy comprometedor. Él se encargó de preguntarnos qué habíamos hecho, si compartíamos más, cómo habíamos pasado esos días, entre otras cosas más
Al día siguiente de haber llegado Javier, Patricia se puso a limpiar la casa por buscar qué hacer, yo en cambio, estuve metida de cabeza en la computadora escribiendo muchas cosas que a la final borraba, porque sólo pensaba en ese amanecer tan sublime junto a Patricia. Llegó la noche y después de haber cenado los tres, Javier se acostó a dormir, porque estaba muy cansado de tanto trabajo que había tenido, yo aproveché y me metí en mi habitación y me dispuse a ver televisión cuando entró Patricia y me preguntó si podía estar conmigo, aún no tenía sueño replicaba. Yo accedí sin ningún tipo de inconveniente, a la final, mejor tenerla cerca que lejos
Estábamos acostadas en mi cama y ya había pasado como media hora, cuando me dice:
-Me duele la espalda-
-¿A qué se debe eso?-
-No lo sé, pero me está matando el malestar-
-Tómate un analgésico -
-Ya lo hice, pero no me hace efecto-
-Bueno si quieres te hago un masaje, es probable que tengas tensión-
-¡Por favor! Sería muy relajante -
Me levanté a buscar el aceite para hacerle el masaje y cuando giré, para dirigirme hacia la cama, pude ver cómo se quitaba la camisa que tenía y quedaba prácticamente desnuda, quedé boquiabierta y anonadada. Disimulé y le di la espalda, le pregunté que si ya estaba lista y me dijo que sí. Me acerqué y ya estaba acostada boca abajo para que le diera el masaje, me coloqué aceite en la mano y comencé a frotárselo en la espalda, le fui dando el masaje hasta que sentí que estaba bastante relajada. No voy a negar que hubo algo de sexual en todo eso, aproveché para admirar su espalda y acariciarla como pensé nunca lo iba a hacer. Al terminar, ella me pidió que le prestara una camisa, a la final, terminó colocándose una mía
Se acomodó y se quedó dormida junto a mí en mi cama. Terminé de ver la película que estaba viendo y apagué el televisor, aproveché que la tenía tan cerca y me abracé a su cintura como ya lo había hecho. Apenas pasé mi brazo por su cintura, ella tomó mi mano y terminó debajo de uno de sus senos en ese instante, sentía que los latidos de mi corazón sonaban tan fuerte que inundaban toda la habitación, no sabía qué hacer si quitarme, si quedarme allí o hacer el intento de hacerla mía
Pensé tantas cosas en tan poco tiempo, que decidí reaccionar, arriesgándome a lo que fuera, decidí hacer el intento. Comencé con un leve movimiento de mi pulgar, comencé a acariciar su seno, pero muy suavemente creo que mayor era mi temor. Poco a poco intensifiqué mi caricias, para que ella me pudiera sentir, en ese momento los latidos del corazón ya los sentía en mis oídos. No sé cuánto tiempo pasó, cuando sentí sus dedos acariciando mi mano, esa mano que le estaba acariciando su seno. Comenzó a recorrer mi brazo y mi mano con sus uñas, pero de una manera tan suave que me estaba haciendo perder el control. Al darme cuenta de que me estaba aceptando, comencé a besarle el cuello y el hombro, por supuesto sin dejar de acariciarla. Ella en cambio, seguía acariciando mi mano y poco a poco fue dándome la cara, allí comencé a acariciarle la cara, buscando la manera de poder besarla
Cuando por fin estuvimos frente a frente, mis manos estaban completamente frías y era un manojo de nervios, la tomé muy suavemente por su mejilla con una de mis manos y la atraje hacia a mí, pude por fin besar esos labios rosa intenso, que tanto deseaba besar. Me correspondió el beso y sentí por un instante que lloraría. Comenzamos a besarnos muy tiernamente, mientras no dejaba de acariciarla, le recorría cada centímetro de su piel con mis manos, sintiendo cómo se erizaba y también comenzaba a perder el control.
Aproveché y me quité mi camisa, y muy sutilmente le quité la suya, poco a poco quedé acostada sobre ella, piel con piel, sentía cómo su corazón latía rápidamente y todo su cuerpo temblaba me levanté y decidí quitarle el short de su pijama, quité también su ropa interior. Aproveché de mirar el cuerpo de aquella mujer desprovista de ropa por completo, no me engañaron mis ojos al darme cuenta de que sus senos eran realmente hermosos y ni qué decir de su cuerpo completo. Para quedar parejas, me quité el resto de mi ropa y así quedar ambas completamente desnudas.
Sin necesidad de acostarme completamente sobre ella, comencé a recorrer su cuerpo con mis labios, comencé desde sus ojos y continué con su nariz, mejillas, labios, cuello, pecho y cómo me concentré en ellos comencé a besarlos por alrededor, recorriendo cada centímetro de cada montaña hasta llegar a la cima, me concentré en esa cima, me demoré lo suficiente como recorrerlos con mis labios y mi lengua y hacerlos erupcionar continué mi recorrido bajando por su abdomen, los costados, las piernas, los pies y volví a subir para centrarme en esa zona que es tan sensible Al intentar besarla allí me retiraba el rostro, me imaginé que era por vergüenza, pero sin embargo, yo deseaba estar allí y darle un poco más de placer, así que comencé a besarla alrededor de esa zona y por la parte interna de sus piernas, para que se fuera abandonando poco a poco, a la final la insistencia venció y ella cedió.
Poco a poco me acomodé entre sus piernas y las coloqué de tal de que me abrazaran me acerqué y comencé por besar poco a poco por fuera, después saqué mi lengua y recorrí suavemente los labios externos para que se relajara aún más y se entregara por completo, acerqué mis labios a la entrada y succioné un poco para que sintiera un poco de delirio. Luego, para no hacerla sufrir más, porque me di cuenta de que estaba bastante excitada, decidí hacerle un sexo oral largo y placentero, saqué mi lengua y comencé a recorrer todo su sexo, sin obviar ni un milímetro, desde abajo hasta arriba y de derecha a izquierda; por fin decidí estimular ése botón que tanto nos da placer así que decidí tomarlo entre mis labios y estimularlo con mi lengua, muy suavemente comencé a frotarlo, con movimientos leves y muy suaves
Después de tanto estímulo, Patricia estaba a punto de gritar, así que de un rápido tirón, me sacó de allí y me hizo acostar sobre ella. Apoyé mi pelvis sobre la de ella y al quedar completamente prisionera de sus brazos y piernas, comencé a mover mis caderas en un movimiento de vaivén que la hacía gemir al cabo de un instante, comenzó a aferrarse con más fuerza a mi espalda, de tal manera que estaba clavando sus uñas en mí. Me acerqué más a su cuerpo, casi como para fundirnos en uno sólo, la besaba, no paraba de besarla luego acerqué mi oído a sus labios para tratar de entender lo que estaba murmurando y pude escuchar:
-Ahh.. No me dejes Ahh me vengo no te detengas Ahh, ahh, ahh
Al escucharla, lo que pude hacer fue moverme más rápido y disfrutar ese orgasmo tan descomunal, que nunca antes había disfrutado al ver a una mujer. Después de haberse venido, Patricia perdió el control, y la verdad nunca pensé que fuese a reaccionar de esa manera, buscó la manera y giramos sobre mi pequeña cama y quedó sobre mí, comenzó a besarme por completo desde los labios hasta mis pies, trató de hacerme sexo oral, pero le dije que no era necesario, porque la verdad yo ya estaba bastante excitada.
Así que decidió acostarse sobre mi cuerpo y con otro movimiento de vaivén se vino como un par de veces más, no la podía detener, estaba entregada por completo, había olvidado todo lo que existía a su alrededor, esa noche fue más que puro y simple sexo eso fue amor, amor puro y completo la verdad se veía tan hermosa buscando ese punto máximo de placer, ese elixir de la vida que nos produce como la muerte, que fue imposible para mí detenerla
Al cabo de dos horas, ya estábamos más que agotadas de tanto amor, sin parar de besarnos, decidimos vestirnos, cuando nos acomodamos para dormir, fue que vine a recordar que el esposo de Patricia dormía en la otra habitación
Me dio la espalda, pero ésta vez, ella tomó mi mano para que me aferrara a su cintura para dormir sin inmutarme me acerque a su oído y le susurré: - Dulces Sueños - y con un beso en el cuello, nos quedamos dormidas hasta unas horas después
(CONTINÚA EN LA SEGUNDA PARTE)