Dulce lección
Este es mi primer relato. Les agradecería mucho que comentaren para saber en que mejorar. Espero que les guste.
Catalina más conocida como Caty, 18 años. Su piel es blanca como crema de leche y su cabello es largo, dorado y desordenado. Hermosos ojos color miel, medianos, almendrados y con unas largas pestañas que le dan un toque de coquetería. Tiene una nariz pequeña que bordea la perfección, unos labios carnosos, muy carnosos y rosados que con solo verlos dan ganas de comerlos. Su cuerpo es armonioso: aunque sus pechos no son muy grandes si son perfectamente redondos, al igual que su trasero. Piernas largas y rellenas, cintura estrecha y caderas brutalmente atractivas, ideales para dar a la luz. Era graciosa y bastante inteligente, pero la mayoría del tiempo era introvertida y se hacía dificíl saber lo que realmente estaba pensando. Sus silencios y su misterio, causaba más que un pequeño interés en aquella adolescente. A pesar de su belleza que no pasaba inadvertida y los muchos hombres que la rondaban sin tregua, ella estaba sola y ella lo prefería asi. Perdió su virginidad a los 15 años, casi 16 con un amigo por mutuo acuerdo, y como pueden imaginar no fue placentero. Y asi pasó, las pocas veces que había tenido sexo con chicos, era un sexo vació, sin placer, sin pasión. Pero ni ella imaginaba que eso estaba apunto de cambiar.
Llegando a la escuela se entera de una noticia:
-Oye ¿supiste? despidieron a la vieja de literatura por zorra- le dice su amiga
-¿Y que hizo para ser aún más zorra de lo que es?
-Dicen que se acostaba con el hijo del director, que cuando éste llego a su casa ¡la pilló haciendole tremenda mamada!
-Es lo mejor que nos puede haber pasado, que vieja más tediosa. Aunque aún no cantemos victoria, quizas el tipo o tipa que venga sea mucho peor
Hora de entrar a la sala. Todos comentan la despedida de "la vieja zorra" y se preguntan quién la reemplazará. Catalina esta desinteresada, sumergida en una novela de Julio Cortázar, dificilmente podrían sacarla de ahí. Se abre la puerta, todos quedan en absoluto orden y silencio, se sienten pasos que ingresan a la sala, pero Catalina aún no se percata de la situación. Los pasos se diregen a ella, estan cada vez más cerca:
-Que buen gusto tiene usted señorita, pero creo que ese libro no corresponde a la clase
Caty, asustada, de un golpe deja el libro sobre la mesa y alza su mirada, un frío recorre su espalda y su corazón se acelera. Los ojos verdes del nuevo y apuesto profesor, Cristóbal, se clavan en los ojos de ella y siente que la sangre rellena sus mejillas. Atonita lo mira sin decir palabra alguna y en ese entonces examina su rostro. Trigueño, labios gruesos, nariz recta, pelo castaño, su mirada clara y salvajemente atractiva la deja atónita. Cristóbal le lanza una sonrisa inintencionalmente coqueta y va hacia la mesa del profesor.
-Chicos, mi nombre es Cristóbal y como se darán cuenta, ya que no dudo de la vuestra inteligencia, seré su nuevo profesor de literatura. Pero tranquilos, no seré tan despiadado como la antigua profesora, algo escuché por ahí en los pasillos- Todos rién menos Catalina que aún esta embelasada en él y así siguió un buen rato de clase .Cristobal no es el tipico hombre de 30 y muchos años que deja boba a las chicas, pero su altura y sus ojos verde agua causa la mirada de más de alguna femina. No se ha casado, tampoco ha tenido hijos, lo que le deja el camino completamente libre a cualquiera. Caty vuelve a la realidad y pone más atención a la clase, pero parte de su mente divaga e imagina rapidamente a ella y a Cristobál en un acto sexual. Se sonroja y el profesor lo nota:
-Señorita...¿cómo se llama usted?
-Caty, Catalina profesor - dice vergonzosamente
- Caty, ¿Le sucede algo? desde que llegué que esta roja como tomate, ¿Se echó algún tipo de colorete en las mejillas?
Todos rién y ella en un acto de desesperación pide ir al baño. Ya en el baño se mira al espejo, toma un poco de agua y trata de calmarse, pero su corazón aún sigue agitado y no es exactamente por la vergüenza que pasó, sino por la excitación. Rapidamente cierra la puerta del baño y se mira nuevamente al espejo, pero no por mucho tiempo. Cierra sus ojos y con un dedo comienza a recorrer su boca, por esos labios carnosos, baja hasta el mentón y con la mano toma su cuello y lo acaricia sensualmente. Desabotona dos de los botones de su blusa y mete su mano para acariciarce un seno, lo masajea, con la punta de los dedos acaricia su pezón que esta duro, erguido. Con la otra mano baja hasta su vientre y la mete bajo su falda, comienza a acariciarse el clítoris por encima de la tanga. Su respiración está agitada, siente fuego en todo su cuerpo, unos pequeños gemidos se le escapan. Esta extremadamente excitada, empieza a sentir un cosquilleo y la humedad en su tanga. Comienza a correr la tanga hacia un lado para introducirse un dedo cuando repentinamente tocan el timbre de fin de clase. Sobresaltada, suelta su seno y deja de acaraciarce, lava sus manos y aún agitada va a buscar sus cosas a la sala.
Al llegar a la sala ya no había nadie, excepto Cristobal. Catalina estaba menos excitada que antes pero al verlo sintio un apretón en su estómago.
-Tanto se demoró señorita, se perdio casi toda la clase.
-Cosas de mujeres, profe, usted ya se imaginará- y le lanza una sonrisa dulce
-Bueno ya, ya. Las adolescentes de hoy en día, ¡Se demoran cada vez más en todo! bueno, no en todo, este...-se sonroja levemente y se pone nervioso- bueno, tu me entiendes a lo que me refiero.
-¿A qué somos más promiscuas?¿Perdemos la virginidad tempranito? - le dice mientras discretamente muerde sus labios.
-Si! bueno...a eso me refería, pero ya, no hablemos de eso -dice rascandose con un dedo la cabeza- , hablemos de lo que estabas leyendo, ¿Te gusta leer, supongoo, o no?
-Si señor. me fascina leer, me siento en otro mundo cuando léo- le dice con mucho entusiasmo mientras toma una silla y se sienta a su lado en la mesa del profesor y descuidadamente para tomar asiento se agarra de su brazo. Se miran fijamente un par de segundos en silencio, y se rién.
Han pasado meses desde que llego el nuevo profesor. Con Caty han construido una relación muy cercana, casi de buenos amigos, que a veces olvidan que son profesor y alumna. Tienen muchos gustos en común y comparten cosas que crean un pacto de confidencialidad entre ellos. Pero la coquetería no ha estado ausente y es mutuo, pero Cristobál trata de poner distancia, es su alumna, es un niña. Por el contrario, Catalina aprovecha cada oportunidad para estar cerca de él y poder tener algún contacto discreto con su cuerpo. Él la hace ser como es con ninguno, extrovertida. Ya es 7 de Noviembre y se acerca el concurso de cuentos literarios que se hacen cada año en la escuela y Caty por supuesto no quiere quedar fuera, así que para "asegurar" su éxito le pide ayuda a Cristobal, quién accede encantado e incluso le dice que el fin de semana vaya a su departamento, que no queda muy lejos de su casa.
Sábado, alrededor de las 3 de la tarde, hace un calor asqueroso por lo que Catalina prefiere usar una falda color crema corta, pero no grotesca, que deja ver sus hermosos muslos y tambien usa una camiseta del mismo color que deja admirar disimuladamente la redondez de sus senos. Toma su pelo en una cola de caballo y pinta sus labios de un rojo palido. Sale de su casa rumbo al departamente de Cristobal. En el corto camino recuerda todos los momentos junto a él, lo mucho que le fascina este hombre, lo mucho que la excita, pero sus esperanzas ya estan casi acabadas: él últimamente se ha distanciado y algunas veces trata de evitarla. Ya esta resignada. Llega al departamento, sube y golpea en la puerta 286, se abre la puerta:
-Catal...- No alcanza a terminar su nombre, queda perplejo mirandola por unos segundos y vuelve a reafirmar lo que pensaha antes - Catalina, estás muy guapa, bueno como siempre...ya, pasa, pasa.
-Ah bueno, muchas gracias - Dice Caty con una sonrisa muy coqueta.
Al entrar, Cristobal le muestra su hogar. Le presenta a sus mascotas que son como sus hijos, le muestra los nuevos libros que compró y le ofrece una cerveza. Ella acepta con total confianza. Se instalan en el living, alrededor de una pequeña mesita sentados en el suelo y comienzan a platicar como nunca. Ya eran las 9 de la noche y no habián hablado nada sobre el cuento que tenía que hacer. Ya a esas alturas estaban un poco alcoholizados, al grado de sentirse feliz, no borracho.
-¿Te acuerdas el primer día que llegaste a clases? dice Catalina entre risas
-Si, muy bien, ¿Por qué?
-Te acuerdas que estaba roja como tomate
-Como olvidarlo - dice Cristobal riendose- si estabas apunto de estallar
-¿Sabes por qué estaba asi? su tono de voz es mas intenso y su mirada se vuelve misteriosa
-No...- Cristobal atento, con la mirada fija en los ojos miel de ella
-Porque imagine algo contigo - La atmosfera se pone tibia, el corazón de Caty palpita a mil por hora - ¿Quieres saberlo?
-No sé - basila el guapo profesor, mientras mira sus labios rojos y abultados, su corazón tambien palpita fuerte y sus manos sudan - Bueno dime, total no será algo indecible, ¿no?
-Imaginaba que...- se muerde los labios - que tu y yo haciamos el amor desesperadamente arriba de tu mesa en la clase.
Cristobal siente un escalofrió en la espalda y como algo crece en su entrepierna. Catalina siente que su corazón va a estallar. Decido por el alcohol, corre la pequeña mesita, toma a Caty, quedando los dos de pie y pone su cara a pocos centímetros del rostro de ella - ¿Y sólo fue esa vez?- le pregunta taladrando su mirada en sus ojos y labios. - Esa fue sólo la primera vez - dice Catalina con una voz que termina de calentarlo. Con desesperación toma su hermosa cara adolescente y la besa salvajamente. Le da un beso brutal, húmedo y excitante que no da tiempo para respirar. Ella apreta con fuerza sus cabellos y responde de la misma forma metiendo su lengua con descontrol. La respiración de los dos está agitada y cada vez sube más la temperatura. Cristobal muerde sus labios, casi arrancandolos, ella no tenía idea de hace cuanto tiempo deseaba comerle la boca. Acaricia sus mejillas, con una combinación entre ternura y calentura, baja sus manos sin despegarlas de su cuerpo hasta el vientre introduciendo su mano para masturbarla, gimen los dos de placer. Mientras van controlando el ritmo y sin despegar sus bocas, él agarra su camiseta y la va subiendo sensualmente, mientras con los dedos acaricia su piel. Rapidamente arranca su falda de un tirón y besa sus piernas, dandole pequeños mordiscos. Catalina siente la humedad intensa en su tanga y como palpita su vúlva, está a mil por hora. Sólo en ropa interior, Cristobal la toma en brazos y la lleva a su habitación, donde los espera una cama para hacer inimaginables cosas. La lanza a la cama y se quita la ropa mientras se miran a los ojos con ganas de deborarse. Desnudo Cristobal ella puede admirar la hermosura de su cuerpo: pectorales perfectos, abdomen trabajado, piernas fiermes y un miembro erecto, grande, grueso, venoso, apetecible para su sedienta boca. Con solo mirarlo podría tener un orgasmo. Ella se pone en la punta de la cama y le hace coquetamente una seña con el dedo índice para que se acerque, él se acerca con una mirada desafiante, desde lo alto. Juguetonamente ella toma su gran miembro y lo acaricia de arriba hacia abajo, aumentando la velocidad - ¿Te gusta? - le pregunta con una voz de fono erótico - Mmmm me fascina, pero hay otra cosa que me gustaria aún más - dice jadeante. Pone la punta de su lengua en el glande y comienza a darle langüetazos como un gato que toma leche y luego, sin aviso, se lo mete en su hermosa boca casi hasta el fondo. Cristobal gime del inmenso placer mientras mueve sus caderas para meterlo más y más adentro, ella chupa y chupa, lo lame como un dulce y vuelve a meterselo en la boca, mientras con una mirada de fuego lo mira directamente a los ojos. Ya cuando él está apunto de estallar, Catalina tiene su primer orgasmo terminando de empapar por completo su tanga. Cristobal la agarra del pelo y atrevidamente la levanta, poniendo su cabeza hacia atras y languetiando sus labios que se ven más gruesos y su cuello, juntando sus bocas en un beso caliente. Con destreza suelta su sostén y salen disparados sus hermosos senos, los mira con hambre, con deseo y rapidamente comienza a succionarlos, pasandole la lengua en círculo a sus pezones que están erguidos. Ella jadea, gime, se estremece de placer, siente que sus piernas se debelitan. El la lanza nuevamente a la cama y con sus dientes va bajando su tanga que esta húmeda y con un exquisito olor a sexo. Terminando de sacarla, abre sus piernas que dejan ver una jugosa y rosada vágina. Él la mira con travesura, ella le dice "hazlo". Acerca su boca y comienza a lamer su clitoris con desesperación, como una serpiente. Mete y saca su lengua por el orificio que está humedo y dilatado, y ella ahoga el silencio con sus gemidos, teniendo un segundo orgasmo. El la besa, introduciendo su lengua, compartiendo el sabor de los dulces jugos y rapidamente le levanta las piernas y las pone sobre sus hombros, mientras su venoso miembro comienza a jugar con movimientos de arriba a abajo con su duro clitoris. Ella esta desesperada, sudada, húmeda y gime pidiendo a gritos que le introduzca con fuerza su miembro viril. - Profe...hazlo, metemelo hasta el fondo, quiero sentirlo hasta mi alma, metemelo sin piedad, destrozame- le dice entre quejidos. Que le llamará así lo desesperó aún más, puso su aparto en la entrada de su vágina y con fuerza la metio hasta el fondo, gimiendo los dos al mismo tiempo. Mete y saca, mete y saca y se siente el ruido del contacto, del choque de sus genitales y del brote de sus jugos. Desesperadamente gimen como animales, el la bombea sin piedad mientras le muerde los muslos y ella con un mano en su seno y otra en su clitores sigue masturbandose. No contento con esa posición, entre un beso la da vuelta y la pone en cuatro y comienza nuevamente a bombearla. Cristobal está a punto de irse - Metemelo, más fuerte, más, más- dice Catalina entre quejidos -Eres muy obediente, alumnita- le dice aumentando la velocidad. Y sin aviso Cristobal estalla dentro de su vágina gritando los dos al mismo tiempo, pero su miembro aún seguía erecto. La toma de aquella estrecha cintura y la coloca en la pared de espaldas hacia a él, y comienza a lamer su cuello y su espalda, bajando hasta sus nalgas, abriendolas con su lengua y languetiando ese orificio vírgen. -Esto te va a gustar, si que te va a gustar- le dice mientras ella para su trasero carnoso ofreciendolo y el separa sus nalgas y comienza a metercelo por ese agujero nunca antes desvirgado. Ella grita de dolor, pero luego el dolor se transforma en placer incontrolable, mientras él mete y saca sin piedad diciendole cosas excitantes al oído, tienen un orgasmo al mismo tiempo. Exhaustos caen a la cama donde se unen en un tierno y humedo beso, -Eres más exquisita de lo que pensaba, siempre quise hacer esto, desde que vi tus labios carnosos y esa mirada traviesa- dice él, -Debimos haber sido más claros, así estaríamos follando hace meses-. Eso excito nuevamente a Cristobal quien comenzó a acariciarla para una segunda vez.
Pero no hubo sólo una segunda vez, sino muchas más y no sólo en su departamento. Follaban como locos en todas partes, especialemente en la sala vacía después de clases cuando todos ya se habían ido. Se unieron profundamente y se complementaban como el agua y la sal del mar. Catalina por fin pudo encontrar placer donde no había encontrado en ningún otro hombre: lo encontro en su apasionado y excitante profesor.