Dulce hogar 7

Nada mejor que recurrir a un amigo cuando no se puede salir de una extorsión, aún teniendo que entregarse. Después de todo no me hicieron nada que no haya hecho antes . . .

Recomiendo para una mejor comprensión del relato, leer previamente las entregas anteriores.

Marcela

DULCE HOGAR   7

Bruno había quedado algo insatisfecho luego del segundo encuentro con Marisol, ya que ésta se había negado a hacer algo más de lo convenido. El muchacho pretendía sobarle los pechos, como así también haber recibido alguna caricias o chupones en su verga. La chica se había opuesto en forma terminante, ella había ido a que él le hiciera la cola y hasta ahí iba a llegar, no más que eso le tenía que dar, era lo convenido.

O sea que las relaciones entre ellos no habían quedado en orden, por el lado de Bruno ya vislumbraba el próximo encuentro, en donde le haría ver a Marisol que tendría que hacer algo adicional a lo convenido para no dejarlo insatisfecho. Si así quedara luego de los cuatro encuentros, aplicaría otros métodos con la putita para demostrarle claramente quien era el que mandaba.

Por su parte, Marisol estaba decidida a no dar más de lo que tenía que dar, eran cuatro encuentros, ya había cumplido la mitad, por lo que repitiendo lo hecho la relación estaría extinguida, según su criterio. En la eventualidad de que Bruno no respetara lo pactado, tenía pensado recurrir al amigo de su padre, ya estaba decidida a dar ese paso, a cualquier precio, si tenía que entregarse por completo a esta persona lo haría, con tal de no darle el brazo a torcer a Bruno.

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Esa noche, al regresar a su casa, Marisol se dirigió directamente a su dormitorio, sorprendiéndose cuando al ingresar encontró a Damián recostado en su cama, la estaba esperando porque intuía que en algo raro andaba.

-        Se puede saber de donde vienes pequeña? – le lanzó Damián a Marisol que parada en la puerta se encontraba impactada por su presencia.

-        Salí con Adriano, fuimos a tomar una gaseosa, porque preguntas? – mintió Marisol, con un leve rubor en sus mejillas.

-        No sabes mentir, perrita, mírate en el espejo, estás colorada, roja como un tomate.

-        No tengo obligación de contarte mis cosas a ti, bueno, salí con otro chico si quieres saber – volvió a mentir Marisol.

-        La verdad, pedazo de puta, dime la verdad o le meto llave a la puerta y te rompo el culo, que ganas no me faltan.

-        Baja el tono, me estás tratando muy mal, no te voy a decir en donde estuve.

-        Cierra con llave y ven acá – Damián se había excitado en forma, se acomodaba el bulto con la mano como para sacar su verga afuera y cuando la sacó se la mostró a su hermana, moviéndola de un lado a otro.

-        No es necesario que estés haciendo ese tipo de exhibiciones – le dijo Marisol, entre enojada y risueña, por la muestra que le daba su propio hermano.

-        Ven y chupa esta verga, pequeña puta, después me dirás la verdad de lo que has estado haciendo.

-        Lo voy a hacer porque me gusta hacerlo contigo y porque sabes como te quiero hermanito.

-        Calla y chupa puta come vergas.

-        Mmm splash glup glup splash ahhh mmm que rica glup – y Marisol se dio el gran banquete de verga que tanto le gustaba.

-        Vamos puta, ponte un huevo dentro de la boca y después el otro, lame la bolsa, ahhh que linda lengua que tienes – Damián estiraba las manos buscando las lindas tetas de su hermana, para amasar al tiempo que ella le chupaba pija y huevos con todo gusto.

-        Mmm como me gusta glup tu pija, es lo más glup splash glup avisa cuando glup vayas a acabar splash que no quiero desperdiciar glup mmm nada.

-        Sigue puta que ya te acabo, ahhh.

Fue un verdadero goce para Damián y también lo fue para Marisol, ambos disfrutaron la mamada, claro que luego de limpiar toda la verga y dejarla reluciente, la chica tenía la ansiedad típica de haber tenido una relación sexual sin alcanzar el orgasmo, por lo que miraba a su hermano con ojos suplicantes que sin hablar lo decían todo.

-        Si, hermanita, me imagino lo que quieres, te lo tienes bien ganado. Vamos, acomódate en la cama que te voy a chupar esa conchita hasta hacerte enloquecer. Te quiero con las piernas bien abiertas y levantadas, las colocas sobre mis hombros, te quiero chupar todita, mi lengua te va a recorrer entera.

-        Si Damián, chupame toda que me gusta, quiero que me hagas acabar.

-        Mmm así que linda tu conchita, estás empapada amorcito, que putita que eres, mmm splash que bien huele mmm.

La lengua de Damián penetró en los labios vaginales de su hermana, ayudado por sus manos que los despegaban para brindarle la posesión de esa cueva inundada de flujo, era una delicia sumergir la boca, la nariz y la lengua en toda esa zona húmeda y caliente. Cuando subía con su lengua y notaba la dureza que tenía el clítoris, lo aprisionaba con sus labios, lo chupaba y lamía provocando en su hermana gemidos de placer, que tenía que ahogar colocando sus manos sobre sus labios, ya que era posible escucharlos desde fuera de la habitación.

Y cuando la lengua de Damián llegaba al orto recorriendo la zanja, Marisol no podía contener las contracciones que le provocaban esos mimos, por lo que su hermano debía aferrarle las piernas con sus fuertes brazos para mantenerla en la cama. Damián pretendía con alguna de sus manos poder llegar hasta las tetas de su hermana, pero no podía hacerlo porque Marisol saltaba y se contorsionaba en la cama por las sensaciones fuertísimas que sentía en todo su cuerpo, jadeaba plena de calentura al tiempo que aprisionaba la cabeza de Damián contra su cajeta de forma que no interrumpiera la chupada que le estaba dando.

Cuando comenzó a sentir las contracciones que indicaban que el orgasmo estaba llegando, sus gemidos se transformaron en pequeños grititos y perdida por el efecto de la calentura dejó escapar algún que otro grito mayor que fue percibido por la mucama, justo cuando ésta abandonaba la habitación de sus padres.

Al margen de esta circunstancia, Marisol acabó como una yegua en celo, su respiración llegó seguramente al máximo de pulsaciones y la violencia con que aferraba la cabeza de su hermano, la transformó en caricias, suaves y agradables, que fueron acompañando el proceso de normalización de su cuerpo.

Fue para ella, una muy buena relación oral la que le dio su hermano, que la ataba más a él, aumentando su dependencia. Sonreía satisfecha, ni se imaginaba que dos personas la tenían en sus pensamientos.

Una de esas dos personas era su propio hermano Damián, quien al chuparle el culo descubrió o mejor dicho se imaginó lo que había estado haciendo su hermana esa noche. Ese culito estaba muy abierto y relajado, alguien lo estuvo usando y no era Adriano, su novio, era alguna otra persona que recibía atenciones sexuales de su hermana, tendría que averiguar quien era.

La otra persona que la tenía en mente era Romina. La mucama había estado visitando a los padres como lo hacía tantas noches y al salir escuchó los gritos contenidos de Marisol, sofocados por sus propias manos que tapaban la boca. La mucama los escuchó, no tuvo duda que significaban esos gritos, por eso no se molestó en preguntar que pasaba porque ya lo sabía. En cambio se quedó escuchando como cada vez eran más débiles, hasta que se extinguieron y ahí se retiró silenciosamente, tratando de no ser escuchada por los hermanos.

Esa noche Romina no dejó de pensar en los hermanos, sobre todo en Marisol, ya que tenía muy en claro que siendo bisexual, tenía una cierta predilección por las mujeres, el amor lésbico la contenía mucho más que lo que podía hacer por ella un hombre como Mariano. Tal vez un joven de similar edad a la suya como era Damián, le pudiese brindar algún tipo de satisfacción adicional, incluso cambiar su orientación hacia las mujeres. Por el momento le interesaba más tener un acercamiento con Marisol que con Damián, los dos chicos estaban apetecibles y según intuía ella, no tenían mucho recorrido en su carretel sexual, por algo se contentaban entre ellos, teniendo la misma sangre.

Mientras Romina se sumergía en sus cavilaciones respecto de los hermanos, Damián se sentía satisfecho por la tarea realizada con su hermana, luego de hacerle alcanzar lo que según ella fue el orgasmo de su vida, pero a la vez se sentía traicionado por Marisol, ya que intuía que no le estaba diciendo la verdad acerca de sus últimos movimientos. El pensaba y se decía: “esa colita la ha entregado a alguien”, conocía a la perfección a su hermana, a su orto y no le cabía duda que algo le habían metido, por lo dilatado que lo tenía. Damián era una persona muy ansiosa, esa noche no podía dormir, al igual que Romina pensaba y pensaba en su hermana y llegó a la conclusión que podría ser Bruno quien le haya abierto de esa manera la colita, ya que su novio era incapaz de ir más allá de una simple mamada.

A su vez, Marisol quería saber quien era el amigo de Bruno que se había cogido a su hermano, desde aquella oportunidad éste había cambiado su forma de ser con ella, no podía dejar de pensar en eso, por momentos pensaba que su hermano tenía una marcada tendencia a la bisexualidad, pero no estaba dispuesto a asumir tal condición. Para ella esa condición o cualquier otra tendencia sexual no tenía la más mínima importancia, pero para los hombres la situación era distinta.

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Dos días después Marisol llegaba de realizar sus actividades de rutina encontrando en la casa la sola presencia de Romina. Luego de saludarla le pidió que le preparase algo para comer, ya que estaba exhausta y hambrienta. Fue a dejar sus cosas al cuarto, cambió su ropa y regresó al comedor en donde la esperaba Romina con la comida calentándose.

-        Traes mucho apetito, pequeña? – le preguntó Romina.

-        Me comería una vaca entera y me quedaría con hambre – le contestó risueña.

-        Tranquila chiquita, tengo comida hecha para dejarte calmada.

-        Mejor así, sino te muerdo a ti.

-        Mmm que miedo que me da eso.

-        En serio, estoy terrible hoy.

-        Quiere decir que me puedes llegar a morder?

-        Si la comida no me alcanza, mejor corre Romina y que no te alcance.

-        Que sabes tu, a lo mejor me dejo alcanzar y también morder, mmm – Romina dijo estas palabras mirando fijamente a Marisol con ojos que decían mucho, sobre todo que no estaba hablando en chiste.

-        Mmm mejor como algo – Marisol no supo comprender la situación que involuntariamente había creado, que daba para mucho más.

-        Entonces me vas a correr después de comer para morderme o tengo que quedarme con las ganas? – ya más insinuante Romina lanzó un dardo a ver si Marisol sabía interpretarla.

-        Yo dije que . . . – Marisol se encontraba completamente confundida, no sabía a que atenerse.

-        Dijiste que querías morderme y a mi me da mucha gana que lo quieras hacer – Romina se detuvo y mirando a los ojos a Marisol, le tomó una de las manos para besarla suavemente a la vez que la seguía acosando con su conversación – a menos que te hayas arrepentido.

-        Que me estás diciendo, Romina?

-        Que me gustas mucho chiquita y que quiero acercarme más a ti.

-        Queee?

Romina seguía teniendo entre sus manos una de Marisol, no solo no se la soltó, sino que además se agachó hasta colocar su cabeza al lado de la de la niña, para rozar sus mejillas y llegar hasta el cuello con ese roce para estampar sus labios abiertos y la punta de su lengua. Marisol, sintió que su piel se erizaba y si bien de entrada se resistió, cuando sintió la humedad de la boca de la mucama en su cuello, se soltó y la dejó hacer para ver hasta donde llegaba.

No era la primera vez que le pasaba algo así, ya en la escuela su amiga de siempre Martina, había intentado en más de una oportunidad besarla o tocarla, proponiéndole hacer algo juntas en la mayor intimidad, solo para probar que se podía sentir y ella siempre se había negado y a veces cuando estaba en la soledad de su dormitorio, mientras se masturbaba recordaba esas vivencias y se arrepentía de no haber aceptado probar. Pero esta vez era distinto, estaba con una chica mayor que ella, en su propia casa y en soledad, no iba a negarse para después volver a arrepentirse, la dejaría seguir adelante mientras todo lo que sintiera fuera placentero.

Romina al notar que Marisol no se resistía, incrementó sus mimos y comenzó a acariciar el rostro y seguidamente el cuerpo obligándola a incorporarse junto a ella. Con uno de sus brazos apretó su cintura y con el otro la parte posterior de la cabeza, juntándola con la suya, siguió con sus besos que percibía que eran bien recibidos por la pequeña. Presionó con su rodilla hasta colocarla frente a las piernas de Marisol, que sin resistencia alguna las abrió permitiendo que el muslo de Romina se pusiera entre ellas y rozara su zona caliente,  a partir de ahí todo lo que hizo fue darle una amplia colaboración al aflojar sus piernas para después cerrarlas aprisionando la suya.

Era todo un logro, hizo presión con el muslo hacia arriba hasta alcanzar el calor  que se desprende del sexo, Marisol llevaba puesta una pollera mini, que ella misma se levantó para poder sentir el muslo de Romina, quien enseguida con una de sus manos fue a palpar los pechos de la chica, notando la dureza de los pezones, que se aplicó en pellizcar y retorcer con extrema suavidad. La otra mano bajo directamente hasta las nalgas, duras, firmes y desnudas, ya que la tirita posterior de la tanguita se hallaba metida dentro de la zanjita de Marisol.

Sintió enseguida Romina dificultad en la respiración de Marisol, por lo que llevó la mano que tenía en la cola a inspeccionar la conchita que caliente como estaba, dejaba chorrear por las piernas torrentes de flujo. Romina pasó esa misma mano por los muslos recolectando el flujo desprendido, para llevarlo a su nariz con el fin de poder sentir su rico aroma, chupándose ella sus propios dedos, para poder así sorber los efluvios que de esa concha brotaban.

Los besos entre ambas eran de lengua contra lengua, se mordían los labios, el cuello, las orejas y los hombros. De pronto Romina tomó a Marisol y la sentó sobre la mesa, en el borde de la misma, con la pollera levantada y le bajó la tanguita, hasta quitarle una pierna y dejarla colgando de la otra. Se arrodilló en el piso y pasando rápidamente su lengua por la entrepierna llegó a la zona de máximo calor, moviendo de arriba abajo su cabeza, con su nariz separó los labios de la conchita de Marisol y clavó su lengua a revolotear por esa caliente y húmeda cueva, provocando gritos de placer que no le eran extraños.

Con sus manos y brazos empujando sobre la parte anterior de los muslos, levantó ambas piernas de Marisol obligándola a apoyar la espalda sobre la mesa, para poder tener ella todo el panorama de su sexo a su disposición. La lengua de Romina iba desde la concha hasta el orto y volvía para posicionarse sobre el clítoris que duro como estaba demostraba el estado de calentura que Marisol experimentaba en ese momento. Los gritos seguían y cada vez eran más fuertes, Romina seguía clavando la lengua en las profundidades de la concha y el culo, haciéndola recorrer toda la zanja de un lado a otro, para descansar sobre el inflamado clítoris.

Marisol volvió a tener otro orgasmo de la misma intensidad que el que había tenido con su hermano y lo notable fue lo que le costó recuperarse, volver a la normalidad. De a poco se fue levantando, hasta quedar sentada sobre la mesa, la cabellera revuelta, la tanguita caída en el piso, la pollera por la cintura, las piernas mojadas de flujo y saliva. Romina estaba acostada sobre el piso, en posición fetal, extenuada de la mamada que le había dado y altamente necesitada de una recompensa sexual, que no sabía si iba a recibir de Marisol o no. Y no la recibió, no porque Marisol no quisiese recompensarla, sino por inexperiencia y falta de training lésbico sexual.

-        Estás bien? – preguntó desde el piso, mientras lentamente se levantaba Romina.

-        Nunca estuve mejor, me están pasando cosas que nunca antes viví – contestó Marisol - lo de recién, me encantó. Espero que esto no quede acá y que tengamos algo más.

-        Yo deseo lo misma pequeña.

-        Te puedo preguntar algo íntimo?

-        Lo que gustes, sin pelos en la lengua.

-        Que haces a la noche cuando vas al dormitorio de mis padres?

-        Te juro que veía venir la pregunta. Era obvio que te interesara eso.

-        No sabes cuanto he pensado en esas relaciones que tienen Ustedes.

-        Mira pequeña, tenemos relaciones entre los tres, te aseguro que no es nada malo, no es un rito satánico, solo es placer y sexo.

-        Pero mis padres están grandes para eso.

-        No, te equivocas, tienen deseos como todas las personas, creo que el sexo se practica hasta morir, variando las formas, claro.

-        Es posible, pero me vas a contar que haces o que te hacen.

-        Te lo prometo, pero a medida que nuestra relación crezca, cada vez que nos juntemos para tener sexo te diré algo nuevo, quieres?

-        Acepto. Hoy quiero un adelanto o una primera entrega, ya que hoy tuvimos sexo.

-        Solo un adelanto, ya que esta relación de hoy, la considero a medias, porque de mi parte me he quedado sin poder acabar, de acuerdo?

-        Está bien, cuéntame algo.

-        Esto será entre tú y yo o lo participarás a Damián?

-        Como quieras.

-        Que sea entre nosotras, al menos por ahora.

-        Hecho, te escucho.

-        Lo nuestro comenzó teniendo relaciones con ellos en forma separada, casi simultáneamente estaba con tu madre por una parte y con tu padre por la otra. Y ninguno de los dos sabía que estaba también con el otro. Al final un día tu madre me pidió que quería darle a tu padre una alegría y justamente la “alegría” era yo.

-        Queee? Con mi padre lo entiendo, eres una chica que está muy buena, cualquier tipo te querría dar matraca, pero con mi madre no me entra en la cabeza. Mi madre es lesbiana o bisexual acaso?

-        Tu madre es tal como eres tú o yo, normal, tiene sangre, siente, yo no me considero ni una cosa, ni otra, me siento bien con una persona y estoy con esa persona, no es malo, es dar amor, no es pelear, tratar mal a alguien o cometer algún delito.

-        Si, te entiendo.

-        Bueno esa es mi primera entrega, nos ponemos bien ahora y seguimos con nuestras cosas, mejor acomoda tu ropa, tu cabello y yo pongo algo de orden por acá.

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Se quedó pensando Marisol en su cuarto acerca de lo que había vivido con Romina, la había pasado genial, que buena hembra había resultado ser esa chica. Se preguntaba Marisol, si las artes que demostraba tener Romina, serían innatas en ella o las habría aprendido de su madre. Y cada vez que pensaba en las relaciones que tendrían ellas dos, no podía evitar mojarse, eso la ponía a mil, como un volcán en erupción. Y comenzó a pajearse pensando en Romina…

A Romina le había pasado algo parecido, también pensaba en la relación recientemente mantenida con la pequeña de la casa, pero lo hacía desde otro punto de vista. Ella comparaba esa relación con las que habitualmente mantenían con la madre de la niña y sacaba la conclusión que Rita era una terrible hembra, que se entregaba a dar y recibir sin tregua, lo cual hacía que la tuviera como una referente del sexo lésbico. En cambio su hija, si bien era un bocado apetecible para cualquier persona que la pudiera tener y ella la había tenido, había que enseñarle mucho, sobre todo a agradecer los favores recibidos. Tal vez pudiera con la pequeña moldearla y someterla sexualmente, como el clásico conejito de experimentos, ya que esa era una fantasía que tenía y que sicológicamente se desprendía de lo vivido cuando fue abusada por los integrantes de su familia.

Si, con la pequeña desplegaría todas sus condiciones, la iría llevando de a poco, hasta someterla totalmente, para poder usarla no solo sexualmente, sino en otros sentidos a su entero beneficio. Esa chiquilla le devolvería con su cuerpito, todo lo que le quitaron cuando estaba en la preadolescencia. Desde el próximo encuentro comenzaría a aplicarle el rigor, en pequeñas dosis, de menor a mayor, hasta tenerla postrada a sus pies y convertirse ella en la persona que dirija su voluntad. Y comenzó a pajearse pensando en Marisol…

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Al otro día por la mañana Marisol luego de vestirse se acercó hasta la cocina comedor en busca de un reconfortante desayuno previo a iniciar las actividades correspondientes. Encontró en la cocina a su padre leyendo el diario, mientras tomaba un humeante café. Se sentó a su lado, lo saludó con un beso y encendió el televisor para enterarse del estado del clima para ese día. Romina no aparecía en la escena, ya que estaba buscando completar la mesa, esa mañana se había atrasado lo que no ocurría muy a menudo. Cuando cruzó la vista con la pequeña, le lanzó una mirada profunda a los ojos hasta que aquella le sonrió, Romina continuó con lo que estaba haciendo pensando en que esa sonrisa equivalía a decirle algo como: “que bien la pasamos ayer juntas”.

El día transcurrió normal, al regresar a su casa encontró que Damián había llegado antes que ella. Fue a cambiar su ropa y mientras lo estaba haciendo, la puerta de su cuarto se abrió.

-        Hermanita que bueno que viniste, llegué antes para estar un rato juntos, hace bastante que no hacemos nada – le dijo Damián, cerrando la puerta tras haber ingresado.

-        Me asustaste Damián, ahora no, porque no lo dejamos para la noche, está Romina dando vueltas por la casa y me da miedo que nos pueda pescar como ya lo hizo en una oportunidad.

-        No, dale, hagamos algo ahora, estoy caliente hermanita, no me dejes así.

-        Te hago la paja y listo?

-        No, con eso no me conformas o me la chupas o me das la colita.

-        Bueno, una chupadita y procura terminar rapidito, si? Y después ve con tus amigos y déjame sola que tengo mucha tarea.

-        Si, pero antes me la chupas, vamos putita – Damián con su verga ya fuera del pantalón se acercó a su hermana para que se la chupe de parado.

Marisol, se arrodilló y como tantas otras veces le chupó la pija a su hermano, mientras lo miraba a los ojos, como a él le gustaba, siempre le pedía que cuando se la chupara lo mirara a los ojos para verle la cara de puta que tenía. Eso hacía que terminara bastante rápido y por eso Marisol no se negaba a ese aspecto de la mamada. Le hizo un rápido entre y saca con su boca sobre la verga, acariciándole los huevos y la cola, pasando su dedo medio por la raya del culo. Ya había descubierto que cuando ese dedo rozaba el orto, su hermano cambiaba el ritmo de la respiración y si ella presionaba levemente con ese dedo como para entrarle, la respiración casi se cortaba y jadeaba dando muestras inequívocas de placer.

Así que se decidió a bajar el ritmo del entre y saca de la mamada y a concentrarse con su dedo en el orto de su hermano y en segundos lo hizo acabar y retorcerse de placer, gemía Damián después de los espasmos de la acabada, por lo que Marisol luego de tragarse hasta la última gota de semen recibida le hizo un comentario que provocó que su hermano se alejara sin respuesta.

-        Damián creo que tu punto débil está en tu culito, sientes más cuando te acaricio por ahí, que mientras te la chupo, vamos anda, dime que estoy equivocada.

-        No, te equivocas, lo que me gusta es como me la chupas.

-        Me parece que no estás siendo sincero conmigo – Damián al escuchar esto se retiró sin decir palabra.

Marisol terminó de cambiarse, fue al baño a mejorar su aspecto luego de la mamada que le había hecho a su hermano y cuando constató que éste se había retirado de la casa, se fue en busca de Romina, quería hablar con ella. La encontró en la cocina, haciendo tareas, Romina se detuvo al sentir los pasos de Marisol, giró su cuerpo y le dijo:

-        Párate acá enfrente mío pequeña - con la misma dulce mirada que había tenido a la mañana con ella.

Romina, completamente en silencio,  se colocó por detrás de Marisol, posó sus manos en la cintura de la chica que se mantenía en su lugar tal como le había dicho, luego siguió con sus manos contorneando las caderas y bajando por la parte exterior de las piernas, las recorrió hasta donde terminaba la pollerita que llevaba puesta Marisol. Luego volvió a subir con las manos siempre sobre las piernas, pero ahora por debajo de la pollera hasta llegar nuevamente a la cadera y de ahí una de las manos la llevó hasta apoyarla sobre la tanguita de la niña, comprobando Romina lo que sospechaba, Marisol estaba toda mojada, la muy puta se excitaba con mucha facilidad.

-        Mmm pequeña, estás chorreando flujo, caliente como la perra que eres – le dijo Romina.

-        Sh – si, estoy caliente, no se que me pasa, me haces calentar – respondió Marisol – estoy muy caliente.

-        Y que es lo que deseas ahora perrita.

-        Que me la chupes como la hiciste ayer, mmm.

-        Camina para mi cuarto pedazo de puta, mientras me aseguro que nadie pueda entrar a la casa.

Romina trabó la puerta principal de entrada de la casa por dentro, cerró con llave la puerta de servicio, asegurando de esa forma que no sería interrumpida mientras estuviera con la chica. Le dijo a Marisol que se quitara la ropa y se acostara sobre su cama, mientras ella hacia lo propio. Una vez que estuvo desnuda, se acomodó junto a Marisol y comenzó a disfrutar del cuerpo de la chica, acariciándola y besándola por todas partes, recorriéndola con su lengua desde los pies hasta la cabeza.

Marisol no paraba de gemir, enloquecida por el placer, su piel erizada, su concha empapada en flujo, sus pezones erectos y duros al igual que su clítoris, que reclamaban más y más lengua de parte de su amante. Sin embargo, de pronto Romina se detuvo de golpe y la empujó a Marisol de la cama. Ella ocupó toda la cama, acostada de espalda, con las piernas bien abiertas y flexionadas, con sus manos cruzadas bajo la nuca y sobre la almohada, mirando hacia el cielorraso le dijo a Marisol que angustiada observaba.

-        Ha llegado la hora que me devuelvas lo que te he dado ayer a ti, ponte entre mis piernas y hazme tantos mimos como puedas.

-        Pero yo nunca hice esto – Marisol señalaba con el dedo la concha depilada de la mucama, como queriendo decir que jamás había pasado su lengua por esas partes.

-        Pues hoy será tu primera vez, ven, te acomodas entre mis piernas y me chupas la concha hasta que te diga basta.

-        Espera, no me animo.

-        Como que no te animas? No te gustó acaso lo que hicimos ayer? Lo que te hice ayer a ti? Pues eso mismo es lo que quiero que me hagas tú a mí, tienes que probar y verás que te gusta. Para todo hay una primera vez.

Teniéndola a Marisol no muy convencida de lo que quería que hiciese, Romina se acercó a ella y la hizo girar sobre si, separó sus piernas y comprobó el estado de su concha, grande fue su sorpresa cuando verificó que la humedad le había llegado casi a los tobillos de la chica, chorreando por las piernas.

-        Grandísima puta, te mojas como una yegua por que te pido que me la chupes y dices que no te animas a chuparme la concha, eh?

-        Está bien, te la voy a chupar, no se lo que me pasa, siempre hago lo mismo Romina, no me decido nunca y después me arrepiento de no hacer las cosas.

-        Mejor así, ven, mimémonos un poco y después me la empiezas a chupar.

-        Si, Romina, disculpa, quiero que me abraces.

Romina se fue acomodando mejor y a su vez guiando a Marisol hacia donde la quería tener, entre sus piernas, ella misma con sus dedos separó sus labios vaginales y tal como una instructora, le fue indicando por donde pasar la lengua, adonde succionar, adonde chuponear y en instantes ambas se habían compenetrado de tal forma que daba la impresión que era algo que hacían todos los días.

Marisol le hizo una chupada similar a la que recibió ella el día anterior sobre la mesa del comedor, no dejó lugar sin repasar con su lengüita caliente, cada pliegue, cada rincón, desde lo superficial hasta lo más profundo, recorrió todo el sexo desde el orto hasta el clítoris y Romina casi se desmayó del orgasmo que le había hecho alcanzar, que vino seguido de otro de menor intensidad y otro más y acabó media docena de veces seguidas, una atrás de la otra.

-        Lo hice bien amor – se animó a decirle Marisol.

-        Tan bien, que ahora verás lo que te hago, acuéstate perrita, vamos.

-        Si, pero déjame chupar un poco tus pechos, te juro que lo deseo con toda mi alma, a ver – Marisol se posicionó a lamer, chupar y acariciar las tetas de Romina, lo que para ella significaba alcanzar una fantasía sexual, que disfrutó mucho e hizo disfrutar a su amante.

Y después fue Romina la que atendió a Marisol, pero ésta no quiso quedarse estática y giró su cuerpo hasta alcanzar la concha de Romina, formando el clásico 69 y ambas se prodigaron mimos y caricias hasta la saciedad. A esta situación le sobrevino un descanso y mientras estaban así relajadas, Romina le preguntó a su chica sobre el extraño gusto que tenía en su boca, que no era el mismo que tenía en el día de ayer. Marisol le dijo muy suelta de cuerpo, que no le había dado tiempo a limpiarse.

-        No te pude avisar que venía de estar con mi hermano – le dijo a modo de disculpa tardía.

-        Como que venías de estar con tu hermano, con tu hermano haciendo que?

-        Se la estuve chupando Romina – Marisol le explicó rápidamente lo que venía de hacer.

-        Pero como puedes ser tan puta, ayer tuviste sexo conmigo, hoy le chupaste la pija a tu hermano y ahora te encamas conmigo.

-        No se que me está pasando Romina.

-        A no sabes? Yo te lo diré: eres una reverenda puta. Dime con cuantas personas más tienes sexo, de ahora en más, me contarás todo lo que haces a mi y yo trataré de aconsejarte como actuar, con quien si y con quien no, de acuerdo?

-        Con dos personas más, aparte mi hermano y esta relación contigo.

-        Queee? Me puedes dar los detalles rápido o te juro que me desmayo.

-        Con Adriano, mi novio y con Bruno, un amigo de Damián.

-        Pero como puedes ser tan puta, no tienes miedo de quedar embarazada?

-        Soy virgen.

-        Queee? Como?

-        Te explico, a Adriano solamente se la chupo y a veces lo pajeo y en esos días no se la chupo. Con Bruno o se la chupo o me hace la cola. Pero con él mi relación ya termina.

-        No entiendo, explica mejor.

Después de una larga y pormenorizada explicación, Romina pudo entender como era la relación de Marisol con Bruno. También se enteró de que este muchacho se había cogido a Damián al menos dos veces y también había hecho que un amigo de él se lo cogiera también, por lo menos una vez que ella estuviera enterada. Todo esto escandalizó a la mucama, quien se propuso de ahora en más guiar los movimientos no solo de Marisol, sino también los de Damián, para que no vayan a cometer algo de lo que pudieran arrepentirse.

-        Ese Bruno te va a dar un disgusto, ya vas a ver te inventará algo para seguir utilizándote como su puta. Tienes que terminar con él y de manera rápida, tenemos que pensar como lo hacerlo.

-        Lo mismo piensa Damián, entonces no vale la pena que cumpla mi parte del trato?

-        No lo creo, quiero pensar en algo, estoy segura que tiene que haber una salida.

-        Yo tenía planeado recurrir a Horacio, ese amigo de papá que es policía, tú lo conoces porque ha venido varias veces a casa.

-        Ah, si, ya se quien es, se trata de ese tipo que cada vez que viene me toca todo lo que puede y me echa cada miradas que bueno, me coge con la vista.

-        Exacto, estamos hablando de la misma persona, a mi me da la misma sensación y también me toquetea todo lo que puede, me roza y demás, pero siempre hasta ahí, no se atreve a más o no puede porque lo están viendo.

-        Y que piensas entonces, decirle a este tipo que un tipo te está extorsionando y te coge? El también te querrá coger, te defenderá seguramente, pero va a querer algo de ti, lo imaginas?

-        Perfectamente, tal cual, lo imagino así como tú dices. Solo que con este tipo tendré que hacer algo una vez y punto, no pienso mucho más que eso.

-        No estoy tan segura, cariño, querrá seguir cogiéndote por mucho tiempo y lo primero que querrá es tu virginidad, piensas como yo?

-        Si, del mismo modo.

Hicieron toda clase de conjeturas, trazaron planes e idearon estrategias para abordar a este señor Horacio y finalmente llegaron a la conclusión que nada más simple que decir la verdad.

Pero antes que nada Romina pretendía tener algún encuentro con Damián de tipo íntimo, no para tener relaciones sexuales con él, sino para que entre ambos hubiera un sinceramiento de forma de poder convivir en un clima de entendimiento mutuo. Enterada de esta intención de Romina, Marisol no supo si era buena o mala esa idea, por lo que dejó que ella decidiera por si sola y ésta le dijo que hablaría lo antes posible con su hermano.

Esa noche a Romina le tocó visitar a los padres de los hermanos, lo que hizo casi como una autómata ya que su mente estaba más con Marisol que en otra parte y luego pensando en Damián y que cosas hablar con él. De todas formas, casi como un clásico tuvo sexo pleno con el padre de los chicos, mientras la madre colaboraba toqueteando a uno u otro. Casi como de costumbre, Mariano acababa teniendo sexo con ella y caía rendido en la cama, implorando que le desocupen la cama para poder dormirse, por lo que la relación que mantenía con la madre, era mínima. El trío que formaban ya no era algo atractivo para el matrimonio, había pasado a ser parte de la vida rutinaria. En cambio ellas, se entendían luego en momentos en que en la casa no había otras personas y lo hacían a las mil maravillas, Romina y Rita disfrutaban el sexo que tenían como algo sumamente relajante, reconfortante.

Así que al salir de la habitación de los padres, se dirigió al cuarto de Damián, golpeó suavemente su puerta y pidiendo permiso en voz baja abrió la puerta y entró. Para Damián fue toda una sorpresa, ya que él esperaba que fuera su hermana, que tenía esa costumbre de golpear y entrar, casi siempre en busca de sexo.

-        Que haces acá Romina, pasó algo? – preguntó Damián sorprendido, se encontraba acostado en su cama mirando la televisión.

-        No, solo que tengo que hablar contigo de distintos temas que te conciernen – le aclaró Romina.

-        Pues cierra la puerta y siéntate, te escucho – Damián le indicó con la palma de la mano que se sentase a su lado en la cama y se reacomodó quedando sentado contra el respaldo, apagando luego la televisión.

-        No, no la apagues, que el sonido de la tele nos viene bien para que no puedan escuchar lo que hablemos nosotros.

-        Ey, pero que misteriosa que te has vuelto, que te traes entre manos – Damián se había hecho a la idea que la mucama había ido a su habitación en busca de sexo, sobre todo después de haberlos sorprendidos con Marisol en plena mamada.

-        Escucha bien lo que vengo a decirte, en primer lugar estoy enterada de muchas cosas que te han pasado últimamente – comenzó Romina contándole.

Continuó su charla mirando siempre a los ojos al muchacho, notando como su rostro cambiaba de colores a medida que ella le descubría todo lo que se había enterado de su vida. Sabía de Bruno, también que se había dejado coger por otro hombre más, de todo lo hecho con su hermana y del brete en que se encontraban, no ignoraba que Marisol estaba tratando de pagar una deuda, que según su criterio era inexistente. Por último le comentó que tenía fuertes sentimientos con toda la familia y que por eso se involucraba con él, con el único afán de ayudar. Le contó también lo mismo que le había contado a su hermana, respecto de la relación que ella mantenía con sus padres de tipo sexual, formando trío o por separado con ambos y omitió contarle por el momento lo acaecido entre ella y Marisol.

-        Como te has enterado de todo lo mío? – preguntó Damián.

-        Me enteré por tu hermana, ella está desesperada tratando de ayudarte y ahora me agregué yo, creo que vamos a poder separar a Bruno de nuestras vidas.

-        Pero porque tú? No entiendo.

-        Ya te lo dije, porque considero que ésta es la única familia que tengo, donde me han dado de todo y nada para despreciar.

-        O sea que sabes que Bruno y yo, digamos que . . .

-        Se perfectamente que Bruno te cogió y también te hizo coger por otro tipo. Lo cual no debes llevar como una carga, a mi también me han violado y aquí estoy.

-        Si, pero la última vez, cuando me violó el amigo de Bruno . . . – Damián intentaba decir algo que no sabía si debía decirlo o no y que ni siquiera su hermana estaba enterada, ya que nunca lo habló con nadie.

-        Quieres contarme algo, me da la impresión que tienes algo que no te animas a decir o no sabes como contarlo, puedes confiar en mi Damián.

-        Voy a confiar en ti, te diré algo que no he hablado con nadie, pero debes prometerme que . . .

-        Solo te prometo que voy a escucharte con atención y que haré lo que pueda por ayudarte.

-        Bien, eso me tranquiliza. La vez que lo hice con el amigo de Bruno, fue a la fuerza, ya que el maldito me ató y me golpeó para violarme.

-        No te puedo creer.

-        Tal cual y sabes que? Era un enano, un hombre pequeño, bastante mayor que nosotros.

-        Cuenta Damián, que estoy ansiosa por saber lo que me quieres decir.

-        Que con este hombre gocé mucho lo que me hizo, me gustó Romina y a veces me siento mal por eso, me cogió de una forma que me fue haciendo calentar hasta tal punto que le dije que me había gustado.

-        Te pregunto algo, una pavada, si?

-        Dale.

-        La tenía muy grande el enano? Porque está ese mito de que los negros y los enanos la tienen gigante.

-        No, la tenía normal, más chica que la de Bruno, pero sabía moverse bien, me dilató y cuando me la puso, disfruté todo lo que me hizo. No sabes cuantas pajas me he hecho recordando lo que viví con él y como me gustaría volver a encontrarlo, si no fuera que Bruno está por medio, desde ya.

-        Claro, te entiendo. O sea que lo que llevas adentro es que finalmente te cogió alguien y te gustó como lo hizo y eso mismo es lo que te mortifica?

-        Algo así, me siento un puto, un hombre sin valor.

-        Pésimo, no eres un puto, solo un muchacho que ha experimentado el sexo desde distintos puntos de vista.

-        No entiendo.

-        Si, que has tenido sexo con mujeres y también con hombres, no más que eso. Yo me considero bisexual, no soy ni más, ni menos que otra mujer.

-        Te gustan las mujeres?

-        Tal vez me estás preguntando si me gusta tener sexo con mujeres? Yo te contesto que me gusta tener sexo con personas que me gusten, independientemente del sexo que tengan.

-        Entiendo.

Romina le contó el plan que tenía su hermana para librarse de Bruno y le preguntó que le parecía darle una lección a ese aprovechador. También le contó su miedo de que el remedio fuese peor que la enfermedad, en el sentido que para librarse de un extorsionador como Bruno, su hermana se metiese con un hombre mayor que tal vez la podría envolver peor que el muchacho que se querían sacar de encima. Damián a esa inquietud le contestó que dudaba que un hombre grande como Horacio le pudiese traer dolores de cabeza a su hermana.

-        Yo no creo que Horacio pueda hacer mucho con mi hermanita, él es un tipo grande, tal vez una paja, una mamada o algo así me imagino, no creo que esté en condiciones de exigir mucho sexo.

-        Mmm no se – contestó Romina – entonces le digo a Marisol que arremeta con Horacio?

-        Que lo haga con cuidado, no se tienen que enterar nuestros padres.

Así quedaron. La meta ahora era localizar a Horacio, imponerlo de la situación y que a éste se le ocurra algo para frenar a Bruno y terminar con las amenazas y extorsiones contra los hermanos.

Horacio era un hombre algo mayor que Mariano, tenía alta graduación en la policía adonde había prestado servicios desde que egresó de la escuela o sea que nada que pudieran decirle podía llegar a sorprenderlo. Si en cambio le impactó cuando al responder su teléfono escuchó una voz femenina que le solicitaba un encuentro para comentarle una situación personal por la que estaba atravesando. Mucho más se impresionó cuando la mujer que lo estaba llamando era Marisol.

-        Dime donde te encuentras pequeña e iré yo a buscarte? – le contestó Horacio.

-        Estoy en el centro Horacio, necesito tu ayuda pero sin que se enteren mis padres.

-        Y eso porque tesorito?

-        Te lo explico personalmente, estoy a dos cuadras del café París, quieres que te espere allí?

-        Si, toma una mesa adentro, que yo te buscaré en minutos.

-        Te espero Horacio.

-        Ya estoy pequeña.

Al policía le brillaban los ojos de pensar en poder serle útil a ese bomboncito que era la hija de su amigo. Mucho más de pensar que su reunión sería en secreto, la presentía tan cerca de sus garras como nunca. Se había ratoneado mucho pensando en esta mocosa, en como llegar a ella, en sus carnes firmes y juveniles, sobre todo para un hombre grande como él. Ahora la tenía ahí, al alcance de la mano. Recordó también alguna vez que se hizo la paja pensando en ella, después de uno de esos tantos toqueteos y roces que le daba cada vez que visitaba a sus padres.

-        Horacio, acá estoy – con la mano levantada desde la mesa en el fondo del bar, Marisol divisó al amigo de su padre que la buscaba por todo el recinto – hola y muchas gracias por haber venido.

-        Tú sabes cuanto estimo a tus padres, por carácter transitivo te quiero a ti y a toda esa hermosa familia – le contestó el hombre, luego de abrazar y besar a la muchacha.

-        Esto que voy a contarte es para mi una pesadilla, tal vez estés acostumbrado a este tipo de situaciones, pero . . .

-        Pero nada, cuéntame y desde ya te digo que lo resolveremos, sea lo que sea.

Desde que llegó al bar, no dejó de toquetear a su presa en ningún momento, se había sentado al lado de la chica y la tenía acorralada entre la silla y la pared, apoyaba su pierna contra las de ella, que tenía cruzadas bajo la mesa y pasaba uno de sus brazos sobre el respaldo del asiento de la chica dejando de tanto en tanto caer su mano sobre el hombro de Marisol.

Ella percibía que el hombre estaba enloquecido de tenerla a su lado, sintiéndose él su único protector, ya que lo había llamado para que salga en su defensa. A medida que avanzaba en el relato, Horacio tomaba posición cada vez más osada sobre la pequeña Marisol. A punto tal que intentó correr su silla, pero él la contuvo y descaradamente con su mano la acercó a su posición como para poder escucharla mejor.

-        No puedo creer lo que me estás cotando Marisol, tu padre se moriría si se entera que ese muchacho y su amigo lo violaron varias veces a tu hermano, además de lo que te viene haciendo a ti.

-        Así es y yo también me siento violada por esa porquería de tipo, porque si no accedía a sus pretensiones seguramente publicaría todos los videos y fotos que tiene de nosotros y que nos incriminan.

-        Además está el tema de la relación que has tenido con tu hermano, eso también es grave, pero bueno, es una cuestión que no debe salir de la familia de Ustedes, yo con eso no me meto.

-        Horacio, me vas a poder ayudar, mejor dicho, nos vas a poder ayudar, porque estamos los dos metidos en esto?

-        Por supuesto pequeña, tu sabes que una mano lava a la otra, me entiendes, yo te ayudaré a ti y a tu hermano y bueno, después veremos como seguimos esto – Horacio le decía esto y ahora su descaro había perdido los límites, ya que acariciaba sin pudor alguno el brazo de Marisol y con la pierna, trataba de montar las de la chica por debajo de la mesa.

Horacio le contó a Marisol que él iba a reunirse con ese Bruno y le haría entender lo equivocado que estaba en lo concerniente a las prácticas extorsivas que él mantenía con los hermanos. Para un hombre como él, Bruno era un aprendiz de delincuente, un niño rico caprichoso al que le hacía falta que alguien lo pusiese en vereda. No le llevaría mucho trabajo, contaba con mucha gente que estaba deseosa de hacerle algún favor a cambio de tantos que él les hacía. Y todo esto haría crecer su prestigio ante los hermanos, en especial con la niña, con la que ya se hacía algunos planes.

Marisol le había prometido lo que sea que él le pidiese, a cambio de borrar a Bruno de sus vidas. Lo que sea era mucho, pensó él, pero desde ya que lo aceptaba, ya se la imaginaba entre sus piernas a esa mocosa hermosa.

Cuando recibió todos los datos concernientes al domicilio, horarios y ocupaciones de Bruno, sin pérdida de tiempo fue a su encuentro, lo hizo en su departamento adonde llamó haciéndose pasar por empleado de la compañía de gas.

-        Debo constatar el estado de su instalación, por una fuga que tenemos en nuestros medidores.

-        Si, está bien, pasen – Bruno les franqueó la puerta y Horacio y sus dos ayudantes ingresaron al departamento.

No fue más que Bruno cerrara la puerta que una trompada certera le hizo perder el conocimiento. Cuando el muchacho despertó, se encontraba en su cama, boca abajo, desnudo y a su lado dos salvajes totalmente en bolas, con las vergas duras que agitaban en frente del extorsionador. Bruno quiso gritar pero le fue imposible, estaba amordazado y de su boca no salía ningún tipo de sonidos. Quiso mover su cuerpo pero no pudo hacerlo y cuando percibió que le estaban poniendo un líquido gelatinoso y frío por su zanja, hizo un esfuerzo supremo por moverse y ahí descubrió que estaba tan bien atado que no podía permitirse movimiento alguno. Solo pudo llorar, las lágrimas rodaban por sus mejillas y la máquina de video aprovechaba para obtener la mejor toma.

Comenzó la violación, primero uno, luego el otro, fotos, filmaciones, un culo dolorido y la desesperación de querer gritar y no poder hacerlo, de pretender detener lo que le estaban haciendo a costa de dinero, pero todo le era imposible. La máquina de fotos y la filmadora, estaban a full, al igual que su culo, tenía la espalda llena de semen y su cara también, allí en su rostro se mezclaba el semen de sus violadores con sus lágrimas y todo se documentaba.

Cuando se cansaron de usar y maltratar al muchacho, Horacio se acercó a él y le pidió que simplemente se calmara y lo escuchara, que ya todo había terminado, a menos que él quisiese seguir. Bruno movió como pudo sus ojos, como diciéndole que aceptaba terminar ahí con la velada y Horacio así lo entendió. Entonces le ordenó que lo escuchara y se irían de allí, dejándolo desatado si prometía portarse bien, lo cual asintió.

Le explico que tanto Marisol, como Damián querían librarse de él, que había resultado ser una pesadilla, que tuvieron que soportar sus reiteradas violaciones y que él consideraba que todo eso debería ser olvidado. Horacio le dijo además que había vaciado su computadora, que ahora esperaba que él mismo le diera sus claves de internet para eliminar todo vestigio de antecedentes de los hermanos y que con eso se daban por terminadas las acciones en su contra, a menos que los hermanos pusieran alguna queja más sobre él. En ese caso, le recomendaba que se fuera del país, ya que estuviera donde estuviese no tendría paz nunca, porque lo perseguirían hasta encontrarlo.

Como el joven Bruno asintió, luego de dejarlo en libertad de movimientos se retiraron, dejándolo encerrado en su propio departamento, sin posibilidad ni modo alguno de comunicarse con nadie o volverían a cargar contra él. Y como el culo de Bruno estaba muy dolorido, tanto o más que su propia alma y orgullo, el muchacho prefirió morder la derrota en esta relación que terminó saliéndole de la peor forma.

Ahora Horacio tenía a Marisol a su disposición y la iba a disfrutar. También pensó un poco en Damián, tal vez después de tantas violaciones le haya terminado gustando el sexo con los hombres, no debía perderlo de vista, ya que no sería el primer muchachito que se cogía. Dos proyectos a tener en cuenta, pensó, comenzarían con la chica hasta exprimirla, hasta sacarle la última gota de jugo que le pudiese dar, el muchacho sería para después.

-        Hola pequeña princesita, me quiero reunir contigo, quisiera que te vengas hasta mi casa y te pondré al tanto de las novedades – le dijo Horacio a Marisol.

-        Ya? Tan pronto? Como te quiero Horacio, salgo ya mismo para tu casa, no quieres adelantarme nada? – le respondió Marisol, ansiosa.

-        Bueno, algo te voy a decir, quiero que te vengas más linda que de costumbre, tu sabes que significas para mi, verdad?

-        Si, Horacio, soy la hija de un amigo tuyo, que tu quieres mucho.

-        Además de todo eso, tu eres un bombón de chocolate para mí, piensa en eso y ven pronto, te estoy esperando.

-        Está bien Horacio, yo también deseo estar contigo para enterarme las últimas novedades.

En realidad Horacio tenía planes muy concretos con Marisol, que precisamente no coincidían con los que tenía la chica, pero  en este caso tenían prioridad los designios del hombre.

Vivía Horacio en un barrio apenas alejado del casco urbano, por lo cual Marisol tuvo que tomar un taxi para llegar hasta esa casa. Estaba edificada detrás de un amplio jardín, ocupando todo el ancho del terreno y se encontraba rodeada de paredones altos que solo dejaban ver desde el exterior la cubierta de tejas españolas y una chimenea en uno de sus costados. En la amplia vivienda habitaban solamente Horacio, su esposa Elba y una criada – Gimena - que habían albergado desde la niñez, por causas similares a las de Romina, maltrato familiar, abuso, etc.

Fue recibida por la empleada, quien la invitó a pasar y la hizo sentar en un escritorio adonde la atendería Horacio. Marisol, se sorprendió de la magnífica silueta que tenía Gimena, armoniosa, esbelta, como la de una modelo, le calculó unos 35 años y se imaginó si calzara con zapatos de tacos altos, en vez de las zapatillas que calzaba, podría cambiar muchísimo su apariencia, podría ser otra cosa. A la mujer de Horacio no conocía personalmente, aunque tenía entendido por referencias, que era una hermosa mujer y también sabía que tenía un carácter muy especial, lo que no sabía era en que consistía esa característica que le endilgaban.

Sentada en el escritorio estaba cuando por una puerta oculta tras una biblioteca apareció Horacio, con el rostro deslumbrante y mucho más cuando apreció la belleza natural y el vestuario que traía Marisol. Tal como él le había pedido, se había vestido para la ocasión, de manera de lucir acorde a las circunstancias. Llevaba puesto un vestido estampado, estilo años 50, acompañado de sandalias con tacones altos, anudadas al tobillo y un bolso al tono. Las medias oscuras, realzaban sus bellas piernas, que fueron el punto de observación de Horacio a su ingreso al escritorio.

-        Te has venido divina, tal como me imaginé, que niña tan bella, estás para comerte.

-        Bueno Horacio, no es para tanto. Sabes? Me halagas mucho y voy a creer que lo que dices es cierto.

-        No dudes en creer eso o porque crees que estoy enloquecido contigo?

-        No tienes miedo que te pesque tu esposa piropeándome?

-        Por supuesto que no, ella gira en otra órbita, ya la vas a conocer.

-        Como es eso Horacio, cuéntame.

-        Prefiero contarte lo que pasó con Bruno y después si tu quieres te invito a entrar en mi mundo secreto.

-        Está bien Horacio, te escucho.

Le contó a grandes rasgos lo ocurrido con Bruno, sin darle demasiado detalles de cómo lo violaron, si le relató que podía considerar que estaba en igualdad de condición que Damián o tal vez, un poco peor, en todo caso él se lo buscó, solo recogió lo que venía sembrando. Si le aseguró, que no debía molestarlos más, que no tenía absolutamente nada para publicar de ellos, ya que le vació no solo la computadora, sino que le insertó unos virus en sus cuentas de internet, que le fagocitaban todo lo que tenían y que le costaría mucho eliminarlos, ya que se quedaban quietos por períodos y luego aparecían y volvían a comerse toda la información, por lo cual vislumbraba que pasaría mucho tiempo para estabilizar sus direcciones y contactos.

Además ahora tenía Horacio un valioso material, de regalo dejó una copia a Bruno, en donde se filmó todo lo que le hicieron, con la salvedad de que el muchacho no sabe quienes fueron sus agresores o sea que no tiene contra quien luchar. Si sabe a quien no tiene que acercarse y es a los hermanos. Todo esto que Horacio le refirió a Marisol dejó a la chica muy satisfecha, pero además impresionada por el poder del hombre.

-        Quiere decir que no tienes que preocuparte más por ese tonto – le dijo Horacio, cerrando el tema de conversación.

-        Cuanto te lo agradezco Horacio – le contestó Marisol.

-        Vamos a ver que tanto me lo agradeces.

Poniéndose de pie e invitando a Marisol a seguirlo, caminó saliendo de la biblioteca, para pasar a una sala que se encontraba en semipenumbra, que según parecía daba a la parte lateral de la casa. Horacio cerró la puerta tras ingresar y encendió una lámpara para aumentar un poco más la iluminación, se acomodó en un cómodo sofá de cuero de cuatro cuerpos y con una seña invitó a Marisol a que se sentara junto a él.

-        Quisiera que me dieras una muestra de que sabes porque estás acá a mi lado, en este ambiente, dentro de mi casa, a solas conmigo, todo parece demasiado obvio, pero aún así me gustaría recibir de tu parte alguna señal.

-        Yo Horacio – Marisol lo miró fijo y recostó su cuerpo contra el suyo – prefiero no hablar de esto.

-        Déjame gozar de ti, pequeña.

Marcela   ( marce459@live.com.ar )

C O N T I N U A R A