Dulce hogar 4
Uno de los hermanos ofrece como pago el uso de su hermana, finalmente termina siendo él quien paga con su propio cuerpo la deuda contraída
Recomiendo para una mejor comprensión del relato, leer previamente las entregas anteriores.
Marcela
DULCE HOGAR 4
Damián no se iba a conformar con lo logrado hasta el momento con su hermana, tenía que sacarle mucho más provecho a esa relación, para lo cual se hacía necesario que le enseñara bastante más que lo que ella tenía aprendido. De solo pensar en ella mientras se encontraba recostado en su cama, sin darse cuenta se estaba tocando la verga, acomodándola dentro de su ropa, ya que crecía a expensas de la excitación que estaba teniendo.
Damián pensaba que la había tenido a Marisol desnuda en su cama, acostada y parada frente a él, le había tocado el cuerpito adolescente y la había sentido vibrar de lo caliente que se ponía al contacto de sus manos. Había descubierto por sí mismo y luego confirmado por ella, que era virgen, nadie le había entrado hasta ahora y se debatía pensando si sería él en primero en usar esa cuevita o la cedería a cambio de algún beneficio económico o de otra naturaleza. Solo de pensar en estas cosas, imaginando a su hermana desnuda como él la había tenido frente a sí, se le había puesto muy dura la verga y reclamaba algo de acción. Por ahora solo la acomodaría mejor y más tarde, cuando su hermana llegara a la casa, le daría alguna satisfacción, merecida por otra parte.
La casa desde hacía unos días estaba permanentemente con gente, no lograba quedarse a solas con su hermana ni siquiera un ratito. Estaba evaluando, ante la posibilidad que la situación no cambiase, de llevarla a otro sitio en donde pudiera tener algo de intimidad o privacidad. Por un momento se le ocurrió pensar en su amigo Bruno, él tenía un departamento que lo utilizaba para sus estudios, en realidad se lo habían cedido sus padres, que pretendían alejarlo de la casa familiar, para poder vivir con más tranquilidad.
Bruno, se caracterizaba por ser un muchacho muy insistente, de esos que no cejaban hasta que obtenían lo que se habían propuesto y también de los que no querían perder nunca a nada y sacarle jugo hasta a las piedras. Cualquier situación que se le presentaba, tenía que proporcionarle un rédito, lo que sea que fuere. Y esto precisamente lo conocía Damián a la perfección, por eso acudir a este muchacho sabía que no le iba a salir gratis, algo tendría que entregar si es que su decisión era pedirle a Bruno que le permitiera utilizar su departamento.
Damián no manejaba dinero en la misma cantidad que lo hacía su amigo, así que como moneda de cambio, se descartaba al dinero. Tampoco tenía videos o fotos pornográficas o alguna otra cosa que pudiera servirle para compensar el uso del departamento, en caso de que aquel fuese a prestárselo. Solo tenía algo que Bruno podía llegar a querer y con lo cual tendría a su amigo tomado de los huevos y era el cuerpo de su hermana.
Pero podía un muchacho como él llegar a entregar a su hermana por el préstamo de un departamento? Se respondió enseguida, a si mismo, sin darle mucha vuelta al asunto. La respuesta era sí, no tenía otra alternativa, no podía llevar a su hermana a una plaza o parque y la casa hacía días que siempre estaba con gente o su madre o su padre o los dos y obvio, siempre además contando con la presencia de Romina.
Damián estaba decidido a entregar a su hermana, ahora la otra pregunta que se formulaba era que parte de su hermana le iba a entregar o dicho en otras palabras, hasta donde le iba a permitir a Bruno llegar con su hermana. Tampoco necesitó mucho tiempo para encontrar la respuesta, le facilitaría a su hermana para una chupada sin terminar dentro de la boca, eso lo dejaría bien aclarado, porque conocía de sobra a su amigo.
A esta altura de los pensamientos y elucubraciones, Damián ya se había hecho una primera paja y acariciaba su verga en busca de la segunda, aunque dado el avance alcanzado en sus reflexiones, decidió dejar en paz a su pito y salir a esperar a su hermana al parque. La recibió en el jardín con la idea de hacerle saber los planes que tenía para ambos, en realidad solo le dijo lo concerniente a la utilización del departamento de su amigo, no le contó la forma en que pensaba pagarle el favor a Bruno hasta no tener una conversación con él.
Al otro día, luego de exponerle a su amigo su intención, éste creyó estar tocando el cielo con las manos, cuando escuchó lo que Damián le había propuesto. Para él facilitarle el departamento por unas pocas horas no era nada, en comparación con la posibilidad de poder entrarle a una pendejita, que según le había asegurado su amigo, se trataba de carne de primera, la única condición era que la chica no quería revelar su identidad.
- Tu sabes cómo son estas pendejas, a mi en realidad no me interesa si lo hace con la luz encendida o apagada, solo quiero que lo haga y punto – le había dicho Damián a su amigo tratando de convencerlo de la conveniencia de aceptar su proposición.
- Por mi no hay problema, lo hacemos como ella quiera, estas putas son a veces muy problemáticas – aceptando Bruno que le hagan una mamada con el cuarto a oscuras, de todos modos él la podría espiar cuando entraba y salía de su departamento, sin que la chica se diera cuenta.
Bruno era un muchacho común y corriente en su aspecto físico, algo gordito, muy inteligente, no era un chico popular por su forma de ser, sino por la disponibilidad que tenía de departamento, auto, moto, lancha y sobre todo dinero. O sea que los bienes materiales que disponía eran lo que lo convertían en un muchacho muy nombrado. Por otra parte, todos los que andaban a su alrededor, sabían que debían obedecerle si querían obtener algo de esos bienes que él disponía. Cuando algo se pactaba con Bruno, lo mejor era cumplirlo, Damián sabía eso tanto como los otros muchachos del grupo, porque con disponibilidad de dinero se pueden conseguir muchas cosas, entre ellas las de obtener crueles venganzas, sean golpizas o cuestiones por estilo.
Cuando Damián tuvo oportunidad de conversar con su hermana, luego del acuerdo alcanzado con su amigo le dijo que tenía todo resuelto y que quería ir al departamento de su amigo con ella lo antes posible. En realidad no le importaba lo que su hermana pudiera pensar, si aceptaba o no, le daba lo mismo, se haría su voluntad, solo quería que ella estuviera al tanto y en ese caso que estuviera preparada para lo que se venía en forma inminente.
- Me dices que tu amigo Bruno te va a prestar su departamento para que me lleves a mi? – le preguntó Marisol un tanto sorprendida por lo que su hermano le había dicho.
- En realidad, no le dije que iría contigo, solo le pedí el departamento para estar con una chica y él aceptó – le contó Damián omitiendo decirle la parte más importante y era que ella le tendría que hacer una mamada en pago por el préstamo del departamento.
- Ok, por mi no hay problema, cuando vamos a ir? – preguntó Marisol.
- Si es posible mañana mismo, después de tu escuela, vienes a casa, te cambias y nos vamos – le contestó Damián.
- Bien, mañana entonces – aceptó Marisol.
- Mira, quiero explicarte algo, mañana quisiera que utilices alguna de las pelucas de mamá, anteojos de sol y si fuera posible alguna gorra o algo para evitar que te reconozca, eso por si nos espía al entrar, de acuerdo?
- Me parece bien que me cuides hermanito – le contestó Marisol sin saber adónde se metía de la mano de su propio hermano – me vestiré de alguna forma que ni tú me vas a conocer
En los planes de Damián para el día siguiente, estaba la posibilidad de entrarle al cuerpecito de su hermana, no pensaba quitarle la virginidad porque seguía sin decidirse acerca de cómo sacarle el mejor fruto posible a ella, pero si no se puede entrar por la puerta de adelante, la posibilidad se daba probando por la de atrás. Ese era el verdadero desafío: hacerle la cola a su hermanita, ella tenía un culito que siempre mostraba paradito y desafiante, parecía que iba a reventar los pantalones vaqueros cuando los usaba y en ocasión de vestir polleritas, les daba con su colita un vuelo impensado.
Si bien no tenía mucha experiencia en cuestiones de este tipo, sabía porque había leído o escuchado a muchachos más grandes, que había que dilatarlas bien, que eso se lograba con un juego previo, con los dedos o con algún dilatador anal, con mucha crema relajante, caricias y mimos en exceso. Solo de esta manera se puede hacer una cola virgen, aunque el dolor de la penetración inicial era inevitable, al promediar la relación se alcanzaba algo de placer que hacía que el dolor fuera olvidado. Eso era lo que leía en todas las novelas o relatos porno del que él era tan asiduo lector.
Algo que inquietaba a Damián era el comentario que Bruno le había hecho, que no iba a dejar que se retiraran de su departamento sin que antes ella le chupara la verga. Es más, le dijo algo que era intimidatorio: “si ella no me la quiere chupar, no hay problemas, me la chuparás tú”.
Esto último no había podido digerirlo, todavía le daba vueltas en la cabeza, ese Bruno era un salvaje, por eso mejor convencer a su hermana para que se la chupara, porque ya se imaginaba como podría terminar esa velada.
Damián arregló finalmente con su hermana la hora a partir de la cual ella estaría libre y acto seguido se lo comunicó a Bruno para que tuviese disponible el departamento.
- No me vas a decir quién es tu chica? – le preguntó Bruno con creciente curiosidad.
- Mejor por ahora que no lo sepas, prometo decírtelo más adelante, vamos a darle a esta chica la privacidad que me pidió – con esas palabras Damián lo calmó y convenció a su amigo, aunque éste estaba listo para espiar la entrada al menos y si le daban tiempo, espiaría la salida e incluso podía llegar a seguir a la puta para descubrir su identidad.
- En esta oportunidad será una mamada, pero la próxima no me conformaré con tan poco – le comunicó Bruno, en un tono que sonaba a advertencia.
Damián al otro día se encargó de conseguir la crema en un conocido comercio del ramo, llegando a su casa antes que su hermana. La esperó pacientemente, almorzaron juntos y luego se retiraron ambos, llevando sendas mochilas que contenían una lo adquirido por Damián y la otra lo necesario para cambiar la imagen de Marisol.
Llegaron a una estación de servicio y mientras Damián tomaba un café, Marisol pasó al baño para cambiar de apariencia. Al salir, llevaba una pollera ajustada que le llegaba a la rodilla, zapatos de tacones altos, medias oscuras y una campera como la que usan los andinistas, con capucha y solapas anchas. Se había colocado además una peluca tipo Cleopatra, cabello lacio, muy negro, que pasaban los hombros y un flequillo hasta la mitad de los ojos.
El propio Damián casi no la conoció cuando estuvo junto a él. Pagaron la cuenta y se retiraron, mientras iban hacia el departamento de Bruno, Marisol acortó drásticamente su pollera, convirtiéndola en una minifalda infartante, que permitían lucir sus largas y estilizadas piernas.
- Hermanita, estás hermosa, pero permíteme decirte que con esa pollera y la peluca, pareces una puta perfecta – le comentó Damián, aprobando el cambio hecho en la indumentaria.
- Es perfectamente a propósito, si tu amigo pretende espiarnos cuando ingresemos a su departamento, su vista la enfocará hacia mis piernas y cola y se perderá mi rostro entre la peluca, el flequillo y el cuello de la campera – le contestó Marisol, que evidentemente esa parte la había pensado.
- Bien pensado – dijo Damián – tal vez una noche de estas te saque a callejear como una puta, te gustaría eso? Te calienta?
- Me gustaría y me calienta, desde ya, que me anime, es otra cosa.
Llegaron al departamento de Bruno y éste estaba apostado en la oficina del encargado y tal como había previsto Marisol, se concentró en las piernas, los zapatos, las medias y la cola que movía de un lado a otro y se perdió la oportunidad de ver el rostro de frente. En ese momento se dijo que no importaba, cuando le estuviera chupando la pija, le vería la cara, no se iba a poder esconder de él tan fácilmente.
Damián se instaló en el departamento de su amigo, cerró la puerta con una tranca que tenía del lado de adentro, para evitar que Bruno se le pudiera colar sin avisar y al tiempo que él avanzaba y encendía las luces, su hermana que venía caminando tras él, las apagaba.
- Que haces, te has vuelto loca? – le amonestó Damián.
- Apago las luces, porque tengo miedo que haya cámaras y nos filmen – se disculpó Marisol con la explicación que satisfizo a su hermano.
- Bien, nos quedaremos en penumbra y será más romántica esta velada.
- Mmm si, dime qué quieres hacer, Damián? – escondiendo el rostro, mirando siempre hacia abajo.
- Bueno, relájate un poco, con esta luz no se puede filmar nada, no creo que tenga cámara de rayos ultravioleta.
- Está bien, pero no me confío mucho de tu amigo.
- Bien, mejor nos desnudamos y nos hacemos mimos el uno al otro, quieres?
- Como la última vez? – preguntó Marisol, que había quedado muy satisfecha cuando su hermano le había comido su conchita hasta hacerla llegar al delirio.
- Claro que si, como la última vez, te voy a pegar una chupada de concha que te voy a dejar loca, pero déjame que empiece por el principio.
Damián se posicionó abrazando a su hermana y acariciando todo su hermoso cuerpo que ahora tenía al desnudo. El también se había desnudado totalmente y refregaba su verga caliente y dura entre las piernas de su hermana, que disfrutaba ese mimo con mucho gusto. La besó en la boca, saboreó su lengua, su cuello y rápidamente bajó hasta posicionarse frente a sus tetas, a una la mordía y chupaba y a la otra la tenía con su mano, amasándola y tironeándole el pezón como queriéndoselo arrancar.
Su hermana dejó escapar un pequeño gemido, mezcla de dolor y placer y Damián bajó la mano paseándola por el cuerpo desnudo hasta llegar a la entrepierna, metió un dedo en la concha, mientras con la palma golpeaba los labios vaginales y recogía cantidades de flujo que emanaban de la cueva de Marisol. Tanteó con esa misma mano la dureza del clítoris y lo notó caliente y compacto, toda de una pieza. Sin perder tiempo llevó a su hermana hasta la cama y la acostó de espaldas, separándole las piernas para tener el terreno propicio para la chupada que iba a darle. Su hermana tapó su rostro con una prenda que estaba al alcance de su mano con doble motivo, esconder su rostro y ahogar sus gemidos, que ya no podía contener y eso que Damián todavía no se había lanzado a su tarea.
Antes de tirarse arriba de su hermana, la tomó de los tobillos y estiró para correr el cuerpo hasta la mitad de la cama, luego se echó sobre su hermana en la posición del 69. Marisol devoró la verga enseguida y Damián se comió esa concha jugosa y caliente, que temblaba bajo su cuerpo. Le dio una lamida que Marisol no se esperaba, se contorsionaba de tal forma que creyó en más de una oportunidad que iba a ir a parar al suelo, con su lengua recorría la vagina, los labios externos, metía la lengua adentro y la sacaba para trasladarla hasta el orto, en donde hacía el mismo juego y luego volvía a la concha y finalmente se puso a chupar el clítoris hasta que Marisol estalló en un fuerte orgasmo. Cuando esto estaba pasando, él ya tenía un dedo adentro del culito de su hermana, que ni notó esa invasión de su cuerpo de la calentura que tenía.
Marisol, se sacaba la verga de la boca y presionando sobre la cola de Damián, hacía que los huevos le quedaran sobre sus labios, para poder chuparlos y luego volvía con la verga. A su vez, Damián trataba de no terminar, ya que quería reservarse para hacerle el culito a su hermana, cuando ésta menos se lo esperara. La dejó que siguiera chupando verga y huevos, mientras él le seguía metiendo lengua a ella por toda su intimidad, jugando también con sus dedos que humedecía en la concha y los llevaba después a meterlos en el culito, siempre de a uno en vez.
En un momento de relax, Damián se llenó su mano y dedos con la crema relajante y adormecedora que había traído y de a poco la fue esparciendo por la zona anal de su hermana, metía un dedo, lo sacaba y metía dos dedos juntos y ahí se detuvo para hablarla un poco a Marisol.
- Te gusta lo que te hago putita?
- Me está doliendo la cola con tus dedos, por favor más despacito.
- Es que te metí dos deditos, te diste cuenta?
- Ah, ya me parecía por el dolor – en realidad Damián a esta altura le estaba metiendo tres dedos juntos y una vez adentro, los movía en todos los sentidos, adentro y afuera y los rotaba, para esparcir crema por todas partes y relajar bien el ano de su hermana.
- Bueno, que no es para tanto, a ver putita, date la vuelta que quiero arrimarte un poco la verga por ahí.
- No, Damián, por el culito no, me va a doler – se quejó Marisol.
- Si por adelante no puedo, lo haremos por la cola, te va a doler, pero muy poco, confía en mí, además en dos días estarás virgen de nuevo, el culito se cierra enseguida y vuelve a su estado original, no es como hacerlo por adelante.
Esto era una mentira de Damián, pero valía la pena para convencer a la pequeña Marisol, para que se dejara hacer la cola.
- Me va a doler Damián, no me animo.
- Escucha, si te duele, te la saco, está bien, déjame ponerte solo la cabeza y si no te la aguantas te la saco, ok? – le decía Damián.
Y así fue, Marisol se acomodó en cuatro, con el culito lleno de crema, Damián le había dicho que eso le aliviaría el dolor, a la vez que no le impediría sentir el placer de tener una verga adentro.
- Ahí va, chiquita, aguanta que ya entra – Damián había refregado la verga por la zanja hasta que encontró el orto calentito de su hermana y sin pensarlo mucho se tomó del vientre de ella con ambas manos, afirmándose para clavarla desde atrás.
- Ay, mmm, no Damián, me duele mucho, mejor sácala, sácala un ratito y después seguimos, si?
- Espera putita, ya te entró, me quedo quietito, no me muevo hasta que te acostumbres y si no puedes hacerlo te la saco.
Así hizo, solo que a cada quejido de su hermana, en vez de sacársela, se la mandaba más adentro y le pedía que aguantara un poco más y de nuevo otro poquito más adentro y así hasta que Marisol sintió los huevos golpeando sus nalgas.
- Por favor basta Damián, me estás matando del dolor, eso que me metiste es mucho más que la cabeza, ajjj ahhh, no puedo más – se quejaba Marisol, con muestras de dolor.
- Ya está, te entró toda hermanita, siente que lindo que es cuando la tienes toda adentro, me quedo quietito hasta que me digas que estás bien – Damián no iba a sacársela de ninguna forma, ya la tenía adentro, había que hacerla esperar un poco, el placer estaba al venir.
- Si, al menos no te muevas, quédate quieto.
- Relaja ese culito y disfruta hermanita, después me vas a venir a buscar para que te lo haga, ya verás.
- Mmm bueno, trataré.
Damián siguió cogiéndose a su hermana por el culo un poco más, ya que Marisol no dejaba de quejarse, se decidió entonces a sacarle su herramienta de adentro de su cuerpo y dársela para que la chupara hasta hacerlo acabar. Estaba muy caliente y con un poco de rabia al no haber podido terminarle en el culito, lo haría en una segunda etapa, sin dejar pasar mucho tiempo.
- Bueno, te la saco y me la chupas hasta sacarme la última gota de leche, ok?
- Si, te la chupo y me acabas donde tú quieras.
- En la boca te voy a acabar puta y un poco en la cara y después te la quitas con la mano y te la metes tu solita en tu boca, hasta tragarla toda.
- Lo que digas, pero sácala despacito, no sabes cómo tengo el culo.
- Lo tienes divino y si me dejaras, en cinco minutos estarías gozando como una yegua, con la pija adentro.
Damián le puso la verga en la boca a su hermana para que la chupara y en dos mete y saca que le hizo, con la calentura que ya tenía acumulada, sintió que una primera oleada le estaba saliendo, dejó que se la tragara y tal como había prometido, sacó su pito para desparramarle el resto de semen sobre su bello rostro, hasta la última gota.
- Ahhh, que bueno que estuvo, es que tienes una lengua muy acostumbrada a chupar pija y enseguida consigues ordeñarme, toma puta, ahora recoges con tus dedos la leche que tienes sobre tu cara y te la llevas a la boca y te la tragas todita, ok?
- Mmm si hermanito, ya sabes que lo hago por ti.
- No te creo mucho, no sé si lo haces por mi o por ti, pero no tiene importancia.
Cuando Marisol terminó con las tareas que le había encomendado su hermano, se comenzó a arreglar, a vestir, hasta que Damián la interrumpió mientras él mismo hacía lo propio, para comentarle que debía hacer un trabajito para pagar el alquiler del departamento que estaban usando.
- Que me estás diciendo Damián, no te lo había prestado tu amigo el departamento? – contestó irritada Marisol.
- Nadie presta, ni da nada gratis hoy en día hermana, tuve que hacerle una pequeña concesión para poder usarle el departamento, era lo único que podía hacer para estar contigo, me entiendes?
- No, no te entiendo, me mentiste y bueno, ahora dime que te traes entre manos – Marisol quería saber que era lo que su hermano quería decirle y no se animaba a hacerlo, ya que daba muchas vueltas.
- Solo tienes que hacerle una mamada a Bruno y asunto terminado, no te costará mucho verdad?
- Estás loco, como que se la voy a mamar a Bruno? Ni loca haría algo así.
- No te estoy pidiendo mucho, solo que se la chupes, él no te verá, no sabrá que eres tú, piensa que tú eres una chica de las que salen a veces conmigo. Así se lo hice creer.
- No se la quiero chupar, ese muchacho no me gusta.
- Que importa si te gusta o no, se la chupas a oscuras y nos vamos.
Mientras ellos hablaban Bruno comenzó a tocar timbre de la forma en que había quedado con Damián y como no lo atendían, siguió con golpes de puño en la puerta, para hacerse oír. Damián le dijo a su hermana que se decidiera y que de esa mamada, nadie tenía porque enterarse, pero Marisol se había puesto terca, no dando el brazo a torcer. Muy a su pesar, Damián tuvo que ir a abrirle la puerta a su amigo, que ya estaba bastante impaciente y junto con él se dirigió al cuarto en donde esperaba Marisol.
- Bueno, nena, ya sabes lo que tienes que hacer – dijo Damián a su hermana, esperando confiado en que ésta le hiciera caso.
- Ey, te puedo ver la cara – le dijo Bruno – soy un tipo discreto, no le pienso revelar a nadie quien eres.
Pero Marisol, estaba en un rincón del cuarto, con la cabeza entre sus brazos, escondiendo el rostro para que el muchacho no pudiese siquiera verla, a pesar de que el cuarto estaba a oscuras. Bruno y Damián insistieron un poco, sin éxito alguno, luego el dueño del departamento se impacientó, acostumbrado como estaba a que todo el mundo le obedeciese y se rindiese a sus pies, ante cualquier pedido que él hiciese.
- Yo te voy a enseñar puta de mierda a no ser tan pelotuda – la insultó y amenazó Bruno, a esta altura temblaba de miedo Marisol, ante la posibilidad que su hermano no saliese en su ayuda.
- Espera, espera, tranquilo – le dijo Damián viendo como la situación se salía de los carriles normales – no insultes, ni te vuelvas loco.
- Que dices pedazo de idiota – Bruno se encolerizó aún más y le dio un fuerte empujón a Damián sacándoselo de encima, no le iba a permitir que defendiese a la puta esa que se negaba a hacerle una simple mamada.
Damián trastabilló del empujón que recibió y se golpeó la espalda contra un armario que estaba en el sitio en donde aterrizó, aprovechando este momento de desconcierto Bruno para lanzarse sobre Marisol, a quien tomó de los pelos quedándose con la peluca en la mano. Acto seguido encendió la luz del cuarto, para luego descubrir la verdadera identidad de la rebelde y aterrorizada mujer.
- Pero tú eres Marisol, ustedes son hermanos, son dos pervertidos que se cogen entre sí como si nada – Bruno por un momento se quedó sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían, estaba ante algo que no había vivido nunca, si bien había leído al respecto.
- Deja a mi hermana, no te atrevas a tocarla – le dijo Damián que había recuperado la compostura, pero a la vez se encontraba sin saber cómo salir de la situación en que se encontraba junto a su hermana.
Bruno por toda respuesta, cuando escuchó las palabras de Damián y percibió que el muchacho se lanzaba sobre él en defensa de su hermana, reaccionó violentamente aplicando un terrible golpe de puño en la boca del estómago que provocaron el desmayo del muchacho.
Marisol viendo lo que estaba sucediendo, se hizo un ovillo en un rincón de la habitación, llorando desconsoladamente, ante el tenor que habían tomado las cosas.
- Tú, perra, cállate y no hagas que me enoje más de lo que estoy, te quedarás acá encerrada en el cuarto hasta que regrese y más te vale que me obedezcas o cuando vuelva te violaré por todos tus agujeros – con esta amenaza clara y concreta, Bruno abandonó la habitación llevándose a Damián arrastrando las piernas por el pasillo.
Lo llevó al cuarto contiguo, adonde lo acostó boca abajo en una cama, atando sus miembros a los cuatro extremos del lecho, dejándolo completamente -inmovilizado. Luego volvió al cuarto en donde estaba Marisol para hablar con ella.
- Escucha bien lo que voy a decirte perra, eres tu o él, me haces una buena mamada o me cojo a tu hermano, decide – Bruno le planteó como estaba la situación a Marisol, quien si antes estaba mal, ahora luego de escuchar al salvaje del amigo de su hermano, estaba mucho peor.
- Por favor, déjanos ir, donde está mi hermano – lloraba Marisol, sin responder la pregunta que le había hecho Bruno.
- Como quieras, en un rato vuelvo, de todos modos hace tiempo que me quería coger a tu hermano – dio un portazo, cerró con llave la habitación desde afuera y se fue al cuarto en donde estaba maniatado Damián.
Le bajó el pantalón y el calzoncillo y descubrió ante sus ojos un hermoso culito masculino, con una vellosidad mínima, carnoso, de piel blanca. Pasó sus manos por las nalgas y las palpó para apreciar su consistencia, luego con uno de sus dedos recorrió la zanja llegando a acariciarle el orto, el que miró detenidamente apartando una nalga de la otra y comprobando que estaba sin usar. Qué suerte se dijo, se comería un virgo en momentos y sintió como se despertaba su verga que tendría un trabajo muy placentero.
Damián respiraba con dificultad y daba bocanadas tratando de captar mayor cantidad de oxígeno, regularizando la respiración, pero al sentir que estaba privado de movimiento tanto en sus brazos como en sus piernas, comenzó a jadear en forma irregular, acelerando el pulso fuertemente. Todo esto lo percibía Bruno al estar a su lado, tocándolo le dijo:
Más vale que te relajes amigo, tal como ya te había anticipado, si tu chica no se portaba bien conmigo, tú pagarías la cuenta y eso es lo que va a sucederte en minutos.
Qué, que me vas a hacer, espera, no me hagas nada, te lo pido por favor – Damián comenzaba a desesperar ante lo que presumía que iba a pasarle.
Solamente te voy a coger, nada más que eso, no vas a ser ni el primero, ni el último, así que más te vale que te relajes, te aviso que tengo bastante experiencia en esto.
Dicho esto comenzó a pasarle un gel lubricante, metiéndole un dedo para explorar la cueva del muchacho.
No, Bruno, no hagas eso, ahhh por favor no ahhh, saca el dedo de ahí, no Bruno, déjame en paz, te pagaré con dinero si me sueltas – imploraba Damián sin éxito alguno, al contrario, lograba que su captor se excitara más aún.
Prepárate putito, que te voy a clavar si o si, tienes la posibilidad de colaborar conmigo y te haré la colita despacio. Si te portas mal, te la clavo de una, te lo juro – mientras le decía esto, Bruno se encremaba su verga que estaba endurecida, esperando penetrar el culo virgen del muchacho.
No, por lo que más quieras, no me puedes hacer esto.
Lo que más quiero es hacerte el orto, no te quejes más, que después vas a venir a pedirte que te coja.
No, te lo suplico, habla con mi hermana, por favor.
Bruno ya no le contestó más, se subió a la cama, acomodándose arrodillado entre las piernas separadas de Damián, con la verga tomada de su mano derecha, rozó toda la zanja de su amigo, que daba saltos queriendo dificultarle el acceso o imposibilitarlo. Con su brazo izquierdo apoyaba todo el peso de su cuerpo sobre la parte baja de la espalda, para evitar lo saltos que daba Damián y que no lo dejaban hacer su trabajo.
Esperó a que se cansase de saltar, él estaba cada vez más excitado, sintiendo en la cabeza de su verga la temperatura del orto de su amigo, que prontito tendría abierto. Como el movimiento de Damián no cesaba y sus deseos de violarlo eran cada vez mayores, pasó su brazo izquierdo a presionar fuertemente sobre la parte posterior del cuello, con eso logró calmarlo un poco, lo suficiente como para poder presionar con su verga sobre el ano que ya cedía ante su peso corporal.
Cuando logró pasar la cabeza, se quedó quieto para conocer la reacción de su amigo, que en vez de calmarse se alteró aún más, por esta razón, dio un fuerte empellón y su verga que era más gruesa que larga, entró prácticamente en su totalidad. Los gritos de Damián los ahogaba parcialmente con la presión que ejercía sobre su cuello contra la almohada, lo que no podía controlar eran los saltos que daba, a pesar de que tenía todo el peso de su cuerpo encima y además se encontraba con una verga gorda clavada hasta los huevos.
Bruno se afirmó bien, a fin de que no se saliera la verga de dentro del culo de su amigo y gozaba los saltos que daba, ya que en cada uno de ellos, la penetración se hacía cada vez más profunda y placentera.
- Más te mueves, mejor para mí, me da la impresión que te va gustando esto de tener una pija adentro Damiancito – le decía Bruno, sobrándolo, en un tono de total dominación.
- Me las vas a pagar, ahhh, te juro que me las vas a pagar, ahhh.
- Seguro, pero no sabes lo bien que lo estoy pasando, más te mueves, menos trabajo yo, sigue así que te lleno el culito de leche enseguida, vamos muévete putito, mmm, te gusta eh?
- No, déjame por favor, ahhh – suplicaba muy dolorido Damián.
- Te voy a dejar, pero lleno de leche, espera un poco y te acabo, puto, mmm.
Bruno, a medida que Damián agotaba sus movimientos, intensificó los suyos, dando un mete y saca enérgicos y profundos hasta que acabó dentro del culo de su amigo, mientras lo hacía, tomó su celular y enfocando el espejo que estaba en la pared lateral del cuarto, fotografió a su amigo, que se veía acostado boca abajo en la cama, soportando una verga dentro de su culo, tomó varias fotos para poder elegir la que resultara más nítida y clara, con una sola finalidad que era la de extorsionar a los hermanos.
Damián se percató de lo que su amigo estaba haciendo y de las reales intenciones que escondía al tomar las fotografías, pero lo hizo un segundo después que la cámara haya captado su imagen derrotada.
- Eso que estás haciendo está demás, no tienes necesidad de humillarme más – se quejó Damián.
- Lo hago como un seguro que no vas a querer cometer alguna idiotez en mi contra. Las imágenes las voy a guardar en la computadora y estarán dentro de mi página en un lugar que tengo reservado Bruno.
- Eres un cretino y nunca voy a olvidar lo que me has hecho hoy acá – le dijo Damián – por favor, me quieres dejar en paz, sal de una vez de arriba de mi cuerpo.
- Es que tienes un culito hermoso, te juro que me gustó mucho romperte la colita. Estoy seguro que vamos a repetir esto muchas veces más.
- Ni lo sueñes, a mi no me verás en tu vida.
- Escucha, no eres el primer chico que me garcho, te aseguro que en menos de diez días vendrás a mí para que te vuelva a coger. Y lo haré con gusto.
Damián no contestó más nada, lo único que quería era irse, no pensaba en otra cosa, no sabía con qué cara miraría a su hermana, pero bueno, ella tendría que guardar el secreto y lo más importante, esto que le había ocurrido a él, era por culpa de ella, si se la hubiera chupado, ahora él tendría el culo sano.
- Ahora quiero que me escuches bien, antes de que se vayan quiero echarme otro polvo, porque estoy muy caliente. Hay tres posibilidades: la primera, te hago el culito de nuevo, la segunda, tu hermana me la mama y la tercera, tu hermana te la chupa mientras yo los miro y me pajeo, decide rápido – le propuso Bruno.
- Elijo la tercer posibilidad, pero miras de lejos y tienes que darme tiempo para recuperarme – le dijo Damián que solo quería que su amigo le quitara las ataduras que tenía.
- Bien, al menor atisbo de violencia que demuestres, te advierto que te voy a golpear con todas mis fuerzas y bien sabes que te supero y mucho en tamaño, me entiendes? Así que a comportarse muy tranquilamente.
- De acuerdo, desátame. Quiero ir al baño, por favor – Damián quería ir a limpiarse la cola, que sentía que perdía algo por ella y era la leche que su amigo le había inyectado.
- Además no debes olvidarte que tengo fotos tuyas en la red, que si algo me pasa a mí, tarde o temprano llegará la policía y lo primero que hará es revisar la computadora y si ahí no encuentran nada, irán a mi página y te tendrán a ti como el sospechoso número uno.
- Veo que has tomado todo tipo de recaudos, pero tranquilo, no pienso ejercer violencia física, pero tampoco olvidar esto que me has hecho.
Damián, luego de salir del baño, se fue junto a su hermana caminando con cierta dificultad, por el dolor que tenía en su ano, aunque era más lo que exageraba, que otra cosa. Le contó a Marisol que para poder irse tenían que satisfacer otro capricho de Bruno, le contó las posibilidades que tenían y coincidió con su hermano en la elección hecha, aunque le disgustaba tener que hacerle una mamada mirada por un extraño.
- Déjame que te acaricie un poco, se te tiene que parar hermanito, vamos a ponerle ánimo a esto, así nos vamos lo antes que podamos – le dijo Marisol.
- Espera que me desprendo el pantalón – contestó Damián, accediendo al pedido de su hermana y coincidiendo en la necesidad de irse de ese nefasto departamento.
- Mejor, bájatelo así te acaricio las piernas y los huevos.
- Sí, pero con cuidado porque estoy muy dolorido – contestó Damián.
- Hermanito, no olvides lo que tú me hiciste a mí, tengo claro porque te duele el culo, ok? – Marisol había sufrido también esa misma tarde una penetración anal y por parte suya.
- Si y te pido disculpas, ahora me doy cuenta lo que significa que alguien te tome contra tu voluntad.
- Bueno, hermanito, no es tan grave después de todo, a mi un poco me gustó y tal vez lo repitamos más adelante – le decía Marisol tratando de calentarlo.
Una vez que se acomodaron, Marisol logró mediante caricias y mimos que se le agrandara la verga a su hermano y pusiera dura, dándole cada tanto unos chuponcitos y lamidas, que sabía que eran bien recibidas. Damián lo llamó a Bruno para que viniera a mirar y éste les gritó desde donde estaba que empezaran sin él, que ya se unía a ellos para hacerse una paja. Marisol se animó un poco más y la mamada cobraba vida, alternando verga y huevos, dándole ritmo como para calentar bien a su hermano.
Estaban en lo mejor de la mamada cuando se presentó de improviso Bruno, se sentó en una banqueta frente a ellos y se hizo una paja, invitando a Marisol a que le mirara la verga, que era mucho más grande que la de su hermano, ya que ella había cerrado sus ojos y Damián miraba hacia el lado opuesto de donde se encontraba su amigo. Cuando ambos coincidieron en mirar al pajero, descubrieron que más que hacerse la paja, lo que estaba haciendo era filmándolos, para tener antecedentes no solo de uno, sino de los dos hermanos.
- Eres un hijo de puta, Bruno – le gritó Damián, separándose de su hermana, en un intento de arrojarse sobre su compañero de estudios.
- Shhh cuidadito con el vocabulario maricón, no sea cosa que saque a relucir lo que haces con tu culito – le dijo Bruno, en un tono entre risueño e irónico en contestación a su insulto.
No pasó de ese intercambio de palabras la situación, Damián le consultó a Bruno si ya podían retirarse y éste consintió en que lo hagan. Más tarde, camino de regreso a la casa, Marisol le decía a su hermano que era evidente que la intención de Bruno no era verlos en plena mamada, sino filmarlos en esa postura, para tener un elemento más fuerte para quien sabe qué cosa que podría ocurrírsele en el futuro.
- Tú qué piensas? Me equivoco? – le preguntó Marisol a su hermano.
- De ninguna manera, estás en lo cierto, lo que seguramente va a querer es tenernos a nosotros como sus esclavos o algo así, para poder someternos. No sé, no puedo pensar bien ahora. Porque no está atrás del dinero, tiene más que nosotros, estoy convencido que busca nuestros cuerpos.
- Tenemos que hacer algún pacto con él, si nos llama para algún encuentro sexual, tenemos que tener algún acuerdo o averiguar en que anda, tendríamos que saber eso.
- A mí me dijo que yo no era ni el único, ni el primero que violaba, que ya habían caído varios compañeros y amigos, pero no me dijo quiénes eran. Por supuesto que esto me cayó bien, porque quiere decir que también mantendrá nuestros nombres en reserva.
- Ojalá hermanito, tratemos de cambiar el ánimo antes de llegar a casa, mejor nos relajamos un poco y dejamos de especular con esto. Ya pasó, pensemos en otra cosa y esperemos que nos vuelva a llamar, incluso tal vez no lo haga nunca, no lo sabemos, quitémoslo de nuestros pensamientos por ahora.
- Tienes toda la razón, yo trataré de mantenerme lejos de él.
Pasada una semana del encuentro no tenían noticias de Bruno, ya no hablaban del tema y cada uno se mantenía con sus habituales ocupaciones. Marisol comenzó a notar que algo estaba pasando por la mente de su hermano, ya que el trato había cambiado sustancialmente entre ellos, por eso cuando tuvo una posibilidad de abordarlo lo hizo, entrando en su cuarto para dialogar con él acerca del momento que estaba viviendo.
- Antes cada vez que te sentía cerca me daba miedo, porque me ponía a pensar que cosa podrías llegar a querer de mi, ahora que ya no me vienes a buscar no solo extraño nuestros encuentros, sino que además estoy preocupada por ti – le dijo con absoluta sinceridad Marisol a su hermano.
- Es que después de lo que ya sabes, me siento distinto, me duele todo el cuerpo, no sé, creo que he cambiado – le explicó Damián.
- Como que has cambiado? En qué sentido? No me digas que ahora te gustan los hombres, hermanito? – en un tono burlón.
- Como se te ocurre eso? Estás loca? No, no es eso lo que me pasa, es que me duele todo, sobre todo donde me agarró Bruno.
- Hermanito, disculpa, ese mismo día, minutos antes de que te violara Bruno, recuerdas que pasó? Tú, me violaste por el mismo lado y aquí estoy, al otro día ya me había olvidado del asunto. Así que no hagas tanto rollo por eso, ya todo estará en su lugar, supongo. Tu dolor es sicológico, supongo.
- No sé, las mujeres son distintas a nosotros, no sé.
- Escucha, te voy a decir algo, quisiera mirarte la cola, quiero ver como la tienes, tal vez te ha desgarrado o algo así, déjame verla – le pidió Marisol, que empezaba a preocuparse por el estado lamentoso de su hermano.
- Me da vergüenza, no, no quiero.
- Vamos, si me dejas verla, después te hago unos mimos, lo que quieras.
- No, mejor no.
- Y te muestro mi cola, para que veas como la tengo después que tú me violaste.
- Bueno, pero recuerda que me prometiste mimos, eh?
Mientras se daba esta charla entre los hermanos, Marisol había cerrado la puerta, mientras tanto a Damián se le empezaba a despertar la verga, que tenía adormecida desde el día de su violación. En minutos estaba con su verga dura como un potro salvaje, al desprender el pantalón y bajarse el calzoncillo, saltó como si tuviera resortes, cosa que vio Marisol e inconscientemente pasó la lengua por sus labios, previendo una eventual mamada.
- Vamos, acuéstate sobre la cama y relájate, que solo te voy a mirar.
- Está bien, pero después me la chupas, eh?
- Ok, estoy acá contigo por mi voluntad, recuerdas?
- Bueno, vamos, mira de una vez y después me la chupas bien chupada.
- Abre las piernas y relájate como ya te pedí – Marisol separó con sus manos las nalgas de Damián y acercó su cara para ver el orto, el que encontró en perfecto estado, la zona no estaba irritada, el ano tampoco, ni siquiera un poco de inflamación tenía.
- Como lo ves?
- Perfecto, como el de un bebé, nadie podría decir que te tragaste semejante verga, porque la tenía bien grande, mucho más que la tuya, puedo tocarte?
- El culo?
- Obvio, que estoy revisando – sin esperar la respuesta pasó un dedo por el ano, lo presionó apenas y su hermano se quejó.
- Ey, que lo tengo muy sensible – le gritó.
- Aguanta un poco hermanito – se chupó el dedo para impregnarlo de saliva y lo volvió a apoyar en el ano, presionando un poco más y el dedo se fue para adentro – te molesta así?
- Mmm un poco, pero que estás haciendo.
- Quiero comprobar si tienes el culo roto y me parece que no.
- Lo sientes bien, lo ves bien?
- Mmm para mí lo tienes para un segundo encuentro, jajaja – Marisol metió el dedo un poco más y lo hizo girar dentro del culo de su hermano, el que no mostró reacción alguna ante esta maniobra, solo se molestó por el comentario irónico.
- Bueno basta, quítame tu dedo que me haces doler.
- Que tarde reaccionaste hermanito, no sé qué pensar.
Marisol se quedó pensando un poco en su hermano, podría ser que le haya gustado lo que le hizo su amigo, al fin y al cabo no iba a ser el primer hombre que guste de ese tipo de situaciones. En realidad le hubiera gustado hablar algo de ese tema con Damián, a lo mejor Bruno le había despertado su costado bisexual, era eso lo que justamente pensaba Marisol, pero no se animaba a exponerlo ante su hermano.
- Mmm no se qué quieres decir, pero no importa, ven y chúpame la verga un poco, te acabo en un instante porque estoy recaliente.
- Dame tu pito, dame hermanito que te lo como todo, te hice calentar eh? Te gustó que te metiera el dedito?
- Chupa y cállate, mmm ahhh.
Marisol le hizo una mamada que no duró ni dos minutos y su boca rebalsaba de semen que se apuró a tragar, le gustaba el semen de su hermano, que hasta el momento era el único que tragaba, ya que con su novio ella mantenía siempre el recato y la distancia, se la chupaba pero hasta ahí, hasta el punto donde él preveía que estaba por terminar y lo hacía siempre afuera de su boca, a pesar de la insistencia del muchacho por variar la situación.
Dos días después de este encuentro entre los hermanos, Damián llegó a la casa buscando a Marisol para hablar de lo que había conversado ese día con Bruno. La encontró en la sala y le dijo de reunirse con él en el dormitorio, para tener mayor privacidad.
- No sabes que me pasó hoy? – dijo Damián – Bruno se me acercó para decirme que quiere que lo visite hoy por la noche en su departamento. La excusa: que avise en casa que tenemos que preparar un trabajo para la facultad.
- Te dijo algo más? – preguntó ansiosa Marisol.
- No, solo eso. No sé qué hacer. Lo voy a llamar y le voy a decir que no puedo ir – se le ocurrió decir a Damián – que te parece la idea?
- Mala, eso se te tendría que haber ocurrido en el momento, no puedes decirle, Papá no me deja o algo así, porque no te lo va a creer.
- Lo intento, espera que lo llamo ya mismo.
Damián llamó a Bruno y le dijo que le era imposible ir hoy, que no quería dejarlo plantado y que por eso lo llamaba. El muchacho lo escuchó atento y con voz muy tranquila le contestó que entendía sus razones y que dada esa circunstancia se iba a quedar esperando que fuera su hermana.
- No, ni lo pienses, a mi hermana no la dejan salir así de fácil.
- O vienes tu o viene ella, te dejo elegir por esta vez – sentenció Bruno con una frialdad que le dio miedo a Damián – es más, si vienes tu, prometo ser breve ya que me dices que estás ocupado.
- Bruno, escucha . . .
- Basta pedazo de idiota, vienes tu o envía a tu hermana – y le cortó el teléfono, dejándolo desconcertado a Damián.
Marisol, que estaba al lado de su hermano, había escuchado la conversación y al igual que Damián no sabía que decir, ni que hacer. Los hermanos se miraban el uno al otro y ninguno abría la boca, finalmente fue Damián el que tomó la palabra.
- Voy a tener que ir, no me queda alternativa, no puedo arriesgarme a que este energúmeno suba nuestras fotos a internet, nos vamos a tener que ir a vivir al polo norte, tiene fotos mías y una filmación nuestra, lo recuerdas?
- Claro que lo recuerdo, la verdad es que tengo mucho miedo que vayas solo, si quieres te acompaño, a lo mejor entre los dos lo podemos convencer para que cambie la actitud o podemos negociar una salida de esta situación – dijo Marisol, dejándolo perplejo a Damián por la entereza y solidaridad de su hermana.
- No sabes cuánto agradezco que me apoyes – le contestó su hermano – pero no, en esta oportunidad iré solo y trataré de resolver esto como sea.
Bruno recibió esa noche a Damián, alegre porque se había hecho su voluntad y con una actitud distante, marcando la diferencia de quien era el que dominaba la situación. El muchacho entró mirando a los ojos a su amigo e inmediatamente bajó la vista, en clara señal de encontrarse derrotado antes de empezar la velada. Por supuesto que todo esto lo apreció Bruno y lo sumó a su favor, descontando por adelantado que la noche estaba ganada.
- Muy bien, al final te decidiste y viniste, pudiste haber enviado a tu hermana, pero no, preferiste venir en su lugar. De todos modos es cuestión de tiempo, ya pronto la tendré acá en mi departamento servida en bandeja – le dijo Bruno al recibirlo – pasa, vamos, adelante, no te quedes parado ahí como una estatua.
- Me dijiste que viniera, pero ni se a que vine – le contestó Damián, mientras ingresaba al departamento por el pasillo.
- Sabes muy bien a que has venido o prefieres que te lo diga yo? Te gusta que te humille? Es eso? Tienes la personalidad del sumiso, perdón del putito sumiso, que es distinto – Bruno le hablaba sin parar, sin dejarlo intercalar vocablo alguno y Damián cada vez se sentía más dentro de un pozo profundo.
- No, te equivocas, no he venido pensando en ninguna cosa, tampoco me siento un puto y menos un sumiso, no sé de donde sacas todo esto que me estás diciendo – le contestó Damián.
Bruno al ingresar a la sala, tomó asiento en un cómodo sillón, desde donde miraba a su amigo, que le devolvía la mirada como diciendo donde me ubico, que hago, que vamos a hacer, que vas a hacer tu conmigo, muchos interrogantes pasaban por su mente, mientras yacía de pie ante su dominante compañero. Ambos se miraban a los ojos, uno sabía lo que iba a hacer y el otro se lo imaginaba, estaban en silencio mirándose cuando Damián decidió por segunda vez bajar la vista en señal de inferioridad de condiciones y tomar asiento en otro sillón enfrentado a donde estaba sentado su amigo.
- No te he dicho que te sientes, levántate inmediatamente, antes que me enoje y sea peor para ti – le dijo Bruno empleando un alto tono de voz.
- Ok, disculpa, dime que tengo que hacer, no estoy a gusto acá.
- Te dije que en menos de diez días te iba a coger de nuevo, te lo tengo que repetir acaso? – le contestó Bruno mirándolo a los ojos, imperturbable.
- Te pido por favor que ni pienses en eso, no lo voy a hacer de nuevo, si quieres mátame, pero eso no lo voy a volver a hacer – el tono de voz de Damián era suplicante, casi en el límite con el llanto.
- Eh, no te pongas así, al fin y al cabo te voy a coger solo hasta que consiga un culito más lindo que el tuyo. Y sabes que, creo que Marisol va a ser quien te salve de las culeadas que te voy a dar – Bruno seguía hablando como si fuera lo más natural del mundo lo que le estaba ordenando hacer.
- Menos que menos, ni pienses en eso tampoco, no te voy a entregar a mi hermana, bajo ningún punto de vista.
- No la hagas trágica, por favor, basta de conversación y vamos a lo nuestro, ponte ahí en la barra, te voy a coger de parado así te vas rápido a tu casa.
- No Bruno, por favor no – le imploró Damián.
- Escucha putazo de mierda, viniste a mi casa sabiendo que te iba a coger, así que ahora que estás acá basta de hacerte la loca y hazme caso o te voy a cagar a trompadas y después te cojo lo mismo.
Damián quedó un instante en silencio y meditó todo lo que él había hecho con su hermana en los últimos días y lo comparó con lo que su amigo lo obligaba a hacer a él. Se dio cuenta que las situaciones eran análogas y recordó lo que siempre le decía a Marisol: “no te quejes porque igual se va a hacer mi voluntad” y era eso lo que le tocaba en suerte ahora a él.
Tomó la decisión y con la cabeza gacha se encaminó hacia la barra del bar que estaba tras donde se encontraba sentado Bruno. Este a su vez, cuando lo vio caminar hacia donde le había ordenado, se refregó las manos, en señal de victoria, para sus adentros pensó: dos a cero.
- Bueno, bueno, vamos entrando en razones – le dijo desde atrás, caminando a sus espaldas con el mismo destino – te voy a dar una oportunidad de que salves tu culito de la cogida que pienso darte.
- Y ahora que pretendes de mi? – le preguntó Damián, intuyendo que Bruno se traía bajo el brazo algo peor.
- Te doy a elegir para que veas que soy una persona considerada, te dejas coger o me haces una buena mamada, verga y huevos, algo así como te lo hace Marisol.
- Me sigues humillando, eres una persona de lo peor – le contestó Damián.
- Ey, ey, contesta que prefieres, vamos dime tu que has elegido para complacerme esta noche.
- Lo que dijiste primero – contestó de mala manera Damián, muy avergonzado.
- No, dime que es lo primero, quiero escuchar que tú me digas que quieres que te haga hoy.
- Quiero que me cojas.
- Por donde quieres que te coja.
- Por el culo.
- Dime la frase completa o nos quedaremos toda la noche.
- Quiero que me cojas por el culo.
- La frase completa, faltó pronunciar mi nombre.
- Quiero que me cojas por el culo, Bruno.
- Ok, apoya las manos en la barra, los pantalones y calzoncillos te los bajas, pero no te los quitas y abre lo más que puedas tus piernas, te separas las nalgas y yo te pongo crema, para que no chilles.
- Basta por favor, termina de humillarme – Damián ya hablaba casi llorando, totalmente quebrado por el trabajo mental que le hacía su amigo.
Bruno se le acercó desde atrás, apoyó uno de sus brazos en el hombro de Damián, como afirmándose, le colocó crema en el orto y por dentro del culito, introduciendo uno de sus dedos y dos más tarde, cuando notó que el primer dedo entraba y salía sin dificultad.
- Te duele putito? – le decía a Damián.
- Sí, claro que me duele.
- Bueno, trataré de ser más suave. Lo que me gusta es que ya no te quejas de que te llame putito, te gusta ser mi putito?
- No pienso contestarte, quiero irme lo antes posible, por favor.
- Bueno, no te pongas así, primero te tengo que coger y después te dejo ir.
- Por favor, basta de humillarme, termina por favor.
- Bueno ya te la pongo, tómala tú y llévala hasta la puerta de tu orto, vamos y no hablo más.
- No pienso tocártela.
- Basta Damián porque puedo obligarte a lo que quiera, la agarras y te la pones, la guías hasta que entre la puntita, vamos y terminemos de una vez.
- Está bien, dámela.
- Ahhh, si, despacito, no la aprietes tanto porque me quitas la calentura que tengo y voy a tardar mucho más. Tienes que ayudarme a cogerte, sabes putito?
- Te dije que no iba a contestarte.
- Está bien, pero bien que ahhh mmm la agarraste y mira como te está entrando, esta crema es maravillosa, pero tu culito es de primera especial, mmm, que rico putito que tengo.
- Ahhh, me duele Bruno, por favor más despacio.
- Ya verás como en segundos me vas a pedir más, ahhh como te la estoy metiendo, que lindo culito, ya está putito, ya la tienes toda adentro, mmm.
Bruno le pegó una cogida a Damián muy intensa, se había propuesto hacerlo gozar a su amigo, sacarle la timidez y el prejuicio que tienen todos los hombres con su culo y lo estaba logrando, ya que varias veces se quedaba inmóvil dejando de bombear dentro de su culo y era Damián con su orto que se dilataba y contraía sobre su verga, provocándole un cuota de placer indescriptible. Damián se movía cuando Bruno no lo hacía, llevando su culito para atrás, clavándose la verga que amenazaba con salirse y así hasta que esa verga comenzó a lanzar oleadas de leche caliente que no pasaron desapercibidas para quien las recibió.
- No vas a poder negar lo mucho que te hice gozar y que yo mismo disfruté – le dijo Bruno, totalmente satisfecho luego de tan linda cogida.
- No voy a contestar nada.
- No importa, dime como es que movías tu orto cuando me quedaba quieto o te tirabas para atrás cuando te daba la impresión que te la iba a sacar.
- No pienso contestarte.
- Contesta algo o sigo con la verga adentro hasta que me canse.
- No sé, Bruno, tal vez un acto reflejo habrá sido.
- Te dije que iba a terminar gustándote y ya me darás la razón y te aseguro que el día que te libere, me vas a pedir de rodillas que te coja.
- Mmm, no quiero contestar nada, déjame irme.
- El tiempo dirá quién tiene razón.
Bruno le ordenó que le lavara la verga en el lavatorio del cuarto de baño y luego le dio permiso para que se limpiara el culo, que lo tenía chorreando leche que se le escurría por las piernas. Luego le permitió que se fuera a su casa, cosa que Damián hizo de inmediato, ya que estaba a punto de ceder más posiciones ante su amigo. En realidad, no lo había pasado tan mal, no le disgustó tocarle la verga y llevarla hasta la puerta de su culo, tampoco le molestó cada vez que sentía al cuerpo de su amigo pegado a su espalda y mucho menos cuando Bruno le mordía el cuello desde atrás, que le hacía poner la piel de gallina.
Marcela ( marce459@live.com.ar )
C O N T I N U A R A