Dulce Castigo, Dulce Tormento
Ella me lleva hasta los limites de mi placer, duele, pero es el dolor mas dulce... Solo tiene espinas
Que les puedo decir, allí estaba yo, completamente a su merced, amarrada y amordazada, mi mente estaba asustada, pero mi cuerpo estaba empezando a excitarse, como si tuviera memoria propia, recordaba eso tan increíble del BDSM, la expectación.
Sus palabras resonaban en mi cabeza, jamás pensé que me había descubierto mis infidelidades ya que fueron cuando Ella estaba en otro país, y cuando regreso me dedique enteramente a su compañía y jamás note o vi algún cambio hacia mí.
Pero no podía dejar de mirarla, sencillamente estaba espectacular, llena de fuerza y confianza, mi fusta negra contrastaba con su blanca y delicada piel, que a pesar de estar algo bronceada por el sol de la costa, no soltaba su blancura.
Uso la fusta para tocar mis pezones y el roce tuvo un efecto casi inmediato, se pusieron incluso más erectos y duros, cuando empezaba a disfrutar del roce, me dio un fuerte pero rápido azote en la punta de mi seno, el dolor fue muy fuerte y el grito fue ahogado por la mordaza.
Con una velocidad impresionante me dio otros 3 azotes, no tan fuertes como el primero pero en mi seno ya sensible todo se amplifico, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas y el corrientazo que recorría mi espalda llegaba justo a mi entrepierna.
Agarro una de las pinzas y la coloco en mi pezón enrojecido, el dolor era impresionante, pero el calor de mi seno y la forma tan natural como hacia todo, me estaban excitando completamente, repitió la misma operación con en mi otro seno, pero cuando puso la otra pinza, no pude evitar intentar luchar para soltarme.
Ella en vez de molestarse por mi lucha pareció que le hacía gracia, con toda la calma del mundo y con la sonrisa mas malévola que vi en mi vida, agarro de nuevo la fusta y me propino 6 azotes, pero esta vez en la cara interna de mis muslos, los últimos dos casi rozando mi entrepierna.
Mi piel es en extremo delicada y sensible, casi de inmediato pude sentirla caliente y vibrante, me retorcí de dolor, aunque podía sentir mi vagina ya húmeda y completamente necesitada del toque de sus manos en ella, y entendí que luchar solo me traería más y más castigo.
Como si pudiera leer mis pensamientos, con su fusta toco mi clítoris y froto un rato largo mientras golpeaba suavemente con su mano las pinzas en mis pezones, la combinación de sentimientos era embriagadora, mis caderas empezaron a moverse como con vida propia buscando mas roce, y el dolor de mis pezones empezó a convertirse en placer.
Sabía que si llegaba al orgasmo me castigaría, lo sabía porque yo misma lo hacía, pero no pude evitarlo, mi orgasmo fue duro, profundo, largo, mi grito ahogado y mis jugos brotando de mi vagina solo terminaron de avisar lo que mis ojos le mostraron.
Antes de poder recuperarme del orgasmo azoto mi vagina con la fusta repetidamente y apretó con su mano las pinzas de mis pezones, no podía hacer otra cosa que moverme desesperada por el dolor, cada golpe en mi vagina era una punzada que subía a mi columna vertebral.
De un momento a otro se detuvo, y agarro el acostumbrador anal, no lo había visto bien, era rosa, interesante color, me estremecí de pensar en el en mi colita, lo metió de golpe en mi vagina para lubricarlo y puso otra almohada debajo de mi para levantar mi cola y poder llegar a mi ano.
Abrió mis glúteos y escupió entre ellos, no es una mujer que lo haga a menudo, así que primero a duras penas pudo salpicar mi colita, no pude evitar reírme aun a pesar de la mordaza, levanto la mirada y sé que contuvo la risa también.
En ese segundo pude ver la verdadera Ella, su dulzura, ese sentido del humor maravilloso que me hacia feliz, pero solo fue un segundo, su sonrisa desapareció y saco rápidamente el acostumbrador de mi vagina, eso me dejo un vacio que me gusto, pero lo siguiente fue algo para lo que no estaba preparada.
Como castigo por reírme, no salivo mi esfinger, y solo con los jugos de mi vagina intento penetrarme, gracias a dios lubrico bastante, así que el acostumbrador estaba completamente lleno de mi humedad, no mentiré, mis lagrimas brotaron a caudales por el dolor, soy muy estrecha por esa cavidad y aunque he disfrutado del beso negro y un par de dedos, el tamaño de ese aparato no estaba en mis limites.
El dolor me estaba corroyendo, sentía los pliegues de mi ano sufrir con cada movimiento, creo que por compasión, Ella dejo de penetrarme y busco entre sus cosas vaselina, con mucha delicadeza me coloco una cantidad y volvió a penetrarme, me seguía doliendo, pero esta vez por lo menos era soportable.
Dejo el acostumbrador en mi interior y agarro el vibrador, de cerca era aun más grueso de lo que recordaba, era casi monstruoso en realidad, trague grueso y me estremecí, pero intente respirar profundo, sino me relajaba iba a ser peor, además, el acostumbrador ya me había dilatado bastante mi vagina.
De apoco penetro mi vagina, no lo había prendido, forzó un poco para que entrara, pero tal vez por mi excitación, entro sin mucha dificultad, en ese momento lo prendió, y no pude evitar gritar, era increíblemente potente, tanto que sentía que el acostumbrador que tenía en el ano también vibraba.
Mis ojos empezaron a desorbitarse por tanto placer, nunca me había sentido tan llena de esa manera, y creo que no pasaron ni 2 minutos cuando tuve uno de los orgasmos más fuertes de mi vida, mientras nos mirábamos a los ojos.
Ella me dejo descansar, a los pocos minutos escuchamos a su familia llegar, pensé que me desataría, pero con toda la tranquilidad del mundo se vistió, y salió del cuarto, pude escuchar cuando le dijo a su mama que yo estaba indispuesta, y que no saldríamos a cenar para pasar la noche acostadas.
Cuando regreso solo me dijo. –Crees que hemos terminado? Esto está solo que empieza.
Continuara..........