Duerme mama
Al final condeguí dormir a mama y entonces...
DUERME, MAMA
Tenia yo ya catorce años y estaba con las hormonas haciendo todo el día de las suyas.
En mi casa vivíamos mi madre, de 40 años cumplidos, separada de mi padre, que un día salió de casa y no volvió. Mama era rubia, de pechos grandes y de 1.60 de altura. Estaba bien conservada, se cuidaba muy a menudo. También vivía su madre, mi abuela, ya mayor y que todo el día se pasaba viendo la tele en el salón. Mi hermana, dos años menor que yo completaba la familia, que vivíamos en una casa bastante grande, donde varias piezas de la casa no estaban ocupadas.
Empecé a espiar a mi madre cuando se cambiaba de ropa, a través de la rendija que dejaba la puerta de su cuarto que no solía cerrar del todo, casi nunca. La seguía al baño e intentaba verla bañarse o ducharse por un pequeño orificio que tenia la ventana que daba al patio posterior, orificio que casi no me permitía ver casi nada, y que solo me creaba dolores de cuello por la forma que tenia que poner la cabeza para poder ver algo.
A veces cogía alguna braguita de mama, que estaba en la lavadora para la próxima colada y dentro del baño me las ponía mientras me masturbaba con ellas. Siempre usaba ropa interior de color rosa clarito. Una vez descargada toda mi leche, las metía de nuevo en la lavadora. Alguna vez si encontraba antes del lavado su traje de baño, me lo ponía y metía algodones para simular los pechos de mama.
Por lo demás la vida era rutinaria, hasta que un día mama nos dijo que nuestro padre no mandaba ya la pensión para nuestro cuidado. Esto le empezó a perturbar a mama, haciendo que tuviese insomnio frecuentemente. Se levantaba cansada de la cama y estaba casi todo el día deambulando. Acudió al medico, que le recetó unas gotas para dormir, que tenia que tomar después de la cena.
Parece que le hacia buen efecto pues fue mejorando su cara, no se la veía tan cansada y estaba más animosa.
Un día al coger el azúcar del armario reparé en el frasco del somnífero y me puse a leer las instrucciones. Indicaba que como máximo se pusieran cuatro gotas, con el dosificador que tenia incorporado, siempre después de ingerir alimento y que en el caso de intoxicación accidental, indicaba un número de teléfono para esa emergencia.
Volví a colocar el frasco y de repente me vino a la cabeza la idea de poder poseer a mi mama estando bajo los efectos del somnífero. Rechacé la idea que se me había pasado por la cabeza y cogí el azúcar, que era a lo que iba al armario.
Pero resulta que la idea de dormir a mama, me venia de vez en cuando, sobre todo cuando me masturbaba en mi cuarto antes de dormir, pensando en ella.
Poco a poco me fui imaginando la situación y como podría llevarla a la practica. Algunos día en verano solía echarse la siesta después de comer, si esa noche no había dormido bien por el calor a pesar del somnífero. Solía tomar un café descafeinado después de comer y en ese caso echaba las gotas del somnífero en una cucharita y se lo tomaba. Al cuarto de hora empezaba a bostezar y se dirigía a su cuarto, y echaba una siesta igual de dos o tres horas.
Mi abuela y mi hermana muchos días del verano se quedaban en la playa y no subían a casa a comer, comiendo unos sandwiches y unas piezas de fruta debajo de la sombrilla.
Empecé a pensar en la posibilidad de darle algunas gotas de más del somnífero echándolas en el café. Fui dándole vueltas a esta idea durante unos días hasta que un martes caluroso que mama estaba cansada vi que era mi oportunidad.
Mami, te veo cansada hoy, no has dormido bien en la noche?
No cariño, esta noche no he pegado ojo. Ayer se olvidó tomar las gotas que me mando el medico y la verdad es que estoy hecha polvo. Casi me quedo dormida en la playa esta mañana.
Pues deberías echarte una buena siesta, dije yo, acuérdate que nos habías prometido llevarnos a cenar al centro comercial.
Tiene razón cariño, igual me echo una siesta. Tú si quieres mientras echo la siesta te bajas a la playa con tu abuela y tu hermana y luego salimos al centro comercial.
Comimos los dos y al terminar el postre le dije:
-Mami yo te traigo el café, como ti te gusta, no te levantes a por el.
Fui a la cocina y prepare la leche con el café, y cogí el frasco del somnífero. Me temblaba la mano. Con cuidado abrí el tapón y volteé cuatro gotas en el café. Volví a cerrarlo y lo deje en su sitio.
Rápidamente llevé el café a mama.
Cariño, puedes traerme el frasco que tengo en la baldiíta que está junto al armario?
Si mami, ahora mismo voy.
Solicito le traje el frasco que se lo dejé a su lado. Ella lo abrió y observé que echaba dos gotas en la cucharilla y se las tomaba.
es para que me ayude dormir, me dijo. Prefiero no tomarlo pues esto al final crea habito y eso no es bueno.
Mami, no te preocupes que ya recojo yo la mesa y friego los platos. Tu descansa.
Gracias mi amor, eres un cariño, me contestó.
Al rato empezó bostezar. Mi corazón palpitaba a mil por hora. Estaba con mi pene tieso, estaba nervioso pensando en lo que podría suceder unos instantes.
Cariño me voy a la cama. Si para las seis no me he levantado me llamáis. Hasta luego cariño.
Hasta luego mami, que descanses bien.
Recogí la mesa esperando que el tiempo pasase para que hiciera efecto la medicina.
Pasada media hora me acerque al dormitorio de mama, La puerta esta entreabierta y me asomé. Había media luz que se filtraba por entre la persiana. La cama era grande. Allí estaba tumbada, vestida solo con camisón de seda, sujeto con unos finos tirantes. Me introduje en la habitación. Seguro que los latidos de mi corazón se oían en la parte exterior de la casa. La miré. Tenia el rostro sereno, de lado, mientras el cuerpo estaba derecho. El camisón apenas cubría bien los dos pechos. Se le notaban las marcas de la braguitas que llevaba puestas. Las piernas estaban al descubierto hasta un poco mas de las rodillas. Los brazos desnudos puestos sobre la cama. Me cerqué y con la mano temblorosa la toque en el hombro mientras le decía:
Mami, mami... al tiempo que le movía un poco ... puedo ir a casa de Luisma?
No se movía así que insistí:
Mami, mami me escuchas? Le volví a menear el hombro ahora con mas fuerza. No respondía. Estaba profundamente dormida. La calentura me subía por momentos, así que decidí lanzarme al vacio. Mami, grite mientras le giraba la cabeza.
Nada, ningún movimiento ningún cambio de postura o cambio de respiración. Estaba claro que estaba profundamente dormida. Me acerque a su cara, acaricié sus pómulos y pasé el dedo por sus labios. Ya no podía más. Acerque mi boca a su boca y le dí un beso a sus labios. Los entreabrí con mi lengua y los pasé hasta los dientes. No sabia como seguir. Mi pene estaba duro que me hacia daño. Me baje mi pantalón corto, y con la mano agarré el pene y lo puse en sus labios, meneándolo a lo largo de su comesura.
Metí mis manos por el camisón tocando aquellos pechos que me habían alimentado unos años antes. Se lo baje, y empecé a acariciarlos, deteniéndome en los pezones. Acerque la boca y empecé lamer, a chupar, a mordisquear. Poco a poco me fui bajando hasta sus muslos. Subí el camisón y hay aparecieron sus braguitas con todo su esplendor. La rajita la tenia marcada, pasé la mano por encima. Unos pelos sobresalían de la costura. Me decidí a bajarle las bragas, Con mucho cuidado la incorporé de medio cuerpo y empecé a bajar esa deliciosas braguita color rosa. Iban bajando y ya se empezaban a ver los bellos pubicos. Mi excitación iba en aumento. Seguí bajando hasta el final de su panza y la parte inferior de la braguita estaba engancha en su rajita. Tiré hasta que se desprendió del todo, y oh! Maravilla, ahí estaba la raja por donde yo salí hace 15 años. Me puse entre sus piernas y empecé a besar los pelos que cubrían aquel tesoro. Le doble las piernas hacia arriba y con los dedos separe los vellos púbicos apareciendo con todo su esplendor una raja limpia,sonrosada,, con los labios mayores hacia fuera. Metí la cabeza y empecé a chupar mientras que con la lengua abría los labios y sentía el sabor pleno de la vagina . Ya no podía mas, me incorpore encima de ella como haciendo el amor, mientras mi pene resbalaba por la raja, sin llegar a penetrar. No sabia como terminar, pero tenia que terminar. Me incorpore, dirigí mi pene a sus labios y lo roce con ellos mientras me llegaba un intenso y potente orgasmo eyaculando semen entre los labios de mama semen que se iba deslizando por la cara. Cuando terminé, observe el panorama que tenia delante. La cara de mama llena de semen, semen que suponía que también estaría en parte dentro de su boca entre los labios y los dientes.
Las bragas solamente metidas en una de sus piernas. Empecé a reaccionar. Con unas toallitas de desmaquillar, limpie la cara de mama, metiendo entre sus labios todo los que podía. Le atuse los tirantes del camisón y empecé a ponerle las bragas bien, Esto me costo mas de los que pensaba pero al final quedaron en su sitio. Salí del cuarto y me fui al mío. Otra potente masturbación hizo que echara otra buena cantidad de esperma.
Me quedé echado en la cama, hasta que pasada una hora oí a mi madre que me buscaba.
Hola cariño, como estas en tu cuarto y no en la playa?
Hola mami, estaba cansado y preferí echarme un poco la siesta, por cierto que tal has descansado?
Bien, de maravilla diría yo, he tenido sueños maravillosos, así que estoy como nueva, lista para ir al centró comercial para llevaros a cenar. Ah! Mira ahora entran tu abuela y tu hermana.
Las dos mujeres entraron en la casa con la bolsa de playa. Mi hermana traía su bikini rojo puesto y la observé mientras dejaba las cosas. Era guapa, rubita de de tez blanca que con el moreno del verano le daba un color como dorado. Uhhh? No estaba mal. Igual podía funcionar el sistema empleado con mama. Me lo tengo que pensar....
Pero bueno eso será otra historia.