Duerme conmigo esta noche

Más que una buena historia, este relato es un musical para los sentidos. ¡Prepara tu stereo y disfrútalo!

DUERME CONMIGO ESTA NOCHE

Hola lectores de Todorelatos. Hace como 2 años descubrí esta página por equivocación y fortuna, y hasta ahora me atrevo a escribir. Espero y esto les guste. Es una experiencia real, y aunque no me gusta que las historias se dividan en partes, la mía obedece a una necesidad por extensión, más que para despertar interés. Valórenla, please y escriban sus comentarios, pues me ayudarán a decidir mi futuro como escritor.

RECOMENDACIÓN: Si quieren disfrutar este relato más vividamente, les sugiero que antes de leerlo consigan los siguientes temas: Yo por él (interpretado por Irán Castillo) Ni un roce (Ana Gabriel), Why does my heart feel so bad (Richard Melville -Moby-), Algo más (La Quinta Estación) Quiero hacerte el amor (de Thalía), Ven (de Alejandra Guzmán), Feel (Robbie Williams), Me haces tanto bien (Amistades Peligrosas) y Siempre contigo (de Lucero). Pueden bajarlos por internet. No se arrepentirán.

CAP. 1

Alto como es,

con los labios encendidos,

cada día doy con él

en la escalera.

Y me tengo que aguantar

con las ganas que le tengo

para no soltarle el cuello,

yo peligro.

Hay amores caprichosos,

hay amores clandestinos

y hay amores imposibles

como el mío

Por fin, después de un año de conocernos, mi sueño se convertía en realidad. Mis plegarias tantas noches repetidas a Dios eran escuchadas. El deseo insoportable de tenerlo había roto mi timidez. Y mi agradecimiento a ese maestro de Literatura, aumentaba en mi mente con cada minuto que seguía a su lado

Eran comienzos del verano del 2003, y algún motivo poderoso me había llevado hasta su casa, hasta su habitación, hasta su intimidad. Teníamos que trabajar en la composición de una decena de poemas, de frases cargadas de romanticismo según la época estudiada en la clase. Teníamos que pasar toda la tarde redactando versos y versos, formando poesías que deberíamos entregar para nuestra evaluación final al día siguiente.

Una intranquilidad me invadía el cuerpo cada vez que alzaba la vista del papel y me topaba con sus bellos ojos amielados, con sus pestañas largas y cejas pobladas, con esa sonrisa sagaz que presumía y que sabía que volvía loca, o loco, a cualquiera que lo contemplara. Cuando escribía, yo aprovechaba para observarlo, cuando escribía, yo aprovechaba para grabar cada parte de su anatomía en mi cabeza, escultura tallada a mano que después alimentaría cada uno de mis sueños húmedos en la soledad de mi cuarto.

Ambos teníamos 17 años y estudiábamos el 3° Sem. de Bachillerato. Y a estas alturas ya era más de un año de verlo diariamente, casi 16 meses de fantasear, yo con él, él no sé con quien. Pero puedo decir que nunca simpatizamos, que nunca convivimos, que casi nunca nos hablamos, que nuestra relación de compañeros era de absoluta y total indiferencia. Claro que yo lo amé desde el primer momento en que cruzó la puerta del salón de clases, sonriente, conquistando a todos a su paso. También las chicas de mi grupo lo amaron desde el primer momento. Su cuerpo era perfecto, piernas fuertes de futbolista, sus brazos denotaban ejercicios caseros, firmes, su cintura estrecha era coronada por un abdomen plano, que tras el suéter rojo pegado a su cuerpo, dejaba adivinar el lavadero que seguramente tendría. Su cabello algo ondulado y muy envaselinado, llevado hacia atrás, hacía que al agachar su cabeza o ladearla al estar leyendo uno de los libros, comenzará a resbalar de las sienes y se le formaran caireles frente a sus ojos, acción que lo volvía irremediablemente sexy y muy deseable. ¿Cómo se llamaba ese chico, ese hombre al que todas las mujeres se disputaban por atenderlo? Eso es lo de menos, confórmense con saber que existe, que es real y que yo me había enamorado de él.

Yo por él

cambiaría el rumbo tan igual

con que gira el mundo.

Yo por él

Cambiaría de gustos, de gestos,

de sexo y de religión.

Yo por él

me acostumbraría a perder.

Juro que lo haría.

Yo por él

cambiaría de nombre,

de ropa, de amigos,

dormiría a sus pies

Por fin, después de casi un año de conocerlo, mi sueño se convertía en realidad… Tantas noches durmiendo con su recuerdo me habían ocasionado numerosas explosiones, potentes chorros de lava que salían de mi cuerpo ardiente, de mi cuerpo de adolescente, de mis cambios hormonales, de mi vida vacía y con un futuro indescifrable, que mojaban mi mano, mis sabanas, mi cama matrimonial donde él dormía a mi lado, abrazándome a su ilusión.

No sé quién le dijo al Profesor que podía juntarnos para hacer una tarea, para hacernos hablar, para juntar el día con la noche y así opacar a las estrellas. No sé porque se le ocurrió que podía reunirnos por vez primera; al fin y al cabo, él tenía su equipo de trabajo: niñas a las que no les importaría servirle, y yo también tenía el mío, niñas que me habían jurado su amistad y demostrado su lealtad. Fue un espantoso pinchazo a mi corazón cuando se nos anunció que el trabajo sería por parejas, hombres con mujeres, mujeres con hombres, pero sobrábamos dos y ya no había más compañeras, así que mi profesor no vio mal en juntar a los chicos guapos de la clase, él más que yo, claro. No vio mal en juntar a dos desconocidos que nunca habían pasado del "¿Qué tal?" y de un rápido y fuerte apretón de manos.

Acordamos que el trabajo sería en su casa, a la que sus papás llegaban noche, a la que su hermana había dejado por estudiar en la Universidad de la Capital. Era jueves y yo llegué un poco tarde, 20 minutos tarde, quizá a propósito para demostrarle que no estaba contento al trabajar con él, quizá para ocultar la felicidad que me daba poder acércame a este niño, a este hombre. La sonrisa con la que me recibió al abrir la puerta de su casa me derritió ahí mismo y si no fuera porque soy un tipo decente, enseguida me hubiera lanzado a su boca devorándolo de arriba abajo.

¡Hola! ¿Qué hay? –saludé yo también con la mejor de mis sonrisas.

Pasa… -me dijo y yo lo hice, sus deseos comenzaban a ser ordenes para mí- Estaremos mejor en mi habitación… ven, sígueme –me pidió y me condujo escaleras arriba señalándome el camino por delante.

A cada paso trataba de acercarme más a él para oler su exquisita colonia, para sentir el aura de ese cuerpo tan perfecto, para poder tenerlo a la mano si me entraba un ataque de lujuria y devorarlo ahí mismo. Llegamos a su habitación y ¡oh sopresa! Toda limpia, ordenada, muy varonil, nada de posters vulgares pegados en las paredes o lucecitas de neón, nada de polvo en los muebles ni ropa sucia por doquier. Todo el lugar era digno de la persona que habitaba en él.

Siéntate –me dijo indicándome una silla junto a una mesa que le servía de escritorio.

¿Ya avanzaste en algo? –fue lo primero que salió de mis inertes labios.

No, necesitaba algo de…"inspiración" para componer poesía –me contestó-. No soy muy bueno en eso. ¿Sabes? Maricela me prestó un par de CD´s de baladas, dice que tal vez con esto se nos ocurra algo.

¡Ah, buena idea! Pues ponlos entonces.

Ok.

Se levantó de su asiento y prendió su estereo, el compacto ya estaba dentro, seguramente lo había estando escuchando antes de mi llegada. Cuando se paró yo aproveche para echarle un vistazo: llevaba una camisa estampada sin mangas color vino con detalles en negro y blanco, que mostraban esos brazos fuertes, unos jeans azul marino deslavados, ceñidos a sus piernas, lo que me hizo estremecerme al contemplar su trasero redondo y esponjado, y más aún al verle un paquete que prometía… más de lo que me podía imaginar en esos momentos.

La melodía inició en el tema número 4. ¿4? ¿Por qué no empezar desde el primero? No lo supe en ese momento, pero tampoco dije nada. Él buscó su libreta, sus lápices, una goma, y no sé que más. Obviamente estaba nervioso, nervioso al igual que yo. Nuestra rivalidad fantasma que manejábamos en el grupo empezaba a desaparecer, a esfumarse, a volverse otra cosa… La canción era " Ni un Roce ", de Ana Gabriel, no la había escuchado nunca, pero al no tener en que ocupar mi tiempo me dispuse a escuchar la letra, a analizarla, tal vez así a mí también me llegaba un poco de inspiración, o mínimo se me quitaba esa calentura que ya para entonces tenía con él, con ese hombre que regresaba a sentarse enfrente de mí

Tantas cosas por decir,

pero tú no te propones.

No lo entiendo,

todo va quedando así.

Cuando estás como sin nada

se confunde tu mirada,

vas y vienes,

y todo va quedando así

Cuando estás con tus amigos

haces cosas que me agradan,

haces todo,

por llamar mi atención.

Acaricias tu cabello,

me ves por el espejo

y haces todo,

por llamar mi atención.

Veo una pareja a mi lado,

besos y abrazos apretados,

y yo esperando que

me quieras tener.

Uno de nosotros va a rendirse,

uno va a tener que decidirse,

mientras tu mirada me busca otra vez.

¡No me puedo contener!

Ni un roce y yo queriendo

llenarme de placer.

Ni un roce y yo soñando

con lo que pueda ser.

Ni un roce y yo buscando

en mi boca tu sabor.

Ni un roce y tú queriendo

hacerme el amor.

¡Wau! Era escalofriante como esa melodía podía salirse del disco e interrumpir mis pensamientos, logrando que fuera mi corazón quien la cantara y no la artista. ¡Esa canción era mi propio sentir para con él! ¡Era yo quien se la estaba dedicando! " Ni un roce, y yo queriendo ", eso era lo que mi alma sentía, lo que mi alma quería, ese roce con él, con su piel, con su cuerpo desnudo, con sus partes endurecidas entrando una y otra vez dentro de mí, acariciándome, acariciándolo, bajo las sabanas de su cama, besándolo, desfalleciendo y reviviendo en cada movimiento sexual, en cada golpe de pasión, en cada entrega de su amor... Era la mitad de la melodía y no pude evitar reír de gozo, de alegría, dejar escapar esa ola de emoción incesante que mi estomago había sacado como un proyectil desde lo más profundo de mi ser.

¿Qué pasa? ¿no te gustó la canción? ¿quito el disco? –preguntó extrañado.

No, no. Déjalo. Solo que… me resulta muy chistoso que estemos escribiendo poemas de amor sin saber si alguno de los dos ha estado enamorado alguna vez.

Ah. Tienes razón… ¿Tú has estado enamorado? –me preguntó mirándome fijamente, sin siquiera abanicar las niñas de sus ojos con esas pestañotas que se cargaba.

No, yo aún no –mentí por supuesto. Porque sí lo estaba, sí estaba enamorado, y era del hombre que tenía enfrente- ¿Y tú, te has enamorado alguna vez?

Pues… -meditó un poco- antes no… pero ahora creo que sí… -concluyó regalándome una sonrisa a la vez que, por debajo de la mesa, estacionaba su rodilla junto a la mía haciéndome sentir el roce de su pierna, mientras su dominante mirada se fijaba en la reacción orgásmica que mi rostro tendría que ocultar.

Uno de nosotros va a rendirse,

uno va a tener que decidirse,

mientras tu mirada me busca otra vez.

¡No me puedo contener!

Ni un roce y yo queriendo

llenarme de placer.

Ni un roce y yo soñando

con lo que pueda ser.

Ni un roce y yo buscando

en mi boca tu sabor.

Ni un roce y tú queriendo

hacerme el amor.

La canción terminó ahí, pero esta historia aún no

CAP. 2

¿Qué hice al sentir el contacto de su pierna junto a la mía? Quise aventar todos los objetos y materiales de estudio que había sobre la mesa y abalanzarme sobre su boca y el resto de su cuerpo. Hacerme suyo o hacerlo mío sobre la cama que tenía de paisaje frente a mí, tras de él. Pero mi ridículo nerviosismo hizo que ese roce durara apenas 4 segundos, y aventara su pierna a un lado para incorporarme a tomar el primer libro que vi colocado sobre la mesa de su computadora. Él se quejó casi en silencio por el golpe recibido, pero su maldita sonrisa fascinante me siguió durante todo el trayecto. El tema del compacto cambio a la descomunal y reiterativa " ¿Por qué mi corazón se siente tan mal? (Why does my heart feel so bad?) ".

-¿Qué pasa? ¿Fue accidental o intencional lo que hizo? En todo caso ¿qué se cree? –pensé- ¿Qué soy fácil de conseguir como las niñas a las que está acostumbrado a seducir? ¿Qué me voy a echar a sus brazos nada más porque está buenísimo y tiene una carita de ángel? ¿Qué me voy a dejar coger nada más porque su sola presencia me pone caliente?...Pues… tal vez tenga razón… ¡pero no será así de fácil! –me dije dándome ánimos y volví a sentarme sosteniendo el libro entre las manos- ¡Ah, este libro es muy interesante! –le dije.

-¿Mmmm? ¿Te gusta la filosofía? –me preguntó extrañado.

¡Qué barbaridad! ¡Qué estúpido fui! Ni siquiera había visto de qué se trataba el libro y lo había tomado, y todavía se me ocurre decir que "es muy interesante". Interesante sí, y aburrido también, pensé. No me quedo otra que argumentar:

No me gusta, pero la filosofía se me hace muy interesante… ¿Y tú porque lo tienes? –pregunté.

Mi hermana quería saber un concepto de esta ciencia y ayer por el chat me pidió que lo buscará en este libro. Pero a mí tampoco me pasa.

Ah, ok. –dije y lo hice a un lado sobre la mesa.

¿Ya estás inspirado para… escribir? –preguntó sonriendo nuevamente.

Quizá… haber, dime, ¿cómo te gusta que sean las chicas con quien sales?

¿He? ¿Por qué la pregunta?

Solo para darme una idea del tipo de mujer que prefieres, y así tratar de componer un poema basado en esa idea.

Ah, ya entiendo… Pues… me gusta que sean lindas, que sean divertidas, que sean difíciles de conseguir…, lo que se consigue fácil nunca me ha gustado –contestó y yo me fui de bruces otra vez. O de veras estaba siendo muy sincero o esa era una respuesta con doble sentido, pensada para mí por lo que había hecho antes.

Dejamos ahí la conversación y volvimos al trabajo. La canción que comenzaba era " Algo más ", interpretada por el grupo español La Quinta Estación. Esa sí la conocía, era el tema de moda de todas las parejas, y aunque no tuviera una, comencé a cantársela en la mente a mi compañero de clases.

A veces pienso que te miento

cuando te digo que te quiero,

porque esto ya no es querer.

A veces creo que he muerto

cuando no estás y yo despierto,

porque sé que esto ya no es querer.

Es algo más, algo que me llena.

Algo que no mata ni envenena.

Es algo más, algo más que amar.

Es algo más que la distancia,

que el dolor y la nostalgia.

Sabemos que eso no nos va a separar.

Es darte un beso cada noche,

que tus manos me enamoren,

y que lo nuestro crezca cada día más.

Porque somos algo más

Cuando escribía, yo aprovechaba para observarlo, cuando escribía, yo aprovechaba para grabar cada parte de su anatomía en mi cabeza, para contemplar ese monumento de hombre que tenía enfrente, para engañarme una y otra vez esperando como resultado algo más que la elaboración de una tarea.

Y yo sé que no es querer

porque en tus ojos yo me puedo perder.

Contigo olvido lo que es temer.

Acaso no sabes que tú eres para mí

la noche, el día en mi vivir.

La sangre en mis venas yo me tomo por ti.

Contigo el mundo no tiene final,

el tiempo no se nos va a acabar.

Es algo más que la distancia,

que el dolor y la nostalgia.

Sabemos que eso no nos va a separar.

Es darte un beso cada noche,

que tus manos me enamoren,

y que lo nuestro crezca cada día más.

Porque somos algo más.

Porque somos algo más.

A los pocos minutos mi compañero me dice que ya tiene los primeros versos. Me dice que lo escriba en su computadora para ahorrarnos tiempo mientras él me dicta. Estoy de acuerdo, tomo asiento y él la prende, tan fácil y sencillo como lo hizo conmigo. Sonríe y se coloca detrás de mí. ¡Dios! Su entrepierna casi podía tocar mi nuca. No tenía más que voltear y su paquete estaría a mi disposición, no tenía más que bajar el cierre de su pantalón y algo muy grande entraría directo a mi boca. No sé que me pasaba. No me concentraba en su dictado. Me comía palabras, las teclas se me movían en cada digitalización. El tema del Disco cambió y comenzaron los acordes de " Quiero hacerte el amor ", de Thalía. Había logrado escribir el primer verso y comencé a leerlo lentamente, mientras sus manos se posaban sobre mis hombros y su pelvis cada vez se repegaba más y más a mi cabeza. Comencé a temblar. Él me estaba seduciendo, yo no.

Ya no hay besos a escondidas,

no hay abrazos sin que nadie nos mire

en un rincón.

Nunca hubiera imaginado sus intenciones, todo eso solo habían sido sueños eróticos de un adolescente caliente. De pronto sus manos dejaron mis hombros y pasaron a mi cabello, luego a mis mejillas y de ahí a mis labios.

Está noche no hay caricias.

Estoy horas dando vueltas y vueltas

en mi habitación.

Yo terminé de leer y cerré los ojos. Mi corazón comenzó a llorar por dentro. Esto estaba mal, todo tenía que ser un sueño, debía de serlo, porque con qué cara podría mirarlo en la escuela, como podía presumir que el hombrecito más guapo del Cole había flirteado conmigo.

Y no sé que pasa conmigo,

que no puedo dejar de pensar:

Quiero hacerte el amor.

Cada vez que te veo

en el aire hay un solo deseo.

-¡Guey, ¿qué haces?! –fue apenas un murmullo que alcance a decirle para romper el silencio.

-Schhhhhhhhhh… Trato de componer unos versos –me dijo en voz baja, pero no se detuvo.

Quiero hacerte el amor

y yo sé que no es tarde

para tener una vez más

-Para… -dije nervioso y obviamente rogando que no lo hiciera.

-¿Qué pasa? ¿Te he puesto caliente, verdad? –Eso me dijo, así, tan de repente, sin avergonzarse.

-¿Y a ti qué si así es o no? –le contesté de mala manera.

-Solo quería estar seguro de que esta era la verdadera razón de tu distanciamiento conmigo, de que no me pelaras en el Colegio, de que nunca quisieras o intentaras hablarme. Y he comprobado que tenía razón, ¿verdad? Te daba miedo tenerme cerca porqué te gusto –dijo estrujándome el hombro con su mano izquierda mientras la otra pasaba acariciando mi mejilla.

Tragué saliva, sentía su erección haciendo presión en mi nuca, queriendo atravesarme hasta la garganta. Mi lengua comenzaba a saborearla. Tenía razón en lo que me dijo, me gustaba terriblemente y también me atormentaba, porque sabía que esto no era posible, que nunca pasaría y que al alimentar esperanzas saldría irremediablemente herido. Trataba de mantenerlo alejado de mí, de mantenerme alejado de él, porque no quería seguir viviendo de ilusiones mientras sentía el corazón palpitar por su culpa… ¿Cuántos no habrán hecho lo mismo al encontrarse en una situación como esta? ¿Cuántos no habrán fingido una rivalidad con el ser al que aman en silencio? Después de todo, yo no era tan abierto y decidió como él… Una nueva rola empezó, era la sensual " Ven " de la Guzmán.

Ven, atrévete por una vez.

La noche no ha empezado.

Ven, que el humo no te deja ver

el fuego que hay debajo.

-¿Y que me dices de ti? – pregunté dando media vuelta en la silla giratoria, me puse de pie lentamente recorriendo la fragancia de su pecho, enfrentándolo cara a cara, perdiéndome en sus ojos- ¿Qué ganas sabiendo si es verdad o no que me gustas?

-Si no te gustara no hubiéramos llegado hasta aquí, no hubieras permitido que nada pasara.

Ven, no tengas miedo,

déjame tocarte muy despacio.

Ven, que quiero deshojar tu piel

desnuda, palmo a palmo

-Pues pienso lo mismo. Si yo no te gustara no hubieras hecho todo esto ¿cierto? –interrumpí desafiante, por fin me sentía seguro y conectado con lo que estaba ocurriendo.

-Mjm. Pero no vale la pena hablar ahora… Esto ya ha empezado y ambos deseamos que termine… bajo las sabanas de mi cama –dijo con cinismo regalándome la más erótica de sus sonrisas, la que más me movió, la que más me prendió, la que más me calentó-. Estamos solos –me dijo pronto al oído.

Entra en mi infierno.

Entra con tu fuego.

Entra, rompe el miedo.

Tu cuerpo dibuja el deseo.

Por fin mis plegarias tantas noches repetidas eran escuchadas. El deseo insoportable de tenerlo había roto mi timidez. Y mi agradecimiento a ese maestro de Literatura, aumentaba en mi mente con cada minuto que seguía a su lado, frente a al hombre que amaba, respirando su aliento, sintiendo sus manos comenzar a recorrer mi cintura, palpando una gran virilidad en su entrepierna, ansiosa por escapar de la prisión que era su bóxer negro, virilidad que goteaba humedecida por los roces contra mi cuerpo.

Ven, tu boca esta quemándose

tan lejos de mis labios.

Ven, que quiero platicar muy bien

y hundirme en el pecado

-¿Y si no quiero? –se me ocurrió preguntar.

-¡Claro que vas a querer!... Porque yo te lo estoy pidiendo… -dijo muy seguro de si- Es tan grande lo que siento por ti que tenerte no bastará... Por favor, niño, duerme conmigo esta noche… -me dijo al oído con esa voz dulce y sensual que me derretía.

-Está bien, pero nada más porque tú me lo pides… y porque eso es lo que más he deseado desde que te conocí… -dije al tiempo que extendía una de mis manos para alcanzar el contacto de la luz, apagarla, y quedar solo con el resplandor causado por la pantalla de la computadora.

CAP. 4

El tema terminó cuando nosotros hicimos un alto en los besos. La voz de Robbie Williams en Feel nos acompañó al quitarnos la ropa, al palpar por vez primera nuestra piel, nuestros músculos tensados al sentir la mano invasora que nos recorría de arriba abajo, reconociendo a su paso un cuerpo que no era el propio. Volvimos a besarnos y sin separar por un instante nuestras bocas retrocedimos hasta la cama, fiel compañera de sueños y muda testigo de ilusiones cumplidas, juramentos de amor y pasiones prohibidas.

Come and hold my hand

I wanna contact the living

Not sure I understand

This role I've been give

I sit and talk to God

And he just laughs at my plans

My head speaks a language

I don't understand

I just wanna feel

Real love fill the home that I live in

Cos I got too much life

Running thru my veins

Going to waste

Ambos teníamos 17 años, y esa tarde pasamos del "¿Qué tal?" y del rápido y fuerte apretón de manos. Esa tarde ya no fuimos desconocidos y nuestra rivalidad fantasma se esfumó por completo. Esa tarde hicimos algo más que disfrutar el placer del sexo, hicimos poesía, hicimos el amor, hicimos de nuestras vidas un musical romántico, hicimos de nuestro encuentro todo un espectáculo. Dos cuerpos desnudos de hombres bellos, casi perfectos, completamente deseables para las mujeres, hoy se fundían en uno solo, haciendo de una cama con sabanas blancas todo un paraíso...

I don't wanna die

But I ain't keen on living either

Before I fall in love

I'm preparing to leave her

Scare myself to dead

That's why I keep on running

Before I roll eye

I can see myself coming

I just wanna feel

Real love fill the home that I live in

Cos I got too much life

Running thru my veins

Going to waste

And I need to feel

Real love and the love ever after

I can not get enough

¿Quién penetró a quién? No lo diré y podrían imaginarlo. Pero fue solo un alma la que vibró y revivió en ese lecho, un alma metida en dos cuerpos que se deseaban, que se tocaron, que se probaron, que experimentaron posiciones y compartieron caricias, momentos ricos e inolvidables. Su ensortijada caballera caía con gotas de sudor en mi rostro. Su cuerpo estaba empapado al mío. Lo que comenzó como romanticismo puro, después de una hora, se había convertido en algo salvaje. Un éxtasis contenido por más de un año no fue suficiente. ¡Tenernos y sentirnos dentro se había vuelto una necesidad!

I just wanna feel

Real love fill the home that I live in

I got too much love

Running thru my veins

To go to waste

I just wanna feel

Real love and the love ever after

There's a hole in my soul

You can see it in my face

It's a real big place

Las piernas sobre los hombros se abrieron para dar la bienvenida a un pedazo de acero candente, rosado, igual de atractivo y disfrutable que quien los esperaba con ansias y quien lo brindaba con orgullo. El no tocar era casi como un peligro de muerte. El ruido del rechinar de la cama fue opacado por los gemidos de satisfacción y felicidad. Se junto el día con la noche y opacamos a las estrellas

Me quemas con la punta de tus dedos… Tus manos hacen llagas en mi piel.

Y yo me abrazo con tu lengua que es de fuego… Mi sangre hierve… ¿no lo ves?

Tú ya sabes que me tienes cuando quieras… Ya sabes como soy… –murmurábamos cantando mientras lo hacíamos- ¡Qué calor…!, me gusta tu infierno.

- Echa más leña al fuego… es abrasador.

Ahora está dentro de mí… Me hace sudar…Me hace… volver a ti.

Me haces tanto bien

- Ya sabes como mantener la hoguera… Ya sabes como sabe ya mi piel

Pronto alcanzamos uno y otro y otro orgasmo. Nos habíamos gustado y nos estábamos amando. 5 condones más tarde, en seguida pasamos del "¡Ah, ah, ah… oh, sigue, sigue, ah, ah, aaaaaaaaaaa!" al "Te amo" y pronto al "¡guey, estuvo fabuloso!". Y con esa última estocada, a mi oído llegaron las líneas del último verso de la poesía que habíamos inventado como compañeros de trabajo y como amantes.

"…Y si tú conmigo quisieras

seguir en un solo destino

prometo quererte siempre,

siempre, dulce amor mío…"

La canción número 24 llegó (bendito MP3) y la voz de Lucero envolvió el ambiente.

Siempre contigo,

toda contigo,

tuya y no más.

Mientras tu quieras,

mientras me ames,

tu me tendrás.

Siempre contigo,

alma con alma,

piel sobre piel.

No importa cómo,

no importa dónde,

no importa qué.

Yo te prometo que te amaré

toda la vida, quizá después.

Esto te ofrezco,

si tú lo aceptas aquí estaré

¿Podría ser un juego, un acostón solamente, o esa pasión que profesábamos era algo más serio, más sentimental? No pensaba en respuestas, ni las esperaba. Después de todo… había realizado mi sueño más erótico, me sentía feliz, y mañana sería otro día

Siempre contigo,

toda contigo,

intemporal.

Para seguirte

en la salud

o en la enfermedad.

Siempre contigo,

alma con alma,

piel sobre piel.

No importa cómo,

no importa dónde,

no importa qué.

Yo te prometo una eternidad,

de amor bonito y sinceridad.

Esto te ofrezco,

si tú lo aceptas, tú lo tendrás.

La melodía llegaba a su fin, pero nuestro romance apenas comenzaba

Nunca jamás me podrán separar

mientras prenda mi luz en tu alma.

No dejaré ni una puerta al azar,

te daré tanto amor que querrás solo estar.

Siempre conmigo,

solo conmigo,

mío y no más.

Mientras tu quieras,

mientras me quieras,

hasta el final.

Yo te prometo que te amaré

toda la vida, quizá después.

Esto te ofrezco,

si tú lo aceptas aquí estaré.

Toda contigo,

siempre contigo,

iré...