Duchas después de salir del cuartel

No dejo de masturbarme, comenzando por ayudarse con su otra mano en magrear mis testículos, alternando con el perineo e incluso, rozo con sus dedos mi orificio anal… ooohhh!!.

Duchas después de salir del cuartel

Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea mediamente al mismo portal de www.todorelatos.com como a mí email, pues por vosotros me dais animo a continuar, siguiendo a plasmar mis confidencias. Hace pocos días recibí el correo de un lector felicitándome por mi confesión… “Aquellas duchas en el gimnasio“, haciéndome saber que él también había tenido experiencias similares, pero por miedo no las ha querido repetir. Preguntándome si esa fue mi primera vez y en el caso que no la fuera, desea que redacte cual fue, aunque esta resulte de poco morbo, cosa que en realidad no lo fue. Dicho esto, comenzare recordando aquellos inicios, comenzare por poneros en antecedentes antes e ir avanzando, esperó que lo disfrutéis…

Todo comenzó por aquel año de mil novecientos noventa y dos, año que me llamarón a realizar el servicio militar y aunque por mediación de amistades de mis padres, mediación digo porque podría haberla hecho en Sevilla, e incluso para ser más exacto al lado de mi casa. Cosa que yo les hice ver a mis padres que deseaba ver algo más de Andalucía, pues, aunque me toco realizarla en Madrid la instrucción me toco hacerla en Murcia, siendo más exacto en Javalí Nuevo.

Estuve durante dos meses o al más realizando la instrucción, instrucción realizada en uno de los cuarteles más duro de España, donde lo único que se salvaba era la amistad que allí inicié. Eso y mis salidas, salidas que día entre semana realizaba al pueblo cercano, salidas que la mayormente entre semana era para acercarme solo o en compañía de otros compañeros a un polideportivo. Pabellón que íbamos no a realizar ejercicios, pues de eso teníamos de sobra, sino a disfrutar de llevarnos hasta una hora bajo las duchas. Pues en el cuartel, precisamente agua caliente no había en exceso, ya que los que fuéramos últimos, nos quedábamos sin agua caliente y no nos quedaba otra que ducharnos con agua fría.

Pues eso, tras la jornada de instrucción, tarde que, dependiendo del día, teníamos más o menos horas para nuestro disfrute, horas que dependiendo de nuestro estado las pasábamos en el cuartel o salíamos a darnos aire. Tras conocer el pueblo y conocer algunas facetas de este, pudimos comprobar que las chicas de allí eran unas lobas hambrientas, lobas que buscaban coger a un aspirante militar. Recordándonos aquello a aquella película de Richard Gere… “Oficial y Caballeros”, pues era igualito… je je je, menudas lobas y que putas.

Bueno, tras descubrir algunos puntos importantes de dicho pueblo, como albergues u hostales donde poder descansar por horas, discotecas, puticlub u otros lugares de interés, uno de mis compañeros, dio con un polideportivo donde podíamos ir a ducharnos por poco dinero, pabellón que, aunque un poco desierto era poco transitado. Al principio comenzábamos a ir de dos a tres compañeros, donde en las zonas de las duchas íbamos cada uno a lo suyo, digo esto, pues las duchas eran de esas que eran seis corridas sin que hubiera nada que las separara, duchas que solo algunas respetaban la intimidad mediante cortinas, pero que estas debido su estado era lo mismo que nada. E intimidad que la verdad importaba poco, pues durante las duchas en el cuartel, precisamente no eran de estar solito, sino era en plan grupal, no quedándote otra que estar a lo tuyo.

Bueno, pues como he dicho, solíamos ir de dos a tres compañeros, compañeros que, aunque éramos de la misma compañía, no pertenecíamos al mismo organigrama. Ya que uno era de servicios (lavandería), otra intendencia (administración), y yo de ingeniería. Creo recordar fue entre semana, un día cualquiera, día que dio casualidad que no habíamos coincidido en los descansos, cosa que era algo normal, pero jodía a la hora de salir. Esa tarde, decidid ir solo al polideportivo, camine por esas calles solitarias hasta el centro, pague mi entrada y fui directo a la zona de vestuario. No era por aquel tiempo, persona de ver o caer si estaba solo o no, simplemente iba a lo mío como así me habían instruido. Me desnude, dejando todo dentro de la taquilla a excepción, de una toalla, zapatillas, una pastilla de jabón y la llave de la taquilla. Me encamine hacia las duchas, no percate como he dicho que hubiera alguien o no, simplemente me puse debajo de una y deje que el agua caliente callera, mientras cerraba los ojos… mmm!!.

Minutos después comencé a enjabonarme, deslizando la pastilla de jabón por cada centímetro de mi cuerpo, dando un mayor refriego a cuello, axilas, pecho, culo y claro esta miembro… uuummm!!. Trato que la verdad no me venía muy bien, pues solo en segundos me encontré con la polla dura y erecta, polla que llevaba semanas que no me corría y tenía los huevos, aunque pequeños bastantes cargados… ooohhh!!.

Pero unas buenas tardes me saco de mi trance y de mis labores, abriendo los ojos y descubriendo a un hombre de no más de cincuenta y picos de años. Caballero peludo que se introducía en las duchas, caballero cachas que me indico…

  • “Continua, por mí no te cortes”.

Aquello me corto, tanto que perdí mi erección, continuando por disfrutar de la ducha, pero este comenzó a darme conversación, preguntándome…

  • “No eres de aquí, verdad…”.

  • “Eres recluta de unos de los cuarteles de alrededor, verdad”.

  • “¿Cómo te llamas?, ¿Qué edad tienes?”.

  • “Te ha comido la lengua el gato, o en ese cuartel no enseñan educación”.

Tras discúlpame, comencé a responder a cada una de sus preguntas, mirándole a los ojos, pero bajando la vista de vez en cuando. Viendo que este se mataba en el gimnasio o era militar o persona que trabaja los campos, pues estaba todo cuadrado dada su edad. Cuando bajé la vista, pude ver con claridad su miembro empalmado, miembro que para nada era despreciable pesar de sus aparente dieciséis centímetros. Miembro que llama la atención por la forma y como se le apreciaba sus venas, venas oscuras y marcadas, bueno eso y sus enormes genitales que más parecían pelotas de tenis. Siendo este, quien volvió a sacarme de mi trance al soltarme…

  • “Te gusta lo que vez”.

Volví a disculparme, excusándome y explicándole…

  • “Perdoné, no quise molestarlo, pero me había sorprendido el tamaño de sus testículos, nunca había visto a alguien con tal tamaño”.

Este ríe y se disculpa nuevamente, soltándome que era una broma lo de antes, prosiguiendo por decirme…

  • “No digas de usted coño, además no me seas tan fino con llamarlos testículos… di como realmente se llaman, di… huevos, ja ja ja”.

Momento en el cual, él se quedó mirando los míos, dándose cuenta del tamaño. Coge y alarga su brazo, brazo que hasta su mano se introduce entre mis muslos, tocando mis genitales. Acción que me hizo dar un respingo hacia atrás, soltándome rápidamente…

  • “Tranquilo que no pasa nada, solo quiero comprobar el tamaño, quizás sea por el susto o puede que por el frio”.

Cosa que no es ni por una causa ni por la otra, volviendo este a conducir su mano a mi entrepierna, tocando mis genitales con cuidado, deslizando las yemas de sus dedos por mis testículos… uuummm!!. Aquellas caricias me hicieron excitarme y cuya consecuencia, mi miembro comenzó a empalmarse, cerré los parpados y sin poderlo evitar me estremecí… ooohhh!!. No pudiendo ni evitar callarme un suspiro y gemido, dándole claramente a entender que aquello me gustaba… uuuffff!!.

Él continuo, no aparto la mano, siguió acariciando suavemente y con delicadeza mis testículos, llegándome a empujar hacia atrás levemente, haciéndome retroceder hasta que di con mi espalda, contra esa pared de azulejos blancos… uuummm!!. Separe un poco mis piernas, dándole a entender que continuara, este de todas formas no dijo nada, noto por mis ojos cerrados que eso me gustaba y que quizás por mis parpados bajados, no sería por otra causa que por vergüenza, temor o timidez de mirarlo mientras me daba placer… ooohhh!!.

Note como sus dedos dejaron de acariciar mis testículos, sustituyendo estos por mi miembro… uuummm!!, mano tosca que tras tomar mi tronco… ooohhh!!. Rodeándolo con sus dedos, comenzó a deslizarla de arriba hacia abajo con suavidad… aaahhh!!, deslizarla una vez tras otra… uuuffff!!. Debió de intuir mi estado de excitación, estado dócil y cooperante, sabiendo perfectamente cómo me había puesto, aun ignorando mis inclinaciones… uuummm!!. No dije nada… no puse objeción alguna, incluso cuando poso su boca sobre mi pecho y beso mi pecho… uuummm!!, boca que succionó mis tetillas, chupándolas e incluso mordiéndolas… aaahhh!!.

No dejo de masturbarme, comenzando por ayudarse con su otra mano en magrear mis testículos, alternando con el perineo e incluso, rozo con sus dedos mi orificio anal… ooohhh!!. Llegando a apartar bruscamente sus manos de mi miembro y genitales, tomarme por mis caderas y hacerme girar, quedando de espalda a este. Pegándose a mí y comenzara masturbarme nuevamente, mientras sentía su duro miembro presionar mis nalgas, miembro que no dejaba de presionar e introducirse entre mis glúteos… uuummm!!. No dejando de moverse, no dejando de emular la penetración, ¡no contentándose hasta que ambos al mismo tiempo acabamos por corrernos… uuummm!!... uuuffff!!... aaahhh!!.

Aquel hombre me dejo a media, aunque parcialmente satisfecho, pues mi miembro continuaba erecto, ya que deseaba más, ya que eran muchas semanas sin sexo y aquello, me pareció sublime y me puso en un estado de excitación que no lo sentía desde hacía años… uuuffff!!. Pero en esos momentos, no me dijo nada, simplemente dejo que cogiera aire, dejo que me tranquilizara, para acabar por decirme…

  • “Mañana nos vemos, y continuamos con más”.

Marchándose y dejándome allí solo, dejándome bajo esa ducha que para nada apagaba mi excitación… uuummm!!. Yo recuerdo que, tras secarme, vestirme e ir camino al cuartel, solo pensaba que deseaba que no fuera nadie del cuartel, no podría con esa vergüenza si fuera así. Durante esos días que no pude ir al pabellón, no deje de pensar en ese caballero de anchas espalda y cuerpo peludo, hombre que quizás la próxima vez me dejaría recompensarle de la misma manera, pero claro esta debía de estar solo y no con mis compañeros de cuartel. Vez que en verdad lo repetí por varias veces, no quedándome a medias, no dejándole que el solo fuera el iniciador, demostrándole que habilidades tengo, cosa que disfruto… uuummm!!.

Bueno os dejo aquí, espero que os hay gustado tanto como a mí poderla recordar, debo deciros que durante esos realmente tres meses que duro mi instrucción, aquellas experiencias tanto dadas como forzadas que tuve, fueron satisfactorias, no dejando mella alguna, sino más bien recuerdos amargos, recuerdos que puedo recordar y plasmarlos. Vale, no me enrollo más, espero que os haya gustado tanto como a mí, espero pronto vuestros comentarios.