Dragones y mazmorras
Un desconocido en unos vestuarios de un camping, seguido de un nuevo encuentro con él en el pueblo durante la verbena. Pero en esta segunda ocasión no puedo escapar de verme ensartado por su enorme rabo
Mis amigos habían ocupado las tres primeras duchas. Al pasar junto a ellas podías oír el trajín que suponía el llevar a cabo su aseo personal y algunas risas como consecuencia de la conversación que mantenían.
Otros bañistas a los que no podía ver debían de ocupadar otras dos mas, ya que al pasar al lado de estas se oía claramente el sonido del agua al caer.
La cortinilla verde evitaba por completo que pudieras ver algo de lo que sucedía en el interior en cualquiera de esos reducidos apartados.
Justo al fondo quedaba un recinto libre y hacía él me dirigí con rapidez. Teníamos apenas unos minutos para darnos una rápida ducha y ponernos la ropa de fiesta antes de que cerrara el recinto de la piscina con camping en el que pensábamos hacer noche.
Pero al meterme en el cubículo por poco me caigo para atrás del susto. ¡Estaba ocupado! …¡y de qué forma! …
Un hombre de unos cuarenta y tantos años se enjabonaba el cuerpo lentamente dejando que la espuma le chorreara por todos lados. Su polla estaba flácida pero eso no evitaba que debido al gran volumen que ocupaba en la entrepierna cayera hacia adelante víctima de la ley de la gravedad.
Era como si llevara colgada en esa parte del cuerpo una soga rematada por un nudo marinero de un grosor más que considerable.
¡Perdón! ...Dije yo con un imperceptible tono de voz que sólo atinamos a escuchar ese tío y yo. Mis pies me hicieron dar un pequeño paso hacia atrás sin apartar la vista de ese punto.
El hombre en lugar de amilanarse se agarró la polla, con la mano llena de jabón y tirando del prepucio hacia atrás se la descapullo mientras no me quitaba el ojo. Su cabeza hizo un leve movimiento para animarme a entrar de nuevo con él, pero no podía dar ese paso. ¡Allí no,... no de esa forma!
Miré de nuevo hacía donde estaban mis amigos y de nuevo hacia el cubículo donde el hombre me miraba impaciente.
Un nuevo gesto de su cabeza, me invitó a entrar. A nuestro lado seguía oyendo el ruido del agua al caer en los otros cubículos, unido a las numerosas risas y comentarios de mis amigos.
Volví a mirar de nuevo hacia esa polla que empezaba a llenarse de sangre mientras ganaba en horizontalidad.
La boca me empezó a salivar mientras notaba como las fuerzas empezaban a flaquearme. Si no salía pronto de allí acabaría hincando las rodillas en el suelo mojado y lleno de espuma para engullirme hasta las amígdalas, esa especie de puñal abreculos que tenía ante mis ojos.
★★★
¿A qué esperas para ducharte? Oí como me preguntaba uno de mis amigos mientras salía de su recinto secándose con una toalla.
¡En ese momento no me quedó otra opción que meterme dentro del compartimento a la vez que corría la cortina con rapidez, ¡debía evitar que mi colega mirara hacia adentro y me pescara ante esa comprometedora escena!
El hombre se echo hacía atrás para hacerme algo de hueco, haciendo que su culo bien marcado y algo peludo chocara contra la pared. ¡Sus ojos de color parduzco me miraban con una sonrisa!
Mi cuerpo de adolescente se pegó al suyo mientras abría el grifo con la mano que tenía libre. La otra para evitar perder el equilibrio, había tenido que apoyarla sobre el pecho lleno de vello y espuma del Argamasillero.
El agua que empezó a caer sobre nuestros cuerpos estaba helada, pero ninguno de los dos se estremeció. ¡en lugar de eso nos arrimamos mucho mas, mientras nos sobábamos el uno al otro!
El jabón depositado en ese cuerpo se iba retirando lentamente haciendo que ante mí se mostrara el cuerpo del semental manchego en todo su esplendor.
Mi vista bajo hasta la polla del macho que en ese momento se apretaba con fuerza contra mi cintura. Su gran mano se resbalaba por mi cuerpo hasta agarrarme un cachete del culo con fuerza.
Mi cabeza no hacía otra cosa que moverse de un lado a otro diciéndole a ese hombre que no podía ser. ¡allí no, … de esa forma imposible! Pero me metió la lengua en la boca para evitar que hablara sellando mis súplicas con un caliente beso.
★★★
¡Había subido a pasar el fin de semana en las Lagunas de Ruidera con unos amigos para celebrar que uno de ellos se acababa de sacar el carnet de conducir! …
¡Ninguno de mis tres acompañantes, sabía nada acerca de mi incorregible afición por las pollas de macho! …
★★★
¡Cada vez que veía a un tío como el que me estaba sobando todo el cuerpo, empezaba a fantasear con que me giraba hasta ponerme mirando para Cuenca y me la ensartaba hasta las pelotas sin contemplaciones!
Mi ojete se habría abierto para recibir al arpón invasor de la misma forma en la que se había cerrado mi boca para evitar que al otro lado de la cortina se escuchara el más leve quejido.
★★★
De vuelta a la realidad miraba mi mano que sujetaba la toalla mientras veía como esta se estaba empapando totalmente con el agua que le caía desde la alcachofa.
La otra mano la tenía agarrada a ese trozo de carne que palpitaba esperando que diera un paso más. Pajeaba ese rabo lentamente, quería apreciar el enorme grosor de lo que tenía entre manos. Esa cosa me entraría con gran dificultad en mi boca ¡Posiblemente no podría tragar más de la mitad, sin problemas. Para engullirme el resto debería ahuecar tanto la garganta que sería imposible que se no se me escapara una arcada delatadora!...¿Y si probábamos con mi culo?
¡Si le dejaba meterme eso por ahí no iba a parar de gemir desde el mismo momento en el que el grueso y enrojecido capullo se empezara a abrir paso!
¡Con esa toalla mojada no iba a tener forma de secarme,... del mismo modo que si seguía allí dentro no iba a tener forma de salir de allí sin el ojete abierto en canal!
★★★
Mi cuerpo dio un salto hacia afuera haciendo que quedara totalmente liberado del intenso sobeteo que ese hombre no dejaba de ejercer sobre él. Mi mano corrió de nuevo la cortina viendo como el semental se quedaba encerrado en ese reducido espacio que hasta hace unos segundos compartíamos sin ningún pudor.
Mi mano temblorosa empezó a retirar la espuma que todavía había en algunas partes de mi cuerpo. ¡La toalla totalmente empapada ayudaba a que esta tarea fuera mucho más fácil!
¡Lo difícil era ocultar la erección de caballo que se me había puesto al estar dentro de la ducha con ese chulazo pegado a mí! …¡por eso me secaba, o más bien me humedecía el cuerpo, dando por completo la espalda a los labavos! ...
En ellos mis tres amigos se esmeraban en afeitarse los escasos vellos que les crecían como barba.
★★★
Secarse con una toalla mojada es casi tan difícil como esperar que te baje la erección en apenas unos segundos.
Por eso no pude evitar que mis amigos me vieran medio empalmado.
¡Te has puesto todo palote! Me dijo uno de ellos mientras me miraba a través del espejo. Los otros dos se dieron la vuelta y empezaron a reírse también mientras humedecían sus cuchillas de afeitar en el grifo.
¿Qué quieres?... ¿has visto las dos tías que había a nuestro lado? …¡Me he puesto a tope mirándolas!
En ese momento solo se me ocurrió soltar algo como eso para evitar que mis tres amigos quisieran indagar un poco más en cuál era el verdadero motivo de mi empalme.
¡Podríamos pedirles los teléfonos!
¡Si o invitarlas al botellón! Tercio el otro.
¡Déjate de historias!... ¡Estoy harto de poner pasta para que las tías beban gratis! …¡si quieren beber con nosotros que pongan su parte! Le soltó Juande mientras se lavaba la cara.
¡Así cómo queréis que follemos! …¡si siempre estáis igual!
¡Pues a lo mejor follo más que tú! …¡Lo que pasa es que no lo voy pregonando!
¿Tu follar? …¡Vamos hombre! …¿desde cuándo hacerse más pajas que un mono es equivalente a follar? …
…¡Porque tú no has hecho otra cosa que no sea eso!
¿Qué no? …¡en las fallas me tire a la Paternera! …
¡No Pedrito,… tu en las fallas te perdiste con la Paternera pero,… entre eso y follártela hay una pequeña diferencia!
Había aprovechado el hecho de que la atención ya no estaba depositada en mí para irme vistiendo con la ropa que había dejado sobre uno de los bancos del vestuario.
Para cuando quisieron que volviera a formar parte de la discusión yo ya había guardado mi herramienta semi-endurecida dentro de los calzoncillos
¿Tú te crees algo de lo que dice este? Me pregunto el Pupas mientras se subía los calzoncillos.
Tuve que mirar hacia otro lado para evitar verle la polla, ya que el tío se había puesto a vestirse dejando su rabo bamboleante a escasos centímetros de mi cara.
¡Yo qué sé! …¡En ese viaje yo no iba! Le dije yo mientras me agachaba para atarme los cordones del náutico.
★★★
Pese a que intentaba mantener el tipo de la mejor forma que sabía. ¡No podía apartar de mi mente la visión de ese cuerpo mojado y lleno de espuma que acababa de ver!
Un enfurecido Dragón recorría el musculado brazo del semental que todavía permanecía en el interior de esa ducha.
¡Esperaba que ese hombre no saliera de allí nunca y permaneciera encerrado en ese reducido espacio! …¡Pero me equivoque!
El tipo salió y no dudó en saludarnos con un leve movimiento de cabeza. Llevaba anudada en la cintura una toalla de listas que le llegaba hasta los tobillos.
Sus enormes pies se acercaron hasta los bancos donde descansaban unos vaqueros de color azul marino y una camiseta de algodón de color blanco.
Mi mirada se cruzó furtivamente con la de ese hombre. Mis ojos le rogaron que por favor no hablara. ¡No podía decir nada de lo que acababa de vivir con él dentro de esas duchas! …
El tío en lugar de amilanarse se abrió la toalla y la dejo caer hasta el suelo. Su rabo medio empalmado saltó hacia afuera, mientras con una de las manazas agarró el vaquero.
La escena casi a cámara lenta se sucedió durante unos segundos en mi cabeza una y otra vez después de que se marchara.
Los pantalones subieron lentamente escondiendo bajo ellos esos muslazos llenos de pelo. Al alcanzar la polla. Se la agarró con la mano para doblarla con algo de dificultad debido a la dureza que mantenía en esos momentos y atraparla en el lateral del pantalón. Un bulto delatador quedó marcado sobre el vaquero.
Después de eso el hombre salió hacía el exterior poniéndose la camiseta y llevándose su pollón lejos de mi para siempre
¿Os habéis fijado en ese tío? Preguntó Carlos mientras me hacía volver rápidamente a la realidad.
¡No! …¿qué pasa con él? Dije yo mientras intentaba apartar esa mirada de mi mente
¿Es que no lo habéis visto? …¡Iba todo empalmado y encima no se ha puesto calzoncillos! …¡Va en plan comando el cabrón!...
Empezamos a reírnos los cuatro mientras nos mirábamos en el espejo por última vez antes de salir de ese lugar en busca de algún ligue con el que fardar el resto del viaje y si se terciaba durante el resto verano o del año.
★★★
¡En ese momento el único que tenía claro que mi único ligue en ese pueblo, se me acababa de escapar de la peor manera posible era yo!
…¡Si no llego a estar en ese sitio acompañado, me habría importado una mierda todo! …
¡Habría hincado las rodillas nada más verlo ahí a mi lado tan receptivo y empezado a mamar de esa polla que no me podía quitar de la cabeza! …
¡Después abriéndome el culete, le habría mostrado mi enrojecido ojete esperando que el gordo capullo se posicionara a la entrada dispuesto a atravesarlo!
La punzada inicial me dolería algo, siempre lo hacía pero una vez traspasado, la barra de carne se abriría paso en busca del caliente interior.
Su pollaza me habría partido en dos y sus embestidas me habrían hecho gemir como una perra en celo.
Todo el mundo que entrara en el vestuario no habría podido evitar ruborizarse al oír como dentro de ese cubículo tapado con una humedecida cortina de ducha había dos tíos follando como posesos.
Los golpecitos que daría mi culo mojado al chocar con las piernas del hombre recorrerían el recinto. El eco acabaría alertando al personal del camping para que viniera a llamarnos la atención.
El encargado no podría evitar ruborizarse al descorrer levemente la cortina y ver a un adolescente follando de pie en incómoda postura con ese semental tatuado. El dragón que portaba en uno de los brazos era el testigo de la fiereza con la que el otro monstruo que ese tío portaba entre sus piernas se introducía en el interior del muchacho.
El operario del camping no podría separarlos. De haber acercado la mano hasta nuestros bamboleantes cuerpos esta habría sido arrancada por un fiero bocado mío o un fuerte manotazo del hombre.
Era la hora de la siesta y poca gente se movía por las instalaciones a excepción del encargado del camping y ese macho procedente del pueblo vecino y que no quería soltarme sin que me llevara un grato recuerdo de mi estancia en las Lagunas de Ruidera.
★★★
Mi culo dispuesto acogía su polla con ganas, mientras mi cara miraba al operario suplicante. ¡Le pedía por favor que me dejara! …¡Era Domingo,… me había despertado con resaca y lo único que recordaba con claridad era como ese hombre me había estado follando en el pueblo la noche anterior!
¡Ese mediodía al verlo llegar al camping, no pude hacer otra cosa que ir hacia las duchas! … ¡Mis amigos dormían la mona tumbados en el césped! …¡el hombre pasó junto a ellos sin prestarles atención! …¡Venía tras de mí,… había divisado una presa fácil y no iba a dejarla salir del pueblo sin una despedida adecuada!
Entró en las duchas solo unos segundos después del maricón que lo precedía. Todo estaba en silencio pero sabía en qué cubículo estaban esperándolo.
Su polla dentro del bañador pedía a gritos ser liberada pero iba a dejar ese trabajo para el niñato que la noche anterior lo había asaltado en medio de la plaza del pueblo.
★★★
A las puertas de los vestuarios un empleado del camping hacía guardia mientras se fumaba el segundo pitillo. Estaba nervioso porque sabía que se estaba comprometiendo demasiado al dejar que ese hombre y el mariconazo que ponía el culo para que se lo follaran, lo estuvieran haciendo a escasos metros de donde se encontraba.
En un par de ocasiones había oído al chaval quejarse levemente y no había podido evitar que su polla diera un respingo debajo de las bermudas.
Acostumbraba a limpiar las duchas un par de veces al día y en alguna de esas ocasiones se había encontrado con algún lefazo pegado a la pared. Los hombres que entraban y salían del lugar con cierta frecuencia usaban esos cubículos como rápido desahogo, pero ahora acababa de presenciar algo más que una paja furtiva de un tipo calentado por la visión de algún bikini bien rellenado.
★★★
Había ingerido demasiado alcohol durante el botellón y mi cuerpo lo estaba acusando. Las escaleras que conducían a esa especie de mazmorra ahora convertida en pub, se me estaban haciendo más empinadas de la cuenta.
Pese a ello logré subirlas y salí a la calle en busca del hombre con la camiseta blanca que había visto apoyado en una esquina de la barra.
Perdona,… ¿sabes si hay algún otro pub al que ir cuando cierren los que hay en el pueblo? Le preguntó el muchacho alzando la voz por encima de la música de la verbena que se desarrollaba en la plaza mayor
El hombre se dio la vuelta para ver en el chico una cara conocida.
¡La sonrisa del chaval le aseguro que realmente era el mismo crio de las duchas del camping!
Durante unos segundos se rascó la cabeza mientras miraba detrás del chico en busca de los amigos que lo acompañaban en las duchas.
¡No soy de aquí,… soy de un pueblo de al lado! …¡Pero no creo que quieras venirte hasta allí con tus colegas! …
Además,… ¡tenía pensado irme a dormir ya!
¡Mis amigos llevan casi una hora intentando ligarse a unas tías,… no creo que me echen en falta si no me ven el pelo durante un ratico!
Mis ojos fueron directamente al paquetorro del macho. El tío se lo recolocó ligeramente mientras pensaba.
Después varió de dirección mientras me conducía hasta las afueras del pueblo
★★★
Subiendo por una calle sin salida habíamos llegado hasta un empinado cerro, que el hombre se apresuro a subir con gran maestría. Yo intentaba seguirle el paso pero el tipo debía haber bebido menos que yo y poco a poco se empezó a perder en la oscuridad de la noche.
Me caí un par de veces, pero eso solo servía para que me levantara con más ganas de seguir a ese semental que caminaba a solo unos metros de distancia con un cigarro en la mano.
No podía ver con claridad el camino que tomaba en la ascensión al monte, pero si podía seguir esa pequeña lucecita de color rojizo que se movía con rapidez cerro arriba.
A unos cincuenta metros la luz se paró por fin para esperarme. En ese lugar la oscuridad reinante nos rodeaba, no ocurría lo mismo con el sonido. Las canciones de la verbena llegaban hasta nosotros con una claridad asombrosa. El vocalista de la banda cantaba al toro enamorado de la luna, mientras mis manos se acercaban temblorosas al cuerpo del macho que le daba una última calada al pitillo para apurarlo por completo.
Mi mano se deslizó dentro de la blanca camiseta de algodón tirando de ella con torpeza hasta lograr sacársela por el cuello, mientras tanto mi otra mano le agarraba el palpitante paquete.
Su brazo me agarró con fuerza para acercarme hasta su cuerpo.
¡Puto maricón! …¡Me vas a empezar mamando la polla hasta que revientes! Me dijo mientras posaba su manaza en mi cabeza para hacerme hincar las rodillas en la tierra.
Le desabroché la bragueta para meter la mano en el ajustado vaquero. Una durísima polla esperaba ser liberada, así que la agarre y me la metí en la boca para empezar a mamar con ganas mientras el semental manchego me acariciaba la cabeza.
Me iba follando la boca haciendo que el pollón me diera unas arcadas impresionantes.
La tos que me daba le obligaba a liberarme, debía recuperar ligeramente el aliento antes de que su manaza me agarrara del pelo y volviera a darme de mamar.
¡Come polla maricón, que seguro que me sabe a vodka con naranja!
¡Dicen que no es bueno mezclar bebidas, así que como yo me había inflado a whiskey, empecé a tener unas ganas de vomitar impresionantes!
Cuando notaba una arcada el tío me la sacaba y empezaba a golpearme en la cara con el durísimo pollón.
¡Como sigas dándome en la cara con eso me vas a poner un ojo morado! Le dije yo algo ofendido mientras me la volvía a tragar
Él, en lugar de suavizar en el trato me abría la boca con sus gordos dedos y ...¡ale el pollón otra vez para dentro hasta atragantarme por completo!
Mi boca babeaba como nunca gracias a la borrachera que llevaba y el semental me obligaba a chupar la saliva que resbalaba por mi boca.
¡Qué mal la mamas por dios! Me dijo algo molesto mientras me la sacaba y tirando de mi pantalón hacia abajo me ponía culo en pompa ante su impaciente rabo
Intenté decirle que era por el alcohol, que era el primer tío que me decía que no le gustaba mi forma de mamar, pero el hombre me embistió sin darme tiempo a dar más explicaciones.
¡Joder tío mas despacio! Le dije con un suspiro al notar como empezaba a follarme como un salvaje…Aquello me iba a doler más de la cuenta y estaba seguro de que las secuelas las iba a sufrir al día siguiente cuando se me bajara la anestesia que me producía el alcohol.
El bamboleante badajo se agitaba en mi interior haciendo que en mi sonaran todos los tonos posibles.
¡Desde el dolor hasta el gusto más extremo, las sensaciones se sucedían una tras otra!
Sus fuertes manazas me sujetaban por las caderas, para evitar que intentara zafarme de la penetración. Pero nada más lejos de la realidad. ¡Estaba dispuesto a aguantar en esa postura, aunque esa follada fuera la última que le pegaran a mi sumiso ojete!
Mi polla bamboleante me golpeaba el abdomen con cada embestida. Mis manos se agarraban a una piedra cercana y mi boca de vez en cuando acababa mordiendo la hierba, para evitar terminar pidiéndole que me llevara con él hasta Argamasilla de Alba o donde quisiera, con tal de que me mantuviera ensartado de esa forma
★★★
Justo en el momento en el que empezaba a acostumbrarme al exceso de hombría, vi el fogonazo de un mechero muy cerca de donde me encontraba siendo enculado.
¡Como lo sabía pedazo de cabrón!...¡Sabía , ...que te habrías subido aquí a alguna turista!
Cuando la luz del mechero me iluminó la cara vi como le temblaba el pulso ligeramente al recién llegado.
¿Te estás follando a un crio? Le pregunto con un tono de incredulidad.
¿Y por qué no?... ¡La única diferencia que hay es que tiene un agujero menos por el que meterla! Le contesto mi macho mientras me embestía con más fuerza. Un nuevo fogonazo del encendedor se había producido en mi parte trasera, y el hombre había acelerado la follada para que ese tipo viera lo acogedor que podía llegar a ser mi ojete con los lugareños.
Este puto marica tiene mucho más morbo que cualquiera de esas estrechas del bar. Si lo hubieras visto como me sobada la polla en el camping.
Es una suerte que hayamos coincidido, eh mariconcete? Me pregunto mientras me tiraba del pelo para girarme la cara.
Mi lengua se encontró con la suya, y empecé a intercambiar fluidos. Su boca sabía a tabaco y alcohol.
Después me volvió a girar la cara hasta que algo duro me rozo los labios.
Chúpale un poco la polla a mi primo, enséñale de lo que eres capaz. ¡Se acaba de divorciar el pobre y todavía no sabe que en la oscuridad de la noche cualquier agujero es bueno!
★★★
El rabo del recién llegado se metió en mi boca y empezó a moverse torpemente en su interior. Mi cabeza golpeaba la gorda panza cervecera del Sancho, mientras el quijote seguía ensartándome el culo con su larga lanza.
Ayudado por el vaivén trasero la polla delantera me follaba la boca hasta hacer que mi garganta se volviera a ver comprometida por unas nueva serie de arcadas.
Sin embargo el escudero se negó a sacarla, me sujeto de la nuca mientras soltaba un leve quejido.
Empezó a soltar leche a destajo que golpeaba mi lengua, mi cara, en el ojo... Ese tío al que no podía ponerle rostro me estaba dejando mi carita hecha un Cristo.
En ese momento a mis espaldas la polla de mi macho se introducía totalmente hasta las pelotas solo unas décimas de segundo antes de empezar a soltar su carga.
★★★
Como si me acabara de despertar del sueño en el interior de la cueva de Montesinos vi como al igual que a don Alonso Quijano, me costaba un poco recuperar la posición, los dos hombres ya no estaban y se habían largado entre risas, dejándome en la más completa oscuridad.
Mi culo algo dolorido buscaba una explicación al abandono que acababa de sufrir, pero no podía dársela de forma satisfactoria.
Mis manos tantearon en el suelo hasta dar con mi ropa. Notaba el semen resbalando por mi cara hasta que empecé a limpiarla. En el cuello también me corría la espesa lefa. Lo único que tenía a mano y que no se había manchado de tierra era mi ropa interior.
Mis calzoncillos hicieron de improvisados kleenex y con ellos me restregaba en las zonas de mi cuerpo que notaba humedecidas. ¡Sabía que tenían mucho trabajo por delante, pues la lefa de esos dos machos me había dejado el cuerpo perdido!
Me había corrido mientras me ensartaban por delante y por detrás terminando con toda la barriga llena de tierra y mi ojete parecía una laguna de la que no paraba de salir líquido.
Tambaleándome y con cierto temor a perder el equilibrio empecé a bajar cerro abajo en busca de la civilización. Lancé hacia un lado durante el descenso, los calzoncillos llenos de lefa y de barro mientras me subía con delicadeza la bragueta del pantalón y me abrochaba el vaquero.
Entré de nuevo en la verbena mientras me sacudía el polvo de la camiseta. En ella todo el mundo bailaba al son de la orquesta ajena a los peligros que te podría proporcionar la oscura noche en esos oscuros y silenciosos cerros.
Bajo mis pantalones mi polla se agitaba algo molesta, mientras mi culo se contraía y dilataba para seguir soltando leche. ¡Esa noche yo también había acabado saliendo por el pueblo en plan comando!