Dragon lance (1)
Esas escenas tan sugerentes que siempre quedaban en nada, yo pongo lo que los autores no te querian contar.
Bueno, este es mi segundo relato y espero que os guste tanto o mas que el anterior.
Esta es la parte erótica de un libro donde se omiten esas escenas, de la saga de Dragónlance titulado Kitiara Uth Matar.
-Que es lo que quieres?
-Se mía.
Tras esta propuesta tan directa y tan excitante, Kit echo un rápido vistazo al saco donde dormía Ursa y sin más se acerco al El-Navar.
Aunque la noche era fría se sintió muy caliente a pesar de llevar solamente la fina camisa blanca que le había dado el karnuthiano. De forma muy sensual fue acercándose al petate del hombre.
El cuerpo del chico tan fuerte y musculoso relucía a la luz de las llamas de la hoguera que ahora empezaba a reducir su intensidad. Se metió en su petate y se miraron un momento a los ojos. Los ojos de él eran tan intensos, que un escalofrío recorrió de nuevo el cuerpo de Kit. Acercaron sus rostros y se besaron de forma completamente pasional. Las manos del karnuthiano recorrían todo el cuerpo de la chica por debajo de la camisa, haciendo que ella temblase de excitación.
-Llevo deseando esto desde que te vi, chiquilla, mañana será un día duro, pero esta noche es solo nuestra.
Kitiara besaba su fuerte cuello, se había colocado encima de él para sentir como su miembro se le clavaba en la pierna y sus grandes manos le agarraban el culo dejando bien claro que no podría escapar aunque quisiese. Subió las manos hasta llegar a sus pechos, no eran muy grandes pero pese a la juventud de Kit, eran tan firmes como su carácter.
Con cuidado, El-Navar desabrocho la camisa de la joven para no romperla, puesto que les haría falta mañana, para después acercar su boca a uno de los suaves pechos de Kit y comenzar a lamer con frenesí sus pezones pequeños y redondos.
Con un hábil movimiento, el karnuthiano coloco a Kit debajo de el, sujetándola firmemente y con una sola mano, le quito las bragas mientras seguía jugando con sus pezones.
Mientras seguían besándose, el hombre, había empezado a sudar y los pantalones que llevaban ya no podían contener mas su miembro que estaba a punto de estallar. Termino de desnudarse para comenzar a penetrar el pequeño pero fuerte cuerpo de la chica.
Debido al tamaño de El-Navar, tanto de cuerpo como de pene, Kitiara había comenzado a gemir con un volumen alarmante, puesto que sus compañeros dormían no muy lejos de allí. Para evitar despertar a Ursa, el karnuthiano dejo de penetrar a Kit para tumbarse y decirle a la chica que lamiera su miembro.
Lo que ninguno de los dos sabia era que Ursa, no se había dormido, tras haber oído todo lo que había sucedido desde que Kitiara se pusiera a cambiarse de ropa, comenzó a masturbarse con la imagen de la joven desnuda a pocos metros de donde el tenia su petate.
Kit, lamia todo el pene del hombre, pasando la lengua por toda su longitud e introduciéndoselo en la boca con mas ganas que practica. Cuando El-Navar estaba a punto de eyacular, paro a la chica para colocarla a cuatro patas sobre el suelo del bosque. Los pequeños palitos y piedras se clavaban en las rodillas y las manos de Kit, pero no le importaba, tan solo quería que aquel hombre, tan grande, tan excitante y tan extraño continuase penetrándola hasta conseguir que su cuerpo se rompiese.
No tardo mucho en volver a hacerlo, después de pasar la lengua un par de veces entre los labios vaginales de la chica.
Así en esa postura, Kitiara tuvo un orgasmo brutal, empujando con sus caderas el miembro del hombre, el cual la agarraba de los hombros para juntarla aun más contra su pene.
Mientras, Ursa continuaba masturbándose a un ritmo ya frenético, pues estaba a punto de eyacular. Seguía escuchando los gemidos de la chica y los fuertes suspiros de su compañero. Agarro su pene con más fuerza para terminar con un par de sacudidas dentro de su saco. Después de lo que tenían planeado, tendría que lavarlo.
Por otro lado, El-Navar, continuaba penetrando a la chica, ahora ya de forma brutal pero había quitado las manos de sus hombros para colocarlas en sus pechos. Comenzaba a sentir ya como su pene se hinchaba y latía anunciando su orgasmo.
Se dejo ir y eyaculo dentro de Kitiara, para caer rendidos y suspirando en el petate.
La hoguera se había apagado.