Dragón ball universo 1 Capítulo 2

Tras la paliza más grande del mundo, toca noche de conversaciones; ante todo tengo que poner en orden mis prioridades, todas son importantes para mi.

Capítulo 2: Noche de conversar

Despierto en mi cama, dolorido; babeado, y me duele la cabeza.

  • ¿estas bien?

Pregunta la mujer perro pincho, mientras lamé las heridas de su marido y este se va curando; lo que me da una ligera idea de porque estoy babeado entero.

  • ¡Puagh! - digo por toda respuesta.

Ella se rie y sus hijos la siguen.

  • agradece que estas vivo, tus heridas eran fatales.

  • Los sayajins estamos acostumbrados a esto, es nuestra vida.

  • ¿sayajins? Pero...¿que no eras un Rape?

Tuve que reírme ante eso, ella se quedo con el ceño fruncido mirándome.

  • ¿que tiene tanta gracia?

  • Sayajin es mi raza, Rape es mi nombre.

  • ¿nombre? Aquí no tenemos de eso...

  • ¿y cuando quieres llamar a alguien o hablarle, que haces?

  • sencillo, lo miro y ya sabe que es el.

  • vale, Sonrisita bonita.

  • ¿sonrisita bonita?

  • tu nombre, el es pincho; tu hijo mayor pinchitos y tu hijo menor dormilón.

Ella se sorprende, va a abrir la boca pero no sabe que decir; luego frunce el ceño, y sigue lamiendo.

  • ¿Oíste? Rape nos puso nombre

  • ¡no lo quiero! - negó pinchito fiel a su padre.

  • ¡pues yo si! - peleó dormilón.

  • niños no peleen.

Tras un rato en silencio me enderezó.

  • tranquilo, Pinchitos te terminará aceptando es duro de mollera cómo su padre.

  • no es eso lo que me preocupa.

  • ¿y que te preocupa Rape?

  • los Sayans no tenemos familia, no se como comportarme ante una; ni siquiera se como conseguir una.

  • bueno ya te dije que aquí no hay nadie como tu, así que no tienes de que...

  • eso no importa, no me importa si mi familia es bipeda o cuadrupeda; solo se que no quiero extinguirme, muy posiblemente sea el último de mi especie y quiero pensar que mi único propósito en la vida no es la venganza.

Ella se sorprendió mirándome.

  • quiero pensar que a mi raza, se le concedió una segunda oportunidad; que por eso sobreviví, para eso y para detener a Freezer.

  • bueno, no sabemos si podrías tener...

  • Los sayans somos una raza muy fuerte, no creo que no podamos tener hijos con cualquier raza.

  • ¿entonces quieres que te presente una novia?

Dijo riendose.

  • ¿novia? No se que sea eso.

  • una mujer para ti.

  • mmm...no se, no entiendo muy bien como funciona este tema; tendrás que aconsejarme en todo, ya que los Sayans lo hacemos de otra forma.

  • ¿de que forma?

  • cuando queremos reproducirnos,  buscamos a la hembra más fuerte; la vencemos y la hacemos nuestra, si nos gusta los hijos que nos da lo hacemos más veces y sino buscamos a otra.

Ella se estremece.

  • ¿que pasa?

  • no, nada; me dio algo de impresión, ¿aquí también buscaras a la más fuerte?

  • no, supongo que siendo el ultimo; debo ser menos exigente, para salvar mi raza cómo sea...debo tener varias novias.

  • para tener varias mujeres tendrás que cazar mucho, ¿lo sabes no?

  • lo se y lo haré.

  • esta bien, mañana temprano Pincho te enseñará a cazar; luego iremos a ver a los vecinos, tienen a una hija que recién cumplió el año y querrán casarla.

  • ¿el año? ¿casarla? ¿conmigo?

  • ¿tu cuantos años tienes?

  • 12 años

  • ¡ala! Que viejo eres.

  • ¡no soy un viejo! Soy solo un niño en la preadolescencia

  • será mejor que a los vecinos les digas que tienes 10 meses.

  • ¿crees que querrán?

  • bueno...eres fuerte, eres unico; quizá, probemos pues.

  • ¡¿por qué esperar a mañana?! Lo enseñaré a cazar ahora. - dijo pincho de repente - así se irá de nuestra cueva a formar su propia familia. - pensó pincho.

  • ¿estabas escuchando querido?

  • no me desperté ahora.

  • gracias, pincho.

  • ¡¿pincho?!

  • una larga historia

Le quito importancia su mujer, mientras el me miraba con ojos inyectados en sangre; sus hijos le contaban sus nombres, y por supuesto el de su madre.

Una vez a solas...

  • te voy a ayudar para que te vayas de nuestra cueva.

  • cómo quieras, luego me echarás de menos.

  • no lo creo.

  • ¿con quien te harás más fuerte?

  • no lo necesito.

Tras eso quitando sus explicaciones de como cazar una buena presa y ejemplos físicos, todo fue silencio incomodo; una vez volvimos a la cueva, la mujer hablaba pero pincho y yo solo gruñiamos mirándonos el uno al otro.

La mujer se rindió y suspiro.