Dos vergas para mi en el metro

Quiero poseer las marcas de sus manos en mis caderas, haciéndome recordar mañana el hecho de quién ha sido él

Como cualquier día de trabajo me dispongo a tomar el metro de la CDMX, pero este día amanecí muy caliente y mi novio no ha hecho nada por solucionarlo. Me vestí con una falda con mucho vuelo, una blusa discreta, pero que se cierra con botones por la parte de enfrente; voy llegando tarde por lo cual si pensarlo me subo a uno de los vagones que son específicos para hombres, la verdad siempre trato de ir con las mujeres.

Pero siendo sincera llegan a ser más agresivas así que no le percibo mucha importancia y me tomó de uno de los tubos para poder estar en una área apartada, en la cual pueda salir rápido y no me quede atascada entre tanta gente.

Con agilidad sacó un libro de mi mochila y me coloco mis audífonos, ya que no me gusta ir oyendo quién se pelea, o si van hablando con la novia ya saben cosas comunes de un día en el metro.

Mientras encuentro como acomodarme sin que nadie se ofenda y que yo logre leer algo, escucho un sonido a través de mis audífonos que llama mi atención.

—Disculpa, si gustas puedes moverte para acá, para que vayas más cómoda —me giro, ya que eso era lo que había escuchado.

— ¿Mande? —le digo mientras me quito un audífono.

—Que si gustas te puedes mover hacia aquí para que vayas mejor —me dice Él con una sonrisa; hasta ese momento me doy cuenta de que es un hombre más alto que yo, con barba de candado, un traje de oficina y una loción que me hace mojarme al instante.

—Claro que si no quieres, no hay problema —me dice, y es ahí cuando caigo en cuenta que me quedé embobada viéndolo por mucho tiempo.

—Sí, disculpa; me perdí en mis pensamientos —él solo sonríe sabiendo que me lo comía con la mirada.

Me muevo hacia donde me indica, tenía razón, tengo más espacio y no molesto a nadie, es cuando me doy cuenta de que él está soportando todo el peso de los demás pasajeros para que yo vaya bien. El metro frenó sin aviso y yo caí sobre Él.

—Discúlpeme —le digo sonrojada y tratando de regresar a mi lugar. —No te preocupes —con el percance noto que hay alguien que está intentando tocarme sobre la falda que traigo, hago un pequeño movimiento para que el susodicho se dé cuenta de que me gusta.

—¿Te encuentras bien? —me dice, mientras se mueve para evitar que me siguieran tocando.

—Sí, ¿Por qué? —le digo haciéndome a la desentendida.

—Es que te vi incómoda de un momento a otro y aquí nunca falta la mano larga —me dice usando su cuerpo como escudo para protegerme.

"Por fallas en las instalaciones el sistema se reanudará a la brevedad"

—No puede ser —es lo único que alcanzo a decir después de escuchar por los altavoces que hay problemas.

—¿Llegarás tarde? —me pregunta con una sonrisa.

—Sí, voy con el tiempo justo y ¿Usted? —no sé cómo tratarlo, ya que ha de rondar los 45 años muy bien conservados.

—Tengo una junta, por lo visto tendrán que esperar, pero no me gusta que me hables de usted —me dice posando una de sus manos en mi cintura y jalándome hacia él.

—Okay, ¿Y no tendrás problemas si llegas tarde? —le digo mientras tanto me acomodo mejor y nuestros rostros quedan muy cerca.

—No, es lo bueno de ser supervisor —me dice al momento de que siento como va bajando su mano a mi nalga y hace una presión suave tanteando el terreno, pero lo que él no sabe es que yo no pondré resistencia.

—Qué suerte tienen algunos —le digo mientras me acerco a él, si eso es posible. Estamos muy cerca; de un momento a otro se van las luces del vagón, lo cual no me importa, ya que Él rozó sus labios con los míos.

—Pero miren que niñita me encontré hoy, ha de ser mi día de suerte —lo único que provocan sus palabras es que emita ronroneo suave para que solo Él lo escuche. Todo pasó muy rápido y cuando me doy cuenta me encuentro besando a un total desconocido; lo único que hace es que me emocione más. Siento su mano que va subiendo la falda para posarla en mi nalga y nos separamos de aquel beso.

—Huy que rico traes tanga, mmm… vamos a disfrutar mucho —lo único que atino a contestar es con un débil gemido, ya que se dio cuenta de que soy una puta en busca de acción.

Bajo mi mano cómo puedo y me aventuro a tocarlo, conociendo así sus dimensiones lo cual es bastante largo y grueso, cuánto no daría por divertirme con ella.

—La quieres tener ¿Verdad? —es cuando siento que su mano va hacia enfrente y me encuentra toda mojada.

—Huy, mira a la niñita pidiendo a gritos que le cojan como a una hembra —lo único que hago es pegarme más en dirección a sus dedos para que pueda sentir que tanto me prende la situación; Él no duda y me jala aún más.

—¿Te gusta? —yo solo digo que sí. Nos seguimos tocando, pero yo quiero más, le abro el cierre de su pantalón y cuelo mi mano en su bóxer.

—Tranquila, que como va la cosa disfrutaras como nunca lo has hecho —yo sigo tocándolo, me encantaría tenerlo en mis labios y chuparlo de arriba hacia abajo, saborearlo, poder tomar su leche y tragarmela.

—Princesa, tócate para mí —me llevo un par de dedos a la boca y probar su sabor que ha dejado en mi mano; una mano se une a la fiesta por lo cual pegó un brinco en mi lugar y él se da cuenta.

— ¿Quieres que él se una? —me dice.

—Lo que tú quieras amor —solo atino decir sin dejar de tocarme.

—Pero mira que la niña sí que es toda una zorrita —es cuando siento que el otro tipo se une al juego, jala la tanga la cual hace un rico cosquilleo; mientras yo me sigo tocando, Él se une y continua el ritmo que yo llevaba para quitar mi mano diciéndome al oído.

—Quiero ver cómo te saboreas— a lo cual yo empiezo a lamber mis dedos con deseo y lujuria.

—Pero sí que eres descarada —Él me da un beso que me lleva a las nubes.

—Que rico sabes —no puedo seguir más en esta posición por lo cual recargo mi cabeza en su pecho mientras él sigue torturándome y yo no dejo de mover mi mano dentro de su pantalón, al otro tipo ya no le basta con solo tocarme, sino que ahora se ha aventurado a divertirse con lo que tapa mi tanga.

—Oye la puta quiere gozar, me está mojando la mano —le dice a Él mientras me mete dos dedos y yo lo único que atino es a gemir contra su pecho.

— ¿Quieres que se divierta un poco contigo? —me pregunta en el oído.

—No, solo que tú lo hagas —le digo toda melosa porque lo que imagino que vendrá, lo necesito a Él.

—Eso tiene solución, ábrete, pequeña putita y no hagas movimientos bruscos —es cuando me toma de las piernas y me levanta como una pluma, me sostengo de su cuello para no caerme.

—Acomódate —le dice al otro tipo y este se pone detrás de mí y siento como me rosa mi apretado ano y respingo por la sensación.

—No te preocupes princesa, todos aquí son discretos —y es cuando me doy cuenta de que se ha hecho un círculo alrededor de nosotros, como la luz no ha decidido regresar me tocan las piernas, otros se están masturbando sin pudor, pero a mí la única verga que me importa es la de Él.

—Abre esa pucha para mí —siento como entra y yo solo trato de callar cualquier gemido que mi garganta forme.

—¡Huy! Mira como me aprietas —me dice Él mientras comienza a cogerme con ritmo.

—Te toca, métala —le dice al otro tipo, es cuando empiezo a sentir que logra meter un dedo en mi apretado ano mojándolo con mis propios jugos.

—Mira como esta, se está chorreando —le dice; es cuando me mete tres dedos de sopetón y yo no puedo contener un grito.

—Ya está lista —Él deja de moverse, lo cual aprovecha el otro tipo para acomodarse y unirse a la fiesta.

Nunca me he sentido tan llena y solo con esto teniendo el mejor orgasmo de mi vida.

—Mira a la putita, deberías sentir como me succiona la verga —le dice el tipo, mientras Él solo sonríe.

—A mí me está llenando de jugos —en un solo momento estoy siendo cogida por dos vergas en un lugar público y no me está importando que suceda después. Se empiezan a mover al par y yo no sé cómo ocultar todos los gemidos que me están provocando.

—No puedo más, si siguen así amor —le digo mientras lo beso y por el rabillo del ojo veo que el círculo se ha hecho más chico y algunos tocan mis piernas o se deleitan con la función.

—Yo tampoco cariño —me dice Él y es cuando empiezo a sentir espasmos anunciando un orgasmo descomunal.

De repente todo se contrae en mi interior y siento como me vengo a chorros en pleno vagón.

—Mírala, se está viniendo la muy puta —dice una voz extraña, pero no es ninguno con los cuales estoy ensartada por mis dos hoyos.

—Siente como me vengo dentro de ti pequeña zorrita, no quiero que nada de tu regalo se tire ¿Entendiste? —asiento y hago lo que el tipo de atrás me dijo.

—Princesa me estás matando, no puedo más así —me dice Él y es cuando siento que ambos se están viniendo dentro de mí, yo lo único que atino a hacer es venirme como una loca.

Tardamos un poco en recuperarnos y alguien le toca el hombro a Él. —Ya vamos a llegar a la siguiente estación —es cuando me doy cuenta de que el servicio regresó a su funcionamiento y habíamos avanzado.

—Aprieta bien que no quiero ver que tú premio lo tires —me dice el otro tipo a lo cual yo solo siento y sale de mí acomoda mi ropa y baja mi falda.

—Has estado estupenda pequeña zorrita —me dice el tipo, se arregla su pantalón y nos da la espalda para que él siga con su vida.

—Princesa ve bajando las piernas y déjame salir de ti —suelto un poco la presión y es cuando Él sale, me acomoda igual la ropa por delante y me baja la falda.

—Has estado fabulosa, hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto —me dice él, yo solo estoy con las mejillas rojas por lo que acaba de suceder.

—Gracias ¿creo? —es lo primero que atino a decir después de todo. —Quiero que nada de lo que tienes dentro se escurra y se desperdicie ¿Entendido? —me dice acomodándose su pantalón.

—Sí —es lo único que atino a decir, mi mente está nublada aun; quiero probar su leche así que llevo mis dedos, siento como es espesa y no puedo resistirme llevármela a la boca, el mejor dulce del mundo.

—Si serás exhibicionista —me dice mientras me toca de nuevo sobre la falda. Me acomodo toda mi ropa con su atenta mirada posada en mí, para que no noten lo que ha ocurrido en este vagón. —En la siguiente estación, bajo yo —le digo mientras le robo un beso y él me lo da como se debe.

—Vale, princesa; luego nos veremos —se despide de mí, yo me acomodo para poder bajar y quedó de espaldas hacia Él, lo único que siento es su torso y que está jugando con mi falda de nuevo.

—La próxima yo estaré aquí —me dice mientras mete su dedo en mi ano y hace que la tanga se introduzca, me acomoda la falda, pero la tanga la deja adentro. Lo único que hago es ronronear y pegarme más a su pantalón y sentir todo lo que hace unos minutos disfrute; me da un beso en el cuello y me deja ir.

Cómo puedo voy corriendo a los sanitarios de la estación, pago, me meto a un cubículo; me levanto la falda, me bajo mi tanga, me siento en el inodoro y es cuando aprecio como va saliendo todo el semen que me dejaron, no dudo en degustar con gula y tranquilidad.

Ya después de 10 minutos regreso a la normalidad, trato de salir lo más presentables y es cuando me doy cuenta de que en mi ropa interior hay algo enrollado; es un billete de $500, el tipo fue quien lo dejó, lo tomó y lo meto a mi cartera; salgo del cubículo, pero he tenido que voltear la falda ya que esta se ha manchado, así que me dispongo a lavarla en el lavamanos.

—Verdad que en el metro hay cada enfermo —me dice una señora ya entrada en años.

—Sí, pero no queda más que arreglarlo —le digo mientras señalo mi ropa y prosigo "lavando" mi falda.

—Hay mi niña, lo bueno es que solo te toco eso, hubieras visto en el vagón que venía creo que alguien estaba haciendo cochinadas, ya que olía a puro sexo —me dice persignándose.

— ¿En serio?, pues a mí solo me mancharon mi falda, pero bueno que tenga un lindo día —me despido de ella, sabiendo que yo fui quien provocó el olor en ese vagón.

Tomo mi camino común hacia mi trabajo y en la primera farmacia que encuentro pido una pastilla del día siguiente; cuando llegó a la oficina decido tomarla con el café que acabo de comprar.

Me dispongo a dejar el otro en el escritorio de mi jefe cuando me doy cuenta de que traigo un par de botones de la blusa abiertos y él está viendo por completo mi sujetador.

—Movida mañana ¿verdad?— me dice recibiendo el café y sonriendo.

—Algo por el estilo— salgo de su oficina mientras voy abrochando los botones, llego a mi lugar y es cuando siento dolor en mis hoyos lo cual me recuerda como hace un par de horas estaba siendo cogida por dos vergas.

♥♥♥♥♥♥

He vuelto y volvere a subir y mejorar todos los relatos que hasta el momento ya tenia escritos.

Asi que hasta aquí mi primer fantasía; espero que les haya gustado y me den su sincera opinión.

Si quieren ponerse en contacto con esta autora y quieren que escriba sobre alguna fantasía en especial les dejo un correo para que lo hagan

dkescritora(arroba)gmail.com

Muchos besos

Atte Escritora Dk