Dos tipos muy bravos

En una noche fría, dos integrantes de las temibles barras bravas del fútbol argentino coinciden en un calabozo policial y tienen una cogida monumental.

DOS TIPOS MUY BRAVOS

En el pueblo donde vivo , me tienen catalogado como violento. La policía me detiene con frecuencia. A veces pienso que Dios, nos dio a cada uno un papel que jugar en esta vida y que el que me adjudicó a mi , es el de ser sospechoso.

Huérfano, soltero, sin un amor en mi vida, lo único que tenía en ese momento era el fúbol-

Pertenezco a la "barra brava" de Porteños Junior, un equipo de fútbol de 1ª División del fútbol de mi provincia... Usted se preguntará que es una barra brava y yo le comento. Yo digo que es un grupo de amigos , muy consustanciados con la suerte de su club favorito de fútbol. El periodismo y las fuerzas del orden dicen en cambio, que somos bandas de violentos delincuentes fanáticos de algunos equipos de fútbol que apañados por los dirigentes corruptos de nuestros clubes, promovemos violencia y disturbios , porque nos batimos en pelea con las barras equivalentes de los equipos rivales, y que también somos ladrones, arrebatadores, rateros de poca monta.

Y bueno cuando hay disturbios , cuando nos provocan nuestros rivales , otra que los "hooligans ingleses" , nosotros si que pegamos. Pegamos a los contrarios, al árbitro, hasta a los jugadores. Aunque nos revisan a la entrada del estadio, siempre tenemos proyectiles, armas blancas y otras herramientas para hacer valer nuestra posición.

Esta bien, no somos señoritos. No somos muchachos delicados . Nos gusta la pelea, pegar, aterrorizar al contrario e incluso a quien nada tiene que ver. Algunos son amigos de lo ajeno y si te descuidas te roban la cadenita, la pulserita, el relojito, el anillito, la billeterita, el dinerito, pero son todas cosas menores. Que a veces muere alguno o sale mal herido en el estadio o en sus inmediaciones, o le rompen el culo a una chica, pero eso sólo es obra de la fatalidad. Nosotros somos los machos y el fútbol es deporte de machos, el rey de los deportes, un juego con una pelota que para gozarlo tenes que tener las dos bien puestas , .me explico?.

Todo eso que comento es para que entiendas que lo que me pasó es muy terrible. Algo poco común y que sólo lo cuento para sacármelo del pecho , viste?, y porque este es un medio anónimo, viste? , porque no tengo a quien relatarle como conocí a Osvaldito.

Déjenme primero que me confiese puto de toda la vida. Tragasables precoz, maricón escondido desde la infancia. Desde la edad del chupete , mas exactamente desde los dos años y medio, en que comencé a evidenciar que me gustaban los varones, la carne en trozo, la pija ajena, la poronga del otro , viste? También desde la más tierna y precoz edad supe que jamás nadie debía saber de mi condición de marica pues correría peligro mi vida y mi integridad física. De eso no se habla y lo que se ve o hace se disimula. Imagínense el destino de un trolo en una barra brava.........

Aquel domingo nos tocaba jugar de visitantes contra Atlético Sudor, que tiene un mal equipo, con jugadores que envejecieron mal, está entre los últimos en la tabla de posiciones. El entrenador es un borracho que se pone en pedo desde la mañana, y encima tiene todo dirigentes corruptos, ladrones, estafadores.... Te hacés la película?.

Pero su barra brava de 200 integrantes, es de "fierro": compuesta por los tipos mas criminales . violentos, repugnantes e hijos de mala madre del fúbol argentino. Tipos traicioneros, peligrosos, pesados. muy mala leche, que compran a la policía para que no se los lleve presos. Son tipos egresados de los peores reformatorios y cárceles del país. Muchos son prófugos de la policía, ladrones, criminales confesos y juzgados. Algunos son ex policías echados por delincuentes. Imagínense.

El partido era aburrido, muy lento y los equipos no se sacaban ventajas. Nosotros alentábamos, insultábamos, gritabamos pero no provocábamos a los contrarios porque no había ánimo, ni para eso.

Los jefes de nuestra barra, José Palazzo y Chiche Mala Uña, estaban tramando algo pero yo me dormía del sopor. Entonces lo ví, Lo conocía de antes pero en ese momento recién pude ver lo lindo que es , me refiero a Osvaldito Acuña, alias Baby Face, uno de los mas conocidos integrantes de la barra brava de Atlético Sudor. Me puse los lentes negros para disimular que lo estaba mirando, y que me estaba calentando con ese pibe flaco pero bien armado, de cabello castaño cobrizo, ojos verdes, barba de dos días, cuerpo esbelto y siempre en exhibición. Osvaldito tendría unos treinta años pero su cara de niño, su forma de ser y sus maneras, le habían permitido conservar el nombre con diminutivo. Pero de diminuto no tenía nada. Ahí fue cuando se me paró y como no la tengo chiquita, uno de la barra anduvo diciendo que yo estaba caliente y que se cuidaran los culos.

En el segundo tiempo el árbitro cobró un penal para los locales y nosotros aprovechamos para generar una batahola, y hubo corridas, manotazos, trompis, golpes pedradas, empujones, gritos, escupitajos, gases lacrimógenos. El partido se interrumpió, porque lastimaron a un fotógrafo, y la policía entró a perseguirnos enloquecida y brutal.

A mi me partieron un palo en la cabeza y alguien me puso un ojo negro , me pegaron por todos los costados, y terminé ensangrentado y herido en una dependencia policial , a 150 kilómetros de mi casa y a 30 del pueblo donde tenía su sede Atlético Sudor. Encima era un fin de semana largo y el juez interviniente no iría a la oficina hasta el martes, por lo que teníamos el resto del domingo y el lunes para estar entre rejas.

Cuando abrí los ojos , estaba tirado sobre una colchoneta mugrienta en un calabozo de comisaría de campo y escuchaba cantar a un pajarito o me pareció. Tenía frío mucho frío pues aparte de la baja temperatura , había perdido bastante sangre durante la pelea. El cuerpo lo tenía molido y me costó mucho incorporarme. Estaba bastante oscuro, serían como las diez de la noche de ese domingo fatal, o mas o menos. En la oscuridad del lugar, pude ver que había otro preso, que dormía pero tapado con una manta o frazada. No le alcancé a ver la cara pero cuando le vi la camiseta que llevaba puesta , comprobé que era de los contrarios.....

A mis treinta y tres años había sufrido muchas cosas pero no la indignación de tener que compartir un calabozo policial con un contrario. Se ve que me vieron tan destruido que se sintieron seguros de que no habría peleas entre nosotros dos.

Al rato abrió la puerta el cabo de guardia, un rapado obeso y de mal talante, y le pedí una manta porque me moría de frío y me dijo que no tenía. También le pedí algo caliente que comer y me dijo " que eso te lo traiga tu familia".

Mi familia no sabría mi paradero y vivía a 150 kilómetros de distancia. Estaba condenado al frío y al hambre hasta vaya saber hasta cuando.

El otro preso seguia durmiendo en la oscuridad y solo se veían los colores de Atlético Sudor. Al cabo de un rato, volvió el cabo con una linterna y traia una vianda de comida caliente que alguien le había alcanzado al otro, por lo que lo despertó medio a las patadas, y prendió la única lamparita que iluminaba el calabozo. Entonces lo vi, la cara deformada por la infamación, un ojo negro , un diente que le faltaba, rasguñado y machucado, apareció el Osvaldito, nada mas y nada menos.

Creo que el no me reconoció, no se dio cuenta que era su archienemigo ni mucho menos, abrió la caja e inspeccionó lo que le habían enviado mientras yo trataba de pensar en otra cosa. No hay nada peor que el hambre cuando uno sabe que no lo van a convidar.

El se acercó a mi y me dio la mano. Yo no se la voy a negar a nadie, y menos en esas circunstancias. Sin preguntarme mi nombre ni reconocerme en ese momento , me dijo que me incorporara si podía y me convidó con unas albóndigas de carne a la portuguesa y un poco de pan y gaseosa. Tenía tanto hambre y tanto frío que lo poco que comí de lo que me dio me levantó el ánimo y me calentó el alma. Comimos en silencio y yo con la boca inflamada poco podía hablar.

Cuando terminamos de comer, compartimos un cigarrillo y el empezó a quejarse de un dolor en los riñones y yo de frío. Al rato vino el cabo y apagó la luz y llamó a silencio y me volvi a recostar en el colchón. Fue cuando el Osvaldito, me ofreció compartir la frazada. Era de dos plazas por lo que pusimos los colchones en paralelo y nos cubrimos como pudimos en la oscuridad. Afuera llovía y soplaba el viento como enloquecido y en ese calabozo del espanto dos tipos golpeados, dos hombres medio brutos, se acostaban uno al lado del otro cubriéndose por la misma manta.

Y uno es un ser sexual viste?. Apaleado, con frío, la boca rota , lastimado hasta los huesos, el ojo cerrado como boxeador que perdió por knock out, empecé a pensar que al lado mio , dormía un macho hermoso que aunque de la contra, estaba re bueno, estaba para el crimen, para la recogida del siglo, estaba para hacer la porquería viste?

Y aquí viene lo que te cuento en forma confidencial: como me moría de frío me acerqué al Osvaldito , y crucé mi brazo por su cuerpo y me quedé pegado a su aliento a su olor a sus heridas, esperando el cachetazo con el cual el pondría fin a mi acoso. Pasó un rato y no hizo nada y pareció seguir durmiendo hasta que pasó su brazo sobre el mío y quedamos abrazados y en las penumbras de aquel calabozo, en un rincón perdido de provincia, yo me le acerqué temblando y el me contuvo y me dio un beso, mientras llovía tremendamente. Y yo me puse a llorar de bronca, de frio, de deseo de necesidad, y de vergüenza (tener sexo con uno de la contra), y le devolví el beso y el me metió la lengua en la boca y me di cuenta que besaba maravillosamente, y que lo hacía muy delicadamente para no dañar nuestras bocas castigadas, y entramos en calor de inmediato y le bajé los pantalones, y los boxers, y encontré su pija hermosa, y la chupé la acaricié, la tragué con enorme placer y recorrí toda su superficie, y el gritaba del deseo y la pasión y yo le tapaba la boca para que no gimiera ni gritara. El acabó en muy poco tiempo un montón de leche cremosa que devolvi a su boca con un beso y luego volque algo en esa pija grande que aún permanecia erecta. El me hizo mirar en sentido contrario, y apoyó su poronga brava contra mi culito hambriento y recorrió la raya una y otra vez, matándome de calentura y pasión, y yo parecía un loco pidiéndole que me cogiera......

Osvaldito no solo es lindo a mas no poder, sino que es un cogedor de novela, sabe darte un placer absoluto con su pija gruesa y limosnera, la va poniendo de a poco luego de calentarte hasta hervir, y luego de dice cositas vulgares y calentonas al oido, mientras te va poniendo la inyección de carne, y te hace mover el culo para que entre mejor y vos como una yegua en celo, te la dejas poner, y gozas, y gemís y gritás, y el me decía cosas y yo a él, y tanto ruído hicimos cuando casi acabamos, que escuchamos al cabo caminar por el corredor en dirección al calabozo. Fue ahí que el acabó en mi orto, un montón de leche caliente que sirvió de consuelo para un dia tan pero tan largo.

Y quedamos abotonados toda la noche, el adentro mío y yo sintiéndolo permanentemente en mi orto , hasta que me quedé dormido, no sin besarlo antes apasionadamente.

Afuera llovía y hacía frio.

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Por favor no se lo cuenten a nadie.

galansoy

A quienes me leen y escriben con tanto afecto muchas gracias. Si les gustó este relato, valórenlo por favor, es facil y me hace feliz. Escríbanme a galansoy@hotmail.com .

Abrazos

g.