Dos sissies y un retorno 4

Después de la cena, la Ceremonia de la Marca trajo un sinfín de momentos excitantes y confirmó a Cerdita como la gran putilla que prometía ser y a Ana como la mejor Mistress que pude soñar

Como recordaréis, tras mi encuentro con la preciosa Lena tenía que subir a por Cerdita para nuestra ceremonia

Abandoné el comedor preocupada por Lena, pero en aquel lugar no había sitio para las lamentaciones y debía seguir el destino indicado, así que entré en la habitación y, al oír el ruido de la puerta, Cerdita preguntó :

  • Sissy Marlene, ¿es usted?
  • Hola Cerdita, si, soy yo, ¿qué tal estás? - la pregunté mientras cogía una cadena y un collar para ponérselo alrededor del cuello y abría la puerta - venga! Sal, que nos vamos!
  • Me duele todo el cuerpo sissy Marlene - me confesó mientras pedía ayuda para poder levantarse, una vez incorporada, hizo ademán de quitarse la máscara pero la detuve poniendo mi mano dulcemente encima de la suya
  • Yo no te he dicho que te la quites Cerdita - la advertí mientras la ponía el collar alrededor del cuello
  • Es verdad, perdóneme - me precipité, qué es esto, que me está poniendo Ama? - el mosquetón de la cadena enganchó el collar

Apoyé mi dedo índice sobre sus labios pidiendo silencio, Cerdita lo comprendió al instante y calló, acerqué mi boca a su oreja y con un tono de voz muy bajito y sugestivo comencé a hablar..

  • A ver, Cerdita, esta va a ser nuestra noche, todo la escuela espera lo mejor de nosotras, así que hoy vas a ser mi cerdita de verdad,  que te parece? Estoy segura de que lo deseas, y como tú sabes las cerditas andan a cuatro patas, así que así vas a salir de aquí y así vamos a llegar a la Sala del Placer donde te voy a someter a mí delante de todas, uy que excitada estás!, tu clítoris está húmedo y caliente - dije mientras mi mano exploraba por debajo de sus braguitas- veo que te gusta la idea Cerdita, eso demuestra lo zorrita que eres pero te advierto de una cosa… espero que te estés bien limpia, como hayas sido tan inepta de no limpiarte bien y mi clítoris salga algo manchado vas a estar comiendo mierda durante un mes, te queda claro?

A la pobre putilla bastante la costaba no correrse encima de lo caliente que estaba, con lo que todos sus esfuerzos se basaban en mantener la concentración para evitarlo.

Decidí no prolongar el tormento y la empujé por los hombros para que se agachase, ella, aún en celo, obedeció mansa. Una vez se puso a cuatro patas, nos miré en el espejo y acaricié la cabeza de mi cerdita que se arrulló mimosa. Ambas estábamos preciosas, y Cerdita ya estaba más calmada, palpé sus braguitas a ver si se había corrido o estaban muy mojadas y comprobé que se había podido controlar. Tiré de la cadena y ella, obediente comenzó a andar.

Es obligado aclarar que todas las estancias comunes de la escuela excepto salas y habitaciones estaban enmoquetadas para favorecer el dogtraining, ya que si alguien abusara de esa práctica por terrenos duros podría sufrir lesiones irreversibles y si  la escuela de Doña Chus era la mejor del país y había verdaderas dificultades para formar parte del elenco de las 50 putillas y 50 sissies era por no dejar pasar por alto ningún detalle.

Era excitante llevar a mi Cerdita atada y ella cumplía muy bien su papel, si al principio creía que era patética, ahora estaba encantada

con su comportamiento.

Entramos en el ascensor y ella lo intuyó con lo que noté que aumentaba su inquietud, yo, sensible, la acaricie otra vez logrando que se calmase un poco pero la agitación regresó al notar que se abrían las puertas, tiré de la cadena de nuevo y aunque parecía hacerse la remolona no llegó a tensarse la correa cuando empezó a acompañar mis pasos. No se como pero la situación me había sobrepasado, recordar el clítoris de Cerdita tan húmedo y cómo reaccionó a la caricia de mis uñas me puso a mil y recordarlo hizo que mis pezones se marcasen a través de la blusa.

Un pasillo de apenas 6 metros separaba el ascensor de la puerta de la Sala del Placer y consciente de que Cerdita estaba muy alterada los recorrí muy lentamente con la esperanza de que se fuera calmando. Cuando llegamos a la entrada de la Sala, todas estaban esperando nuestra entrada, pase con mi Cerdita y amarré el extremo de la cadena a una argolla que estaba fijada en el suelo, por último me acerqué a ella y la susurré al oído.

  • Llegó la hora de disfrutar, ¡Cerdita!

Al carecer del sentido de la vista, mi putilla era incapaz de interpretar lo que significaban la mayoría de los sonidos que la llegaban y que en su mayoría eran los ruidos provocados por 49 putillas chupando los clítoris de sus sissies, todas estas estaban de pie y todas las putillas excepto 6 que se sentaban sobre las sillas con dildo, estaban arrodilladas delante de ellas con la intención de conseguir su néctar para luego testificar sobre mi leche. Era un espectáculo grandioso observar a Cerdita iluminada como una estrella xen cuatro en el centro de la sala con su máscara ciega moviendo la cabeza a un lado y a otro intentando diferenciar algún sonido y rodeando a mi putilla todas las sissies gozando de unos orales magníficos mientras ellas no dejaban de besarse y  tocarse lujuriosamente unas a otras.

Me acerqué a la mesa del Consejo con sensualidad y agaché la cabeza humilde esperando el permiso para marcar a mi putilla. Doña Chus le dio a Lucía el cofre que me acercó rodeando la mesa. Cuando lo posó sobre mis manos miré a Doña Chus que asintió dándome su permiso. A partir de aquel momento, Cerdita pasaba a ser de mi propiedad.

Empezaba la Ceremonia de la Marca!

Mistress Valeria había dejado al lado de Cerdita una mesa sobre la que coloqué el cofre, mi putilla ya había logrado discernir el origen de los sonidos y gritaba:

  • Ama¡ Ama¡ yo quiero ser la primera, Putas, quitarle las manos de encima - confundida, creyendo que era a mi a la que le estaban comiendo el clitoris
  • Tranquila Cerdita, no te van a quitar nada.

En ese momento pensé que a lo mejor había sido muy dura manteniendo la máscara ciega, mire a Mistress Ana solicitando su consejo y notoriamente me negó con la cabeza esa posibilidad. Continue con mi liturgia y abrí el cofre, en él estaba el signo de poder más grande que tenía una sissy en la escuela, LA MARCA, una especie de sello como el que se utiliza en las oficinas de todo el mundo pero que tenía la particularidad de que estaba formado por cientos de puntas de aguja superfinas que formaba unas letras y con el que todas las putillas eran marcadas a la altura del hueso sacro, y que había que clavar y mantener exactamente durante tres minutos, luego, la lesión  apenas teñía de sangre un par de algodones y la escarificación era perenne, así, todo el mundo, siempre sabría de quien habías sido la primera vez. Si! en mi hueso sacro tengo grabado “Putilla de Ana”.

Observé el sello y lo deje en el cofre y me agaché al lado de Cerdita, acaricié su cabeza y la ayude a levantarse y a que apoyara las manos en la mesa, dócil, se quedó quieta según la coloqué. Para dejar la zona sacra al  descubierto, subí un poco la minifalda de Cerdita y la coloque sobre su espalda y con sus dulces braguitas blancas hice lo contrario, se las bajé hasta la altura de las rodillas momento en el que la pobre se retorció de placer ajena a lo que se le venía encima, con lo que toda la zona  de placer de mi putilla quedaba al descubierto, aprovechando para mostrárselo al Consejo.

Volví a abrir el cofre y  me asegure de que Ana tuviera el reloj de arena en la mano, pues era muy importante que la marca no estuviera más de tres minutos clavada en la zona sacra de Cerdita, ya que a partir de esos 3 minutos la sangre comenzaba a coagularse y en ese caso la escarificación no se producía por capilaridad, sino que hacía el proceso de una herida normal con los inconvenientes que ello podía conllevar ya que la marca permanecía clavada en el cuerpo todo ese tiempo y podía conllevar infecciones.

Me puse detrás de cerdita en la misma postura que si fuera a hacerla mía para que se relajara mientras la rozaba con mi clítoris toda su vagina y ella se retorcía. La cogí por las axilas y la incorpore un poco cogiéndola el rostro y  girandolo hacia mí obsequiandola con un beso lujurioso al que ella respondió aún con más lujuria. La indique que volviera a apoyar otra vez los brazos las manos en la mesa, siempre obediente, lo hizo y entonces crucé mis ojos con los  de Mistress Ana pues ella sabía que cuando yo cerrará los ojos debía de poner el reloj de arena en marcha, empecé a contar mentalmente… 3, 2….1, mis ojos se cerraron al tiempo que clavaba con todas mis fuerzas la marca en la piel de Cerdita y ella al notar el inmenso dolor que la inundó empezó a gritar, no comprendía nada, estaba ciega y alguien la estaba clavando diminutos puñales en la espalda. Sus gritos de dolor eran desgarradores y opté por taparla la boca con mi mano para que sintiera que estaba cerca de ella la arena caía lentamente y  quedaba aproximadamente la mitad del tiempo, el cuerpo de Cerdita ya estaba asimilando el dolor y estaba entrando en calma con lo que me era más sencillo sujetarla, sus labios empezaron a besar mi mano con una dulzura que no acertaba a comprender en un momento como aquel, apenas unos segundos quedaban para retirar la marca y Mistress Lucía ya estaba a mi lado para aplicar un algodón con antiséptico en cuanto la quitase. Miré a Ana, 5,4,3,2..1.. Fuera! Las manos de Mistress Lucía apretaron fuertemente el algodón sobre la piel de Cerdita y en segundos la herida dejó de sangrar. La puse una gasa con un antiséptico muy potente y la subí las braguitas y coloqué su falda.

Mientras Mistress Valeria me acercó el papel con el texto que Cerdita tenía que acatar y se llevó la mesa junto con el cofre.

Las putillas seguían chupando como si estuvieran hechizadas y Doña Chus pidió silencio.

TOC, TOC, TOC….

El sonido del bastón de mando sobre la piedra inundó la sala, Cerdita dio un respingo asustada y las sissies, sumisas, apartaron a sus putillas de sus clítoris que lucían vibrantes y maravillosos.

Yo me coloque al frente de Cerdita y al Consejo y cuando se logró el silencio, Doña Chus habló :

  • Por favor, Sissy Marlene, sería tan amable de proceder
  • Como usted ordene Doña Chus… Como todas sabéis, este Consejo ha dictaminado que yo Sissy Marlene sea la Sissy personal de Cerdita, pero por orden de Mistress Ana debo preguntarte a ti, CERDITA!  CONFÍAS EN MÍ TU FORMACIÓN COMO PUTILLA Y PARA ELLO ACEPTAS DE BUEN GRADO ESTA CEREMONIA DE LA MARCA EN LA QUE DEBO MOSTRAR ANTE EL CONSEJO QUE MI CLÍTORIS SERÁ EL ÚNICO QUE MITIGUE TU SEXUALIDAD EXCEPTO AQUELLOS DILDOS, CONSOLADORES, PLUGINS Y DEMÁS ACCESORIOS QUE YO ESTIME OPORTUNOS. RENUNCIANDO POR ELLO AL DESEO DE QUE UN ALFA TE HAGA MUJER HASTA QUE NO CONSIGAS EL TÍTULO DE SISSY?
  • SI, SISSY MARLENE, SÍ QUIERO!!
  • ¿QUIERES QUE ESE CAMINO EMPIECE HOY, A ESTA HORA Y AQUÍ MISMO, DELANTE DEL CONSEJO Y ANTE TODAS LAS INTEGRANTES DE LA ESCUELA? PÍDESELO AL CONSEJO Y TE HARÉ MÍA
  • SI, POR FAVOR, CONSEJO, QUIERO EMPEZAR EL CAMINO JUNTO A SISSY MARLENE

Doña Chus se puso de pie y dijo

  • Este Consejo no tiene inconveniente, Cerdita es suya Sissy Marlene…

Por fin podía hacer mía a Cerdita y a fe que lo iba a hacer, ella, en cuatro patas sobre el suelo olisqueaba buscándome y yo la esquivaba. Por otra parte las putillas habían vuelto a su juego con las sissies y Mistress Ana se había tumbado en la mesa del Consejo abierta de piernas ya que Doña Chus, Mistress Valeria y Mistress Lucía se habían retirado a la alcoba de aquella.

Comencé a acercarme sigilosamente a Cerdita y para empezar a excitarla con mis uñas arañaba sus rollizas piernas. Al notarme se estremeció y demostró su  facilidad innata para la lascivia con un espasmo en su clítoris que se puso duro como el acero, seguí durante unos minutos con el juego de pasar mis uñas por la piel de sus piernas y ella empezó a mover el culo juguetona.

Pensé que ya había sufrido bastante ese día y creí que se merecía que la hiciera gozar. Deslice sus braguitas por las piernas y Cerdita levantó las rodillas para que se las quitara y pude admirar detenidamente el conjunto formada por su vagina y su magnífico clítoris, de hecho me pareció tan lindo que no pude evitar sacar mi lengua y, desde la punta de su clítoris hasta su vagina deje un rastro de saliva con una Cerdita ya entregada al deseo sin ningún freno. A cada beso, caricia, arañazo, roce o lametazo que la daba contestaba con gemidos tiernos y seductores que a mi me estaban volviendo loca.

Me levanté y miré hacia la mesa donde estaba Ana, la cual estaba tumbada disfrutando de las embestidas de un alfa negro mientras con su boca atendía a otro y con su mano a un tercero.

La cara de placer de mi Mistress terminó de encender mi lujuria y cogí a mi putilla por la máscara, me acerque a su oído, la mordí a través del spandex y acto seguido le pregunté - ¿Estás preparada? ¿Quieres que te folle?

De su boca solo salían lamentos y gemidos, lo que yo interpreté como un sí. Me volví a levantar y me bajé las braguitas dando gracias por darle la espalda a la escena de Ana, mi clítoris era ridículo en comparación con la de aquellos alfas que la estaban llevando al paraíso pero estaba dispuesto a entrar en mi putilla, lo lubriqué bien e hice lo mismo con la vagina de mi pequeña putita, cuando mi dedo índice empezó a masajearla enseguida se contrajo debido al contraste de temperatura pero poco a poco fue relajando los esfínteres hasta que tres de mis dedos la estaban llevando al cielo. Ya éramos solo una y no nos importaba nada de lo que pasaba a nuestro alrededor, al rato, Cerdita arqueó su espalda mientras contrajo el esfínter y mis dedos se salieron de ella.

  • ¡Hazlo ya, por favor! No aguanto más.. ¡¡FOLLAME!!

La falda que llevaban las putillas llevaban el cierre de velcro para que en estos casos no se desperdiciara tiempo, así que se la quite, la quite la gasa que cubría la marca y puse mi clítoris en su entrada, Cerdita estaba tan excitada y había dilatado tan bien con los dedos que no la haría daño, así que, rabiosa, la penetre sin pausa aunque sin violencia, los 13 cm de mi clítoris encontraron acomodo en su recto sin mucha dificultad. Cerdita me había excitado tanto que tuve que hacer un  esfuerzo extra para no correrme dentro de ella nada más poseerla,por lo que durante un minuto estuve dentro de ella sin que ninguno hiciéramos ningún movimiento.

  • Te ha dolido, cerda? - pregunté intentando alejar mi tremenda excitación
  • No, sissy Marlene, un poco al principio pero ya no me duele nada, tener su clítoris dentro de mi me provoca pero no me duele. ¿Qué quiere que haga Ama? - preguntó mientras empezaba a menear su culo
  • Nada Cerdita, hoy es tu noche y te voy a dar lo que te mereces - la dije mientras me levantaba y comprobaba que mi excitación había disminuido

Pensé que cómo era posible que aquella putilla, que había conocido hacía sólo unas horas me hubiera trastocado de tal manera. En la naturaleza de las  sissies está la promiscuidad y la sumisión al macho pero yo pensaba que no tenía porqué ser siempre así y Ana y Lena eran buena muestra de ello, pero ahora Cerdita podría reclamar otra porción de mi cariño? La verdad es que solo con ellas tres me había pasado lo mismo y era provocado por qué el deseo y el amor me nublaba la concentración y no lo hacía por simple diversión.

Pero bueno, estais aqui para otra cosa, no para aguantar mis disquisiciones de maricona confusa, no?

Mis dedos comenzaron a acariciar la espalda de Cerdita con dulzura y empecé a bombear su vagina muy muy despacio, me quería recrear en el gozo que me provocaba su sensualidad y ella enseguida entendió el juego, su piel se erizaba al mínimo contacto de mi piel contra la suya y me volvía loca. Durante un momento, estuve observando cómo la había quedado la marca, “Putilla de Marlene” y ,orgullosa, lo acaricie con más dulzura que el resto de su cuerpo y Cerdita,audaz, al notar donde estaba aplicando mis caricias, aceleró el ritmo de sus caderas.

Seguíamos siendo dos entre el tumulto, yo me había olvidado de Ana y mis celos absurdos y quería disfrutar de algo diferente, acerqué mi boca a su oreja y la pregunté:

  • ¿Quieres que te quite la mascara, putilla?
  • ¡Ni se te ocurra! me encanta no ver e imaginar todo, nunca pensé que fuera tan excitante, tú Sigue moviendote asi y hazme tuya, tienes putilla para toda la vida

Me hizo gracia el comentario y me concentré en darla placer, mis labios fueron besando la máscara y bajaron por el cuello y por la espalda mientras la sujetaba por las caderas apretando cada vez mas y acelerando mi ritmo, entonces ella se levantó y se quedó de rodillas lo que me dejaba vía libre para jugar con su clítoris, pequeño pero poderoso y delicado y que rezumaba lubricante, ya había decidido dejar disfrutar a Cerdita como mujer, no como putilla y está, abandonada, se agarró a mi cuello buscando mi boca con la suya mientras marcaba el ritmo con sus caderas y yo seguía jugando con su clítoris, pero duró poco… de repente mordió mi labio sin querer ya que su clímax estaba llegando y su cuerpo estaba siendo poseído por convulsiones a las que se estaba entregando sin ningún tipo de compasión, mi mano pudo recoger todo su semen con dificultad debido a la postura. Mientras, ella seguía abrazada a mi y no dejaba de temblar y gotear, mi clitoris seguía dentro de ella aún más poderoso  si cabe por lo hechizante que fue su forma de disfrutar de su feminidad, recogí la última gota de su cuerpo y llevé mi mano a su boca. La mordí con fuerza el labio y la ordené que me limpiase la mano, lo cual hizo con complacencia y esmero

Aunque mi clítoris sentía como su vagina era la guarida perfecta para él, recordé que tenía que sellar el libro con mi leche y que no podía preñar a mi pequeña pupila y que tenía que revisar si su lavativa había sido efectiva, así que fui moderando mis embestidas hasta parar, salí de ella con un punto de tristeza que se acrecentó cuando oí sus gemidos lastimeros, me levanté mientras Cerdita se volvió a poner en cuatro, tomé aliento un instante mientras comprobaba que mi clítoris no tenía ningún resto fecal de mi putilla y miré hacia más allá de mí pequeño universo en el que en ese momento solo estaba mi putilla. Las Aventajadas y las putillas habían formado una orgia en la que él erotismo había rebasado a la relación Ama - sumisa y no parecían buscar descanso y en cuanto a Ana, estaba cabalgando sobre una de las pollas negras mientras los otros dos Adonis la escoltaban de una manera muy peculiar, ya que cada uno la sujetaba de una pierna y ambos la elevaban y descendían sobre lo que se apreciaba como una maravilloso falo de ébano de no menos de 25 cm. Definitivamente, aquella escena sólo estaba al alcance de una Diosa incomparable.

Cuando se percató de que la estaba observando, Ana no pudo más, apartó a los dos machos que la sujetaban y se desplomó sobre el enorme falo provocandose un orgasmo tan sensacional que la violencia con la que su leche brotó hizo que llegase hasta su cara la cual ya estaba honrada con el semen de alguno de los negros que la sujetaban.

Volví a concentrarme en Cerdita que se agitaba en el suelo buscando a su Ama, la cogí por la máscara y dirigí mi clítoris a su boca, la abrió entregada y la penetre con violencia. Noté su confusión mientras llenaba su boca y no me moví. Quería que me sintiese bien dentro de su boca y violentamente la impedía que se pudiera mover con lo que empezaba a faltarla el aire, agitando los brazos asustada, era posible aguantar un loco más y los brazos se agitaba aún más enérgicamente, ya está!, al salir de su boca Cerdita buscó aire desesperadamente y por su nariz moqueaba saliva y mi clítoris lucía lleno de espumarajos, una vez hubo recobrado el aliento, la muy puta me agarró sorpresivamente por mi culo y me metió dentro de su boca otra vez, ahora no era yo la que sujetaba su cabeza, era ella misma la que se aferraba a mi cuerpo con la intención de que mi clítoris la llenase otra vez… El placer que me estaba propiciando era desproporcionado pues era capaz de mover su lengua a través de la base de mi clitty con una pericia increíble.

Decidí que ella estableciera el control y de repente noté un golpe en el hombro, quien le golpeaba era uno de los Adonis negro que hacía unos momentos sujetaba a Mistress Ana y portaba entre sus manos el libro de la escuela

  • Hola Sissy Marlene, Mistress Ana me ha dado esto para usted, me dijo con una sonrisa radiante
  • ¡Oh! ¡Muchas gracias querido! - contesté haciéndome la inocente No pude evitar sonreír y morderme el labio cuando vi de cerca su enorme polla, 22 cm de carne negra y unos 4 cm de diámetro mientras él no dejaba de acariciarsela provocadoramente, aunque la visión de aquel Adonis me turbaba no me había olvidado de mí putilla que seguía con regodeándose con su autoahogamiento ajena a lo que a mi me interesaba más en ese momento. Mire a Ana, ya que ella era reina de Picas y yo nunca había estado con un negro, y articulando los labios me dijo claramente, QUE TE FOLLE, al leer aquello en la cara llena de leche de Ana, le quite el libro al negro y saque mi clítoris de la boca de Cerdita. Sugerente, poniendo mis ojos en blanco, me dirigí al musculoso negro y le dije :
  • Tengo que firmar en el libro, ¿me ayudas?
  • Sí señorita como no, encantado…

Cambió su mano de su enorme polla a mi pequeño clítoris y empezó a masturbarme, enseguida dejé el libro sobre la espalda de Cerdita y yo le tuve que corresponder, por otra parte Cerdita abría la  boca confundida buscando desesperada mi clítoris, en un acto de benevolencia invite al muchacho a que se follara a Cerdita por la boca llevando su falo a la boca de esta. Cuándo Cerdita tuvo contacto con aquel glande, enseguida supo que el juego había cambiado y, servicial, abrió la boca para chupar con pasión aquella verga.

La situación ya me desbordaba y no podía evitar lo inevitable, la mano del negro era tan prodigiosa como su polla y eyaculé sobre el libro abierto que reposaba sobre la espalda de Cerdita mientras le comía sus labios con mi boca.

Cerdita estaba inmóvil procurando que el libro no se cayera de su espalda y  la polla del negro apenas la cabía en la boca pero su lengua la recorría sabiamente aunque a veces se la escapaba y cuando la buscaba se daba golpes en los ojos o en las orejas con ella lo que provocaba una situación un poco cómica.

La mano de mi negro seguía jugando con mi clitoris mientras yo no podía dejar de besarle

De repente, mi Mistress se acercó al centro de la sala y cogió el libro de encima de Cerdita, soltó la cadena de la argolla y tiró de ella sin ni siquiera mirarnos a ninguno

Cerdita se vio obligada a dejar de chupar el jugoso bálano y comenzó a andar al lado de Ana que la llevaba al fondo de la sala a que el semen de las sissies certificara mi compromiso.

Mi negrito, cuando Cerdita le abandonó, me miro y puso la mano sobre mi cabeza, yo, sumisa y ansiosa me agaché y tomé aquel trozo de carne entre mis manos con auténtica devoción y empecé a disfrutar de todo lo que le hice como la auténtica puta que soy. Mis manos la recorrieron en incontables ocasiones, abría la boca lo máximo posible intentando que me cupiera en ella, la lamí con deleite, y todo aquello que mi negro me ordenaba yo me aplicaba como la mejor sissy para que mi hombre estuviera contento

  • Venga mi negra, sigue así, te gusta?
  • Me encanta negrito, mi Adonis y a ti? ¿Te gusta lo que te hace Marlene?
  • Ufff nena, eres muy buena, ya me lo dijo la zorra de tu Ama pero no creí que fueras tan puta

Sus manos, por fin, me agarraron por la nuca y empujaron con fuerza obligándome a hacer una Deepthroat de verdad, no como el espantajo que hice yo con Cerdita, no tengo que decir que me esmeré como una buena sissy para que se alojase toda entera en mi boca. Era mi primera polla negra y Ana siempre me había dicho que tenían un olor y sabor distinto a cualquiera de las que hubieras probado antes y me di cuenta de que era verdad, su aroma y sabor eran embriagadores. El negro no paraba de follar mi boca sin importarle una mierda como me sintiera yo, era todo lo contrario a estar con Ana, Lena o Cerdita donde la sensualidad imperaba en todos nuestros encuentros, pero esa  era el papel que había aceptado como sissy y era feliz con ello.

Cuando se cansó de estar en mi boca, sin contemplaciones me sacó la polla de la boca y me agarró del brazo para levantarme, y con un deje de violencia me acercó a la mesa del Consejo donde me tumbó dejando mi vagina al desnudo.

De repente me entró pánico ante la idea de que aquel enorme pene entrase en mi y me pudiera provocar alguna lesión y supliqué

  • No, por favor, no me la metas, déjame seguir con ella en mi boca

Los enormes dedos del negro, que uno solo ya era más grande y ancho que mi clítoris empezaron a preparar el terreno con una penetracion sin ningún tipo de lubricante, solo, de vez en cuando, los sacaba de mi interior y me los metía en la boca

  • ¡Chupa puta! Chupa que huelen a tu mierda - decía mientras reía y yo comenzaba a llorar no se muy bien si por miedo o por puta ya que mi clítoris estaba a punto de reventar

Mi vagina estaba incontrolada y palpitaba ante la realidad de que iba a ser de una polla negra, pero mi cerebro no podía desdeñar el miedo que sentía. Otra vez los dedos del negro me estaban poseyendo, y solo pensaba que si esos dedos enormes me hacían daño, su polla me reventaria.

Pero me corrí..

No pude evitarlo, un chorro de leche impactó contra el suelo mientras mi próstata era arañada por sus uñas y en ese momento fue cuando él supo que estaba lista.

  • Vaya, vaya con la nenita, si es mas puta de lo que me habían dicho, tu chochito se mojó con los dedos de Sebastian!! Bueno mi amor - dijo burlón- allá vamos!!

Yo ya no podía más, después del último orgasmo no tenía fuerzas para nada, así que le fue fácil acomodar la punta de su verga en la entrada de mi vagina. Estaba tan agotada que ni siquiera cuando empezó a entrar me impactó, noté como acariciaba  mi próstata sin que ni ella despertarse. Centímetro a centímetro iba abriéndose paso dentro de mí como un rompehielos en la Antártida, el cabrón era tan bueno que se tomó un descanso para que mis músculos se relajasen

  • Uy mi nena! …. No la duele ni nada… Buena zorrita me ha dejado esa que dice que es la  reina de Picas para estrenar…! - en ese momento se agachó y me dijo al oído una frase lapidaria - si esa zorra de mierda que se dice tu Ama no ha valido para conseguir que me corra, tu para que vas  a valer…?

Soportaba que cualquier hombre me insultase sin importarme lo más mínimo, pero a Ana? A Ana nunca, por Ana era capaz de todo y, aunque sabía que me jugaban un castigo por su parte, que un imbécil con una polla enorme (y que polla chicas!!!) pero con menos cerebro que un mosquito se burlase de ella, Sissy Marlene no iba a soportarlo.

Si alguien conocía nuestras virtudes era yo y os aseguro que si Ana no lo había conseguido había sido porque no había querido.

Más de la mitad de aquel bálano ya estaba dentro de mí y aún no tenía una sensación dolorosa así que le dejé que siguiera entrando en mi fingiendo una fatiga extrema, era vital que se confiara.

Sebastian recuperó su cometido y al notar su movimiento, relaje mi canal rectal lo máximo que pude hasta que poco a poco entró entera

La verdad es que me sentía llena pero no era tan doloroso como me imaginaba, Sebastián comenzó a moverse despacio, muy despacio, extremadamente despacio, mostrando una sensibilidad que nunca imaginé que pudiera tener y tengo que reconocer que me estaba encantando, con lo que pese a lo extenuada que estaba y la idea que tenía en mente para vengar la afrenta a Ana tenía que reconocer que mi instinto de puta volvió a vencer y comencé a moverme en busca del placer que me podía proporcionar la polla de Sebastián.

El, al notar que yo comenzaba a mover mis caderas se quedó quieto dejando hacer a mi vagina, que se contraía y relajaba al compás que marcaban mis caderas.

Aunque os parezca increíble, mi clítoris volvió a responder a la llamada del placer y en menos de  lo que yo me esperaba estaba rendida otra vez ante una verga y mis caderas se movían como las de una odalisca, y Sebastian demostró que le estaba gustando cuando me abrazó en busca de más contacto, incluso buscó mis labios y aunque yo no suelo besar a los hombres me estaba follando tan bien, que le di ese capricho.

En menos de dos minutos en los que no dejaba de besarme mientras yo movía mis caderas no pude aguantar más y me di la vuelta, quería disfrutar de aquel hombre cara a cara.

Coqueta, le pregunté :

  • Dime… ¿Sigues pensando que no se follar? - mientras mis uñas golpeaban rítmicamente su glande

Me agarró la cabeza y volvió a comerme la boca, uhmmm, joder, otra vez estoy húmeda, a la mierda!!!

Le empujé y tropezó torpemente con la mesa cayendo divertido sobre ella. Seguidamente me subí encima de la mesa y me puse de pie sobre ella, Sebastian se tumbó boca arriba para disfrutar del espectáculo con su cetro apuntando al cielo… al cielo y a mi vagina, aún conservaba puesta la blusa y la minifalda y decidí que esa verga merecía poseerme desnuda, así que, insinuante y sin dejar de mirar a mi Adonis me quité todo, excepto mis peep toes y mi cadena de plata a la cintura con la leyenda SISSY SLUT. Conocedora de mi sensualidad y del estado que provoco en los hombres cuando me ven así, le mostré mi elasticidad doblandome sobre mi cintura y agarrando su polla con mi boca. Tras unos instantes para que tomase confianza, inicié una maniobra de succión que me enseñó Ana para ocasiones especiales y que les vuelve locos, ya que la fuerza que aplica mi cintura en mi cuerpo intentando recuperar instintivamente su estado natural se traslada a mis labios y parece que les voy a levantar por el pene. Sebastian no fue ajeno a ello, se abandonó completamente al placer y levantó su trasero para acompañarme.

  • Guau, nenita, ¿qué me estás haciendo? Esto si que me gusta, nena

Seguí con mi maniobra en combinación con la facultad de jugar con mi lengua en su uretra… ¡INFALIBLE! Al notarlo, Sebastian me apartó con un manotazo.

Me puse erguida mirándole desafiante ….

Sonreí ..

Y él me miró extrañado, consciente de que los papeles habían cambiado y ahora Sissy Marlene había tomado el mando… Estaba confundido pero ansioso por ver hasta dónde era capaz de llegar…

Mis caderas iniciaron un baile sensual, el cual me hacía bajar a cada movimiento de cadera un poco más mi pubis. No dejaba de mirarlo mientras con aire inocente me chupaba un dedo hasta que mi vagina notó que había llegado a su objetivo…. Me miró y levantó sus caderas…

Con la agilidad de una gata me levanté lo justo para que no me alcancase

Enfurecido, me miró …

  • Serás puta…!! ¿Qué cojones haces?
  • ¿Qué te pasa machote? ¿Estás nervioso? - pregunté mientras rocé su cabeza húmeda con mi vagina
  • Dejate de tonterías puto maricon!! -sus caderas volvían a buscarme, volviendo a fallar en su objetivo. Enfadado, me agarró del brazo izquierdo con furia, yo me faje y, agarrándole por los carrillos acercando mi cara a la suya, le dije :

  • Pídemelo… Pídemelo POR FAVOR…. Solo tienes que pedirle a este maricon que te folle, solo eso…

  • SI, MARICON, VAMOS HAZLO DE UNA VEZ

Feliz porque aquel pedazo de hombre me había rogado, relajé la fuerza que aplicaba en mis caderas para ir bajando poco a poco con aquella barra entrando en mí a cada centímetro a medida que descendía sobre ella, he de reconocer que si antes me había llenado, ahora que estaba yo encima de ella la sensación aún era más intensa, me costaba mucho no morderme los labios de gusto solo por el orgullo de que aquel cabrón zafio y rudo no lo viera pero la verdad es que me volvía loca y no quería que nunca saliese de mi pero, después de unos segundos abajo del todo, gozando de todo aquel hombre dentro de mí, que aproveché para mirar como Ana y Cerdita iban recogiendo "firmas" en el  libro, me recobré y recordé mi misión.

  • Que pasa maricona? Eso es todo lo que sabes hacer o es que mi verga te ha paralizado?

Ignoré su enésimo comentario necio y empecé a actuar… sin dejarle mover sus caderas, fueron las mías las que empezaron a actuar y la misma danza que realicé para bajar fue la que me ayudó a levantarme. a Sebastian parecía gustarle pues se sonreía de placer hasta que noté como el anillo exterior de mi recto coincidía exactamente con la corona de su enorme glande y  fue en unos segundos cuando, con más de 18 cm de aquel prodigio negro fuera de mi, empezó a gritar y convulsionar rendido, pues mi vagina aprisionó con una fuerza inusitada aquella parte tan especial de su verga que no pudo hacer nada para evitar preñarme con una riada de leche. Una fuente de semen que me pareció inagotable, estaba llenando mis conductos y otra vez mi clítoris me recordó lo puta que era escupiendo esta vez sobre el abdomen de Sebastián.

Me miró sorprendido sin articular palabra mientras, apoyando mis manos sobre sus pectorales me levanté con la suficiente destreza para que la leche que fluía de mi interior cayera también sobre su abdomen mezclándose con la mía. Sin darle ocasión de abordar ninguna otra acción me arrodillé en la mesa, para, recobrando mi obligación de sumisa, limpiar su abdomen con un fervor devoto propio de mi condición. Su mano, en señal de reconocimiento, acariciaba mi cabeza mientras yo, golosa, disfrutaba de aquel manjar.

Mis ojos se cruzaron con los suyos cuando, una vez acabada mi limpieza, los alcé mientras mi mano jugaba con su verga y, agradecida, mis labios besaban dulcemente su glande y sonreímos cómplices.

Con el regocijo de haber logrado mi primera polla negra y haber salvado el  honor de Ana y mío, me puse la minifalda y la blusa, dejé a mi Adonis en la mesa despidiéndonos con una caricia cruzada en los brazos y me dirigí en busca de Ana y Cerdita, al llegar a ellas Ana me recibió con un beso rebosante de lujuria mientras Cerdita tenía en su boca el clítoris de Sissy Pauline y en la mano el de Sissy Eva. Mientras Ana, superexcitada, seguía follando mi boca con su lengua, mientras reparé en cómo mi pequeña putilla podía ser tan sexual y, observé que su blusa estaba empapada de semen y que en su máscara lucía una capa aún más excitante del néctar de varias chicas.

De repente, Ana abandonó mi boca, Cerdita tiraba de su vestido mientras su otra mano resbalaba sobre el  clítoris de Sissy Eva a una velocidad endiablada hasta que está avisó de que iba a correrse. De su precioso clítoris comenzó a brotar otro destilado de maravillosa leche y

Ana, preparada recogió con una cuchara un poco de leche de Sissy Eva y la dejó caer en el libro al tiempo que Cerdita había abandonado el clítoris de Sissy Pauline y recogía el resto de la leche en una jarra llena de semen mientras Sissy Eva se sentaba agotada al terminar.

Yo no sabía qué hacer ante aquella exhibición de lujuria, si agacharme y besar a Cerdita y compartir con ella aquella mezcolanza de leches tan apetecible o bajarme las bragas y que Ana me empotrase contra el suelo mientras Cerdita libaba mi clítoris pero, una vez más, ella puso el equilibrio en mi con el simple gesto de poner una mano en mi tripa e invitándome a disfrutar del espectáculo que continuaba dando Cerdita.

Sissy Pauline reclamó nuestras bocas en la suya cuando sintió que Cerdita volvía a hospedarla entre sus labios, a lo que nos sumamos gustosas, añadiendo nuestras manos sobre la cabeza de Cerdita e imponiendo el ritmo de su mamada al compás de los gemidos de Pauline, las risas de ambas provocaban a nuestra concubina tal estado de excitación que no podía evitar darnos pequeños mordiscos hasta que, en un momento sus gemidos nos indicaron que el empeño de Cerdita iba a tener su recompensa.

Yo seguí soportando los deliciosos mordiscos de Pauline mientras Ana cogía otra vez el libro y lo ponía debajo de la boca de mi putilla. Sabía que Pauline era lechera en exceso y a Cerdita la iba a costar que no se le eacapase por la comisura de los labios, así que yo solo tuve que sujetar la cabeza de Cerdita contra el cuerpo de Pauline para que su leche invadiera la boca de aquella por sorpresa.

Aunque que se afanó en ello con una codicia que nunca había visto en nadie, Cerdita no logró evitar que la leche de Pauline desbordase su boca recogiendo Ana, al fin, el último refrendo en el libro.

Mientras Cerdita saboreaba la leche de Pauline, Ana me cedió la correa y dándonos un beso a Pauline y a mi se alejó con el libro, cuando llegó a la mesa del Consejo, vi que cogió de la mano a Sebastian y desaparecieron por la puerta.

La putilla de Sissy Pauline se agarró a su mano y ambas también se marcharon, en la estancia apenas quedaban tres sissies que seguían follando a sus putillas con auténtica violencia, cuando tiré de la correa de Cerdita para irnos a la habitación.

Esta, en un principio, empezó a seguir mis pasos pero, al segundo se frenó en seco.

Tiré de nuevo y Cerdita no se movía.

  • ¿Qué te pasa Cerdita? - la dije agachada a su lado - ya se ha acabado la ceremonia, nos vamos a la  habitación, querida
  • Ya han firmado todas, Ama? ¿Ya tiene sus firmas?
  • Sí querida, ya está todo, nos podemos ir.. ¿Qué te pasa?
  • Nada, Ama solo quiero que todo haya salido como usted deseaba y otra cosa Ama…

La verdad es que el aspecto de mi putilla era deplorable, llena de leche por todas partes, la blusa empapada en semen, sin bragas y sin falda pero, aún así, conservaba unas ganas fascinantes de seguir dando placer

  • Ha salido todo mucho mejor de lo que yo deseaba Cerdita - a mi recuerdo vino el maravilloso pene de Sebastián- eres una putilla fantástica y  soy muy feliz de ser tu Sissy, vale? Y ahora dime…. qué es esa otra cosa?
  • La jarra! ¿Lleva la jarra Ama?
  • No Cerdita, está ahí! ¿La quieres?
  • Por favor Sissy Marlene, si no cree que es improcedente me encantaría… Mistress Ana me hizo saber que la llenariamos de néctar de Sissy para luego bebermela yo en mi jaula

Acabáramos!!! Esa era la función de la jarra? Si Ana había dispuesto eso con mi putilla, aunque me pareciera excesivo, nunca podía contradecir los deseos de mi Mistress sobre Cerdita , así que cogí la jarra e iniciamos la marcha hacia la habitación.

Seguirá Cerdita su formación? Se convertirá Marlene  en otra Reina de Picas? Lena demostrará su amargor por Marlene? La saga continuará...