Dos Princesas

Andrea y Juanita se reunen en un motel para vestirse como las nenas que son y perder cada una su virginidad como mas lo han deseado. Por una mujer y vestidas de mujer.

Dos Princesas

Gracias a todas las personas que me escribieron y gracias a mis amigas Soledad, Erika y Andrea que me han acompañado con sus mensajes de los últimos días.

Precisamente como consecuencia de los mensajes que recibí encontré que al igual que yo había muchas personas que no estarían con un hombre, sino que estarían con alguien como nosotras. Imagínense ustedes dos hermosas mujeres haciendo un rico y caliente sesenta y nueve, cada una dándole besos al penecito (o vaginita?) del otro. En fin, dentro de los mensajes que recibí, encontré el mensaje de Andrea, quien además de vivir en Bogota, sentí que era alguien como yo. Después de varios mensajes y charlas por chat con ella decidimos ponernos en contacto, estableciendo como reglas que ninguna diría nuestro verdadero nombre y que nos encontraríamos en uno de los tantos moteles de la ciudad. Solo seriamos Juanita y Andrea, las dos en un solo cuarto y jugando como las nenas que éramos.

Dentro de las pocas cosas que supe antes de conocerla es que al igual que yo, Andrea era profesional de una de las mas prestigiosas universidades de este país, y que al igual que yo tenia novia y le encantaban las mujeres. Quizás por eso me sentí tan identificada con ella. Aprovechando un puente festivo que hubo en Colombia, decidimos ponernos cita el sábado en la tarde. Uno de los moteles de la Avenida Séptima de Bogota seria nuestro punto de encuentro y allí cada una de nosotras llevaría la ropa con la que mas mujercita se sintiera.

En mi morral yo llevaba un liguero negro, ropa interior negra, esmalte para uñas rojo intenso (mi favorito), medias veladas negras, una falda de jean y una blusa de lana negra, además de eso unas botas que llegaban a la rodilla y que tenían tacón de 12 centímetros. Aretes de presión, maquillaje y peluca, todo aquello con lo cual me sentiría como una nena.

Al llegar al motel entre al cuarto en donde Andrea me estaba esperando. Era un hombre de unos 26 años, que pese a tener facciones muy masculinas, al maquillarse se vería muy linda, preciosa. Nos saludamos tímidamente (nos dimos la mano) y estábamos conscientes de que no habíamos venido para ser los dos hombres que éramos, sino a ser Andrea y Juanita y a estar las dos como el par de mujercitas que nos sentíamos.

Andrea tomo la iniciativa y empezó a desnudarse, a lo cual yo hice exactamente lo mismo. Una vez desnudas cada una empezó a depilar a la otra. Yo echaba crema para depilar en sus piernas, mientras que ella hacia lo mismo en las mías. Eran unas posiciones un poco raras, pero que al tratarse de 2 hombres no generaban ninguna clase de excitación para los dos. Así ocurrió con el resto de nuestro cuerpo. Una vez depilados nuestros cuerpos cada una procedió a sacar su ropa. Ella traía una falda de flores muy bonita, una blusa que dejaba ver los hombros, un baby doll rojo precioso, ropa interior roja (era mas putita que yo), peluca, maquillaje y unos zapatos de bailarina negros (muy de moda en Colombia). Cada una de nosotras se puso su ropa interior y yo creo que ahí si nos sentíamos un poco excitadas, luego yo pinte las uñas de sus pies y sus manos y ella hizo lo mismo conmigo, era muy excitante, mi penecito a veces estaba a punto de estallar, pero haciendo toda la fuerza del mundo lograba mantenerme bien. Después de eso y de seguir hablando de nuestra vida como mujeres, seguimos vistiéndonos.

Ella se puso su ropa, yo la mía y nos sentíamos las dos como todas unas mujercitas. Ella me maquillo, yo la maquille a ella y éramos preciosas, éramos dos mujeres juntas y siendo mujeres. Éramos dos princesas, y el cuarto de ese motel nuestro reino. Éramos las mujeres mas hermosas y yo se lo hacia saber a ella y ella a mi. No se que me paso, pero en el momento en el cual ya estábamos convertidas en dos mujeres, sentí la necesidad de besar a Andrea en la boca, y lo hice, dándole un beso muy rico, (creo que se lo que sienten las lesbianas cuando besan las bocas con labial) un beso muy dulce, un beso con lengua.

Me sentía como una mujer besando a otra mujer, era hermoso! Seguimos las dos hablando de nuestras vidas y dándonos caricias como un par de nenas, hasta que Andrea tomo la iniciativa y me pidió que entrara en su culito. Afortunadamente con su falda fue muy fácil lograr llegar hasta su culito. La acosté en la cama, baje su ropa interior y mientras iba lubricando su culito con cremita y metiéndole mis dedos, me atreví a hacer algo que no pensaba que hiciera. Metí su pene en mi boca, era de unos 15 centímetros, estaba muy erecto y si bien no sabia tan delicioso como cuentan en las historias que publican en esta pagina, tampoco era tan desagradable. Metía primero un dedito, dos deditos, tres deditos y mientras que yo le besaba su pene ella solo podía gemir, me decía que se sentía feliz de estar conmigo, que la estaba haciendo sentir mujer.

Andrea se vino en mi boca y yo tomando su semen me sentí como una nena. Pasado un rato de seguir metiendo mis deditos en su culito me dijo que no mas que entrara en su culito, yo bajando un poco mis medias veladas y mi ropa interior me puse un condón y ya lubricado su culito, lo metí. Era la primera vez que hacia esto, ni siquiera con mis novias había estado en su cola y esta vez lo iba a hacer. Me dolió un poco mi pene, aunque insisto que a Andreita le dolió mas su colita, me decía que despacio, que suavecito y yo mientras que le daba besos en su cuello perfumado lo iba haciendo con total suavidad, con la suavidad que una mujer trata a su hombre. Empecé a entrar más y más, a hacerlo más rápido y mucho mas duro, ella gemía, ella gritaba, hasta que todo su semen cayó en su bella falda de flores. Yo seguía dándole y seguía dándole y ella seguía gritando y seguía diciéndome que no parara, hasta que me vine.

Quedamos las dos muy exhaustas, pero yo mas que nadie sabia que mi noche no había terminado y que mi estrene con el penecito de mi bella amiga estaba próximo. Andrea y yo estábamos muy cansadas y dándonos besos y revolcándonos en la cama, después de un rato tomamos la decisión de que era mi turno, así que bajando hasta mi pene empezó a chuparlo, como solo una nena lo sabe hacer. Así mismo iba lubricando mi colita con sus deditos (se siente muy rico cuando es alguien distinto a ti quien mete sus dedos en la cola), me dolía un poquito, pero me sentía rico. La verdad es que para haber sido nuestra primera vez, las dos parecíamos unas expertas puticas. Al igual que ella yo me vine y ella lamiendo todo mi pene se tomo mi semen, es mas al levantar su cara veía como pasaba su lengua por sus labios como saboreándola. Yo estaba tan excitada que le dije que me penetrara, a veces sentía que me iba a arrepentir pero ya no había marcha atrás, iba a ser mujer hoy y lo que tantas veces había deseado, que alguien como yo me lo hiciera, iba a suceder. Se puso un condón y puso su pene en la entrada de mi cola y dándome besitos en mi espalda, me lo empezó a meter muy despacio, tan despacio que casi no sentía dolor, me sentía un poco raro, pero no dolor.

Entraba mas y mas, dolía un poquito mas pero estaba empezando a sentir un extraño placer, bombeaba, bombeaba, yo solo gemía y le decía mi andreita, hazme sentir como una mujer, hazme sentir como tu mujer, seguía entrando en mi, mientras que con su mano iba tocando mi pene, iba masturbándome, me sentía loca, me sentía muy loca, y seguía y sentía placer y quería tocar mi cuerpo y quería tocar mi pene y me sentía bien, me sentía en el cielo hasta que en una situación muy extraña los dos nos vinimos al tiempo y Andreita sacando su pene de mi colita, se dio vuelta de manera tal que las dos quedamos haciendo ese 69 del que les hablaba al comienzo, fue delicioso tomar el semen de mi Andrea y ella tomar el de su Juanita..

Después de esto quedamos las dos acostadas en la cama, hablando de que nuestras colas nos dolían, pero del placer tan lindo que habíamos sentido, jurándonos que seriamos amigas por siempre, que nunca estaríamos con un hombre, solo con mujeres y que esta no seria la primera, ni la ultima vez que estuviéramos. Siempre las dos como mujeres, como las nenas que somos, como quisiéramos ser.

Ocho horas duramos en el motel, ocho horas en las cuales fui una mujer e hice sentir mujer a alguien como yo. Ocho horas en que solo éramos Andrea y Juanita. Ocho horas en las que fuimos dos amantes.

Si te gusto mi relato, escríbeme a jmtravesti@yahoo.com.mx , un beso muy grande para todas ustedes