Dos pollas para nochevieja (parte 1)

Nos fuimos pronto a su habitación. No tenía sueño. Estaba excitadísima y quería una buena polla. Resultó que me iba a comer dos.

Corría el 31 de diciembre de 2012, apenas llevábamos 3 meses y medio y ya le había comido la polla más veces que a cualquiera de mis otras diez relaciones. En realidad eran once si le contamos a él once años antes y en realidad les había comido bastantes más veces la polla a otros pero cuando me preguntaba por las mamadas de otros yo le contestaba que, en realidad, no me gustaba demasiado chupar pollas. No sé cómo es tan ingenuo pues la práctica hace la excelencia y dicho por todos los tíos que me he tirado yo hago unas mamadas de escándalo. Ya os contaré más si me lo pedís.

Lorenzo me había regalado un conjunto de lencería rojo para estrenarlo en Nochevieja como marca la tradición. A mi esas chorradas me dan igual pero si a él le pone cachondo yo encantada de ponerme lo que él quiera. Me quedaba como un guante, braguitas talla M brasileñas de las que tapan el culo en forma de media luna, ligeramente transparente y rematado todo su borde con un ribete fino también rojo, sujetador 90 B que me apretaba las tetas haciendo un canalillo perfecto, él había dado en el clavo en todo. Sabía que no me gustaban los tangas, aunque tuve una temporada que me los ponía, no me agradaba la sensación de tener un trozo de tela metido en la raja de mi culo.

Antes de subir a la habitación habíamos cenado con sus padres y hermanos. Él era el tercero de cuatro hermanos, dos chicas y dos chicas, su piel era morena y tenía un cuerpo atlético, musculado de gimnasio pero sin exagerar, mis amigas me preguntaban al conocerlo que si era bombero. A mí me encanta hacer travesuras, meterle mano en sitios prohibidos así que con disimulo bajé mi mano izquierda de la mesa y fui directamente a tocarle el paquete, de reojo vi que ponía cara de asombro aunque la disimuló rápidamente como pudo, su polla estaba tranquila hasta que moví mis dedos acariciándole su miembro a modo de cosquillas y enseguida noté como aquello se iba haciendo hueco entre los vaqueros. Y así le dejé para seguir cenando como si nada.

Yo no suelo comer mucho, antes devoraba como una leona, sobre todo después del entrenamiento o de los partidos de baloncesto pero ahora prefiero quedarme con hambre y mantener mi cuerpo en forma. Beber es otro asunto, antes no me gustaba la cerveza pero desde que volví de un viaje a Escocia le fui cogiendo el gusto.

Llegaron las 23:45 horas y todos estaban pelando las uvas y quitando las pepitas mientras esperaban las campanadas. Las uvas eran muy grandes pero a mí me gusta comerme esas bolas enteras con piel y pepitas. La sensación de tener la boca llena de uvas y tener que meterme otra más a la vez que intento tragar me excita desde aquel año que me lie con Leroy, un mulato con una polla enorme larga y ancha como un vaso de tubo que días antes de fin de año de 2008 mientras se la chupaba me agarró de la cabeza y me empujó su miembro más adentro, yo sentía mi boca llena de polla y a punto de la arcada cuando creía que no me cabía más se corrió dentro de mí, fue tal la cantidad de corrida que brotaba que se me salía por la comisura de los labios mientras aquel monstruo seguía dando convulsiones dentro de mí. Días después en casa de mis padres comiéndome las uvas una detrás de otra al son de las campanadas con toda la boca llena se me salió el jugo de las uvas por la comisura de los labios y me recordó aquella sensación, ahora todos los años en las campanadas me acuerdo de aquella situación y se me acelera el corazón con la entrada del nuevo año.

En esas estamos, sonando las campanadas, todos tragando las uvas como podemos y pensando un deseo y yo comiéndome las uvas que más me saben a leche de mulato que a fruta mientras noto como mis braguitas de estreno se humedecen por el atracón. Nos besamos y nos felicitamos el año, el plan era pobre, ver lo que ponían en la tele o jugar a algún juego de mesa. Lorenzo, se despidió de su familia y nos fuimos a la habitación, menos mal. Cerramos la puerta pero no había pestillo. Lorenzo empezó a besarme y a acariciar mi cintura, me comía toda la boca y mi respiración cada vez se iba acelerando más y más. No podíamos hacer ruido ya que en la planta de abajo se encontraba su familia. Lorenzo me quitó el jersey y la camiseta y se quedó ensimismado mirando cómo mis preciosas tetas rellenaban el conjunto que me había regalado. Me sentía un poco puta y más después de que me ordenase que me quitara el pantalón pero que me volviera a poner las botas con relleno de borrego que él me había comprado en una zapatería de Plasencia un mes antes. Mientras yo hacía lo que me ordenaba sacó la cámara de fotos de la maleta, estaba claro que lo tenía todo calculado. Ya me había grabado otras veces así que no me sorprendió demasiado. Mientras me desnudaba me iba haciendo fotos, yo ponía mi mejor cara de puta a la vez que tumbada boca arriba en la cama encogía mis piernas para sacarme el pantalón ofreciéndole el bulto de mi coño a la cámara fotográfica. Cuando me puse de nuevo las botas me levanté y me ordenó que me tumbase de nuevo y me sacó fotos desde todos los ángulos posibles. Ante mi sorpresa se volvió para buscar algo en la maleta, y volvió a ordenarme que me vistiera aquellas medias preciosas que ya me había regalado hacía un par de meses junto con unas ligas y un conjunto todo en negro, esta vez las medias negras, el conjunto rojo y mi cuerpo atlético me daban un aspecto de puta de auténtico lujo. Me puse de pie, me di la vuelta y me apoyé sobre la pared ofreciendo mi perfecto culo a su cámara, arqueando mis caderas hacia abajo para que asomara bien toda mi entrepierna. La foto aún la conservo, si os portáis bien os la enseñaré.

Se desnudó se echó sobre la cama y cambió la cámara a modo video, yo me contoneé un momento y al darme la vuelta para mostrarle mi culo observé como el tirador de la puerta se bajaba lentamente y alguien abría levemente la puerta. Más cachonda aún por la idea de que su hermano estuviera presenciando la escena mientras se hacía un buen pajote tras la puerta, me subí de rodillas entre las piernas de Lorenzo para hacerme una coleta en el pelo mientras veía como su polla se iba poniendo cada vez más grande. Fui acariciándole lentamente las piernas hasta los muslos llegando a la entrepierna, a la vez que mi cara se iba aproximando a su miembro cada vez más duro. Le besé la ingle, le besé el ombligo, e indirectamente posé mis tetas en la base de su polla erecta mientras su capullo se posaba en mi cuello mientras que por el otro lado ofrecía todo mi culo a su hermano arqueando la espalda para levantar mis caderas. Bajé para lamerle los huevos y a la que subí la cara por el tronco de su polla me llevé una gotita de líquido que ya empezaba a chorrear. Me separé y con mis manos le toqué por debajo de los huevos, inmediatamente salió de su polla una gota de lubricante sin fuerza pero abundante que cayó sobre su vientre y mi mano. Madre mía ¡yo estaba cachondísima, qué comienzo de año! pero él estaba que no podía más y su hermano que no tenía pareja iba a descargar hasta su primer espermatozoide mirándonos y masturbándose en el pseudo-anonimato. Mis pulsaciones estaban a tope era un cúmulo de sensaciones y la guinda del pastel era intuir hasta casi notar los ojos de mi cuñado en mi culo y en el movimiento mi boca tragándome cual anaconda el miembro de su hermano pequeño. Aún así quería disfrutarlo, quería hacerlo lento, me aproximé despacio a lamerle los huevos otra vez, la punta de su polla me tocaba la frente allá donde nace el pelo, no es, como ya he contado, la polla más grande que he tenido entre mis manos, es una polla normal tirando a grande. Mi lengua recorría la base de su polla hasta el capullo, el líquido preseminal seguía goteando, era como un semental a punto de penetrar a una yegua. Yo estaba disfrutando de lo lindo, ponía mi mejor cara de puta mientras miraba su polla con los ojos bizcos por la proximidad, él lo estaba disfrutando y no dejaba de grabarme y buscar todos los ángulos posibles. No me pude aguantar y de un lametazo de abajo a arriba me llevé en mi lengua todo el viscoso líquido preseminal que había expulsado. Me coloqué más encima suyo todavía, dejando entrever mis tetas redondas dentro del sujetador mientras rodeaba con mi lengua la punta de su falo. A este paso lento le iba a reventar alguna vena del pollón que se le estaba hinchando así que abrí mi boca y despacio me la metí de una vez hasta donde pude de mi garganta aguantando la penetración por un par de segundos, me vino una arcada que pude controlar. Lorenzo resoplaba tratando de mantener el silencio pero yo sabiendo lo que tenía detrás de mí succionaba fuertemente aquel rabo de arriba a abajo sacándolo y volviéndolo a meter a fin de que su hermano pudiera oír la mamada de la que estaban disfrutando ambos.

Con una mano apuntándome con la cámara y la otra cogiéndome de la coleta tiraba y empujaba de mi cabeza haciendo un movimiento amplio como tantos otros habían hecho en tantas ocasiones aunque esta vez era más lento pero más profundo. Quería notar toda su polla en mi boca, quería que me llenase la boca entera como las uvas de Nochevieja, como la polla de Leroy. Me daban arcadas, trataba de controlar el vómito y sin soltar su polla me reponía inmediatamente y volvía a tocar con la punta de su polla en el fondo de mi garganta.

Medio exhausta y pensando en su hermano me la saco de la garganta y de la boca y la agarro con mi mano dominante, la izquierda, estoy segura de que como la puerta está a un lado de la habitación ha podido ver toda la mamada por detrás pero ahora quiero que se masturbe al son del movimiento de mi mano, de pronto soy consciente de la cara de bicho que le estoy poniendo a Lorenzo, he empezado el año siendo una autentica golfa.

Noto que Lorenzo no puede más así que agarro la base de su polla con mi mano izquierda apretando para abajo y metiendo mi codo entre sus piernas para no quitar visión a su hermano, y comienzo nuevamente a comérmela hasta el fondo, despacio, arriba y abajo hasta que me la saco completamente y la vuelvo a meter, de nuevo me coge de la coleta, me quita la mano de su polla para evitar limitaciones y esta vez me empuja la cabeza hasta abajo y me tira del pelo para que me la saque entera, una y otra vez cada vez más rápido. La mamada es descomunal en todas las penetraciones llego al máximo de la capacidad de mi garganta y él sigue y sigue, estoy un poco agobiada apenas puedo respirar y él no tiene pinta de parar, se va a correr en cualquier momento y no quiero contarle el rollo. Si quería llenarme esa noche la boca de polla, desde luego lo había conseguido, no recuerdo una mamada tan profunda y tan seguida en todos mis años de sexo. Su polla está durísima, se va a correr, me empuja hacia abajo y me mantiene ahí, sube su cadera poniéndose más tieso que un mástil y escupe un primer chorro, está caliente y noto como cae directamente en mi garganta, no sé como no vomito, todo él está durísimo, con una tensión como si estuviera poseído, y sigue eyaculando, menos mal que la saca un poco pero enseguida vuelve a penetrarme con más semen. Se me llena la boca como yo quería aunque salvando las distancias no me sale la corrida por los lados, será la experiencia o será que no es tan grande la polla y la corrida, sigo succionando hasta que poco a poco se va relajando aunque su miembro sigue igual de duro. Por fin consigo sacarme todo el falo de mi boca y al tragar noto que la corrida ha sido abundante, tengo que pegar un buen trago para introducirla toda en mi esófago, poca corrida no ha sido.

Nos besamos y nos quedamos tendidos un momento juntos, tengo ganas de salir de la habitación para asearme así que con el sabor de su polla en mi boca le beso ardientemente en los labios y salgo, la puerta estaba cerrada nuevamente, realmente quería saber qué había pasado con su hermano, al salir, su habitación es contigua a la nuestra en dirección al baño. Como está oscuras sólo veo que la puerta está abierta y paso de largo, entro en el baño pero con la puerta entreabierta, me enjuago la boca y me lavo los dientes, con el cepillo aún en la boca abro la puerta y sorprendo a su hermano tras la puerta, se queda de piedra. Sin decirle nada le cojo de su polla y le hago pasar al baño cerrando la puerta.


Si habéis leído hasta aquí es que os habéis portado muy bien así que ahí va la foto prometida. Si queréis ver como acaba la Nochevieja de aquel año no tenéis más que pedírmelo. Un beso!