Dos mujeres parte 2 final

Eugenia pasó mas de una hora en el baño arreglándose, se cepilló el cabello cuidadosamente, se puso unos jeans nuevos, zapatos, un buzo de angora azul cielo que le sentaba estupendo con su piel tan blanco y el rojo de su cabello. Se perfumó, dio una repasada a la habitación donde trabajaba para que se viera ordenada....y aún así cuando el timbre sonó, exactamente a las 20 horas no pudo evitar que el corazón le diera un salto. Encendió el incienso de pasada y abrió la puerta.

Eugenia pasó mas de una hora en el baño arreglándose, se cepilló el cabello cuidadosamente, se puso unos jeans nuevos, zapatos, un buzo de angora azul cielo que le sentaba estupendo con su piel tan blanco y el rojo de su cabello. Se perfumó, dio una repasada a la habitación donde trabajaba para que se viera ordenada....y aún así cuando el timbre sonó, exactamente a las 20 horas no pudo evitar que el corazón le diera un salto. Encendió el incienso de pasada y abrió la puerta.

Vanesa vestía el mismo conjunto que le había visto al mediodía...seguramente desde la oficina se había venido directamente al estudio. Eugenia se quedó en la puerta, y Vanesa también, hasta que la joven reaccionó y sonriendo tímidamente se apartó un poco y le dijo.

  • Pasa...es la puerta de la derecha.

  • Gracias.

Vanesa recorrió toda la habitación con su mirada...tenía una gran capacidad para captar los detalles con solo unos pocos minutos. La habitación se veía tal como Eugenia...algo bohemia, pero limpia y con un cierto orden dentro del desorden. Tenía muchos detalles de buen gusto, buena combinación de colores en los almohadones y las cortinas....los muebles no eran lujosos, pero se veían muy cómodos y bien ubicados. En una de las paredes estaban las pinturas prolijamente ordenadas. En el atril había una obra comenzada, esperando el final. En el ambiente se mezclaban el olor de las pinturas y el perfume del sahumerio...le gustó el conjunto.

Desvió la mirada hacia Eugenia. Se veía tan especial con esa ropa...mas adecuada a su condición femenina, el cabello suelto le sentaba bien...y los ojos estaban brillantes. Sonrió para calmar a la muchacha, que de nuevo se veía tímida y nerviosa.

  • Así que este es tu reino.

  • Sí..aquí vivo y pinto...no sé que tipo de obras estás buscando.

  • Pues no sé...me gustaría ver lo que haces.

En la obra de Eugenia imperaba el tema femenino...mujeres hermosas, tristes...algunas mirando al horizonte, esperando...mujeres con ganas de ser felices, otras simplemente durmiendo. Algunos cuadros representaban a dos mujeres en actitud presuntamente amistosa. También tenía paisajes con una belleza extraña...mares tormentosos, o nocturnos camperos. Vanesa conocía un poco de arte y esa muchacha tenía "pasta" para convertirse en una muy buena pintora.

Eugenia miraba atentamente a Vanesa mientras recorría su obra con mirada crítica...esperando ver algún signo en su cara. Cuando Vanesa terminó la miró y sonriendo le dijo:

  • Me encanta tu obra...realmente Eugenia...si algo sé de arte, tienes muy buen futuro.

  • Gracias...tu opinión es muy importante...también creas, tienes el sentido artístico que me interesa en quién me critique.

  • Esto es muy bueno Eugenia....realmente bueno.

Se quedaron en silencio, mirándose a los ojos....Eugenia sostuvo la mirada de Vanesa...había en el aire una cierta tensión...una electricidad que pasaba entre ambas. Vanesa tuvo deseos de acercarse a la muchacha y besarla...perder su formalidad y seducirla. Unos pequeños ladridos interrumpieron la escena.

  • ¿Tienes un perro?.

  • Sí...disculpa, quiere salir al patio...ya regreso.

Eugenia fue a sacar a Pancha afuera. Se asomó a la habitación.

  • ¿Café...té....o qué cosa desearías?.

  • Un té estaría bien.

  • Siéntate...prende la radio, o lo que quieras...regreso en unos minutos.

Vanesa fue hasta el pequeño equipo de audio que Eugenia tenía sobre un mueble. Los cd's estaban apilados en una especie de cajonera extraña...seguramente de confección casera, pero no desentonaba ese mueble extraño en el estudio. Eligió un compact disc de Enya y lo puso. Luego se acomodó en un sofá, después de quitarse la chaqueta. Cruzó las piernas y se relajó....la música y el incienso formaban un ambiente muy agradable. Entrecerró los ojos...y se dejó llevar al punto que no se dio cuenta de la llegada de Eugenia.

Eugenia entró a la habitación con las dos jarras de té...no le gustaban los pocillos, usaba las jarras para tomar café o té indistintamente. Sonrió enternecida al ver a Vanesa con la cabeza tirada sobre el respaldo del sofá, los ojos cerrados y descansando....se sentó suavemente a su lado, después de dejar las jarras sobre la mesilla. Que ganas de acariciarla, de ofrecerle su hombro para que descansara su cabeza...que ganas de besarla, y saber a qué sabían sus labios.

Vanesa se sintió observaba y abrió los ojos. La cara de Eugenia estaba cerca...demasiado cerca. Se miraron directo a los ojos. El corazón empezó a latirle tan fuerte que pensó que moriría...tenía tantas ganas de acariciarla, pero no quería romper el encanto de ese momento porque intuía que de algún modo misterioso se estaban comunicando a otro nivel. Estiró la mano y acarició suavemente un mechón de cabellos de Vanesa, que no hizo nada por alejarse.

  • ¿Estás cansada? preguntó suavemente. No se sentía avergonzada ahora...tenía deseos de protegerla...le veía cansada, pero no de cansancio físico.

  • Sí...un poco. Creo que estoy trabajando demasiado últimamente.

  • ¿Y por qué trabajas tanto?.

  • Siempre ha sido así...amo mi trabajo.

  • ¿Y tu vida Vanesa?. ¿Por qué no olvidas un poco el trabajo y haces cosas por ti?

  • ¿Cómo qué?.

  • Salir, divertirte....conocer gente...enamorarte.

Vanesa sonrió levemente...antes de estirar su mano y acariciar el rostro de Eugenia. Eugenia pasó la mano detrás de la nuca de Vanesa y la fue acercando a su cara...estaban hablando tan cerca una de la otra que no le costó demasiado...Vanesa cerró los ojos como una adolescente que se prestara a recibir el primero beso de vida.

Fue el beso mas dulce que Vanesa recibiera en su vida...Eugenia posó sus labios sobre los de Vanesa, muy suave, casi como una caricia...un beso totalmente desprovisto de lascivia...una caricia que trasmitía lo que ella sentía en esos momentos: deseos de cuidar a Vanesa, de lograr de algún modo que fuera feliz.

Los labios se separaron pero los rostros continuaron muy cerca....Vanesa continuó con los ojos cerrados por unos segundos...borracha de sensaciones nuevas...sensaciones que ninguna otra persona había despertado antes. Eugenia la miraba, asustada por su audacia...sin embargo en su interior sentía que ese beso no era un error.

Vanesa abrió los ojos...vio el rostro joven de Eugenia muy cerca del suyo...y sintió un poco de miedo....¿qué edad tenía esa chiquilla?. ¿Tenía ella derecho de enredarla en una relación....con la diferencia de edad que seguramente las distanciaba?.

  • Creo que se me hizo muy tarde murmuró, poniéndose de pie. Eugenia la miró, sorprendida.

  • ¿Te ofendí?....disculpa, no fue mi intención.

  • No...no...solo que...tengo que irme, se me hizo muy tarde volvió a responder Vanesa, poniéndose su chaqueta. Volvió a verla...por Dios, era tan joven...no, no tenía derecho. Tomó su cartera.

  • Discúlpame...no quise ofenderte...espero que no pienses que soy una degenerada o algo así.

  • Claro que no...no pienso nada...solo déjame ir...

  • ¿No tomas el té? preguntó Eugenia en un último intento por retenerla unos minutos más. No podía creer que su instinto se equivocara tanto...Vanesa estaba tan relajada durante el beso...que le parecía imposible que no lo hubiera disfrutado tanto como ella.

  • No, realmente...debo irme.

  • Esta bien respondió Eugenia. Acompañó a Vanesa hasta la puerta, la vio subir al FIAT e irse...cerró la puerta y se recostó. Suspiró...¿cuál había sido el error?. Vanesa había respondido a sus caricias....de no ser así, jamás se hubiera atrevido a besarla.

  • "Y se va como alma que lleva el diablo nada mas besarla...no entiendo. Bueno...tampoco tengo tanta experiencia como para entender...o no sé. Caramba Eugenia, creo que esta vez metiste la pata".


  • ¿Cómo que te fuiste?.

La exclamación de Fabiola fue casi un grito. De la casa de Eugenia Vanesa se había ido a la de Fabiola...estaba demasiado confundida como para irse a su casa, después del episodio con Eugenia. Al ver la cara de su amiga estaba pensando que había sido un error venir y contarle justamente a Fabiola de su actitud ante el beso de Eugenia.

  • Fabiola...te digo que tiene poco mas de veinte años.

  • ¿Y qué con eso?...Nena...¿cuánto hace que no tienes una mujer en brazos?.

  • Bueno....después de Mayté no he vuelto a... bueno, ya sabes.

  • ¿Desde Mayté?. ¿Y te carga una pendeja y vos te hacés la interesante?. No, si a vos habría que matarte. A no ser que no me estés contando todo y esa muchachita sea la hija de Frankenstein, las cuentas no me cierran bien contigo chiquita.

Fabiola le alcanzó la taza de café mientras hacía el comentario con su típico tic nervioso, moviendo la cabeza hacia la izquierda. Vanesa la miró y se rió con el comentario.

  • No, nada mas alejado...es una chiquilla muy linda y muy dulce..si supieras el beso que me dio...nadie me había besado nunca así...tan tiernamente.

  • ¿Te alcanzo una servilleta?...no quiero que me babees la taza, que después las tengo que lavar yo.

Fabiola podía arruinar el comentario mas romántico en cinco minutos...pero era un buen referente para poner la cabeza en tierra y enfrentar las cosas prácticamente, aunque para sí misma se manejara en el medio del caos sentimental . Se sentó frente a Vanesa.

  • Escucha dos cosas...primera: si esa muchachita no te gustara ni un poco no estarás acá contándome el episodio. Segunda: tres años sin tocar a nadie....son demasiados. ¿Por qué no te relajas un poquito, le das bolilla a la pendeja...y te dejás de hacerte dramas con el futuro y todo ese rollo?. Ah...si a mí una chiquilla de veinte me da un beso....no le perdono la vida.

  • Pero es tan joven Fabiola...se va aburrir de mí...

  • Dejate de joder. Además es ella que te está buscando ¿o no?...y si tiene mas de 20 sabe lo que hace...mira que esas nenas no son como nosotras, que eramos flor de nabas a esa edad...a nosotras jamás se nos hubiera ocurrido tirar el lazo a una mujer mayor que nosotras.

  • No sé Fabiola...me da miedo.

  • Bueno...¿te agarró el complejo de Edipo a la inversa?. Si vas a seguir así de tonta consideraré seriamente el ser tu amiga en el futuro. Te estas convirtiendo en una boluda de primera clase. No sales, no conquistas a nadie...y no aprovechas cuando te dan las cosas servidas en bandeja.

  • Y vos no perdés la costumbre de rezongarme ¿verdad?.

  • No. Y el viernes te voy a rezongar mas si no disfrutas de tu fiesta de cumpleaños. Ya está todo preparado. Así que ya sabes...tienes obligación de divertirte, bailar, beber...yo me ocupo de llevarte a casa.

  • No...mejor no...no confió en vos lo suficiente.

Ambas se rieron. Por mas mujeriega que fuera Fabiola, si a alguien respetaría siempre sería a Vanesa. Y no porque no la considerara atractiva, sino porque entre ellas existía otro tipo de relación, una profunda amistad. Vanesa era el hilo de la cometa para Fabiola, la única persona a quién regresar si las cosas marchaban mal. Y para Vanesa Fabiola era esa amiga que le ponía a ver las cosas desde una óptica totalmente opuesta a la suya propia, cosa que resultaba muy útil cuando algo la confundía.


Eugenia esperó con la VESPA casi hasta las 20.30 hrs ese jueves a que Vanesa saliera de la Boutique. Las muchachas se había ido hacía ya un rato...era increíble como Vanesa podía perder la noción del tiempo dentro de su oficina. Se estaba quedando aterida de frío, y hacía pocos minutos estaba lloviznando...se sentía como en la canción de rock argentina "Anoche te esperó bajo la lluvia dos horas....mil horas...como un perro".

  • "Solo espero que me trate mejor que al pibe de la canción y me patee porque estoy toda mojada" se dijo Eugenia a sí misma sonriendo. Al fin la vio salir y corrió hacia ella, evitando que llegara hasta su auto.

  • Hola.

  • Hola...traiga prisa respondió Vanesa casi automáticamente. Pese a la conversación sostenida con Fabiola la noche anterior...sus prejuicios acerca de la diferencia de edad se alzaron como un muro al verla allí enfrente, con esos ojos tan verdes y ese aspecto tan de niñita.

  • Yo quería pedirte disculpas...creo que me comporté mal contigo anoche.

  • Te dije que estaba todo bien...no estoy ofendida.

  • Te fuiste tan rápido anoche.

  • Es que...creo que te confundiste conmigo Eugenia.

Eugenia alzó la mirada...comenzaba a llover bastante fuerte. Ambas se estaban mojando. Vanesa sentía que se estaba portando como una boluda, tal como dijera Fabiola...pero después de decir esa frase no sabía como continuar.

Eugenia miró a los ojos de Vanesa, quién le evitó la mirada...así que preguntó en un tono entre burlón y dubitativo.

  • ¿Sí?.

  • Sí, creo que es así...además, no entiendo porque tienes tanto drama por un beso. No es algo tan importante. lo dijo en un tono ligero. Eugenia se sintió lastimada ante la ligereza de las palabras de Vanesa, y mas se enojó cuando ella continuó hablando Atribuyámoslo a la música y al incienso....era un ambiente muy especial....y me sentía yo muy relajada....

  • ¿O sea que tú te dejas llevar por los "ambientes" y no por la persona? - preguntó Eugenia dolida.

  • Bueno...algunas veces....suelen pasar estas cosas...siento si pensaste algo que no era...

  • No puedo creerlo. Déjame decirte que ese beso yo lo sentí muy especial...y que me apena haberme equivocado contigo...pensé que eras otro tipo de mujer.

No dijo nada más. Se volvió y subió a la VESPA, partiendo a mas velocidad de la recomendable. Vanesa se sintió mal...había lastimado ex profeso a la muchacha...por su propia cobardía y sus propios prejuicios. La lluvia la estaba mojando...y no le importaba. Tuvo deseos de ir hasta la casa de Eugenia y pedirle disculpas.

  • "No Vanesa...es mejor que dejes las cosas tal como están...mucho mejor. ¿Qué podrías decirle?...ya lo arruinaste Vanesa...ella vino a buscarte otra vez, y le haces esta trastada...respondiéndole como si fueras una que se acuesta con cualquiera si se tienta y esta relajada. Muy digno lo suyo Rey.".

  • Sabes...es increíble...conozco a la mujer de mis sueños...y es una indecisa, una veleta que se deja llevar por "ambientes"...no puedo creer que me haya equivocado tanto. Seguro que es una hetero que cada tanto tiene un "desliz"...¿cómo pudo fallarme mi sensor?...y yo como una idiota esperando bajo la lluvia por ella....

  • Ya deja de hablar de esa mujer y termina de vestirte...verás que en el Arcoiris te olvidas de esa mujer....si miraras un poco alrededor verías cuantas admiradoras tienes.

  • Por favor Mirta...siempre exageras.

  • Sabes que no...solo mírate al espejo. Hoy te asediarán...y yo ni existiré, como de costumbre.

Eugenia se miró atentamente. Se había puesto una mini de cuero negro, una camisa roja y una chaqueta de cuero negra. El cabello cuidadosamente cepillado caía en una suave cascada rojiza...un toque de brillo cambiaban totalmente el aspecto de sus labios. Se veía muy...sensual, esa era la palabra.

  • Si no fuera tu amiga trataría de conquistarte en esa frase resumió Mirta cómo se veía Eugenia.

  • Mira que dices bobadas a lo largo del día...menos mal que tu padre te prestó el auto...subir a la VESPA con esta mini se complica.

  • Listas....vamos....el 600 es fiel y nos llevará a destino seguras bromeó Mirta. El FIAT 600 rojo era de su uso exclusivo de viernes a domingo. Era el trato con su padre, ella le ayudaba con los gastos pero el uso era suyo en esos días. Por eso los fines de semana Mirta y Eugenia salían juntas, en parte para sentirse apoyadas la una con la otra y en parte para darle buen uso al auto.


  • Y brindamos por el reencuentro de toda la barra de la Escuela de Diseño.

Los vasos de cerveza chocaron. Myriam, Lourdes, Fabiola y Vanesa habían cursado juntas la Escuela de Diseño de Modas. La única que continúo en la carrera fue Vanesa. Llevaban unos cuantos brindis...Vanesa se medía, pero sus compañeras eran veteranas bebedoras. Lina y Marina también bebían muy poco, así que no se sentía tan fuera de lugar. Fabiola estaba totalmente zafada esa noche...y a ojos vistas con intención de averiguar si el feeling que tenía con Myriam hacía tantos años continuaba vigente....estaba coqueteándola descaradamente desde que se ubicaron en esa mesa.

Vanesa miró distraídamente hacia la puerta...justo cuando Mirta y Eugenia entraban. Las miradas de ambas mujeres se encontraron y por largos segundos se vieron.

  • Eh...¿qué pasa? preguntó Mirta.

  • Nada...

  • Te quedaste viendo hacia aquella mesa....son muy grandes para nosotras, dejate de joder....la mas joven debe estar en los 35 cuando menos.

  • Sí, creo que tienes razón...son muy grandes, me distraje un momento. Vamos a la barra a tomar algo.

Vanesa miraba ahora a Mirta....muy alta, delgadita, con el cabello corto y negro, y unos ojos extrañamente azules para la tez tan morena....y de la misma edad que Eugenia. Usaba una ropa algo grande para su cuerpo...una onda tipo skater femenina.

  • "Esa es la mujer que tiene que estar con Eugenia...no yo".

  • Eyyyyyy...¿mas cerveza? - preguntó Fabiola, rellenando el vaso de Vanesa antes que respondiera.

  • Me vas a emborrachar.

  • A ver si despiertas y no pierdes oportunidades...vaya mirada te echó la pelirroja al entrar....parece que estas ligando lindo con las pendejas.

  • Ajá.

  • Vaya...te pusiste lacónica...si es para matarte. Me gustaría saber en que momento perdiste la capacidad de divertirte...creo que después de casarte.

  • Vamos a bailar, así se te pasa el laconismo. dijo Lina, tomando la mano de Vanesa por sobre la mesa...gesto que no pasó inadvertido para Eugenia, que se mordió levemente el labio inferior.

  • No tengo ganas.

  • Vamos...no voy a apretarte...te lo prometo dijo Lina. No perdía oportunidad de coquetear con Vanesa...sabía que nunca lograría nada, pero no perdía oportunidad. Era un Omar en versión femenina, no perdía oportunidad de lanzar sus redes a ver si algo sucedía Vanesa se puso en pie y la siguió hasta la pista, bailando el tema de los Bee Gees con Lina.

Eugenia dejó la cerveza y tiró del brazo de Mirta hacia la pista...su amiga la miró sorprendida.

  • Vamos....no quiero perder este tema.

  • Pero recién llegamos....

  • Ya sé....este tema solamente.

Se ubicó muy cerca de Vanesa en la pista. Lina se portaba muy amigable con Vanesa..demasiado...tanto que Vanesa comenzó a sentirse molesta. La música cambio a un ritmo que se tenía que bailar mas juntas, y Lina enlazó la cintura de Vanesa.

  • Che...para un poco....

  • Dale, no seas tan formal...es solo un baile, no te voy a violar.

Eugenia estaba tan concentrada vigilando a Vanesa, que Mirta le dio unos golpecitos en la mejilla.

  • Yo me voy a tomar mi cerveza..vos ni bailas ni me dejas mirar a ver si tengo oportunidad de conocer a alguien...y si me quedo bailando junto contigo, pensaran que tenemos algo y ni miras de nada.

  • Anda, anda tranquila....

  • ¿Qué te pasa hoy?...estas embobada con esa rubia desde que llegamos...ahora se te dio por la tercera edad, que no se diga.

Vanesa aguantó hasta el final del tema para irse de nuevo a la mesa, prácticamente escapando de los brazos de Lina, que la siguió con una sonrisa divertida. Tomó la cartera y le dijo a Fabiola.

  • Voy al baño, regreso en un momento.

  • Esta bien...nosotras vamos a tomar otra cervecita mientras te esperamos.

Entró al baño sintiéndose un poco ahogada...las cervezas le estaban haciendo efecto a Lina, y su asedio que podía ser divertido estaba siendo mas acentuado, resultándole molesto. Y era demasiado temprano para irse de su propio festejo de cumpleaños. No se volvió cuando la puerta se abrió...sí lo hizo cuando la voz que tan bien conocía preguntó en tono enojado:

  • ¿Huelo a ajo, tengo pulgas, soy desagradable de alguna forma o cual es el problema?.

Se volvió y vio a Eugenia...con esa ropa negra que tan bien le sentaba, cruzada de brazos y de espaldas a la puerta, de tal modo que a otra persona le sería difícil entrar e interrumpirlas.

  • ¿De qué hablas?.

  • Pensé que no eras gay...pensé que eras una hetero que cometía deslices...pero verte aquí y con ese grupo no me deja dudas. Al menos dos de esas que están contigo frecuentan mucho este lugar. Dime que me equivoco y que no sos gay y me reiré hasta el milenio que viene.

  • No te equivocas...soy lesbiana...desde que salí de la adolescencia respondió Vanesa, resolviendo ser valiente...una mujer con 36 años tenía que poder ser asumida en algunos momentos de su vida. Había cometido ya dos errores con Eugenia, no quería seguir cometiendo más.

  • ¿Entonces...cuál es el problema conmigo?.

  • Me das miedo Eugenia.

Eugenia se desarmó ante esa respuesta....estaba realmente enojada cuando siguió a Vanesa hasta el baño. Sentía que nuevamente una mujer le estaba tomando el pelo....pero no esperaba esa respuesta. De nuevo se sintió enternecida, y aunque trató de mantener su seriedad, su tono era mucho mas suave al preguntar:

  • ¿Miedo?.

  • ¿Te das cuenta de lo joven que sos chiquita?.

  • Tengo 23 años.

  • Y yo 36...son demasiados mas.

  • ¿Pero....te gusto?.

  • No solo me gustas...me encantas....

Eugenia seguía sin entender cual era el problema de Vanesa. Se acercó un poco mas, y tras asegurarse con una mirada en derredor que estaban solas en el baño, le acarició el cabello con ternura.

  • ¿Y entonces?.

  • ¿No comprendes?....es la edad...las historias que hemos vivido....somos tan diferentes.

  • No me importa la edad...desde que te vi por primera vez no pensé en la edad...sino en como me impresionaste.

  • También me impresionaste bien...pero....

  • Abandona esos peros. Me echas de tu lado sin darme siquiera una oportunidad de probarte que podemos mantener una relación...no me desilusiones de esa manera Vanesa.

  • ¿Y qué propones entonces?

  • Un día para nosotras, para intentarlo...

  • No comprendo

  • Un día para nosotras...sin amigas, ni miedos...solo para conocernos...sin pensar en mis 23 años ni en tus 36. Una cita de dos mujeres lesbianas que se han gustado y quieren ver que onda entre ellas.

Le gustó mucho la idea a Vanesa....recordó esa casita en la playa que ya casi nunca usaba...era invierno ahora, era verdad...pero tenía la casita una hermosa estufa a leña. Le fascinó la idea de pasar un tiempo allá con Eugenia....no era exactamente una cita...era una locura. ¿Sería Eugenia capaz de seguirla en esa locura?.

  • Vámonos ya...

  • ¿Adonde?.

  • ¿Confías en mí?.

  • Claro...

  • Espérame afuera del Café, cerca de mi auto...se me ha ocurrido una idea maravillosa...loca pero maravillosa.

Eugenia asintió...no sabía que planeaba Vanesa, pero de algún modo extraño sabía que si no la seguía ahora, no volvería a tener una oportunidad de estar con ella. Se disculpó con Mirta y fue hasta el auto de Vanesa, que estaba estacionado un poco lejos de la entrada.

Vanesa llamó a los caseros de la casa de playa...todo estaba en orden para que fuera esa misma noche...bueno, era lo esperado, habían servido a Giancarlo durante largo tiempo y ahora ella les pagaba por mantener todo impecable, hasta la heladera llena de comida por si se le ocurría ir el fin de semana. Jamás habían fallado en su cometido, pero como llevaba tanto tiempo sin ir no quería una sorpresa desagradable al llegar.

Salió del baño con una sonrisa pícara y fue hasta la mesa donde sus amigas estaban reunidas.

  • Me voy chicas...no me siento muy bien.

  • Por favor...no puedo creerlo, que poco aguante a la bebida....

  • Culpa de ustedes por darme tanta cerveza....ciaooo, niñas...

  • Chau...nosotras vamos a seguir brindando por vos.

Fue un alivio que ofrecieran tan poca resistencia a su partida...agradeció a la cerveza por eso. Se encontró con Eugenia junto al auto y sonrió. Se acercó y le dio ella un rápido beso en los labios...tan rápido que pasaba inadvertido para cualquiera, menos para Eugenia que sintió que se le aflojaban las piernas con solo ese roce de labios.

  • Tengo una casa en la playa...vamos a pasar el fin de semana allá...¿aceptas?...dos días para estar solas, sin interferencias...tengo ganas de ser feliz Eugenia...de conocerte, y de que me conozcas.

  • Estás loca.

  • Sí...¿te asusta?.

  • No...me encanta...esta es la Vanesa que yo intuía.

  • Vamos a buscar un poco de ropa a tu casa....después pasamos por la mía y seguimos viaje...no esta muy lejos de la ciudad....te gustará.

  • Cualquier lugar me gustará si puedo estar contigo murmuró Eugenia, sintiendo realmente lo que decía.

Primero fueron a casa de Eugenia. Práctica en preparar bolsos, en poquito rato estaba de regreso en el auto, cambiada de ropa usando sus habituales jeans y camperas y con un bolso con lo necesario. Vanesa tardó algo mas en su casa...hacía tanto que no salía de la ciudad que no terminaba de decidir que llevar.

Dos horas después entraban a la casita de playa...llegaron justo antes que comenzara a lloviznar. Aquello parecía planeado, porque a Vanesa le encantaba sentir el ruido del mar y el de la lluvia. Tuvieron que correr hasta la casa con los bolsos y aún así se mojaron bastante.

La casita no era muy grande, pero tenía una vista directa de la playa desde el enorme ventanal del living, donde estaba ubicada la estufa a leña. Eugenia se fascinó al ver la estufa.

  • ¿Puedo encenderla?-

  • Claro, me gustaría mucho...voy a cambiarme, sino esta ropa mojada me hará resfriar.

  • No, por favor....ni se te ocurra resfriarte.

Vanesa sonrió y acarició el rostro de Eugenia. Mientras Vanesa se cambiaba, Eugenia encendió el fuego en la estufa...miró alrededor y descubrió dos lámparas, las encendió y apagó la luz del techo...el ambiente con menos luz y la luz de las llamas era muy especial, cálido y acogedor.

Vanesa regreso vistiendo un pijama de seda negra...los ojos de Eugenia se oscurecieron al verla...caramba, que sensual estaba...se acercó y pudo oler el perfume...hmmm, que delicia. Estiró las manos para acariciar el cabello de Vanesa.

  • Te ves linda.

  • Gracias...creo que deberías cambiarte tú también...estas toda mojada.

Eugenia no supo si era una insinuación, o una recomendación...asintió y fue hasta el cuarto donde Vanesa había puesto los bolsos. Vio la enorme cama de dos plazas y deseo poder estar allí con Vanesa...sentir su piel, su perfume, perderse en sus senos.

Le apenó no tener nada tan lindo como el pijama de seda de Vanesa...así que optó por algo mas bien cómico. Se quitó la ropa mojada y se puso una enorme remera blanca que tenía a Piolín reproducido en el frente...y nada mas debajo.

Cuando regresó al living Vanesa había servido vino blanco en dos elegantes copas y encendido un incienso...y puesto las luces aún mas bajas. Y frente a la estufa había una enorme colchoneta cubierta con una manta que ella no había visto antes....caramba con la madurita....tenía buen gusto.

Se acercó a Vanesa y esta vez fue ella quién enlazó la cintura de Eugenia y la besó. Un beso pequeño y rápido....luego Eugenia entreabrió los labios, y la lengua de Vanesa comenzó a hurgar en su boca...jugueteando. Se apretaron una contra la otra, conscientes de la soledad de la casa, de lo romántico del ambiente...el sonido de las olas, la lluvia sobre el techo...la luz baja...todas las condicionantes que erotizaban altamente a Vanesa estaban dadas. A Eugenia le bastaba estar cerca de esa rubia para ponerse a tono.

  • Te queda muy bien esa remera...

  • Sí...no tengo nada tan elegante como tu pijama...

  • Te regalaré uno si te gustan....

  • Me gustaría mas ver lo que oculta el pijama respondió Eugenia, atrevida. Vanesa volvió a besarla, encantada de la mezcla de timidez y atrevimiento de Eugenia capaz de sorprenderla con esos comentarios. Las manos de la rubia bajaron por la espalda de Eugenia, hasta llegar a las nalgas y acariciarlas suavemente mientras seguía besándola. Ahí notó que la muchacha no traía ropa interior...lo que le provocó una leve sonrisa al separar los labios.

  • Caramba...que fuerte llovía que hasta la ropa interior te has mojado...

  • Sí....si vieras como había quedado de mojada...

Rieron cómplices. Eugenia comenzó a desabotonar el saco del pijama de seda...lentamente, disfrutando de la aparición de los senos, de un tamaño mediano, con unos pezones rosados que ya estaban erectos...deslizó el pijama hacia el suelo, Vanesa la dejó hacer porque nunca antes la habían desvestido de un modo tan suave y sensual.

Eugenia besó el cuello de Vanesa con delicadeza, recorrió el lóbulo de la oreja izquierda con la lengua, luego el de la oreja derecha, para luego bajar con pequeños besos por el cuello hasta los senos. Vanesa deslizaba los dedos por el cabello suave y rojo de Eugenia, mientas esta la excitaba con su boca, estimulando sus pezones con la lengua, lanzándoles un poco de aliento tibio para luego volver a atrapar un seno u otro con su boca y chuparlos con deliberada lentitud.

  • Me estas volviendo loca chiquita...me encanta como haces esto...

  • Solo déjame continuar respondió Eugenia...besó el vientre de Vanesa, recorrió el ombligo con la lengua antes de tirar hacia abajo el pantalón de seda negra...para descubrir que debajo no había nada mas que quitar. Besó el monte de Venus de Vanesa, cubierto de pelos rubios...con la nariz acaricio mas abajo, para darse cuenta que estaba totalmente depilada. Se puso de pie, tomó a Vanesa de la mano y caminaron hasta la colchoneta. Eugenia se arodillo en ella e invitó a Vanesa a ponerse frente a ella.

  • Tienes un cuerpo hermoso Vanesa Rey...muy hermoso....me gustas, me excita verte....

  • Tú me tienes excitada chiquita....

  • No te preocupes...me hago cargo de lo que inicio respondió Eugenia mientras acariciaba el cabello de Vanesa, antes de pasar las manos detrás de la nuca, acercar el rostro de la rubia al suyo y darle un profundo beso en los labios. Las lenguas de ambas se ensarzaron en una especie de batalla, mientras los cuerpos reaccionaban aumentando la temperatura...excitada Vanesa tiró de la camiseta blanca hacia arriba, quitándola...descubriendo el cuerpo desnudo de Eugenia, increíblemente blanco...los senos pequeños con unos pezones pequeños y morados, el vientre liso...el sexo totalmente depilado, le hizo sonreír un poco el detalle...se veía aún mas niña con ese pubis totalmente pelado. Lo acaricio con la punta de los dedos, y Eugenia sonrió.

  • ¿Te gusta?.

  • Pareces aún mas niña....me gusta sí.

Se tendieron en la colchoneta...Vanesa comenzó a besar los senos de Eugenia, jugando con ellos en su boca, mientras tocaba con sus manos el interior de los muslos blanquísimos intentando separarlos. Eugenia separó las piernas y el aroma dulzón de sus propios jugos invadió la habitación, mientras acariciaba la cabeza de Vanesa, que bajó hasta la altura de su vagina y puso las piernas de Eugenia sobre sus hombros, para después besar la parte interna de los muslos y darle pequeños lenguetazos también a la parte de las blanquísimas nalgas mas cercana al sexo. Vanesa separó con sus manos los labios de la vagina para llegar con su lengua a lamer de arriba abajo el sexo completamente inundado en jugos de Eugenia, que comenzó a suspirar y a moverse...la lengua inquieta de Vanesa empezó a penetrar dentro de la vagina, moviéndose rápidamente...hasta que descubrió el lugar exacto donde estaba el clítoris...que fue como un bombón para esa lengua golosa y experta. Lo beso con ternura, lo contuvo un momento entre sus labios para luego frotarlo con la lengua mientras masajeaba las nalgas de Eugenia con sus manos...la pelirroja comenzó a moverse desbocadamente y Vanesa lamía con mas fuerza, Eugenia le tomó la cara con las manos apretándola aún mas contra su sexo mientras gemía sin control...el orgasmo se desencadeno convulsionando el interior de Eugenia, agotándola...Vanesa se quedó quieta al sentir sus movimientos, y luego besó toda la zona de la vagina delicadamente, para subir por el vientre...el cuello, y besar tiernamente la frente de su joven amante.

  • Sabes tan bien mi chiquita...

  • Amas tan bien Vanesa....- respondió Eugenia, mientras su mano comenzaba a estimular el sexo de Vanesa frotándolo....el sexo totalmente mojado de la mujer que tanto le había hecho gozar momentos antes...no importaba el cansancio, quería hacerla sentir cuando menos la mitad de las múltiples sensaciones que había experimentado. El sexo de Vanesa respondió al estímulo y la rubia se apretó contra la mano de la pelirroja...que ya había ubicado al clítoris y lo estaba estimulando con dos dedos, rápidamente y de arriba hacia abajo. Vanesa movía sus caderas con rapidez y Eugenia supo que era la hora...detuvo su estimulación del clítoris para poder penetrar la vagina de Vanesa con dos dedos, que se deslizaron con increíble facilidad....Eugenia los rotó dentro de la cavidad, antes de comenzar un mete y saca rápido y coordinado...Vanesa gemía y ver su cara hacía que Eugenia se sintiera de nuevo excitada...comenzó a sentir en sus dedos la tensión de los músculos vaginales de Vanesa y supo que el orgasmo estaba cerca...así que apuro su trabajo, y Vanesa se vino con un pequeño quejido, inundando su mano aún mas de abundantes secreciones. Vanesa quedó tendida sobre ella, cansada.

  • Vaya forma de festejar un cumpleaños murmuró apenas recuperado el aliento. Eugenia la besó suavemente.

  • Si me hubieras dicho que era tu cumpleaños me habría esforzado mas.

  • ¿Y te quedabas sin amante en el primer encuentro?.

Rieron ambas. Enredaron las lenguas de nuevo, jugueteando. Las manos comenzaron a aletear en el cuerpo de la otra, los perfumes de ambos sexos mezclándose...Vanesa murmuró al oído de Eugenia.

  • Me excitas mucho...quiero frotarme contigo...

  • Me parece una idea excelente.

Como ambas eran delgadas no hubo mayores problemas...Eugenia se colocó encima, pasó una pierna por debajo del cuerpo de Vanesa...mientras acercaban sus vaginas una a la otra podían sentir el calor que emanaban...al encontrarse ambos sexos ambas sintieron una corriente eléctrica. Juntaron los labios vaginales, y al comenzar a mover las caderas, el clítoris se veía estimulado del mejor modo...en un ámbito caliente y húmedo...comenzaron a moverse con mas rapidez, empujando los clítoris, encargados de trasmitir sensaciones increíbles hasta el interior de la vagina...ambas tuvieron el orgasmo al mismo tiempo, y los jugos de una se mezclaban con los de la otra...se separaron entre jadeos. Vanesa se acostó boca arriba junto a Eugenia y se tomaron las manos...el fuego casi se apagaba, pero ambas estaban muertas de calor. Descansaron unos minutos, respirando ruidosamente...luego Eugenia se incorporó un poco, besó a Vanesa en los labios y fue a poner un tronco al fuego. Regresó junto a su amante y recorrió el cuerpo con la punta de los dedos.

El tiempo pasa rápidamente...hace dos años que este primer encuentro se produjo. Vanesa continúa dirigiendo la boutique, en tanto Eugenia ya es reconocida como una pintora joven de gran talento. No viven juntas por la reticencia de Vanesa y el riesgo que eso significaría para su negocio. Eugenia está luchando con ese miedo de Vanesa y de a poco es conocedora que logrará vencer sus reticencias...pero se consideran "casadas", tienen un lugar donde se ven todas las veces que pueden...y por supuesto sus alocados escapes a la casa de la playa, casi siempre del mismo modo en que se produjo el primer encuentro...apenas con un bolso con algunas prendas y muchos deseos de amarse.

PD: BUENO  ESTOES  UN  RELATO   CORTO  ESPERO  LES GUSTE