Dos mujeres diferentes 9

La noche que fui enteramente de ella.

DOS MUJERES DIFERENTES

9ª PARTE

ANA: bien, decidiste adonde ir?

GISELA: me dejas manejar un poco

ANA: si tienes registro si

GISELA: si tengo

ANA: bien, pásate

Pase mi cuerpo sobre el de ella, sentí sus tetas en mi espalda y el refregarnos al cambiar. Me ubique en el volante, poniéndome el cinturón y espere ella hiciera lo mismo para arrancar.

ANA: manejas bien, eres tranquila para hacerlo, pero lo que más me gustoes ese roce de recién. Sentir encima el pasar de tu cuerpo

GISELA: no me distraigas ahora Ana

ANA: bueno, la primera persona responsable para manejar que conozco. Adonde vamos.

GISELA: a dar una vuelta por el centro, hace tanto que no manejo, la verdad me encanta

ANA: bueno esta bien

Dimos unas vuelta por el centro de la ciudad. La gente salía de los teatros e iba a cenar a distintos lados. Tome la avenida costanera e hice unos kilómetros. Luego enfile para mi casa. A pocas cuadras me desvié, ante el asombro de Ana, llegue a la puerta del hotel adonde ella me había llevado. Se abrió el portón y entre despacio, estacionando en la misma cochera del otro día. Bajamos, Ana estaba muda. En la pequeña escalera, me tomo del brazo deteniéndome, contra la pared.

ANA: estas segura de esto?

GISELA: si, muy segura

ANA: porque ahora si quieres hacerlo

GISELA: porque te amo y quiero tengas algo mío, como vos querías.

ANA: mi Gisela, si que te amo con todo mi ser y dispuesta a dejar todo contigo por ti.

GISELA: te dije una vez y te lo repito hoy, no quiero dejes tus hijos y nietos. Puedo vivir a la sombra de todo, si tengo tu amor.

ANA: mi amor, no sabes cuanto te amo y quiero vivir siempre contigo, aunque quieran separarnos.

Nos dimos unos profundos besos de amor, extasiados y pegados nuestros cuerpos.

GISELA: subimos en pequeño tramo que queda?

ANA: si subamos.

Abrazadas besándonos completamos la subida y abrimos la puerta de la habitación. Sin soltarnos nos besamos tras la puerta y empezamos a desnudarnos una a la otra. Una vez desnudas las dos, me llevo de la cintura, besándome, hasta el borde de la cama.

GISELA: espera un momento, voy a la toilette

Me levante y camine hasta el baño, abrí la puerta y entre. Me arregle un poco el maquillaje y mis pelos. Me senté en el bidet e higienice mi concha y en especial mi culo, que iba a ser usado por mi amor, por primera vez para mí.

Ahí pensé, lo que sintieron otras chicas que me entregaron a mí y me di cuenta lo difícil que era entregarlo, pero el amor por Ana era más fuerte. Me perfume un poco y salí. Ana esperaba mi salida para entrar ella. Aproveche esos momentos, para tratar de relajarme bien, mientras colocaba mi filmadora, adonde ella la había puesto la vez anterior. Cuando Ana salió yo la aguardaba sentada en el borde de la cama. Vio la filmadora

ANA: veo que estamos decidida a todo

GISELA: si, mi amor, confió plenamente en vos.

ANA: sabes que puedes hacerlo, vida. Ven acércate a mi

A medida que se acercaba el momento, yo estaba mas nerviosa pero trate de no trasmitírselo a ella. Trataba de no pensar y relajarme, pensando iba a ser un duro momento para mí.

Comenzamos a besarnos y tocarnos, diciéndonos palabras de amor a nuestros oídos. Ella era increíblemente tierna. Saque de mi bolso un pequeño pote y se lo di. Vio la etiqueta

ANA: vaya, has venido prevenida para el caso, trajiste vaselina.

Ella saco del suyo el arnés y coloco el pene a usar conmigo. Ya era habitual que Ana, portara eso con dos penes, pues a veces lo usábamos de improviso. Me dio solo el pene, abrió el pote y me ofreció su contenido. Puse tres dedos en él y lo impregne de esa pomada y lo fui pasando a lo largo y ancho de esa tremenda pija, mientras me ponía en cuatro patas sobre la cama, frente al espejo y la cámara. Ella tomo vaselina del pote y con dos dedos la fue introduciendo en mi culo suavemente. Varias veces unto sus dedos e hizo lo mismo al tiempo que yo le daba el pene ya completamente untado. Lo tomo, lo puso en el arnés, se coloco el arnés, ya pronta a tomarme.

GISELA: amor te pido que sea despacio y si te digo me duele, frénate y sácalo.

ANA: descuida amor.

Solo podía mirarme al espejo. Mordía mis labios esperando ella comenzara a penetrarme. Sentí abría mis nalgas y la cabeza de esa ancha  y larga pija, se coloco entre ella, en la puerta de mi culo. Ana de rodilla detrás mío acariciaba primero mi espalda y luego mis tetas, pellizcando mis erguidos pezones. Ella enderezo la pija en la entrada y comenzó a penetrarme despaciosamente. Primero mi ano se contrajo un poco como resistiéndose pero me abrí bien, para facilitarle la penetración. Agarrada de la cabecera de la cama, espere los embates de ella. De a poco me fue penetrando al tiempo que daba palmadas en mis nalgas para distenderme. Mire en el espejo mi cara ya sudada y haciendo gestos pequeños de dolor a medida que entraba en mi.

GISELA: ay, espera

Detuvo unos momentos su penetración durante unos segundos para continuar. Sentí que culo se abrí para dejar paso la cabeza de esa pija. Dolía, pero mordía mis labios para no quejarme. Mientras entraba en mi, me tomaba mas fuertemente de la cama. Ella seguía dándome palmadas en mis nalgas.

Presentí ya había entrado la cabeza de la pija, y eso pareció relajarme pese al dolor que sentía.

GISELA: aun falta mucho, pregunte

ANA: un poco mas, amor.

En pocos segundos mas lo sentí plenamente dentro de mi cuerpo, al tiempo que Ana pasaba su mano por delante de mi y penetrar sus dedos mi concha. Ella hacia el movimiento de vaivén entrando y saliendo por los dos lados. Yo al sentirme penetraba por ambos lados, ese al dolor de mi culo, me aferre a la cabecera y empecé a acompañar ese vaivén. A medida que acostumbraba a mi culo a tener eso dentro más rápido me movía yo, ayudando a Ana.

Ya no me miraba en el espejo. Jadeaba moviendo mi cuerpo hacia atrás, al vaivén de Ana. Sentí me invadía un tremendo calor y comencé a mojarme toda. De pronto sentí un tremendo orgasmos venir, que de haber estado en casa, hubiera dado un grito de placer inolvidable, pero apretando mis labios trate, por lo menos de amortiguarlo. Ana en tanto recostó su torso sobre mi cuerpo, mientras me penetraba por ambos sitios.

GISELA: amor, me muero de placer. No dejes te lo ruego.

ANA: no vida, sigue gozando, me encanta darte el placer que mereces.

Sigue tirando orgasmos hasta que rendida quede quieta. Ana, despaciosamente lo fue sacando y cuando lo tuvo en sus manos vimos había unos hilillos de sangre, sin importancia. Lo puso en el suelo al costado de la cama y se recostó a mi lado. Yo aun no me había repuesto de la agitación y respiraba entrecortada

ANA: viste amor, no fue tan grave ni doloroso. Ahora si puedo decir que eres completamente mía de pies a cabeza. Te amo

GISELA: sabes que igualmente era tuya indefectiblemente desde que te conocí.

ANA: si, amor lo se. Vamos a ducharnos juntas.

GISELA: si vamos, pero antes déjame limpiarme bien en el bidet.

Me senté en el bidet y un chorro de agua fuerte mojo mis órganos sexuales. Limpie mi concha y mi culo con jabón y me levante para ir al encuentro de Ana que estaba ya en la ducha, esperando mi llegada. Abrazadas las dos no besamos contra la fría cerámica. De pronto baje poniéndome de rodillas y comencé a besar su hermosa y delicada concha, mientras el agua caía sobre mi cabeza y rostro. Ana abrió bien sus piernas y yo con mis dedos sus labios vaginales, introduciendo mi lengua desaforadamente entre ellos. Quería darle el gozo como ella me había dado unos minutos antes. Mis labios tocaron su clítoris y note se estremecía de placer. Seguí cama vez más rápido y fuerte en su vagina. Ella a medida acercaba el momento del orgasmo apretaba mi cabeza contra su concha. Al fin luego de un pequeño grito, entro a sacudirse gozando jadeante. Cuando hubo acabado me hizo levantar para darme un prolongado beso de lengua. Nos secamos y volvimos a la cama, acostadas una al lado de la otra.

Tomo la cámara y puso para ver la filmación. Fue espectacular y verdaderamente un recuerdo hermoso para las dos. Luego de un rato largo nos vestimos y salimos hacia el coche, previo pago de estadía.

Llegamos a casa, ella manejaba, paro el coche en la puerta y nos besamos varias veces. No podía quedarse, pues al día siguiente trabajábamos y no tenía en casa, ese día, ropa de trabajo.

ANA: gracias amor, por darme tanto

GISELA: te dije que era tuya, desde hace mucho tiempo.

ANA: luego no vemos en la oficina

Abrí la puerta del edificio y con un beso al aire cerré. Ella arranco y yo enfile hacia el ascensor. Estaba deshecha, cansada pero muy, muy feliz. Sentía que por fin la felicidad había llegado a mi.

Entre al departamento, me desnude y me tire en la cama, quedándome dormida satisfecha y feliz.