Dos mujeres diferente 13

Mas prueba de nuestro amor. Nos violaron a las dos juntas

DOS MUJERES DIFERENTES

13ª PARTE

Pasaron los días y solo algún que otro dibujo, siempre de lo mismo. Faltaba poco tiempo para nuestra boda y de la familia de Ana, no teníamos noticias, ni buenas ni malas. No se resistía no ver a sus nietos, creo que lo mejor preocupada por las amenaza o bien en el armado de nuestra boda. Un día a la tarde llamo Germán, su hijo, que quería reunirse con nosotras y Mariela, su señora. Ana organizo enseguida una cena para ese mismo día. Era toda noticia que se quisieran reunir, no solo con Ana sino también conmigo.

ANA: que traerán entre manos. Solo ellos. Y Clarisa? Que ni siquiera llamo a ver si estaba bien

GISELA: espera no te aceleres, puede ser también algo bueno. Por si quieren que yo este presente no creo que sea malo.

ANA: si tienes razón. Preparare la cena.

GISELA: espera te ayudo

Entre risas y besos preparamos la cena para esa noche. Luego nos bañamos y nos vestimos a la espera de ambos.

A la hora indicada, tocaron el timbre y los hicimos pasar.

ANA: pasen. Estos son mis hijos Germán y Mariela, Gi.  Hijos esta es Gisela, mi futura mujer.

Lo dijo con total naturalidad. Mariela se acerco y nos dimos un beso en la mejilla. Germán se acerco dándome una mano, pero un codazo de Mariela, hizo que me diera un beso en la mejilla también. Sin saber, aun, si la reunión era a favor o en contra nuestra, creo que Mariela influyo notablemente en la decisión de Germán a esta cita. Se la veía una mujer sincera y eso me daba un poco de tranquilidad.

ANA: bien, los chicos como están, hace mucho no los veo, por razones obvia.

MARIELA: muy bien Ana. Mañana o pasado te los traigo , así pasan el día con Uds.

ANA: fantástico

La cara de felicidad de Ana y las palabras de Mariela al decir “con Uds.” me hizo relajar y pensar en una buena relación. Nos sentamos y cenamos, contando anécdotas de los viajes nuestros y ellos contaban travesuras de sus niños. Luego de la cena, se encaro el tema.

MARIELA: Ana, Gisela, quiero decirles que ni Germán ni yo, estamos en desacuerdo con la boda de Uds. Al contrario, si es para su felicidad, bienvenida sea.

ANA: gracias Mariela, no das valor para seguir adelante con esto, después de varios sinsabores. Supongo que Germán opinara lo mismo

GERMAN: si madre, lo charlamos mucho con Mariela y llegamos a la conclusión que nunca te habíamos tan feliz como ahora. Y que yo no soy quien para negarte a que seas feliz con otra mujer. Que es eso de sinsabores?

ANA: ya paso, pero fueron bravos y pusieron nuestro amor a prueba, ungimientos más de los estábamos. Recibimos vejámenes de todo tipo. Dos tipos atacaron a Gisela, la ataron a una silla desnuda y obligaron a hacerles sexo oral. Golpes, amenazas, dibujos, como este, recibimos.

MARIELA: que barbaridad, supongo hicieron la denuncia policial.

ANA: si, pero como si nada. Tenemos el teléfono intervenido en razón de eso, ero como si nada. Hace unos días cesaron toda agresión.

GERMAN: que hijos de puta, y no imaginas quien puede ser?

ANA: ni de vos ni de Clarisa es. Esto para mi es producto de tu padre, herido en amor propio de macho que vivió tantos años con una mujer ahora lesbiana. Pero no lo puedo probar. Él solo llamo una vez al principio y dándose a conocer. Te imaginas las barbaridades que me dijo.

GERMAN: si lo imagino. Yo hable varias veces con Clarisa pero esta muy herida y no quiere saber nada. Puede ser que con el tiempo admita todo, pero de ella seguro no viene todo esto. Yo con ayuda de Mariela fui comprendiendo el mundo de hoy, y con tus enseñanzas que me diste en la vida, lo comprendí y venia a pedirles perdón a ambas. Gisela, se bienvenida a esta familia.

GISELA: gracias a los dos, pero no deben pedir perdón, solo fue un momento de enojo.

Seguimos conversando hasta que se fueron. Luego quedamos las dos solas, levantamos la mesa, lavamos todo y acomodamos todo. Cuando estaba terminando de secar el último plato Ana me tomo de atrás, besando mi cuello. Me di vuelta y no encendimos en un hermoso besos de lengua que parecía queríamos devorarnos. Abrazadas fuimos a la cama. Nos tocábamos y besábamos, sabiendo cada una las debilidades de la otra. Ella monto sobre mi en un sesenta y nuevo y nos devoramos las concha y el clítoris hasta el fin. Jadeantes nuestras bocas se volvieron a juntar en un interminable beso. Nos dormimos, ella abrazada a mi espalda, pletóricas de felicidad.  A la mañana siguientes nos bañamos juntas, jugando como dos chiquilinas y desayunamos. Durante el desayuno el comentario era la conversación con Germán y Mariela. Nos vestimos y fuimos a trabajar. Pasamos una jornada laboral tranquila. Al salir ella iba a mi casa y me esperaría ahí, mientras yo iba a probarme el vestido de novia, sin imaginar lo que iba acontecer.

Según lo denunciado luego a la policía por Ana, fue sorprendida por tres tipos, que estaban dentro del edificio, sin saberse como entraron. Estaban escondidos en la escalera del piso. Cuando llego Ana, canturreando feliz, puso la llave en la puerta, fue metida de un empellón en el departamento por los tipos encapuchados. Pusieron en boca una mordaza a fin de evitar sus gritos y la desnudaron completamente. La arrastraron hacia la cama, donde la depositaron violentamente. Luego la violaron los tres en forma reiterada. Yo mande un mensaje que iba para allá y ellos lo leyeron. La tomaron como quedo, golpeada y brutalmente violada y la llevaron al comedor, donde la ataron a la silla del comedor, como la vez anterior a mí y esperaron.

Cuando abrí la puerta del departamento me encontré con Ana tratando de decirme que huyera, pero era tarde. Uno de ellos se acerco a ella y puso de cuchillo en su garganta. Me quede quieta sin gritar.

UNO: hola, otra vez, me recuerdas del otro día. Soy uno de los que vacio el esperma en ese negro culo que tienes y viene por mas, ante tu insistencia a no hacer caso y seguir con esta perra. Ahora harás todo sin ataduras si quieres ver viva a tu amante. Desnúdate!

Me desnude ante sus lascivas miradas y ante la desesperación y llanto de Ana. Entre dos llevaron la silla con Ana, hacia el dormitorio. Yo estaba inmóvil para que no dañen a Ana. Luego volvieron los dos y me indicaron que entrara al dormitorio y me acostase.

UNO: bien perra, hoy tenemos una espectadora de lujo, a ver si te esmeras.

Se pusieron dos a mis costados, mientras el tercero, asiéndome del pelo me hacia subirme a uno de ellos y que metiera mi concha en su ya erguida pija. Una vez estaba así, me obligo a moverme, mientras el otro insertaba su pija en mi culo. Sentí un profundo dolor y no me queje. Mis lágrimas caían por mis mejillas, mientras vi que tercero tomaba a Ana de los pelos y la obligaba a mirar como me cogían. No les iba a dar el gusto ni siquiera de mojarme, entonces pensaba en banalidades y solo miraba a Ana. Ambas pijas dentro de mí dolían más que por la sequedad mía, por lo que tenía que mirar mi amor. Por fin, luego de una rato por no encontrar respuestas en mi, acabaron dentro mío. Luego me tomo el llamado jefe me puso de rodillas delante de él y mirando a Ana y me hizo chupar su larga pija. Veía las lágrimas de Ana y lo sufría. Ellos gozaban. Cuando terminaron, como broche final me golpearon en todos lados. Quede tirada casi inconsciente en el suelo ante la desesperación de Ana atada. Se marcharon como vinieron en un cruel silencio. Cuando pude incorporarme desate a Ana y no abrazamos las dos llorando. Estábamos sucias de semen por dentro y por fuera. Ana tomo el teléfono y llamo a la policía.

ANA: si, llamo por una doble violación. Somos dos mujeres atacadas por tres tipo en nuestro departamento y fuimos violadas.

Colgó el teléfono, diciéndome nos vistiéramos sin lavarnos y tocándonos lo menos posible, que ya venían dos ambulancias y un patrullero. A los poco minutos estaban dentro del departamento policías, médicos y la brigada de huella buscando rastros de los tres. Nos metieron a las dos en una ambulancia y nos llevaron al hospital más cercano. Estuvimos esperando al forense y luego sufrimos la vejación no solo de contar lo sucedido sino también la revisión de nuestros cuerpos y que sacaran fotos. Fue una interminable sesión. Cuando todo finalizo y hecha la denuncia un patrullero nos llevo hasta casa. Ahí habían terminado de inspeccionar todo y se encontraba el departamento patas arriba. En el viaje ninguna de las dos dijo nada, ensimismadas cada uno en sus pensamientos, pero tomadas de las manos, como dándonos fuerza. Una vez solas lloramos abrazadas.

ANA: que canallada, pero esto no va a unir mas, vida

GISELA: si amor, ahora estoy mas decidida que antes de seguir con lo nuestro. Pensar que venia contenta de probarme el traje y al llegar ay verte atada me agarro desesperación y me paralice.

ANA: si amor, debemos tratar de olvidar esto y pensar en nuestro futuro.

GISELA: no creo los agarren.

ANA: si y sigo pensando en mi ex., pero no tengo pruebas y ellos ni mencionaron nada.

GISELA: olvídate de él, una vez casadas creo se resignara. Voy darme una ducha bien completa.

ANA: si vamos

Nos sentamos una por vez en el bidet  y lavamos profusamente nuestros genitales con mucho jabón. Luego nos metimos en la ducha, enjabonándonos una a la otra. Luego salimos y nos sentamos en la cocina a tomar un te, afín de relajarnos. Pero era inútil nuestras cabezas estaba en lo sucedido. Tocaron el timbre del departamento y nos sobresaltamos. Envueltas en nuestras batas de baño no acercamos a la puerta y preguntamos quien era.

ANA: quien?

GERMAN: yo mama, tu hijo. Estoy con Mariela.

Abrió la puerta y entraron los dos. Germán nos abrazo a las dos juntas, mientras Mariela palmeaba nuestras espaldas suavemente.

ANA: como se enteraron?

MARIELA: veníamos a visitarlas e invitarlas que mañana fueran a casa todo el día y cuando llegamos nos enteramos de las ambulancia, policía, etc. por el encargado del edificio. Que malditos!

GERMAN: conocieron a alguno de ellos?

GISELA: no, estaban encapuchados pero uno de ellos era el mismo que me ataco hace un tiempo. Lo se porque dijo que no escarmentaba de la vez anterior.

MARIELA: a ver esa cara Gi, soy medica, déjame revisarte.

Me reviso la cara y me hizo poner hielo a fin de evitar más hinchazón.

MARIELA: dentro de toda la desgracia, menos mal no tienes ni cortes ni roturas. Saben que ahora deben hacer las pruebas del sida.

ANA: dentro de unos días tenemos que ir al hospital a hacernos análisis. En el hospital nos dieron a ambas una inyección por ello.

MARIELA: perfecto.

ANA: vamos a tener que posponer la boda.

GERMAN: no porque, sigan adelante así el que mando esto se da cuenta que no puede con Uds.

GISELA: yo sigo, si nos contagiaron, lo hicieron a las dos.

MARIELA: muy bien Gi.

GERMAN: muy bien Gi

ANA: sigamos entonces.

MARIELA: por lo pronto esta noche vienen a casa, no deben estar solas, tenemos lugar suficiente para las dos, aunque con una cama basta no? Jaja (dijo picarescamente)

Todos reímos. No vestimos, tomamos algo de ropa y fuimos a casa de ellos en el coche de Germán. La alegría de los chicos de ver a su abuela y la cara de estos al sentirse abrazada por ellos fue memorable. Me besaron y al principio me miraban con extrañeza pero luego éramos grandes amigos.

Quisieron dormir con nosotras y estuvimos contándoles cuentos hasta que quedaron dormidos.