Dos maduros para mi (17)
Con mis vecinos pasamos una mañana de paseo por el campo que terminó en orgía.
Habían pasado dos semanas desde mi salvaje encuentro con la vecina, su marido y su nieto, se lo había contado a Ricardo, el cual se quedó perplejo ante mi relato y aprovechó lo excitante de la historia para echarme un polvo de campeonato. Le dije que tendríamos una cena sexual con ellos y con alguna sorpresa más.
Ricardo me dio que tendría que ser la semana que viene ya que tenía que marcharse a su pueblo ya que un familiar muy allegado está muy mal y se esperaban lo peor. A mí no me gustó su decisión pero me callé ya que su amor por mí no me permitía incomodarle y menos por asuntos de familia.
Ricardo se marchó el jueves por la mañana temprano en nuestro coche, le despedí y yo me fui a trabajar. Fue un día aburrido y además me acordaba muchísimo de Ricardo. Cuando volví a casa me encontré con mi vecina Dolores y su marido Julián, hablamos de que estaba solo y que nuestra cena tendría que esperar a la semana que viene. "Porqué no vienes con nosotros este fin de semana al pueblo?" preguntó Dolores, "Si ven con nosotros y así no estarás solo" siguió Julián. Yo me quedé un rato pensativo, pero al final decidí que sería mejor que quedarse en casa solo todo el fin de semana, "De acuerdo, iré" respondí. "Vale el viernes salimos a las 7 de la tarde, iremos en nuestro coche, además puedes conducir tú y así Julián, no se cansa tanto" dijo Dolores, "OK" finalicé yo.
Llegó el viernes por la tarde, fui a su casa, les ayude con las bolsas, cogímos el coche y nos encaminamos al pueblo de mis vecinos que estaba a unos 120 KM de Madrid en plena sierra de Cuenca. El trayecto fue agradable, recordando nuestra aventura con su nieto y la cena que tendríamos la semana que viene con Ricardo también. Hablamos de su pueblo, que era muy bonito y muy sano, que había caballos, etc...
Llegamos a las 10 de la noche al pueblo, muy rústico y acogedor, subímos a la cas, una pequeña casa de pueblo de dos pisos, con chimenea y calefacción central gracias a una caldera moderna instalada en el pequeño patio trasero. Charlamos un poco y nos fuimos a la cama. Al día siguiente nos levantamos pronto, hacía un día espléndido, mucho sol y apuntaba calor, desayunamos en la cocina, café y huevos recién cogidos, nos vestímos cómodos y salimos a pasear.
Al cabo de dos horas de andar, los tres íbamos sudando ya que el calor apretaba de manera extraña dada la época del año. Julían y yo nos quitamos la camisa, me encantaba ver la barriga y las tetas de Julián, llenas de pelos blancos, era un espectáculo ver ese enorme cuerpo sudando y resoplando. Dolores me miraba con cara de satisfacción, se acercó y me dio un beso con lengua mientras pellizcaba mis pezones, Julián al verlo se empezó a reir y a tocarse su enorme paquete, "ahora no, mujer que nos queda un poco que andar todavía" Dolores le miró y sonrió con dulzura..
Seguímos andando una hora más hasta que llegamos a un paraje maravilloso, era una enorme pradera, con varios álamos y chopos al lado de un pequeño lago de agua cristalina y transparente. Nos sentamos a la sombra de un árbol y Julián dijo que el se quería dar un chapuzón ya que estaba empapado en sudor. A mi la idea me pareció genial, nos desnudamos y fuimos directos al agua. Estaba muy fría, pero Julián se metío sin más, yo me lo pensé pero al final entré y empecé a nadar. Dolores nos miraba desde la orilla solo con las bragas puestas y sus enormes tetas al aire. Julián se acercó a mi y empezó a besarme como un loco, su bigote raspaba mi cara y su lengua me llenaba toda la boca, inmediatamente tuve una erección a pesar del agua fría.
Palè sus huevazos y su monstruos pollón también estaba duro, empezamos a pajearnos bajo el agua mientras seguiamos besándonos como animales. Desde la orilla, Dolores se frotaba su clítoris por encima de las bragas mientras amasaba una de sus tetas. Julían salió a la orilla, se puso a cuatro patas y empezó a comerle el cocho a Dolores que se había acercado a la orilla, ella se restregaba sus tetas, se pellizcaba sus enormes pezones. La lengua de Julián se paseaba de arriba a bajo de aquel húmedo chocho, mordisqueaba el enorme clítoris de su mujer mientras se pajeaba su enorme pollón. Yo salí del agua todavía con una tremenda erección, me acerqué a Dolores y le metí de un solo golpe la polla en su boca, ella empezó a chupar con gusto mi capullo hinchado, era un palcer ver la boca de mamona que tenía Dolores, chupaba la polla de maravilla. Julián dejo de lamer el chocho de su mujer para decir: "Métemela Alberto, que tengo el culo abierto", sin pensarlo dos veces le saqué mi rabo tieso a Dolores de su boca, me arrodillé detrás del maravilloso corpachón de Julián, cogí su culo con las dos manos, empecé a acariciar su enormes nalgas, abrí su ojete y empecé a meterle mi lengua hasta lo mas profundo que pude, el empezó a gemir de placer y a lamer con mas rapidez el coño de su mujer que tuvo su primer orgasmo en la boca de su marido.
Yo estaba al rojo vivo, apunté mi capullo hinchado en el ojete de Julián y de un golpe de caderas se clavé hasta los huevos que chocaron ruidosamente contra el culazo de Julián, mientras yo empezaba un mete y saca frenético, Dolores se colocó boca arriba y empezó a comerle la verga a su marido mientras él le arrancaba otro orgasmo con su lengua. Yo seguía follandome el culazo de Julián hasta que noté que mi leche quería salir, se la saqué de su culo y apunté directamente a la cara de Dolores que seguía con medio pollón de su marido en la boca, empecé a soltar chorros de leche que fueron directamente a la cara de y al pecgo de Dolores, que en ese momento también empezó a recibir la descarga de semen de su marido que la inundó la boca, tragaba lo que podía y el resto le salía por la comisura de sus labios. Julián bramaba como un loco, mientras el se corría yo le metí tres dedos en su dilatado ano para que tuviera doble placer. Al final caímos rendidos sobre la hierba, riéndonos como niños. Dolores se levantó y se lavó la cara llena de mi semen y el de su marido.
Estábamos los tres desnudos sentados en el borde del lago cuando oímos voces detrás nuestro, nos volvimos un poco asustados y Julián se levantó como un resorte, "Santiagooooo" gritó, "Juliaaaaaaan" respondió otra voz de un grupo de tres personas que se acercaban. "Mirá Dolores son Santiago y la Pepa, y el chiquitín de Ramón" gritó con júbilo Julián. Ya más cerca vimos que venían un hombre una mujer y un chico con un caballo. "Hola Dolores" gritó la mujer. Yo me quedé sorprendido ya que estabamos desnudos y ni Dolres ni Julián hicieron ademán de taparse, lo cual me preocupó y a la vez me excitó.
Llegaron a nuestra altura e inmediatamente los hombres se abrazaron y la s mujeres también, mientras el chico sujeta las riendas del caballo y me miraba sonriendo. "Que sorpresa amigos, no sabíamos que veníais" dijo Pepa "Estas estupenda Dolores y tu también Julián, ¿Quién es vuestro amigo?" preguntó Santiago. "Gracias amigo" dijo Julián, "es nuestro vecino, de Madrid, Alberto" presentó Dolores. "Encantados" dijeron los dos al unísono. "Vemos que habeís estado en el agua" inquirió Pepa con una sonrisa.
De repente Santiago y pepa se empezaron a desnudar. Santiago tendría unos 65 años, muy moreno con el pelo pegado hacía atrás, bajito y gordito, como un pequeño budita peludo, Pepa sería de la edad de Dolores más alta y bastante gorda, enormes tetas y culo como una mesa redonda y Ramón era un chaval de unos 16 años gordito con mofletes y de la misma estatura que su padre. Sin mediar ninguna palabra más las dos mujeres se arrodillaron y empezarón a chupar la polla del que no era su marido, yo me quedé un poco cortado, pero el crío que estaba empalmado me empezó a pajear mi polla. Los hombres se besaban como locos pasándose sus ásperas lenguas por toda la cara, nientras se acariciaban sus cuerpos peludos, las mujeres chupaban las pollas como locas, Pepa conseguía meterse media polla de Julián y Dolores jugueteaba con los huevazos de Santiago mientras lamía con maestría el capullón que coronaba la nada desdeñable polla de Santiago, corta pero muy gorda.
Ramón seguía pajeandome mientras me mordía los pezones, yo cogí su bonita polla y empecé a pajearle también. Las mujeres se pusieron a cuatro patas y los hombres empezaron a follarselas como animales. Pepa gritaba como una perra mientras Julián le iba introduciendo poco a poco su monstruosa polla y Dolores se amsaba las tetas al sentir dentro el palpitante rabo de Santiago. Ramón y yo acomodamos nuestras pollas tiesas en las bocas de las mujeres que estaban locas de tener cuatro pollas duras para ellas. Santiago se la sacó a Dolores y se la metió por el culo de un solo golpe, mientras miraba como su mujer era atravesada por Julián. Ramón empezó a temblar, signo de que se iba a correr y asi lo hizo soltando toda su leche en la boca de Dolores, la cual tragó con gusto el semen caliente del chaval. Julian puso su rabazo en la boca de Dolores y yo me follé por el culo a Pepa, mientras Santiago me daba su lengua con pasión. En ese momento Santiago dijó que se iba a correr, Ramón se acercó a su tío se metío su polla en la boca y empezó a tragar los litros de semn que salían de aquel cipote caliente. Yo aproveché para correrme en le culo de Pepa que ya sentía la leche a borbotones que salía de la polla de Julían, tragaba y tragaba pero no podía con todo, Dolores se reía, "Po mas que lo intentas nunca puedes con todo, Pepa". Todos se rieron a carcajadas. Todos nos habíamos corrido menos Dolores. "y tú Dolores?" pregunté yo. Todos miraron al caballo, yo me quedé sorprendido y empezaron a reirse. "Ahora verás" dijo Julián.