Dos maduras para Felipe.

Felipe se ve obligado a trabajar en una profesión que no le gusta nada, pero comprobará que no hay mal que por bien no venga.

Felipe no podía decir que había tenido mala suerte ni que la vida lo había perjudicado, era un hombre joven de 23 años, cuerpo atlético, buena salud y relativamente inteligente. Simplemente su toma de decisiones no era del todo acertada en la mayoría de los casos, una serie de decisiones e incidentes hizo que nuestro amigo se viera en una situación algo desesperada, sin trabajo, familia que le ayudase o pareja a su lado se encontró con que le echaban del piso compartido donde hace más de un año que vivía. Había acabado unos estudios superiores (que al final no le gustaban, otra mala decisión) y no daba un palo al agua, sus compañeros de piso le dieron dos semanas para que recogiera sus cosas y se fuera.

Felipe busco en bolsas de trabajo, llevó CV’s a los polígonos, entraba a páginas de trabajo temporal, creo perfiles de freelancer… en fin que intento por todos los medios conseguir un trabajo antes de que lo echaran pero no hubo suerte, se vio obligado a tener que ir a dormir a un albergue y dar gracias que sus ya ex-compañeros le dejaron guardar sus cosas por un tiempo más.

A la semana de pasar las noches en el albergue una trabajadora social que le hacía seguimiento se le acercó con una propuesta que en cualquier otro momento habría rechazado, pero que en ese momento era su salvación.

A: Felipe, normalmente no hacemos este tipo de trabajo, pero nos han hecho llegar una petición de un chico joven con ganas de trabajar y hemos pensado en ti.

F: ¿En serio? - Felipe sonreía de oreja a oreja, pensar que una oferta se le iba a presentar allí de entre todos los sitios – Sea lo que sea estoy dispuesto, espero que no te sepa mal, pero me muero por salir de aquí.

A: No te preocupes, de todas formas aún tienes que escuchar de qué se trata el trabajo, no todos están dispuestos a hacer de cuidador – Ella lo miraba a ver si detectaba algún atisbo de decepción en su rostro.

F: La verdad que no me hace especial ilusión pero trabajo es trabajo y no estoy como para rechazar nada, qué tengo que hacer, ¿una entrevista? - Preguntó Felipe.

A: Ya nos hemos encargado de ello, el seguimiento que te hemos hecho y el CV que nos has entregado ha gustado a la familia de la que te harías cargo. Una cosa más, la petición es para hacer de interno, es decir, pasarás las noches en el trabajo.

F: Bueno, de momento me iría bien, ya sabes que no tengo donde quedarme.

A: Pues mañana te llevo en mi coche, la casa queda algo lejos y no hay transporte público que te pueda acercar. Nos vemos en la entrada a las 9.

F: Gracias, te aseguro que aprecio mucho esta oportunidad.

Al día siguiente los dos emprendieron el camino hacia el nuevo trabajo de Felipe, tardaron unos 45 minutos en coche y llegaron a una casa con un jardín inmenso pero descuidado, espaciosa pero algo obsoleta. Felipe notó que había otras dos casas dentro del mismo terreno y supuso que serían de la misma familia.

Tocaron el timbre y salió a abrirles una mujer de edad avanzada, Felipe pensó que tendría unos 70 años. Se presentó como Sofía y les invitó a entrar. La trabajadora social se excusó con el trabajo y dijo que tenía que marchar, dejando a Felipe solo.

S: Hola Felipe, disculpa las prisas pero es que esto en una situación muy complicada, mi marido se ha roto la pierna hace un mes y he estado yo atendiéndolo, pero a mi edad ya hay ciertas cosas que no puedo hacer y me noto muy cansada. Básicamente lo que quiero que hagas es que lo ayudes en todo lo que haga falta, levantarlo de la cama, ducharlo, vestirlo, en fin, cuidar de él. Y luego también me vendría bien la ayuda en el jardín, ya ves lo descuidado que está. Tampoco es que lo hagas todo en un día, tengo pensado contratarte indefinidamente y no tengo prisa.

F: No se preocupe señora, haré lo posible para que los dos estén cómodos.

S: No hace falta que me digas señora, llámame Sofía. Ahora ven que te presento a los demás.

Felipe la siguió hacia la casa y al entrar vio al señor que debía cuidar, estaba en una silla de ruedas durmiendo la siesta. Sofía le hizo un recorrido rápido por la casa y le indicó donde dormiría. Cuando acabaron el recorrido se escuchó una voz juvenil llamando y entró a la casa una chica de unos 20 años. Felipe la recorrió rápido con la mirada, estaba buenísima, además llevaba puesto el pijama y se adivinaba que no tenía sujetador.

S: Buenos días Camila, éste es Felipe, a partir de hoy trabajará en la casa, me ayudará con el abuelo y el jardín.

F: Hola, buen día – Felipe saludó algo cortado porque la chica lo miraba fijamente y parecía no tener ningún tipo de problema con que la viera en su pijama semi-transparente.

C: ¡Hola Felipe! A cuidar a mis abuelos muy bien, nada de escaquearse – le dijo cambiando completamente su expresión y poniéndose seria de repente - No te pienses que por ser dos personas mayores vas a poder hacer lo que quieras.

A Felipe esto último le sorprendió y no alcanzo a decir algo coherente, se sintió ruborizar y pensó que si que estaba mal para que una chica de 20 años en pijama le echara una bronca antes incluso de empezar a trabajar.

Camila habló algo con su abuela y se fue.

S: Fue a buscar a su madre, acaba de llegar de caminar con Raul, mi nuero – No hizo ninguna mención a las palabras de Camila.

???: Maaa – Se escuchó una voz femenina que venía desde el jardín.

Sofía y Felipe salieron al encuentro de la voz y se encontraron con una mujer de unos 4x años vestida con ropa de hacer footing, estaba toda sudada y a Felipe le pareció la mujer mas sensual que había visto en su vida. Medía unos 155 cm, de cabello corto, cara poco llamativa con ojos café, cabello rubio y labios finos. Pero esto lo supo ver luego, porque lo primero que notó fue el cuerpazo que se gastaba la mujer, unos senos no muy grandes pero que ajustados por la ropa de hacer deporte se veían bien marcados, una cintura bastante estrecha, unas piernas bastante desarrolladas y lo mejor de todo, un culazo que al ir a saludar a su madre pudo ver en todo su esplendor. Nalgas bien torneadas que no marcaban bragas, lo que le hizo suponer a Felipe que llevaba un tanga o iba sin nada.

Felipe estaba embobado y se dio cuenta tarde de que ella iba hacia él. Se le acercó y le dio dos besos y un abrazo.

???: Gracias por venir, no sabes lo tranquila que me quedo sabiendo que alguien cuida de los abuelos – dijo con una sonrisa perfecta.

F: N-no es para tanto, a mi me viene bien también el bratajo, digo el trabajo – Felipe estaba muy nervioso, el abrazo le hizo sentir las tetas de… ¿cómo es que se llamaba?

???: ¡Ay, qué maleducada! Me llamo Nuria, disculpa que te haya saludado así toda sudada, pero es que acabo de llegar de dar una vuelta y supe que habías venido, ahora me voy a duchar. Más tarde me paso por casa a ver qué tal va todo – Dijo mientras le dirigía otra sonrisa que lo dejó embobado.

S: Bueno Felipe, solo falta que conozcas a mi otra hija, Nerea, pero está trabajando y no llega hasta la noche, deberías ir poniendo manos a la obra, ya te llamaré si a Julio (así se llamaba el abuelo) le hace falta ayuda.

Felipe fue a cambiarse a algo más rudimentario y comenzó a arrancar hierbas del jardín, no tenía idea de cuáles eran las malas pero lo hizo de todas formas. Durante el día Sofía lo llamaba cada vez que quería que hiciera algo y así pasaron las horas. Le dieron instrucciones para que ayudara a poner a dormir al abuelo y que a partir de ese momento ya podía el ir a descansar. Así lo hizo, a eso de las 22h se fue a la que le habían dicho que era su habitación y como estaba cansado se durmió enseguida

A eso de las 3 de la madrugada se levantó con ganas de ir al váter. Como para ir al lavabo debía pasar por la sala pudo ver como una luz venía del otro extremo de la misma, la curiosidad pudo más que su necesidad y se dirigió hacia la luz. El espectáculo que vio hizo que se le olvidara por que se había levantado. Encima de uno de los sofás que había en una habitación contigua a la sala había una mujer muy alta con una tablet a su lado y con la ropa completamente descolocada, la mujer estaba de espalda a la entrada de la habitación y en la tablet se podía ver como una chica era penetrada por dos pollas de buen tamaño. La mujer del sofá tenía puesto los auriculares así que tenía todos los sentidos ocupados como para notar cualquier presencia en la habitación.

Felipe pudo ver con claridad a la mujer ya que la luz estaba encendida. La ropa era como un uniforme de enfermera o algo parecido, pero ese detalle no lo notó hasta después ya que en ese momento estaba más concentrado en el cuerpo desnudo de la mujer.

Aunque estaba echada hacia atrás en el sofá se notaba muy alta, cabellos rubios, la cara no la veía por la posición en la que estaba, su trasero también quedaba fuera de su campo de visión, pero lo que sí podía ver eran sus senos, unas tetas que lo dejaron embelezado, grandes, algo caídas pero con unos pezones color rosa enormes y excitados. La mujer estaba en pleno trabajo de masturbación y emitía gemidos suaves pero que hicieron que Felipe estuviera empalmado enseguida. Podía ver como la mujer introducía dos dedos dentro de su vulva con un ritmo lento mientras con la otra mano se tocaba los pezones. La habitación tenía olor a coño mojado y Felipe se olividó de donde estaba y saco su dura polla del pantalón del pijama y comenzó a tocarse.

Por momentos la masturbación de la mujer se hacía más rápida y sus gemidos mas sonoros, Felipe sincronizaba estos momentos con su propia masturbación y sentía como estaba por correrse. Entonces fue cuando la mujer se giró para cambiar la posición y ponerse a cuatro patas, Felipe estaba tan concentrado que no tuvo tiempo de reaccionar y cuando la vio darse la vuelta fue muy tarde.

Pudo ver claramente la cara de la mujer, un rostro muy agraciado, con unos rasgos muy finos, labios carnosos, ojos color café, se le notaban unos 3x años. En un momento sus ojos se encontraron, ella aún tenía la mano en su coño y el no había atinado a dejar de menearsela.

Por un momento dos pares de ojos se abrieron en su totalidad por la sorpresa, pero ninguno de los dos ceso en sus movimientos en sus genitales. De hecho la mujer dejo por un momento de mirarle a la cara y se quedo fijamente mirando su polla, una sonrisa le vino a la cara y se lamió los labios. Felipe estaba completamente irracional, solo sentía y pensaba en el placer. Felipe se acercó dos pasos hacia la mujer y ella no tuvo ningún tipo de reacción, seguía tocándose cada vez más rápido, acercándose a su orgasmo. Felipe no pudo más y acelerando en sus movimientos comenzó a eyacular, con la excitación del momento su corrida fue muy potente, tanto así que a pesar de estar a unos 3-4 metros de distancia sus primeros chorros dieron a la mujer directamente en la cara, Felipe tenía los ojos cerrados, concentrado en su placer y no podía ver que la mujer lejos de apartarse abría la boca buscando sentir en su boca su semen. Ella al ver la corrida de Felipe comenzó a sentir un orgasmo y sus gemidos eran claramente audibles ahora, se desparramó en el sofá con la cara incrustada en el respaldo y mordiéndolo.

Felipe después de correrse tuvo un momento de claridad mental absoluta y pese a ello su decisión fue salir corriendo a su habitación, con los pantalones colgando y unas ganas de ir a mear renovadas. Pero no se atrevía a salir, dedujo que la mujer que estaba en esa habitación y supo con certeza que al siguiente día lo echarían sin más remedio.

Otra decisión mala de Felipe… ¿o quizás no?


Este es mi primer intento en escribir, ya no digo un relato erótico, sino cualquier tipo de escrito. Puede que haya resultado algo lento al principio pero mi pensar es hacerlo una serie para no hacerlo tan pesado de leer. Sugerencias, críticas y consejos son bienvenidos. Hasta otra.