Dos jóvenes y un maduro
Un lindo maduro disfruta con dos jovencitos en su oficina. Una tarde muy caliente y de mucho placer
Hola a todos y todas! Está podría ser la cuarta parte de la historia "Últimos días de colegio con Tomás" pero no hace falta leer los anteriores ya que esta historia tiene su independencia de las anteriores aunque se las recomiendo. Acá hago un pequeño resumen.
Con Tomás había tenido mi primera vez y habíamos repetido antes de irnos de viaje de egresados. Durante el viaje en Bariloche volví a estar con él y una tarde hicimos un trío con Tomi y un compañero de fútbol de él que se llamaba Rodri. Esa tarde habíamos disfrutado mucho, fue mi primer trío y empezaba a tener más seguridad sobre mi sexualidad aunque lo seguía manteniendo como un secreto. Ahora además de Tomi lo sabía Rodri. Quería que quedara así, no me animaba a que el resto de mis compañeros se enterara aunque ya sabía por dentro que mi gusto por los hombres era algo que iba teniendo más claridad y eso ayudaba a liberarme. Podría y Tomi me habían hecho disfrutar mucho pero lamentablemente no se pudo repetir el trío durante lo que quedaba del viaje. Con Tomi repetimos una vez más antes de irnos. Fue la mañana antes de volver y fue exitante. Teníamos que emprender el regreso después del mediodía y mientras estábamos haciendo las valijas con mis compañeros de cuarto tocan la puerta. Fui a abrir y mi corazón empezó a palpitar cuando veo que era Tomás. Me mira fijo y salgo de la habitación cerrando la puerta, para que mis compañeros no sospechen. Susurrando le pregunto por qué estaba ahí. Me responde "en 5 minutos ven a mi habitación que quedó vacía" y se fue. Me quedé paralizado, era arriesgado pero me calentó mucho. Quería estar con él antes de volvernos. Les puse una excusa a mis compañeros y les dije que volvía en breve.
Al llegar a la habitación de Tomás ví que había otros compañeros que deambulaban por los pasillos pero me decidí a tocar. Me abrió y ahí estaba con un shorts y con su torso desnudo. Me encantaba su físico, sobretodo su pecho y sus piernas bien trabajadas. Entre rápido y me dio un beso. "Tenemos poco tiempo, vamos al baño por si llega a entrar alguien". Eso me dio miedo y le dije que si podía entrar alguien mejor no hagamos nada. Me dijo que no creía que volvieran sus compañeros pero por las dudas nos encerremos en el baño. Era tal mi calentura que accedí. Entramos, me senté en el inodoro, bajé sus boxer y ya tenía su hermosa pija semi parada. Sin dudarlo la empecé a chupar y al instante se le puso bien dura como a mí me gustaba, me pare, baje mis pantalones cortos junto a mi ropa interior y quedé sólo con mis zapatillas y remera. Me incline sobre el lavado apoyando mis manos y parando mi colita lampiña. Tomas se arrodilló y metió su lengua entre mis nalgas para lubricar mi agujerito e introdujo un de dedo y después que entraron con facilidad. Se paró detrás mío y despacio fue introduciendo su pija bien dura. Sentirlo dentro mío, esa pija grande y caliente, me llevaba a las estrellas. Emití un leve gemido, pare más mi cola para facilitarle la penetración y él aceleró sus movimientos. Sentir el ruido de su pelvis golpeando contra mi cola me excitaba mucho. Teníamos poco tiempo y tenía que ser un "rapidito". A los minutos sentía que sus embestidas eran más profundas y fuertes, yo me masturbaba para acabar junto con él y empiezo a sentir su respiración más acelerada mientras me agarraba fuerte de mi cintura explotando en un orgasmo que me llenó la cola de leche. El sólo sentir como acababa dentro mío hizo que yo también terminara con un orgasmo que me venció las piernas. Tomi permaneció unos segundos dentro mío y salió con cuidado junto con su semen que caía por mi colita y mis piernas. Nos limpiamos y salí de la habitación como si nada hubiese pasado. Esa sesión breve pero intensa de sexo era lo que necesitaba para un regreso a casa relajado. Volvía con una sonrisa en mi cara con toda mi vida por delante, imaginando todo lo que podía disfrutar.
Con Tomi nos vimos algunas veces más durante ese verano cuando él o yo nos quedábamos solos en nuestras casas. Un día de febrero mientras ya empezaba a preparar mi ingreso a la universidad, Rodri me escribe por MSN. Me sorprendió porque no volvimos a vernos ni hablar desde Bariloche y nada más había pasado entre nosotros. Me preguntó si quería ir a un bar esa noche. La verdad es que Rodri me parecía muy lindo. Al igual que Tomi tenía unas piernas y una cola hermosa, un buen cuerpo producto del deporte, pero sexualmente la había pasado mejor con Tomi. Además me empezaba a inclinar por varones bien activos je. De todos modos acepté su invitación, me caía muy simpático y necesitaba salir y despejarme.
Nos encontramos en el centro de la ciudad y bebimos unas cervezas. Hablamos de todo un poco. Me preguntó si Tomi se iba a enojar por vernos pero le aclaré que éramos amigos, no había nada afectivo más allá de eso aunque la pasábamos bien juntos. Además Tomi se había empezado a ver con un chica a la que por supuesto le ocultaba su sexualidad. Me preguntó si quería ir a un bar gay que habían abierto a unas cuadras. Era medio antro como todos los lugares gay de ese momento y la verdad es que dude. Nunca había ido y tenía miedo que alguien me descubriera aunque era difícil que algún conocido, salvo que buscará lo mismo, este por esa zona. Rodri me terminó de convencer y fuimos. Era un lugar amplio, con mesas, una pista y un escenario. En ese momento había una chica trans haciendo un número de humor. Había chicos y chicas de todas las edades pero en general mayores de 30 años. Nosotros éramos los pequeños
del lugar y teníamos las miradas de muchos chicos. Nunca había sentido eso de estar en un lugar y que varios hombres me vieran con deseo. Me daba mucho pudor a la vez que me excitaba, sentía esa guerra interna entre mi miedo a salir del clóset y liberarme.
Bebimos varios tragos y el alcohol se me subía a la cabeza. No tenía la intención de hacer nada con nadie en mi primer salida a un bar gay pero me gustaba el ambiente. Algunos chicos se acercaron pero no les dimos mucho lugar, pero un rato antes de regresar se acercó un hombre de unos 45 o 50 años. Media 1,85 aprox y tenía muy buen cuerpo. Una buena espalda y brazos aunque algo de barriga, pelo corto negro con algunas canas, sin barba. Su piel trigueña contrastaba con unos ojos azules que le daban un gran atractivo. Su presencia y cuerpo, su tono de voz grave y mirada penetrante me hicieron sentir un niño y por primera vez en mi vida me gustaba un hombre por el sólo hecho de que me hable. Se presentó con una sonrisa, nos dijo que se llamaba Raúl y que si nos podía invitar un trago. Que no nos quería incomodar pero le gustaría hablar con nosotros. Mire a Rodri con los ojos iluminados y podía notar lo mismo en el. Ambos afirmamos con la cabeza y el nos devolvió su satisfacción con una sonrisa. Se sentó y mi corazón palpitaba. Raúl era divertido y nos hacía sentir cómodos a pesar de la diferencia de edad. Al final nos terminamos quedando hasta las 4 am cuando estaba por cerrar el bar. Nos dijo que le encantaría seguir la charla en otro lado pero que al día siguiente sus hijos llegarían temprano. Era divorciado con dos hijos que le tocaba cuidar. Pero le dio su número a Rodri y nos propuso que vayamos algún día a su oficina luego del almuerzo que estaríamos cómodos. Su secretaria y su socio se retiraban de la oficina. Su invitación no hizo más que ponerme nervioso y caliente. Si bien había estado varias veces con Tomi, el sólo hecho de pensar tener sexo con ese hermoso maduro me ponía muy muy caliente, pero también me daba un poco de miedo mi inexperiencia. Raúl se retiró y con Rodri caminamos unas cuadras juntos hasta tomar un taxi. Me preguntó que opinaba y le dije que si él se animaba e íbamos juntos yo iba. Me dijo que le daban muchas ganas pero lo quería pensar sin alcohol encima. Que me escribía al MSN.
Pasó el fin de semana y ninguna noticia de Rodri. Yo seguí con mis estudios y el lunes me escribió. Que si quería le escribía a Raúl para quedar en la semana. Que le calentaba mucho la idea de estar con ese hombre pero si estaba conmigo era mejor. Por instinto le dije que sí pero me puso muy nervioso. Al rato me escribió que quedaron para el miércoles. Esa noche no hice más que imaginarme estando con Raúl y me masturbe pensando en él. Lo mismo al día siguiente. No me podía concentrar en mis estudios. El miércoles nos encontramos con Rodri en el centro y fuimos a su oficina. Estaba en un edificio dentro de una galería comercial. Al tocar nos abrió desde arriba y subimos un poco nerviosos. Tocamos tímidamente y nos abrió Raúl. Ahí estaba de nuevo con su mirada penetrante, su cuerpazo y su linda sonrisa. Nos invitó a pasar y fuimos derecho a su oficina. Nos ofreció una gaseosa y hablamos algunas cosas y empezamos a relajarnos un poco. Nos preguntó si habíamos estado con algún chico y ambos respondimos que sí con un poco de vergüenza. Y luego nos preguntó si nos gustaría probar con él. Los dos sonreímos con timidez y afirmamos con la cabeza. El se levantó de su sillón y se acercó. Nosotros permanecimos sentados y Raúl se paró entre los dos. Con suavidad agarro una mano de cada uno y la llevo a su entrepierna. Sentía como iba creciendo su pija y me empezaba a relajar y calentar mucho. Se me hacía agua la boca. Raúl seguía teniendo la iniciativa y se desprendió el pantalón que lo dejo caer a sus tobillos y también se bajó el boxer. Ante nosotros apareció un manjar de 20cm aprox, gruesa, suave al tacto, con una cabeza más ancha que el tronco con un bello púbico bien recortado. Sus piernas eran fuertes al igual que el resto de su cuerpo. Con Rodri le tocamos la pija que ya estaba dura y caliente. Yo me animé y me acerque más para chuparle la pija. Raúl con una caricia en el pelo de Rodri lo invito a unirse y entre los dos se la empezamos a chupar. Ahí estábamos los dos adolescentes disfrutando de esa pija que arrancaban gemidos de Raúl que nos acariciaba el pelo mientras se la chupabamos.
En un momento nos apartó diciendo "paren porque voy a acabar". Nos invitó a pararnos y nos dio un beso a cada uno y casi me derrito. Le desprendimos su camisa dejando ver un torso ancho, con algo de bellos en el pecho y en la panza. Acariciamos su cuerpo y le dimos besos mientras manoteabamos su pija. Con Rodri nos sacamos la remera y nos pegamos a su cuerpo mientras nos besaba alternativamente. Nos bajamos los shorts y ambos teníamos nuestras pijas muy empalmadas por la calentura que nos generaba ese macho. Raúl nos ubicó contra el escritorio, con nuestro torso encima y parados dandole la espalda, dejando a su antojo nuestra colas una al lado de la otra. Raúl se arrodilló detrás nuestro y empezó a chuparnos alternativamente. Hundía su lengua en mi colita y cuando pasaba a Rodri me daba una nalgada que me estremecía. Lo miraba a Rodri que tenía su rostros pegado al mío y cerraba los ojos con mucho placer. Luego Raúl combinaba chupar a uno y meterle dedos al otro. Con dos de esos dedos largos y gruesos ya me sentía muy abierto y dilatado. Quería ya su pija dentro mío y por suerte empezó por mi. Puso una mano en mi cintura y apoyo su pija en la entrada de mi cola. Escupió sobre su pija para lubricarla más y de a poco empezó a entrar. Además de dilatado ya estaba muy caliente por lo que relajé mi colita y la pare más para que entre con mayor facilidad. De a poco fue entrando toda y me abría de una manera increíble. Sentía cada centímetro de esa verga gruesa y caliente. Raúl apretaba mis nalgas hasta que terminó de entrar. La sentía muy adentro y de a poco empezó un mete saca lento y suave para que me acostumbrara a esa herramienta que me estaba dando mucho placer. Yo subí una pierna arriba del escritorio para que entrara más fácil y ahí Raúl aceleró su ritmo. Me hacía gemir como una putita, nos decía "ay pendejos como me calientan, después me van a tragar la lechita?". Yo gemía y no daba más, no quería que salga pero tenía que compartir con Rodri que estaba expectante. Y así fue. Me la sacó de a poco, se cambió el preservativo y se la empezó a meter a Rodri. Yo me incorpore con la colita bien abierta para ver cómo entraba esa pija. Ver cómo se abría lugar en la cola de Rodri que se notaba que le estaba doliendo. Intenté relajarlo con caricias y diciéndole que la iba a disfrutar mucho, que se suelte. Y a pesar del dolor Podría aguantó y la pija entro. Raúl estuvo un par de minutos y ya no aguantaba más. Nos dijo que se venía y con Rodri nos arrodillamos y nos descargó mucha leche en nuestra cara y bocas mientras emitía unos gemidos gruesos que reflejaban un orgasmo profundo.
Cuando terminó de acabar Raúl se fue al baño y con Rodri seguimos jugando. Me arrodillé sobre unos de los sillones parando la cola para que Rodri me coja y pueda acabar. Si bien tenía una linda pija, no se comparaba con el grosor de la de Raúl. Entro fácil y a los pocos minutos estaba llenando el forro con leche dentro de mi cola mientras Raúl nos observaba. Pero yo no había terminado. Raúl se acercó, introdujo dos dedos en mi cola y con la otra mano me masturbo hasta que acabe con muchos chorros de abundante leche sobre mi cuerpo mientras volaba de placer. Fui al baño y luego nos quedamos los 3 desnudos y yo quería empezar de nuevo.
Fui a dónde estaba sentado Raúl y me senté en su falda. Lo empecé a besar y acariciar. Ese hombre me ponía a mil. Le tocaba su pija y sentía como empezaba a crecer entre mis manos. Nos paramos y nos seguimos besando mientras notaba su verga contra mi cuerpo y sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo y su manos apretando mi cola. Quería que me haga suyo de nuevo. Quería tener su pija en mi colita otra vez. Raúl ya le tenía bien dura, la sentía crecer contra mi cuerpo. Rodeé con mis brazos su cuello y me agarró de mis piernas y con un movimiento me levantó poniendo mis piernas alrededor de su cuerpo estando colgando de él. Me acomodó para ponerme su pija en la puerta de mi cola y empezó a penetrarme en esa posición que me hacía sentir muy puta y frágil ante ese hombre. Me sentía muy abierta mientras esa pija entraba con más ritmo. El calor interno que me recorría era inexplicable con palabras. Estaba en éxtasis. No paraba de gemir. Así estuvimos un rato hasta que Raúl sin sacarmela me recostó sobre el escritorio, colocó mis piernas en sus hombros y siguió penetrandome. El espectáculo debe haber calentado a Rodri que se acercó con su pija muy parada y me la dió para chuparla. Luego cambiamos y nos fuimos al piso que por suerte estaba alfombrado. Me puse en cuatro para que Rodri me penetre mientras le chupaba la pija a Raúl que no tardó mucho en llenarme la boca de abundante leche que la trague sin pensarlo. Podría me seguía cogiendo y yo gemía mientras le limpiaba la pija a Raúl que respiraba agitado mientras me acariciaba la cabeza. Rodri aceleró su penetración, me daba nalgadas mientras acabó en un orgasmo profundo. Los dos estaban exhaustos pero yo quería acabar. Esta vez fue Rodri el que me ayudó chupandomela mientras estaba recostado en el piso y a los segundos acabe en su boca. Me temblaban las piernas de la cogida que me había dado Raúl.
Nos fuimos a limpiar y cuando salí Raúl ya se estaba cambiando lo mismo que Rodri. La verdad es que las veces que había estado con Tomi fueron increíbles. Fue mi primer chico y la experiencia con él van a ser imborrables. Pero me sentía entregado a ese hombre que me hizo gozar como no creía que pudiera hacerlo. Rodri salió de la oficina y cuando estaba por salir Raúl me agarró del brazo y me dijo que cuando quisiera repetíamos. Que sólo le avise y me dejó su número. Salimos con Rodri los dos con una sonrisa que no se podía borrar de nuestras caras. Me sentía muy feliz. Lo despedí y volví a mi casa sabiendo que volvería a visitar a ese hombre...