Dos invitados y una anfitriona (Mi dulce esposa)
A continuación os narró el primero y de momento único encuentro que ha tenido mi mujercita con dos chicos a la vez aparte de mi.
Dos invitados y una anfitriona (Mi dulce esposa).
Domingo, 8 de Agosto de 2004. Por aquel entonces, yo ya había compartido a mi mujer con seis chicos, repitiendo visita incluso uno de ellos en un par de ocasiones. Nuestra vida sexual se había transformado en un horno candente en brasas que hoy en día aun estaban mucho más avivadas.
Hacía ya unas semanas que conversaba con Carlos. Carlos era un hombre cuarentón pero en buena forma, y al parecer con una vida sexual dentro de su matrimonio un poco monótona. Su complexión era fuerte y cuidada, culminando en el juguete preferido de Julia, su polla. Una polla rosada, con un gran prepucio y de un tamaño que a Julia le encantaba, tanto por su grosor como por su longitud. Dijéramos que tenia una medida perfecta.
Carlos ya nos había visitado en un par de ocasiones, y en varias charlas había salido en la conversación el nombre de un chico, David, el cual también compartía a su chica con Carlos, y que se mostraba muy interesado en poderse follar, esta vez, a la mujer de otro.
David era más joven. Tenia 24 años, moreno, alto y delgado, y esa complexión física, hacia que aún que se viera más grande el instrumento que tenía. Una porra de más de 20 centímetros que al final resulto ser bastante tímida.
Ese día y excepcionalmente, ya que siempre quedamos los domingos por la tarde, habíamos concretado la cita a las 10 de la mañana, para que aquellos dos chicos le llevaran a Julia, el desayuno a la cama. Sin embargo, por problemas de tráfico, aquella visita no se produjo hasta dos horas después.
Julia se había despertado a eso de las 11 de la mañana, aprovechando para tomar un baño y proceder al ritual que precedía a los encuentros con otros hombres. Baño, sales, depilación, cremas y aceites corporales. El timbre de sonó a eso de las 12 del mediodía y fue la propia Julia quien salió a recibir a los dos chicos. Ella para esa ocasión, había escogido un salto de cama de color Burdeos como única prenda. Al abrir la puerta, Carlos le dio el saludo con el que siempre se recibían, es decir metió su mano por debajo del salto de cama e introdujo uno de sus dedos en su vagina, al tiempo que le daba los dos besos de rigor, todo ello contemplado por el otro invitado el cual se limito a dar solo los dos besos.
Pasaron al salón y allí los recibí yo. Nos sentamos un instante los cuatro en el salón y estuvimos charlando unos cinco minutos. David era informático, y por aquel entonces mi ordenador estaba fallando bastante así que se lo había comentado y me había traído un antivirus actualizado para dejarlo instalado en mi PC, al tiempo que también aprovecharía para repasarlo más profundamente, así que invite a David a que me acompañara al despacho donde tenia el ordenador, dejando a solas a Carlos y a Julia en el salón.
Ya en el despacho, encendí el PC y lo primero que apareció fue una fotografía de Julia follándose al propio Carlos, que tenia puesta como escritorio. Oí como David, hacia una pequeña exclamación al ver esa foto y saber que Julia estaba en el salón, y empezamos a instalar el antivirus. La operación debió llevarnos aproximadamente unos 10 minutos, tiempo en el cual no se había oído para nada ni a Carlos ni a Julia.
La verdad es que en cuanto el PC comenzó el proceso de instalación, creímos conveniente volver al salón ya que allí nos esperaban tanto Carlos como mi mujer, muy calladitos. Y naturalmente que estaban calladitos, ya que en cuanto asome la cabeza por el salón pude ver a Julia completamente estirada en el sofá, boca a abajo entre las piernas de Carlos, el cual completamente en pelotas le estaba dando de mamar a mi mujercita su estupenda polla.
Ella al vernos aparecer se cohibió un poco y dejo de mamar aquella tranca, volviendo a adoptar una postura normal en el sofá. A todo esto, David volvió a hacer un nuevo comentario, mientras tomábamos todos asiento. Carlos era el único que estaba en pelotas, con su polla tiesa ya que ni tan siquiera Julia se había quitado la poca ropa que llevaba. No tardo por eso en ser el único, ya que me encargue de que Julia se quitara el salto de cama para que David pudiera contemplar la desnudez de mi mujer. Sus grandes tetas, sus pezones erguidos fruto de la excitación que la delataba, su sexo completamente depilado... En ese momento anime a Julia a que siguiera con lo que estaba haciéndole a Carlos, y ella encantada se recostó de nuevo sobre aquella polla que aun permanecía dura para introducírsela en su boca y empezar a saborear todo su jugo, al tiempo que dejaba abiertos sus muslos para ofrecernos su sexo que ya empezaba a estar empapado.
David aun vestido se arrodillo delante de Julia, y empezó a acariciar su sexo, al tiempo que me miraba y me sonreía como signo de gratitud por lo que le estaba ofreciendo. Aquellas caricias en el sexo de mi mujer, pronto tuvieron su reacción, haciendo que ella empezará con su serie de orgasmos que la iban a llevar a un estado de excitación como nunca había visto. Así estuvieron más de diez minutos, ella saboreando el tronco de Carlos y David repasando con su lengua cada rincón del coñito de Julia. Yo mientras tanto ya me había desnudado por completo y me masturbaba lentamente mientras observaba aquellos dos tíos haciendo de todo con la putita de mi mujer. Pasados esos diez minutos, Julia se incorporó y pidió a David que le dejara ver su juguetito. Ella fue desabrochando su pantalón, y de repente, apareció una polla inmensa, la más grande que hasta ahora había podido saborear mi querida esposa. Ella al ver el tamaño de ese pene, lanzó un suspiro comentando que aquello no era normal, al tiempo que habría su boca para empezar a engullir tan solo la mitad de aquel aparato que ya le llegaba a la garganta. Mientras tanto, Carlos se había puesto en posición, y había empezado a deleitar a Julia con una nueva comida de su almejita caliente. A Carlos le encantaba especialmente poderse beber los jugos que emanaban del sexo de Julia, y ella encantada se estremecía cada vez que aquella lengua pasaba por su clítoris o se introducía en su vagina.
Julia empezaba a estar fuera de sí, debido al placer que sentía tanto por la polla que estaba saboreando como por la lengua que exploraba su sexo siempre hambriento. Fue en ese momento cuando Carlos se levanto y la puso a cuatro patas, al tiempo que alargaba el brazo para coger uno de los muchos preservativos que había dejado encima de la mesa. Se lo puso con rapidez, agarró a Julia por las caderas, y la penetro muy suavemente hasta que sus huevos chocaron con el pubis de ella. En ese momento, los movimientos de Carlos pasaron a ser cada vez más rápidos, al tiempo que le acompañaban los gemidos que Julia lanzaba a pesar de tener la boca llena del pollazo de David, al cual le veía también fuera de sí, con el rostro medio desencajado del placer que le producía tanto la mamada que le estaba haciendo mi mujer, como por la situación que estaba viviendo por primera vez. Así estuvieron más de 10 minutos, momento en el cual se intercambiaron los papeles sentándose Carlos en el sofá para que Julia pudiera terminar la faena con él, y David de pie dándole por detrás a mi mujercita, la cual dio un pequeño grito cuando toda aquella carne la partió en dos. Primero suavemente y luego de forma salvaje, aquel chico se la estuvo follando también más de diez minutos, momento en el cual Carlos no pudo resistir más, y lanzo un gemido al tiempo que puede ver como Julia aminoraba el ritmo de la mamada al sentir como el semen de aquel chico la estaba llenando la boca. Ella siguió chupando cada vez más lentamente, hasta que dejo aquella polla completamente limpia. Mientras tanto David había dejado de follarsela ya que Julia había doblado las piernas tras correrse infinidad de veces con aquel rabo que al parecer no tenía ganas de terminar.
Fue entonces Julia, quien se sentó en la punta del sofá, quedando David justo enfrente suyo, de pie, con lo cual aquella polla volvía a apuntar directamente a la boquita de Julia, quien no se entretuvo ni un solo segundo, agarrando a David por su polla e introduciéndosela de nuevo en su boca para terminar un buen trabajito. Así estuvo la pobre más de quince minutos, chupando y succionando aquella polla que debido a los nervios que más tarde nos confeso David, no se acababa de correr nunca.
Finalmente, y al estar Julia exhausta y con su boquita dolorida de tanto trabajar, decidió hacer la mejor paja que nunca le habían hecho a aquel chico a la vez que le iba pasando su lengua por el capullo en cada una de las envestidas de su mano. No pasaron ni cinco minutos cuando de aquella polla empezó a brotar un buen chorro de leche calentita que fue a parar a las tetazas de Julia, quien agradecía por esa crema, empezó a untar por sus tetas mientras él se estremecía terminando su eyaculación.
Diez minutos después aquellos dos chicos se despedían de nosotros con una gran cara de felicidad que no podían disimular y que difícilmente iban a olvidar.