Dos Horas Para Amar...(Parte 2)

Parece que a Elisa se le complican las cosas en esta entrega...esto del amor es más complicado de lo que parecía.

... Su cara era un poema. No sabría describir la mezcla de sensaciones que pude percibir en aquella mirada. Sorpresa, alegría, ternura… esta vez era ella la que se había quedado sin palabras.

- Has... ¿Has venido corriendo hasta aquí…solo para quitarme esto? – Me preguntó con el papelito aún en la mano.

  • Ss...si ¿poor? – Se veía tan hermosa con esa carita…me hubiera gustado decirle que me iba con ella y que no quería dejarla ir…pero en vez de eso dije:

  • Bueno, tened cuidado ¿vale?

Vale, no te preocupes y…ya hablamos por tuenti ¿ok? (red social como el Factbook) – Me dijo antes de irse definitivamente con esa carita de tonta y con su última sonrisa en la boca.


Me quedé unos segundos observando su partida, como esperando que se diera la vuelta y  que volviera a por mi. Pero eso no sucedió.

El resto de la noche se me pasó lenta, quería que llegara el día siguiente para volver a hablar con ella, de hecho, no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Me pregunté a mí misma qué hubiera hecho si al despedirse, Celia me hubiera dado un beso. ¿Le habría correspondido? La respuesta era sí. Pero en ese momento me vino a la mente Iraia…se suponía que no estábamos juntas porque ella me había dejado, pero yo me sentía como que, si hubiera pasado algo más, en el fondo la estaría traicionando.

Eran las 9 de la mañana cuando llegué a mi casa y no voy a negar que me costó un poquito dormir, pero el cansancio venció a mis dudas y durmió los pájaros que rondaban mi cabecita.

Cuando me desperté para comer, lo primero que me encontré fue un mensaje de Iraia en el móvil para quedar al día siguiente como “amigas”, porque se supone que éramos amigas (El problema venía cuando quedábamos y unos días era como si estuviéramos juntas y otros como si no; según le apetecía a la niña). Decidí aceptar la quedada y me propuse que esa tarde íbamos a ser amigas de verdad, nada de tonterías, porque yo ya me estaba cansando.

Abrí el tuenti y había una petición de amistad. Era de Celia. Una sonrisa inundó mi cara y otra vez volvieron a pasarme por la cabeza imágenes de la noche anterior…no podía dejar de sonreír. La acepté y enseguida empezamos a hablar. Era súper cariñosa conmigo y me trataba genial…seguía preocupándose y a mí cada vez me gustaba más. Porque… ¿Me gustaba? Si, también me hice esa pregunta y la respuesta también era “SI”.

Estuvimos hablando todo el día de un montón de cosas, pero como hace poquito que existía el Whatsapp y ella no lo tenía, no pudimos hablar todo lo que quisimos. Mi sorpresa vino cuando me dijo que le había pedido a su padre un iphone para poder tenerlo y hablar conmigo (su padre trabajaba en Moviestar). Me estaba haciendo recuperar la ilusión y era evidente que yo también le gustaba a ella y mucho, aunque me quedó más claro cuando por la noche estuvimos hablando de eso:

- Por cierto, vaya “dos besos” me diste al despedirnos…que casi pude rozar tus labios – Le dije descaradamente.

- Ja, ja, ja. Lo se… ¿te hubieras quitado? – contestó.

- Pues…no lo se, la próxima vez que quedemos vuelve a comprobarlo…- me estaba haciendo de rogar y lo sabía, pero quizás me daba un poco de miedo afirmar lo evidente.

- Alaaaa, ¿me vas a dejar con la intriga?, pues espero que no te quites porque si no me da algo… - dijo poniendo una carita triste.

- No te preocupes tonta que seguro que si lo intentas recibes buenas noticias – y le puse yo una carita guiñando un ojo.

- Eli, quiero que sepas, que eres la primera persona en dos años que me hace sentir tan…completa. Se que apenas nos conocemos, pero se te ve tan buena…he podido ver a través de ti por tus gestos, tus caras de complicidad…me gustas mucho, quiero que lo sepas – se sinceró.

Yo no podía dejar de sonreír y había algo que revoloteaba por mi tripa como un torbellino, no me salían las palabras. Como he dicho antes no he tenido nunca suerte en esto y con Iraia empezamos a salir porque mutuamente llegamos a ese acuerdo, así que nadie antes se me había medio declarado, por así decirlo.

  • Jo Celia…no se que decirte, me has dejado sin palabras. La verdad es que tú también me gustas, pero antes de nada tengo que contarte algo… (No me podía olvidar de Iraia, esa era mi realidad); he estado 5 meses con una chica y hace muy poquito lo hemos dejado, de hecho no sé ni que somos ahora, pero el conocerte a ti me ha hecho pensar en muchas cosas y lo estaba pasando muy mal con ella y tu me tratas tan bien…- No sabía cómo explicárselo, yo quería seguir conociéndola, pero ella debía saber mi situación.

- No te preocupes pequeña, gracias por ser sincera y a partir de aquí es tu decisión…lo que no pienso permitir es que alguien te trate mal porque tu vales mucho…

- Muchas gracias por comprenderme…es un tema que tengo que zanjar porque no va a ningún lado y realmente quiero conocerte - encima de cariñosa y atenta era comprensiva…no me podía creer que se hubiera fijado en mi.

Si la noche anterior me costó dormir un poco, esa noche fue horrorosa. Mi cabeza estaba dividida. Por un lado pensaba que con Iraia había sufrido mucho y que ella misma me había dicho que amigas, amigas y amigas (aunque luego no actuáramos como tal), pero aun así sentía que la estaba traicionando…yo la quería y había estado enamorada, porque si no, no hubiera aguantado ni la mitad de las cosas que me hizo (Y no voy a entrar en detalles, pero de buena fui tonta); y por otro lado pensaba en Celia, en todo lo que me estaba provocando en cuestión de un día o incluso de horas. Yo nunca había pensado en eso del amor a primera vista, pero con Celia me estaba pasando algo parecido.

Tras una larga noche y una larga mañana llegó la tarde. Recuerdo que había quedado con Iraia, así que acudí a la cita (por supuesto Celia sabía que iba a quedar con ella). Estuvimos dando una vuelta y acabamos en el parque jugando al ipad, concretamente al trivial. Yo no había tenido ni un solo gesto que demostrara algo de complicidad o de cariño, pero en cambio ella parece ser que si quería, ese día sí. Estábamos sentadas en el césped jugando y mientras hablábamos sobre la noche anterior. Yo, ni corta ni perezosa, le dije que una chica me había tirado los trastos y que era bastante guapa y eso. Ella me dijo que se alegraba por mí y que esperaba que fuese buena persona. La conversación no llegó a más y sin que pasase nada, cada una se fue a su casa como “amigas” que éramos. Reconozco que me sorprendió que me apoyara en lo de la chica tan abiertamente, pensaba que se iba a enfadar y mucho, pero de momento no se lo tomó mal. Mi sorpresa llegó por la noche, cuando recibí una llamada suya y estuvimos hablando sobre el tema…

- Entonces… ¿pasó algo con esa chica? – me preguntó tras un rato de conversación (lo típico, un saludo, como estás y etc.)

- Pues…no, pero si que podía haber pasado – contesté.

- Ósea, ¿que no te hubieras quitado si se lanza?

- Pues…después de pensarlo…no, no me hubiera quitado.

  • … ¿te gusta? – me preguntó como con miedo.

- Pues después de haberlo pensado también…si, si creo me gusta.

De repente resopló y me colgó. Yo me quedé un poco como que no entendía nada, así que la volví a llamar y me colgaba. La hice unas 20 llamadas hasta que al final logré que me cogiera el maldito teléfono. Estaba enfadadísima. Discutimos un montón y empezó a decirme que no la quería, que la estaba demostrando que no la había querido ni la mitad de lo que ella me quería, me empezó a insultar, me mandó a la mierda y me colgó. Yo estaba fatal…evidentemente esto me afectaba porque como ya he dicho yo la seguía queriendo y mucho. Lo que no entendía es por qué se ponía así cuando la que me dejó fue ella y la que esa misma tarde me había dicho que me apoyaba era ella también. Se lo conté a Celia medio llorando e Iraia no me volvió a coger el teléfono más. Encima, empezó a poner en el tuenti comentarios con sus amigas medio poniéndome a parir y yo cada vez me sentía más mal. Sentía que realmente la había traicionado.

Esa noche no dormí. Y al día siguiente me sentí un poco mejor gracias a Celia, que me estuvo animando y protegiendo como había hecho desde el principio. Incluso me invitó ese fin de semana (era jueves) a pasarlo con ella, su hermana y las de su equipo (juega al fútbol sala junto con su hermana) en un pueblecito de al lado del suyo, porque iban a jugar un torneo allí. La idea no es que me desagradara…pero sabía que si iba, seguramente pasaría algo y sentía que tenía que zanjar primero el tema con Iraia, a la cuál intenté localizar para quedar y aclarar las cosas, pero seguía sin cogerme el móvil y sin contestarme a los whatsapp. Le dije que no sabía si me iban a dejar y que estaba pendiente de aclararlo todo con Iraia, así que ya le diría si iba o no. Ella me dijo que no había problema, que le gustaría mucho que fuera pero que entendía que quisiera aclarar las cosas.

Yo seguía y seguía intentando hablar con Iraia pero las únicas contestaciones que me daba eran para mandarme a la mierda y no me cogía el teléfono; hasta que por fin hubo suerte (o eso pensaba):

  • ¿Iraia? ¿Hola? Escúchame por favor, solo quiero hablar contigo como personas adultas y civilizadas que somos.

- Hola, no soy Iraia, soy una amiga suya, ella no se quiere poner y no se por qué sigues insistiendo en llamarla si te ha dicho clarísimamente que te den por ahí, así que pirate y déjala en paz que no se por qué coño la sigues hablando después de lo que le has dicho asquerosa.

Yo estaba flipando. Lo que me faltaba, ósea, no sólo llevaba llamándola casi un día entero si no que encima tenía que aguantar a sus amiguitas riéndose de mi. Me estaba empezando a enfadar. Además, esa amiguita suya estaba colada por Iraia y yo lo sabía, así que lo único que buscaba era sacarme de mis casillas.

- A ver, esto es un asunto entre Iraia y yo, y no entiendo por qué se tienen que meter sus amigas, por que yo solo quiero hablar tranquilamente con ella para aclarar las cosas a la cara y no voy a aguantar tonterías.

(Al parecer cogió el teléfono otra amiga suya)

- Hola, soy otra amiga de Iraia…disculpa a Sara (la otra chica), se pone un poco histérica y no razona, pero yo si, yo soy partidaria de que habléis las cosas Iraia y tu para así aclararlo todo.

La chica, que era bastante maja, me pasó con Iraia y por fin pude hablar con ella. Al principio parecía que aceptó quedar conmigo para hablar, pero después la conversación fue subiendo de tono y acabamos discutiendo otra vez. Yo me sentía fatal cada vez que hablaba con ella, pero porque ella me hacía sentir así. En el fondo se que yo estaba haciendo las cosas bien, pero ella no entraba en razones y al final me volvió a colgar. Yo esta vez, más que estar mal o triste estaba enfadada, así que decidí ir con Celia el fin de semana y que pasase lo que tuviera que pasar o mejor dicho, lo que realmente quería que pasara.

Pero no habían pasado ni dos horas desde que dejé de hablar con Iraia cuando mi móvil volvió a sonar. Era ella:

  • Hola, oye que he estado pensando y creo que es buena idea quedar para hablarlo.

  • Vale, me alegra que hallas reflexionado, en el fondo es lo mejor y lo sabes. Esto tenemos que hablarlo a la cara, sin que se meta nadie de por medio. ¿Cuándo quedamos?

  • Pues mañana mis padres se van de casa así que si quieres te pasas por aquí y hablamos.

  • Bueno…vale. Pues hasta mañana entonces.

- Hasta mañana.

No es que me agradase mucho que me dijera lo de sus padres y el hecho de que tuviera que ir yo, pero quería solucionar el tema y me daba igual el sitio, tenía muy claro (o eso pensaba) lo que le quería decir y con eso me bastaba.

Le expliqué a Celia que no podría ir porque iba a quedar con Iraia para aclararlo todo y que prometía compensarla (Tenía pensado ir hasta su pueblo el lunes a darle una sorpresa, porque realmente tenía ganas de verla). Se lo tomó entre bien y mal. Yo se que ella tenía muchas ganas de verme y que no le hacía ni pizca de gracia que quedase con Iraia después de todo lo que me había dicho en esos días, pero era mi decisión y la apoyó.

A la tarde siguiente, ahí me encontraba yo, sentada en el banco donde tantas veces habíamos quedado. Es cierto que estaba algo nerviosa. Sabía lo que le iba a decir pero tenía miedo de que me entraran dudas… ¿dudas? ¡Dudas de que! No podía tener dudas de una persona que me estaba puteando…pero la seguía queriendo y esa era la realidad.

Llegó 5 minutos tarde, me saludó con dos besos y se sentó a mi lado. Estuvimos hablando unos minutos de cosas varias y después fuimos al grano:

  • Bueno Iraia…quiero aclarar las cosas contigo. Es cierto que igual no tenía que haberte dicho nada de Celia por que no sabía hasta que punto te podía molestar, pero como has sido tu la que me ha dejado y la que me ha dicho que amigas y que amigas, pues yo la conocí y simplemente te fui sincera…y la verdad, yo creo que es mejor así, siendo amigas, porque así no nos hacemos daño la una a la otra. No se que piensas tú.

- Pues…nose, si es lo que quieres…yo no he sido sincera contigo, porque te sigo queriendo. Lo dejamos porque no quería hacerte daño, pero no era capaz de verte como otra cosa. Pero si tú piensas que es mejor así, pues yo también estoy de acuerdo.

- Pues si, creo que así no mareamos más la perdiz…

- Entonces perfecto..

Uuff…ya está, ya estaba dicho y aclarado. Es como que me había quitado un peso de encima. En ese momento me hubiera levantado y me hubiera ido, pero en cambio me quedé allí hablando un rato con ella y luego fuimos a su casa a jugar a la play...

Llegamos a su casa y me la enseñó porque era la primera vez que iba (casi siempre quedábamos en la mía). Nos sentamos a jugar y después de echar un partido Iraia se me empezó a arrimar…yo me estaba oliendo el percal y me mantuve firme. Ella no quería seguir jugando así que pusimos una peli. Me estaba empezando a poner nerviosa. Hubiera salido corriendo pero mis piernas no se movían. Iraia cada vez se acercaba más y me intentó besar. Yo le quité la cara y le dije que no, que ya lo habíamos hablado…pero ella siguió y me besó. Yo me volví a quitar pero no aguanté más y me puse a llorar. Yo la quería y en realidad no entendía por qué estábamos mal pudiendo estar bien…aunque supongo que no pensé en cómo me había tratado.

- Cielo, ¿por qué lloras? – Me preguntó mientras me abrazaba.

- Yo…yo…

- Shhh, tranquila, yo te cuido… - Y me abrazó aún más fuerte.

- Iraia…no entiendo esto….yo…

Casi no sabía ni que decir, no sabía si quería irme o quedarme, estaba echa un lío y de repente Iraia me besó otra vez. Nos empezamos a besar como nunca antes lo habíamos hecho…tiernamente, con delicadeza…su lengua y la mía se rozaban despacio como si no quisieran que ese beso se acabara nunca. Y entonces……

¡Aquí tenéis la segunda parte! Espero haber corregido los fallos y como seguro que en este tengo más, me gustaría que me los comentarais también. Muchas gracias por escribir y sobre todo por leer. Un Saludo y…¡Continuará!