Dos hombres, dos vidas; un destino. cap2

Saga acerca de la vida de dos personas, Julián y Matías. Cada uno de ellos muy diferentes. Lo que ninguno de los dos se espera es que su encuentro pueda hacerles reconsiderar muchos aspectos de su vida: caracteres, aspiraciones, sentimientos e incluso su propia sexualidad, pasar de la individualidad a algo más complejo.

DOS HOMBRES, DOS VIDAS; UN DESTINO

Este segundo capítulo es desde el punto de vista de Matías, el otro protagonista de la saga. Iremos así descubirendo la personalidad de cada uno de los protagonistas. Si queréis comentar o puntuarlo estaré muy agradecido. Gracias y espero que os guste

CAPITULO 2

MATIAS

Pedro, un amigo de hace muchos años, había pedido a Matías el favor de hacer una prueba a un conocido suyo para el puesto de ayudante de cocina y aunque no le hacían gracia ese tipo de enchufe, Matías accedió; Pedro era un amigo especial al que no podía negarle algo así… y menos después de que se lo pidiera cuando le acababa de llenar el culo de leche.

Aunque el día de la prueba Julián había llegado tarde, se estaba desenvolviendo bastante bien; se notaba que no tenía formación, pero Matías vio que el tío tenía algo especial, como si la cocina estuviera hecha para él. Curró bastante y se dejó guiar bien, algo que Matías apreciaba en un trabajador. Si algo había aprendido en todo el tiempo que llevaba formándose y currándose su puesto es que quien trabajara con él debía dejarse guiar; él era muy perfeccionista y para nada ni por nadie iba a dejar que su trabajo se resintiera, exigiendo al máximo a todos los que trabajaban con él; así había conseguido el puesto de chef en ese famoso restaurante y así pensaba seguir prosperando en la rama de la hostelería.

Cuando terminaron la jornada se acercó a Julián, le dijo que el puesto era suyo y le estrechó la mano… y justo pasó… una pequeña descarga que le puso nervioso… Miró a Julián y se fue.

Cuando llegó a su casa llamó a Pedro :

-          Oye, tu amigo lo ha hecho bastante bien, le he dado el trabajo, vente y lo celebramos.

Pasó una media hora cuando Pedro llegó, tiempo en el que Matías aprovechó para darse un duchazo.

-          Qué guapo estás cabrón, le dijo Pedro al entrar, cerrando la puerta y dándole un pico.

-          ¿Así me das las gracias contratando a tu amigo? Le respondió Matías al mismo tiempo que le empujaba contra la pared del pasillo, juntando su cuerpo contra el suyo, morreándole apasionadamente y mordiéndole el labio inferior como le gustaba a Pedro.

-          Joder Matías como has venido del curro tío… ¿me cuentas ahora como ha ido todo o lo dejamos para después?  Preguntó Pedro agarrándole la polla que estaba ya dura.

Matías ni respondío, cogió a Pedro y lo llevó al salón y se siguieron morreando y magreándo. Matías se acomodó mientras Pedro se echaba sobre él; le agarró de la nuca mientras le metía la lengua hasta la garganta y le dio lametones en el cuello que le hacían volverse loco y gemir. Poco a poco, le fue bajando la cabeza; Pedro, dejándose llevar le fue desabrochando la camisa mientras le besaba el pecho; le lamió los pezones y le dio pequeños mordisquitos; ahí notó que Matías ya no presionaba su nuca para que  siguiera bajando, sabía que disfrutaba de que le mordiera los pezones, así que siguió recreándose en esa zona; mientras tanto con su mano le sobaba la polla a Matías… que dura la tenía el cabrón. Dejando descansar los pezones, Pedro siguió su camino hasta el premio gordo… empezó a besar la polla a Matías por encima de la ropa…

-          Como sabes ponerme tío… le dijo Matías

-          ¿Te gusta verdad? Respondió Pedro… Anda quítate ya los pantalones que los vas a reventar macho.

Y cuando Matías se levantó y se quitó la ropa por fin Pedro disfrutó de todo el espectáculo… que pollón… 21 cms de carne toditos para él… si bien no era extremadamente gorda sabía que le daría mucho placer, pues Matías sabía montarle muy muy bien.

Matías se sentó de nuevo, y Pedro aprovechó para tumbarle en el sofá…

-          Aquí está tu premio por haber contratado a Julián, le dijo Pedro en el mismo momento que engullía de golpe ese pedazo de pollón.

Matías se retorcía de placer; la verdad que Pedro sabía hacerle disfrutar; se metía toda esa polla de golpe, se la sacaba, le daba pequeños lametones mientras le acariciaba los huevos… era un espectáculo de un buen mamador…

-          Tío para el ritmo, dijo Matías… tengo la polla que me va a reventar.

-          Pues espera entonces Chef, que queda el plato principal, dijo Pedro mientras se despojaba de sus pantalones y  le ofrecía su culito.

-          Uffff, sabes como hacerme disfrutar eh? Le dijo Matías mientras se incorporaba para sobarle el culo.

-          Ya sabes que me encanta darte placer guapo y que….. Pedro calló  y no pudo seguir hablando  al notar el  contacto de la lengua de Matías dentro de su culo.

Las palabras se transformaron en gemidos de placer. Matías que había comenzado con pequeñas lamidas devoraba ahora con ansia ese culito lampiño. Pedro no podía parar de gemir, hasta el punto que Matías tuvo que darle un azote para hacerle darse cuenta del tono de sus gritos placenteros.

A Pedro le temblaban las piernas, momento que Matías aprovechó para empujarle contra el sofá, quedándose detrás de él y viendo esa espalda y ese culito a su disposición.

-          Creo que ya tienes el culito preparado, dijo Matías introduciendo un par de dedos a la vez por el culo de Pedro.

-          Si guapo, fóllame ya.. no puedo esperar, respondió Pedro

A Matías le encantaba tenerle así, de espaldas a él ofreciéndole el culo, y sabiendo que ya lo tenía dilatado no lo dudó y se la clavó de un golpe, tapándole la boca para que no gritara. Pedro pegó un brinco y le dio un pequeño mordisco en la mano; aunque le había dolido un poco, Matías le daba un placer que ningún otro hombre le daba.

Matías comenzó a bombear su cuerpo contra el de Pedro, soltándole la mano de la boca y usando ambas para cogerle por las caderas. Pedro acompañaba las embestidas de Matías con su movimiento de caderas y los dos cuerpos danzaban al ritmo apasionado de una buena follada.

El ritmo comenzó a crecer y soltando sus caderas Matías echó todo su peso sobre Pedro, notando como su polla taladraba las entrañas de su compañero.  Así siguieron un rato y cuando notaba que le quedaba poco para terminar, Matías cogió a pelo de Pedro y echando su cabeza hacia atrás le dijo…

-          Y aquí llega el premio final…. Y dándole un buen morreo empezó a llenarle el culo de leche.

En el momento en el que Pedro notó la leche caliente dentro de su culo empezó a correrse manchando todo el sofá de Matías.

-          Joder, como me has dejado el sofá, dijo Matías sacando el rabo del culo de Pedro.

-          Y mira tú como me has dejado el culo, respondió Pedro abriéndose el boquete y dejando que la leche comenzara a resbalar por sus muslos.

-          Nada que no se pueda reparar, respondió Matías empezando a lamer la leche que un minuto antes había soltado.

-          Ufffff como eres tío…. respondió Pedro.

Tras la buena follada que se pegaron, se dieron una ducha juntos y volvieron al salón.

-          ¿Te quedas a cenar no? Le preguntó Matías a su amigo.

-          Ya sabes que yo me quedaría contigo todo el tiempo del mundo, le respondió Pedro, acariciándole la mano.

Con el contacto de su mano a Matías le vino a la cabeza el momento en el que su manó estrechó la de Julián y la descarga que sintió. Rápidamente separó su mano de Pedro, y secamente le respondió:

-          Ya hemos hablado muchas veces sobre ello Pedro, no quiero nada serio con nadie. Mi pareja es el trabajo; estoy casado con mi profesión y no quiero perder el tiempo con novios y distracciones, ya sabes que lo que aspiro es….

-          Si si si, interrumpió Pedro… que lo que aspirar es ser un chef de fama mundial. Eso está muy bien Matías, y ya estás empezando a serlo, por eso os han dado una estrella michelín, pero ¿y cuando llegas a casa y estás sólo qué? ¿Con quién vas a compartir tus logros?

-          Bueno, estás aquí no? dijo Matías

-          Sí, hasta que me canse de que esto no vaya a más… respondió triste Pedro.

-          Lo siento Pedro, ya sabes que esto es lo que puedo dar… yo no puedo permitirme ninguna distracción… anda venga, cambia esa cara y vamos a cenar

Resignado Pedro siguió a Matías y se sentaron a cenar; tuvieron una velada agradable y Pedro se fue a su casa y si bien Matías había dejado claro que no podía permitirse ninguna distracción, de su mente no podía desaparecer la sensación producida por el contacto de su mano con la de Julíán… y al día siguiente su nuevo ayudante de cocina comenzaba a trabajar en el restaurante.