DOS HERMANAS Y UN AMANTE (Segunda parte)

En medio del placer Aida comienza a buscar la verdad sobre Pedro y su hermana

Yo cerré los ojos al recibir sus descargas y al terminar de eyacular Pedro quedó inmóvil sobre de mí… En ese momento, y como suele pasar, fui presa del arrepentimiento, tenía tan solo 21 años, un año de casada y ya había sido infiel. Otro hombre había hecho que mis entrañas se contrajeran una y otra vez haciendo temblar todo mi cuerpo por el maravilloso placer del orgasmo mientras que él hundía su pene en mí, una y otra vez hasta vaciar su ardiente carga de semen dentro de mi vagina, lo escuchaba respirar jadeante con su cabeza a un lado de la mía, humedeciendo mis tetas con el sudor de su pecho, sus manos debajo de mis nalgas, su aún endurecido pene clavado en mi carne y su blanco semen llenaba mi vagina

Me había entregado a la lujuria con un amigo por el que no sentía nada que no fuera una carnal atracción y a quien le acariciaba dulcemente la espalda, como muestra de agradeciéndole por el placer recibido….  Y como si fuera poco la culpa de haberle sido infiel a mi marido, lo había sido con su amigo, con el amigo de mis padres y de mi hermana … Un amigo cuya imagen de chico decente y cabal hacía que mis padres lo supusieran el “mejor partido” para mi hermana…. Sin embargo no podía negar que había sido el más placentero y ardiente sexo que hubiera tenido en mi corta vida

De igual forma ¿Qué caso tenía arrepentirse? Lo hecho, hecho está y no hay manera de borrarlo de nuestras vidas, no tiene caso arrepentirse cuando ya no hay remedio. Pedro y yo habíamos abierto la puerta a nuestra lujuria y entrado a la habitación de la culpa, de la hipocresía donde cada uno de nuestros gestos, nuestros movimientos y nuestras palabras deberían de ser cuidados y pensados para no delatarnos.

  • ¿Y ahora qué Pedro?

Pregunté cuando se “bajo de mi”, pero él no respondió, sino que continuó con la lujuria desbordada, haciendo algo para mí fue increíblemente ¡maravilloso! … Se inclinó hacia mi sexo y con su lengua recogió parte del semen que escurría de mi vagina y me lo dio en la boca, yo lo saboreé y tragué pidiéndole más, cosa que hizo repetidamente estimulando mi clítoris con su lengua. Sus caricias y la inmensa lujuria que me provocaba el saborear y tragar lo que me daba, hicieron que hirviera mi sangre al grado de llevarme a otro corto pero placentero orgasmo, el cual además de hacerme expulsar su semen, me hizo olvidar mi arrepentimiento…. El sonrió al verme “brincar” nuevamente de placer, besó mi pubis y después se acostó boca arriba junto a mí, entrelace los dedos de mi mano con los suyos y le dije

  • Me encantas Pedro, me enloquece todo lo que me haces, me matas de placer

El sonriendo respondió

  • Eres mucha mujer y no puedo evitar dar rienda suelta a mis instintos

Le sonreí agradecida al tiempo en que me levantaba al baño para llevar la bata donde había escurrido su semen y limpiar lo que de este quedaba sobre mis nalgas, mis muslos y dentro de mí vagina. Cuando salí, a diferencia de lo que yo imaginaba, él seguía desnudo en la cama acostado de lado apoyando su cabeza sobre su mano, yo me subí a la cama y me acosté frente a él lo miré a los ojos y pregunté

  • ¿Te vas a quedar conmigo un rato o me vas a dejar “cogida y abandonada”?

  • Yo no hago eso, me voy a quedar contigo

Me abrazó acostándose boca arriba y haciendo que quedara encima de él, doble mi pierna sobre su cadera y mientras acariciaba mi muslo con ternura, lo besé en la boca y para estimular su ego le dije

  • ¡Que buena venida te diste!... Nunca había tenido tanto semen dentro de mi… ¿Fue por mí o has estado en abstinencia?

Pregunté riendo. El apretó suavemente mis nalgas y respondió

  • Fue porque estás buenísima, eres bella, sensual, ardiente…. ¡Un mujerón en la cama!, eso es lo que eres

Reí orgullosa y nos dimos un suave y húmedo beso, al separarnos volví a preguntar

  • ¿Y ahora qué Pedro?

  • ¡Me encantas Aida!

Respondió apretando mi muslo y yo respondí

  • Y tú a mí me enloqueces Pedro, pero no quiero que alguien se entere de lo nuestro

  • Ya te dije que soy de los que no tienen memoria, lo que es más, como eres una mujer casada, si tú lo cuentas, yo lo niego.

  • ¡Jamás lo contaría! … Es que muy a pesar de todo, yo no quisiera que Raúl se enterara.

  • Nadie se va a enterar mujer, no te preocupes por eso

Quedamos en silencio, apoyé mi cabeza en su pecho y después de un rato en que él me acarició continuamente la espalda y las nalgas dije

  • No me arrepiento de haberlo hecho

  • Ni yo… Eres increíble…. No tienes idea de lo mucho que me gustas, ¡Estás buenísima!

Pasó su mano sobre mis nalgas para dar énfasis a sus palabras y me dijo

  • Te quiero Aida

Con un solo movimiento casi de terror, me senté en la cama, él me miró sorprendido y le dije

  • Es mejor que aclaremos las cosas ahora Pedro

Quedé en silencio pensando mis palabras al tiempo que él se sentaba frente a mí, yo le tomé las manos y las puse sobre mis muslos diciendo

  • Las cosas son así Pedro … Yo quiero volver a estar contigo pero … Pero no quiero que entre nosotros nazca algo que …. ¡Diablos, Pedro!, Tú y yo somos buenos amigos, sigamos siéndolo, seamos tan solo de los amigos que se juntan para disfrutarse mutuamente en la cama, sin exigencias, sin celos y sin declaraciones de amor…. De otra forma lo mejor sería olvidarnos de todo …. Yo no me quiero enamorar de nadie, ni que nadie se enamore de mí …. El amor es muy complicado Pedro

  • Me estás mal interpretando Aida, la idea de que seamos “Amigos con derechos” por mi está perfecto, solo déjame explicarte … Yo te quiero como amiga y amante…. Y espero poder decírtelo muchas veces mientras acaricio tu cuerpo desnudo…. Y lo pienso hacer por dos razones, primero: Porque es verdad y segundo: Porque no estoy dispuesto a hacerte sentir….

Interrumpí reclamándole

  • ¿Una puta?

  • No dije eso… Me refería a lo que acabas de decir de “cogida y abandonada” ….

  • Así se deja a las que son putas por diversión…. Cogida, abandonada y no pagada

  • No quiero discutir contigo y mucho menos después de haber cogido como lo hicimos, así que no te etiquetes de puta por haberlo hecho ya que….

Lo interrumpí diciendo

  • ¡No quiero oír consejos!… Entiende que yo necesito tiempo, tiempo para definir mi situación con Raúl y tiempo para mí. Por ahora lo único que busco en un hombre es que sea un buen amigo y un excelente amante…. Y tú cumples con esos requisitos, así que tu dirás

  • Primero necesito decirte algo ___ Afirmé con la cabeza y él continuó diciendo ___ No eres la única

Después de declararme que había otra, se sentó en la orilla de la cama con los pies en el piso dándome la espalda, puso sus manos sobre su cabeza y después de unos segundos se puso de pie y le brotó a él el arrepentimiento, la resaca moral o “cruda moral” como decimos en México. Me miró a los ojos y dijo

  • Mira Aida…… Me gustas mucho, te deseo, me encantó coger contigo, pero no debería haber sido así, es más yo ni siquiera debería estar aquí ya que tú eres la esposa de mi amigo

  • ¡Por favor!... ¿Tú crees que si entre tu amigo y yo quedara algo, estarías aquí?... Por otro lado ¿Qué amigo se coge a la esposa de su amigo? Ni yo soy una puta, ni tú eres amigo de Raúl Pedro y si estás aquí es porque soy una mujer abandonada, necesitada de atención, de compañía, de ternura, y sí, también de sexo

  • ¿O sea que me usaste para llenar tu soledad?

  • ¿Mi soledad? ___ Solté un chasquido de tristeza y corregí___ Entiéndeme por favor, Pedro, soy una mujer que no merece ser abandonada como lo ha hecho Raúl, estoy viviendo en una angustiante soledad y necesitaba de alguien que me hiciera olvidarla, alguien que me hiciera volver a sentir deseada, sentirme mujer, alguien que llenara todos mis vacíos, incluido éste ___ Dije poniendo mi mano sobre mi pubis y agregué ___ Y te elegí a ti convencida de que tu supuesta amistad con Raúl solo era para ver si yo accedía a tu capricho … Y si después de intentar entenderme un poquito, sigues pensando que te usé, entonces ¡Sí, si te usé! o mejor dicho nos usamos

  • ¿Qué capricho Aida?

  • El de cogerme, un capricho que vienes arrastrando desde el día en que nos conocimos… ¡Y no lo niegues!, que no solo me lo insinuabas, sino que me lo pediste con todas sus letras cuando era novia de Raúl… Ahora te pregunto ¿Qué hubiera pasado si esa vez en Acapulco te hubiera dado las nalgas? … ¿Se lo hubieras dicho a “tu amigo”? .... ¡Te aseguro no!

  • ¿Y tú te hubieras casado?

  • Sin duda, yo amaba a Raúl, a ti solo te deseaba

  • No entiendo…. ¿De verdad te hubieras acostado conmigo siendo su novia?

  • ¿Me vuelves a tachar de puta? ¡Tú no entiendes nada Pedro!

Nos miramos a los ojos y al percibir su enojo decidí “bajarle a la discusión” para evitar un pleito, por lo que con voz más tranquila estimulé su ego diciendo la verdad, la innegable verdad

  • Claro que me hubiera acostado contigo Pedro …. ¿Te acuerdas de que ese día no te pude responder porqué llego mi papá? Si me lo hubieras vuelto a pedir, no hubiera dudado en aceptar ni un segundo ya que además de ser mi amigo me haces “mojar los calzones” sin tocarme, solo con verte me excito, eres el hombre más atractivo que haya conocido, tanto que estoy segura de que a la mujer que se lo pidas te abre las piernas sin pensarlo mucho…. Yo te hubiera dado las nalgas ese día y cuantas veces me las pidieras.

  • Pensé que te habías molestado, además no hubo otra oportunidad

  • ¿De veras? ___ Dije con sarcasmo y agregué ___ ¿Querías que te la sacara y me la metiera?... Por favor, Pedro, cada vez que nos veíamos te “aventaba el calzón” y tú nunca lo agarraste

  • ¿En serio? ___ Preguntó con vergüenza

  • ¿No lo notaste? Créeme que moría de ganas de que me lo volvieras a pedir, incluso en Acapulco ya lo tenía todo planeado.  Te explico… Cuando nosotros vamos de vacaciones, el velador se va a su casa con su familia… Yo tengo una copia de la llave de la caseta donde él vive cuando cuida la casa varias veces me di “mis escapadas nocturnas con Raúl” y me quería escapar una noche contigo

  • ¡Carajo, de lo que me perdí!

Reí y con una sensual sonrisa en los labios le respondí buscando molestar

  • Y te diré que ya tomaba pastillas. ¿Me entiendes?...  O sea que como tú amigo ya había “abierto el frasco” tú lo hubieras podido llenar sin consecuencias, te hubieras podido venir adentro…. Te lo perdiste por menso, por no entender mis insinuaciones.

  • ¿Me quieres Aida?

  • ¡Claro que te quiero! …. ¿O no te diste cuenta de que acabo de coger contigo?, pero no confundas cariño con amor, normalmente las mujeres no salimos a buscar sexo en los bares, sino que lo buscamos con un amigo al que queremos y con el que nos sentimos seguras…. ¡Pero ya no insistas con el cariño Pedro! ¡Sexo es solo sexo! ..., Lo malo es que a veces las parejas se confunden y se enamoran, pero no uno del otro, sino del placer que se dan y si no hay amor el placer se hace costumbre y todo se va al carajo como nos pasó a Raúl, y a mí.

  • ¿Y si nos pasa lo mismo?

  • Lo nuestro es diferente, nosotros no nos vamos a enamorar, no buscamos amor, no tenemos que vivir juntos, compartir nuestras costumbres, nuestras amistades, nuestras malditas mañas y coger por obligación todas las noches suponiendo que lo hacemos por amor. De esa forma nunca fingiremos que hacemos el amor, cogeremos por placer hasta que nos hartemos o encontremos algo mejor

  • ¿Y la fidelidad?

  • ¿Quién se va a enterar de lo nuestro?, Ni tu pito, ni mi vagina se van a degastan, por lo tanto, tu novia solo se podrá enterar si tú se lo dices.

Soltó una carcajada, quedó pensativo y después me miro muy serio y en un tono melancólico dijo

  • Por desgracia no es mi novia…. Al igual que tú, ella tomó la decisión de solo tener sexo …. Muchos creen que eso es maravilloso, pero es triste… De verdad que es triste acostarte con la mujer de quien estás enamorado y enterarte de ella solo lo hizo por lujuria, por coger.

  • Tu problema es que si te acuestas con casadas decepcionadas nunca vas a encontrar el amor

Se sonrojó, me miró pensativo y dijo

  • Ella no es casada, incluso era virgen y la verdad la hubiera llegado a amar como a nadie en el mundo, pero si ella solo quiere sexo sin compromisos debe ser porqué se acuesta con otros ¿No crees? …. En fin, con que esté disponible para mí cuando se lo pida con eso tengo ya que la verdad es que está buenísima

  • ¿Mas que yo?

  • Más o menos, así que tu dirás si tengo o no razón

Se rio dándose media vuelta y yo le reclamé

  • ¿Te vas a ir?

  • ¡No!, voy al baño

Caminó hacia el baño y mientras yo admiraba su espalda, sus bellas nalgas y sus fuertes muslos pregunté

  • ¿Se te antoja cenar pizza?

  • Si

Era una noche calurosa de verano y cuando él salió del baño fuimos a la cocina donde abrí unas cervezas, me parecía mentira que después de un año de casada ésta fuera la primera vez que estaba desnuda con un hombre en la cocina, por mi mente pasaron los reclamos de Raúl cuando me vio caminar desnuda por el departamento “¡Vístete mujer, no seas puta, te van a ver lo vecinos!”.

Cuando el chico de la pizza tocó el timbre de la calle fui a la recámara a cubrirme con un vestido y al regresar con la pizza a la cocina donde Pedro esperaba desnudo le pregunté

  • ¿Me notas algo?

  • ¿Además de lo buena que estás?

  • ¡Gracias!, pero lo pregunto porque el chico de la pizza se me quedó viendo raro

Y él sonriendo respondió

  • A no ser porque se trasparentan tus pezones y tu vello púbico, no veo otra la razón

  • Me hubieras dicho

  • ¿Y privarlo de la mejor propina de su vida?

Reí y me quité el vestido para sentarme a su lado a cenar, subí mis piernas sobre sus muslos para dejarme querer con sus caricias en mis pantorrillas y al sentirlo, ¿Cómo decirlo? … Desbordando ternura sobre la mujer que lo había hecho gozar hice lo que sabemos hacer mejor las mujeres, además de coger claro, y que no es otra cosa que “Meter para sacar” y no me refiero a sexo sino a que preguntamos lo que ya sabemos para conocer las dos versiones de la historia o escuchar alguna mentira que nos permita el placer de descubrir al mentiroso… Así que con voz dulce le dije

  • Me gusta que acaricies mis piernas, eres muy tierno y eso es lo que me encanta de ti.

  • Es que tienes unas piernas preciosas y una piel muy suave.

  • Por cierto y hablando de buenas piernas ¿Has visto a mi hermana?

Cambió el color de su cara, tragó la pizza que tenía en la boca y respondió

  • ¡Claro que la he visto! ¡Y sí que tiene unas piernas deliciosas!

  • ¡Pedro! ___ Protesté dándole un ligero golpe en el hombro, él se rio y dijo

  • ¿Qué?... Tu hablaste de buenas piernas ___ Y ya serio agregó___ Si, si la he visto, he salido con ella varias veces, primero me acompañó a la boda de mi primo y después hemos salido seguido, al cine, a tomar un café o algún otro lado

  • ¿Y ese otro lado es tu depa?

Me miró muy serio, pensó un momento su respuesta y evadió la pregunta

  • Si vieras como me envidian cuando me ven con ella

  • ¡Ah vaya!, De modo que te gusta presumir a mi hermana …. ¿La presentas como tu novia?

Me miró con una sonrisa y respondió

  • Lo que pasa es que nadie puede creer que una mujer de 1.80 de estatura pueda estar tan bien formada… Rompe el mito de que las bajitas tienen mejor cuerpo que las altas y además Clau es muy bella de cara, su pelo negro hace que se vean preciosos sus enormes ojos azules y tiene un cuerpo espectacular, con esa piel clara, casi blanca, pone cachondo a cualquiera

Moví molesta la cabeza y exigí

  • Respóndeme lo que te pregunto Pedro ¿La has presentado como tu novia?

Me miró muy serio y respondió

  • Estuvimos juntos por un tiempo

  • ¿Juntos de ser pareja?, ¿Fueron novios?

Afirmó con la cabeza y le dije

  • Nunca lo supe

  • Ella no quiso que se supiera, además tu estabas muy ocupada con Raúl.  Nos hicimos novios una semana después de tu boda y duramos cerca de seis meses, pero ella terminó conmigo por….

Estúpidamente lo interrumpí diciendo con cierta maldad

  • Por las tendencias sexuales de Claudia

  • ¿A qué te refieres con eso?

  • A que Claudia es lesbiana

Me miró muy serio, bajó la mirada hacia mis muslos y respondió

  • ¡Qué estupidez!, ¡Claro que no es lesbiana!

Retando su afirmación pregunté

  • ¿Cómo lo sabes?, ¿Ya te acostaste con ella?

Se puso de pie, me miró muy serio y yo insistí

  • Mira Pedro: Claudia es una niña, pero si ella decidió acostarse contigo a mí no me importa, te acabo de explicar lo que quiero de nuestra relación. Así que dime ¿Te la cogiste?

Evadió la respuesta diciendo

  • ¿Una niña?... ¡Por favor, Aida! A su edad tú ya estabas casada y con un buen “kilometraje de esto” adentro

Respondió poniendo su mano sobre su pene. Yo solté una carcajada y bromeando afirmé

  • Si tomamos en cuenta que Raúl me empezó “a meterme kilómetros” desde antes de casarnos, sí que son muchos…. ¿Y tú se los sigues metiendo a Claudia?

Ante su silencio el cual tomé como un “El que calla otorga” pregunté

  • ¿Y ahora qué Pedro?

  • ¿Qué de qué?

  • ¡¿Como que de qué?!.... Te acuestas con mi hermana y conmigo, ¿Se te hace poco?

  • Yo no he dicho eso, fue tu conclusión, pero de igual forma te diré lo que vamos a hacer

Se acercó a mí, me tomo de la mano para que me pusiera de pie, me abrazó oprimiendo su erecto pene sobre mi vientre, me beso en la boca y después de varios húmedos besos me llevó a la recámara, en silencio encendí la luz de la mesita de noche, me acosté boca arriba y él se puso a besar y a acariciar mis muslos. Yo fingiendo rechazo hacia sus caricias me giré para acostarme boca abajo y me puse a ver una revista, estaba molesta, necesitaba una amplia explicación, sin embargo no sabía cómo exigírsela sin que pareciera que estaba celosa o posiblemente lo haría enojar y todo terminaría entre nosotros.

Al notar mi molestia él besó mis pies y yo protesté “¡No Pedro!” . Se detuvo pero comenzó con su irresistible ternura a besar la parte trasera de mis pantorrillas y yo me dejé querer, subió con sus besos por mis muslos hasta mis nalgas donde permaneció un buen rato besando y lamiendo hasta subir a mi espalda para recorrerla a besos de la cintura a los hombros, yo dejé la revista y le dije

  • Me estás poniendo cachonda Pedro

  • De eso se trata

  • ¿Y vas a poder? __ Pregunté bromeando y el respondió

  • Ya cargué baterías y es momento de descargarlas dentro de la mujer más buena del mundo

  • ¡Wow!... ¿La más buena del mundo?, Se nota que te gusté

  • ¿Gustarme?... Yo diría que coger contigo fue un sueño hecho realidad, ¡Que nalgas tienes mamita!

  • Disfrútalas Pedrito que son todas tuyas

  • Eso voy a hacer mujer

Cuando él lamió mi humedecido sexo yo junté mis piernas para evitar que lamiera mi ano, Pedro se rio y se montó en mi apoyando sus rodillas a los lados de mis piernas, separó mis nalgas con sus manos y metió su pene entre ellas buscando el húmedo camino hacia la profundidad de mis entrañas, el húmedo camino al placer. Apoyó las palmas de sus manos a los lados de mi cabeza y poco a poco fue penetrando mi cuerpo hasta ocupar todo el ardiente vacío de mi vagina, cuando sentí su pubis juntarse a mis nalgas, él me besó la espalda diciendo “Me encantas mujer”, yo sonreí y respondí preguntando con “maldad femenina” “¿Mas que las demás? ¿Más que Claudia?”. El no respondió, solo se rio y comenzó a “bombearme” con fuerza. Cada vez que empujaba dentro de mí su miembro oprimía la piel de mi pubis sobre la cama, sus testículos golpeaban sobre mi clítoris y su pubis empujaba mis nalgas hacia adelante, lo que en poco tiempo me llevó a mi primer orgasmo.

Siendo aún novia de Raúl ya había comprobado que cuando un hombre te coge dos veces seguidas, la segunda era la más placentera para la mujer, ya que él dura mucho más y no se detiene para evitar eyacular… Pero esto era increíble ya que Pedro se movía de manera frenética al grado de que comencé a sentir gotas de su sudor caer sobre mi espalda mientras que mis orgasmos se repetían

Después de haberme venido, no sé cuántas veces, y oyéndolo jadear entre ansiedad y cansancio, le dije

  • Descansa un rato y después lo volvemos a intentar

Jadeante respondió

  • Necesito venirme Aida

  • Pero si yo me vuelvo a venir me desmayo Pedro, mejor salte y hago que te vengas en mi boca

  • ¡Espérame, un poco más!

Me respondió en un tono de desesperación y poco después, hizo su tronco hacia atrás, apoyó sus manos a los lados de mi cabeza, sentí molestia cuando su pene empujó el fondo de mi vagina y eyaculó…. “Uff, por fin” , dijo cuando terminó y yo pensé lo mismo, nos giramos para quedar acostados de lado y aún con su pene dentro de mí, me abrazó, me besó tiernamente la espalda mientras acariciaba dulcemente mis muslos, mi vientre, mis pechos y en un tono que denotaba vergüenza me dijo.

  • Perdón preciosa… Es que me urgía venirme

  • No importa corazón… Lo importante era que no te quedaras a medias… Yo sé lo desesperante que es que te dejen así

Me abrazó con fuerza y yo tomé su mano para ponerla sobre la piel de mi pubis preguntando

  • ¿Lo sientes?

  • ¿Qué?

  • Tu pene dentro de mí, ¿No te emociona? Ahí adentro debe estar tu semen entrando en mi útero

  • No respondió, solo me hizo girar la cabeza para besarme en la boca juntando nuestras lenguas

Es bien sabido que una mujer consigue lo que quiere después del sexo y sumando que él estaba avergonzado por lo sucedido lo volví a intentar diciendo con voz suave

  • Dime una cosa corazón, ¿Claudia es esa “otra” de quien me hablaste?

  • Y si así fuera ¿Qué diferencia hay con lo que me dijiste sobre nuestra infidelidad? Las dos son mujeres ¿O no?

  • Si claro, pero ella es mi hermana

  • ¡Ya Aida, por favor! ¿Si quieres que me vaya por “andar” con tu hermana? Me voy

  • ¿Andar? ¿Te refieres a…?

  • ¡Demonios mujer!, acabamos de coger y ya quieres pelear

Interrumpió molesto y ya no quise entrar en discusiones que provocaran nuestro rompimiento, lo necesitaba, me había encantado ser suya y no estaba dispuesta a perderlo. Reconozco que solo me importaba disfrutar de Pedro y que actué como una puta perversa y sin principios, pero no dejaría ir al hombre que había llenado mi soledad. Esa soledad de sentirme rechazada y abandonada por quien debería darme seguridad y felicidad, soledad que me tenía en una terrible depresión, una de esas en la que solo se desea morir. Así que suavemente le dije

  • Quédate conmigo Pedro

  • Las veces que tú quieras mujer, bien sabes que te quiero mucho

  • Solo como amigos Pedro, ¿De acuerdo?

  • Amigos con derechos de cama

Yo reí y quedamos en silencio, sus dulces caricias y besos en mi espalda me fueron provocando sueño y me quedé dormida.