DOS HERMANAS Y UN AMANTE (Quinta parte)

El trío

Pensé que al pasar la euforia del alcohol Claudia se negaría a hacerlo, pero no fue así. Ese día llegó a mi depa llevando dos camisetas atirantadas con las cuales nuestros pechos lucían extremadamente sensuales y serían de “fácil acceso” para Pedro, preparamos todo y nos sentamos a esperar. Cuando Pedro llegó, lo recibí con un largo y húmedo beso en la boca, tal y como él solía hacerlo, me acarició las nalgas y las tetas las que ésta vez pudo chupar a su antojo haciendo que mis pezones se endurecieran, después me separé de él y dando un giro para que me observara le pregunté

  • ¿Te gusto?, ¿Me extrañaste?

  • Mucho es la respuesta a las dos preguntas mamita

Con voz sensual le pregunté

  • ¿Quieres tu regalo de cumpleaños?

El metió su mano entre mis muslos para acariciar mi sexo sin bragas, yo complaciente separé mis piernas para que metiera su dedo en mi húmeda vagina y mientras lo movía en círculos dentro de ella chupó mis tetas haciéndome gemir. Buscando aumentar su excitación le desabroché el cinturón y él me facilitó el trabajo quitándose los pantalones y los calzones para después hacer gala de su hombría oprimiendo su pubis a los lados de su miembro con la nada errónea idea de hacerme desearlo dentro de mí, más cuando me giró por las caderas buscando mis nalgas para penetrarme me hice a un lado diciendo “Espera un poco papito” . Él volvió a presionar su pubis, inclinó su espalda hacia atrás con la idea de mostrarme lo excitado que estaba y me reclamó diciendo con voz suplicante

  • No seas así mujer, solo mira cómo me tienes, ya quiero mi regalo

Yo le sujeté el miembro con mi mano y lo hice caminar hacia la recámara, yo sabía muy bien la sorpresa que se llevaría al ver a Claudia, sin embargo para mí también lo fue, ya que nos encontramos con mi hermana totalmente desnuda de pie junto a la cama. Al verla, Pedro se puso pálido, miró a Claudia y volteó a mirarme incrédulo, yo le solté el miembro el cual había perdido su firmeza, sonreí, me quité la playera para desnudarme y me paré junto a mi hermana diciendo

  • Como te gusta coger con las dos. Que mejor regalo que hacerlo juntas ¿No crees?

Permanecimos unos instantes en absoluto silencio, tal vez Claudia imaginó que él se iría, o simplemente le ganó la excitación ya que sin mostrar vergüenza alguna se arrodilló frente a él para chuparle el miembro, el cual de inmediato volvió a endurecerse, al mismo tiempo que le regresaba el color a su rostro, le había “regresado el alma al cuerpo” al notar que lo nuestro más que un reclamo era algo que prometía ser “su gran fiesta de cumpleaños”.

Pedro se quitó la camisa al tiempo que Claudia se puso de pie y mientras él nos abrazaba a ambas por las nalgas nosotras lo besamos en la boca, ahí fue cuando sentí y saboreé por primera vez los labios y la lengua de mi hermana impregnados del sensual sabor de miembro masculino…. Eso fue el comienzo de todo, el principio de la fiesta y en lo que a mí se refiera, ya que de Claudia no tengo certeza, mi primer relación lésbica

Ya desnudos los tres y después de muchos besos y caricias Pedro nos acostó una al lado de la otra para besarnos los muslos, después nos separó las piernas para hacernos alternadamente el sexo oral y yo quedé sorprendida de la rapidez con la cual llegamos al orgasmo… Mientras lamía nuestros sexos Claudia y yo nos mirábamos, yo puse mi mano sobre su pubis y logré sentir las contracciones de su orgasmo cosa que ella también hizo sobre mi pubis acariciando mi piel y diciendo “Suave como seda” comparación que también encajaba a la perfección con su propia piel…. Como siempre se ha dicho el más grande y perfecto órgano sexual es el cerebro y su inmensa capacidad de excitarnos, por ello nuestro orgasmo había sido casi instantáneo al sentir la lengua de Pedro en el sexo de ambas y por esa misma cualidad de la mente no estábamos satisfechas, queríamos más, más de él y más de nosotras.

Pedro se acostó arriba y una a cada lado de él lo besamos en la boca y el cuello, al llegar a su pecho cada una le mordisqueo el pezón que tenía de su lado, bajamos besando hacia el vientre y el pubis donde lamimos y saboreamos su pene. Al hacerlo involuntariamente nuestras lenguas se juntaron lo que al suponerlo algo voluntario él sujetó con sus manos nuestras cabezas diciendo. “¡Así se hace mis niñas!, disfruten de la verga y de sus lenguas” . Sus palabras fueron como fuego, volvimos a recorrer su glande juntando conscientemente nuestras lenguas para mezclar nuestras salivas y saborearlas junto con el delicioso líquido trasparente que brotaba por el orificio de su hinchado y brillante glande

Sobra decir que la excitación, más bien la lujuria, se había adueñado de nuestra voluntad al grado que habíamos perdido toda consciencia de lo que hacíamos, en esos momentos solo teníamos un deseo que era tocar, besar, lamer y disfrutar de los ardientes cuerpos desnudos que estaban a nuestro lado y así perdimos lo que nos quedaba de pudor y temor, de tocarnos mutuamente

Pedro se bajó de la cama y de pie junto a la orilla me llamó, yo excitada acudí a complacerlo, me puse en cuatro a la orilla de la cama, él me sujeto por las nalgas y me penetró, al tenerme “ensartada” con todo su miembro, quedó inmóvil y llamó a Claudia diciendo “ Ven Clau , no te quedes fuera de la diversión” , ella entendió a que él se refería, se acostó frente a mí con las piernas abiertas y sonrió al mostrarme su húmedo sexo y muy a pesar de que era mi hermana, era una mujer y yo no era lesbiana  la visión de su cuerpo desnudo con sus grandes pechos, su breve cintura, sus hermosos muslos y su sexo brillando por la humedad eran irresistibles…. Así que mientras Pedro me hacía gozar entrando y saliendo de mi vagina yo me agaché para besar y lamer todo lo que estuvo a mi alcance de la anatomía de mi hermana.

Cuando ya no pude retener mi orgasmo apoyé mi boca abierta sobre la parte interna de uno de sus muslos y ahí ahogué mi grito de placer… ¡Todo se había salido de control! Al grado que al sentir que Pedro “me liberaba” me recosté junto a mi hermana para disfrutarla a plenitud, la besé en la boca, le toqué y chupé los pechos y los labios vaginales, después metí mi dedo índice en su vagina y volteando a ver a Pedro le dije “Mira qué rica está mi hermanita, tócala, cógetela y hazla gozar como a mí” él sonrió y respondió... “No mamita, no quiero que esto termine tan pronto, mejor denme un regalo inolvidable …. Quiero ver como se comen vivas mis dos deliciosas mujeres”

Yo quedé en silencio pero Claudia quien ardía en deseos se volteó para acostarse sobre de mí y nos besamos juntando nuestras lenguas, en ese momento Pedro se bajó de la cama y se sentó en el banco del tocador para disfrutar del espectáculo diciendo “Así mujercitas, tóquense, bésense, disfruten de sus cuerpos… Las dos son una delicia de hembras… Ahora me vas a entender Aida, vas a entender por qué entre millones de mujeres elegí a tu hermana… Acércate Clau, déjala saborear lo que tienes” ¡Y tenía razón el cabrón! Mi hermana era una delicia de mujer, sus piernas, su vientre, sus grandes y deliciosos pechos y sobre todas las cosas, lo más excitante para mí era la suavidad y el olor de su hermosa piel… Me fue irresistible besarla, libar de sus pechos y lamer su húmedo sexo de finos labios color de rosa como sus pezones.

Las dos disfrutamos de un largo y placentero sexo lésbico, nos besamos, nos tocamos, nos masturbamos, saboreamos nuestras tetas e hicimos un excitante “69” que nos llevó al orgasmo. Al terminar las dos quedamos boca arriba, agotadas de placer… Habíamos mezclado nuestra humedad, nuestra saliva y el sudor de nuestra piel. En silencio nos miramos a los ojos, tal vez arrepentidas de lo que habíamos hecho, pero totalmente satisfechas…. Para mí, el sexo con un hombre es lo máximo, sin embargo, a partir de esa aventura y otras más que alguna vez me animaré a contar, los tríos y el sexo lésbico fue algo que me enloqueció de placer, ya que una mujer siempre sabrá donde y como tocar, donde y como lamer para provocarle grandes orgasmos a otra mujer.

Pedro quien nos había observado por casi media hora, se subió a la cama, con su miembro hinchado por el deseo nos miró a las dos como si estuviera eligiendo a una y nos dijo “Qué sabrosas están las dos y que rico se cogieron mujercitas, ¿Pero saben qué? Lo más delicioso de coger con ustedes es cuando me vengo, me encanta sentir como me aprietan la verga para aumentar mi placer mientras les lleno las entrañas con mi leche. Así que ya es mi turno de gozar y a pesar de lo difícil que es elegir entre las dos, solo me puedo venir dentro de una, así que abre las piernas Clau, que te quiero llenar de leche mamita”

Claudia separó las piernas y me sonrió con esa sonrisa burlona que me dirigía cada vez que en alguna situación, (ya fueran juegos, discusiones o cualquier otra cosa) había sido la vencedora, levantó las piernas y sujetó el miembro de Pedro para guiarlo hacia la profundidad de sus entrañas diciéndole “Déjamela ir hasta el fondo, te voy a apretar como nadie lo ha hecho, estoy urgida de tu leche amor”.

Celosa permanecí sentada en la orilla de la cama y bajé la vista para observar con detalle como el miembro de Pedro le abría la vagina cada vez que se hundía dentro de ella, sus labios vaginales se separaban sobre su blanco periné casi hasta tocar sus muslos y los testículos de él terminaban golpeando muy cerca de su ano. La humedad lubricante de Claudia comenzó a “blanquear” en un tono similar al semen. Ella gemía con fuerza por lo que yo me senté a su lado simulando una postura de loto, me miró a los ojos y me dijo “Me encanta Aida, me encanta como me coge” después de unos segundos gimiendo de placer comenzó a suplicar “¡No pares Pedro, no pares, te lo suplico!”

Mientras se acercaba a su orgasmo, sus piernas comenzaron a temblar y apretó con su mano una de mis pantorrillas, entonces soltó una especie de rugido, un excitante e incontrolable rugido de placer que hizo exclamar a Pedro “Así mi amor, disfrútalo como siempre lo haces” . Y segundos después, casi en el mismo instante en que las fuertes contracciones de ella hacían que su cuerpo “brincara” rítmicamente, él comenzó a decir “Abre los ojos Clau, ¡Mírame, amor, mírame por favor!”, Como pudo Claudia abrió sus enormes ojos azules, los que tendían a desorbitarse, y en ese momento Pedro arqueó su cuerpo, apretó sus fuertes y redondas nalgas para clavar la totalidad de su miembro en la carne de mi hermana, su pubis se oprimió sobre el de ella, momento en el cual ella gimió y se marcó un rictus de dolor en sus labios ¡Y  juntaron sus orgasmos! Al terminar Pedro la miró de frente y le dijo “Te amo Clau, te juro que te amo” mientras queella lo miraba con ternura acariciándole los brazos

Su orgasmo había sido casi simultaneo, sin duda que las fuertes contracciones del orgasmo de Claudia habían sido el detonante de la eyaculación de Pedro… Sentí envidia y celos mientras observaba atónita a mi amante recostado sobre el desnudo y perfecto cuerpo de mi hermana y mientras se besaban dulcemente en la boca yo imaginaba su vagina inundada con el semen de mi hombre, con ese mismo blanco y ardiente semen que tantas veces había llenado mi vagina, y claro, también la de ella …. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí la lengua de Pedro mojada de su semen acercarse a mi boca, estaba haciendo “eso” que le encantaba hacer, solo que esta vez no tragué sino que se lo puse en la boca a Claudia para ver como lo tragaba con gran sensualdad… Varias veces él lo recogió de su vagina para pasárnoslo de boca en boca, hasta que se dejó caer a un lado de Claudia y ella dejó que el semen fluyera libremente de su vagina, yo me acosté al otro lado de Claudia y así en silencio, yo mirando hacia el techo y ellos abrazados, nos quedamos dormidos

Por la mañana me despertó el olor a café y a tocino, abrí los ojos y vi a mi hermana desnuda sobre la cama, me levanté y fui a la cocina donde Pedro preparaba el desayuno, nos dimos un beso y cuando él esperaba algún comentario sobre la noche anterior yo solo pregunté

  • ¿Por qué no te casas con ella?

  • Por ti

Por un momento me sentí halagada al pensar que sentía algo especial por mí, sin embargo cuando dije

  • No entiendo Pedro

Mi ilusión se tornó en decepción ya que el respondió

  • Ella no me acepta como esposo y menos ahora que tiene certeza de lo que sospechaba. Y es fácil de entender, Clau jamás aceptará que sus hijos sean hijos del amante de su hermana

Intenté decir algo, pero el golpe había sido muy duro y en esos casos no hay nada como el silencio. Al poco tiempo entró Claudia, besó a Pedro en la boca y a mí también, miró lo que él cocinaba, le acarició las nalgas, lo abrazó por la cintura y dijo “Mmm, que rico se ve amor” , cuando nos sentamos a la mesa yo me reí de lo que veía. Era un espectáculo ridículo, inimaginable… En la cocina de mi departamento estábamos desayunando completamente desnudos, mi amante, quien a la vez era el amante de mi hermana, mi hermana y yo

Mientras desayunamos, Claudia mantuvo sus piernas sobre el regazo de Pedro quien la acariciaba “amorosamente” y ella me miraba con aire de triunfo al suponerse vencedora en nuestra supuesta lucha por un mismo hombre… ¿Sería posible que hubiera propuesto y participado en nuestra aventura solo para demostrarme que Pedro la prefería a ella? Bien sabía yo que era capaz de eso y más, pero me negaba a aceptarlo

Después de que Pedro se fue, me metí a bañar y al salir Claudia hizo lo propio, ya vestidas Claudia  dijo

  • Ya me voy Aida

  • No, espera, antes tenemos que hablar

  • ¿De lo que pasó entre nosotras?... ¿Para qué?... ¡Pasó y punto! Recuérdalo u olvídalo al fin que ya es pasado

  • No me refiero a eso, hablemos de Pedro

  • ¿De Pedro?... Para mí lo mejor es seguir como estábamos, solo que ya no nos engañamos, los tres sabemos la verdad, tenemos al mismo amante…  “Mi hermana y yo tenemos el mismo amante” Buen título para una novela ¿No crees?

  • Estás enamorada Claudia

Ella rio preguntando

  • ¿De Pedro?... ¡Por favor! … Tú misma lo dijiste, “No puedo amar al amante de mi hermana”

  • ¿Por qué no? Si con él está tu felicidad

  • Entiéndelo, Aida, … Acepto que Pedro es especial, me encanta estar con él y más cuando cogemos, pero eso de casarme con él…. No sé, me sentiría … ¿Cómo decirlo? …. Humillada, moriría de celos cada vez que te mirara a los ojos y que decir de la rabia que sentiría cada vez que Pedro te diera un beso al saludarte …. ¿Quién puede ser feliz así por Dios?

  • ¡Claudia!, Piensa en esto, él te ama y tú a él y si al final vas a aceptar su amor, es mejor que lo hagas ahora …. Y por mi no te preocupes, yo me voy lejos y no me vuelven a ver

  • ¿Y qué ganaríamos? .... La diferencia estaría en el título de una novela… En lugar de ser “Me enamoré del amante de mi hermana”, sería “Me enamoré del que fue amante de mi hermana” ¿No es lo mismo? .... No te preocupes Aida, que si no me importó ayer, no me importará mañana

  • ¡Por Dios Claudia! …. Dime la verdad y me alejo para siempre

  • ¿Y con eso se borran de su piel tus besos, tus caricias, el calor de tu lengua, los orgasmos que se dieron y le regresas todo el semen que dejó en tu vagina? .... No hermana, ¡No seas infantil!, el huir no resuelve nada, además si algún día, que lo dudo mucho, Pedro y yo fuéramos pareja, novios o esposos …. ¿Quién me asegura que no te buscaría para darte una buena cogida? …. La cabra siempre tira al monte hermanita

Sonrió, me dio un beso en la mejilla y agregó

  • Lo hecho, hecho está y solo hay dos caminos o aceptas el hecho o lo rechazas, solo que al igual que tu yo pienso que sexo es solo sexo… Ahora tú piensa en esto… ¿Qué tal que yo aceptara el amor de Pedro y él me fuera totalmente fiel? …. Tú perderías a tu amante ….

La interrumpí diciendo

  • ¿Y eso que importa?, hay millones de hombres …. Claudia, tú lo amas y si aceptaste lo de anoche ¿Ya qué más puede pasar?

Soltó la carcajada y después de balbucear ___ Lo de anoche ___ Fue separando poco a poco sus manos en un ademán para simular el título de un libro o una marquesina de teatro y agregó

  • “El hombre de mi vida, es mi amante, amante de mi hermana y mi hermana y yo somos amantes” …. ¡Qué título tan complicado! ....  Es mejor pensar en que no hay ningún problema con eso. Tú siempre hablas de la diferencia abismal entre amor y sexo. Y lo de anoche fue solo sexo, así que ¡Práctica tus consejos!

Pensó un momento y agregó

  • En todo caso, podríamos hacer esto, yo me caso con Pedro y tú vives con nosotros, él nos tendría a las dos como esposas en una especie de “comuna” privada… Lo que sí es que entre las dos nos lo acabamos en unos cuantos años y quedamos viudas, además nuestros hijos serían, primos, medios hermanos y, y…. Y no sé, ¡Dios que enredo!

Soltó una carcajada que a mi parecer llevaba una fuerte carga de tristeza y dijo

  • Nos vemos después Aida

Me dio un beso en la mejilla y se fue. Por el resto del día no pude dejar de imaginar a Claudia llorando en el elevador mientras bajaba al estacionamiento por su auto.

Un vulgar dicho sobre la debilidad de un hombre hacia una mujer sentencia “Jalan más un par de tetas, que dos bueyes una carreta”, ¿Cómo se le podría aplicar a la debilidad de una mujer por un hombre?, Lo pregunto ya que a pesar de mi arrepentimiento y tal vez el de Claudia, seguimos en lo mismo, la diferencia la hacía que los tres estábamos sabedores de la verdad, incluso volvimos a estar juntos los tres en el departamento de Pedro

Sin embargo, es bien sabido que la vanidad nos ciega y nos lleva a buscar el halago, a sentirnos únicas sin darnos cuenta de que nadie es lo que dice ser, ni vale lo que cree valer, y yo no fui la excepción …. Un día después de haber tenido un delicioso sexo con Pedro, durante el cual, y como siempre lo hacía, me hizo sentir especial, estando desnudos en la cama, y en esa búsqueda del halago para alimentar a mi soberbia le pregunté

  • ¿Soy mejor que Claudia?

  • ¡Por favor, Aida! .... Qué estupideces preguntas

  • Solo dime a quien prefieres

Me miró en silencio y movió la cabeza como signo de incredulidad, ante su silencio yo cambié mi estrategia reclamando

  • No digas nada, te entiendo, ella es más bella, más atractiva, no es divorciada y sobre todo ¡Era virgen!... ¿No es así?

  • ¡¿Cómo crees eso carajo?! …. ¿Cómo puedes pensar que la prefiero tan solo por haber sido virgen?

  • ¡¿Tan solo?!....

¡Lo había dicho todo!, ¡La prefería como mujer! … Estuve a punto de explotar, de gritarle que había jugado conmigo, pero la verdad era simple, tanto Claudia como yo habíamos estado de acuerdo en todo sin medir las consecuencias de nuestro estúpido juego y ahora, al menos yo, no tenía idea de cómo actuar frente a la verdad, la cual era terrible, al igual que Claudia estaba enamorada y sin ningún derecho a exigir nada … Y dado que él ya había elegido y lo mejor era apartarme de su camino. Así que en un tono muy calmado le dije

  • Es mejor que te vayas Pedro

Me levanté y me encerré en el baño incrédula de que los celos me estuvieran carcomiendo el alma. Cuando escuché cerrarse la puerta del departamento salí del baño y me tiré en la cama a llorar, a llorar de celos, de decepción amorosa y oprimida por un horrible arrepentimiento, ¿Como pude ser capaz de entrar en éste miserable y perverso juego?  ¿Cómo podría volver a tener sexo con Pedro? Mi realidad era triste, muy triste, estaba enamorada de un hombre que estaba enamorado de mi hermana.

Y ahogando mi llanto de tristeza y arrepentimiento sobre la almohada me quedé dormida.