Dos días antes de mi boda.

Dos días antes de contraer matrimonio

Un saludo.

Mi nombre es lo de menos, os diré que tengo 31 años, mido metro ochenta aproximadamente, cabello moreno, ojos oscuros, complexión delgada, es decir, una persona normal. Vivo en el norte del país, actualmente casado, y los hechos que os voy a contar sucedieron dos días antes de casarme.

Me casaba el sábado de esa semana con mi novia de toda la vida, los preparativos de la boda eran realmente estresantes, lo cual, se reflejaba en un fuerte dolor de espalda.

Un compañero de trabajo, Pedro, me recomendó un salón de masajes del que le habían hablado muy bien. Concerté una cita y tras dejar a mi novia en la tienda de los vestidos para hacerse la última prueba de su traje nupcial acudí a la cita.

En recepción me atendió un joven mulato, sudamericano deduje por su acento, que tras hacerme rellenar un cuestionario me hizo pasar a la sala de espera.

Reconozco que estaba algo nervioso, era la primera vez que iba a recibir un masaje. Mi inquietud era que la masajista fuese una mujer y bueno podría tener una erección ya que no soy de piedra.

La puerta se abrió, un hombre mayor, rozando la cincuentana, calvo y algo barrigudo apareció, su nombre era Jaime y se presentó como mi masajista.

Pasamos a una sala de tamaño medio, olía de forma agradable a esencias y aceites. Educadamente, Jaime señalando un biombo me pidió que me desnudase y cubriese con la toalla. Dejé mi ropa en una percha mientras el masajista salía de la habitación.

Me senté en la camilla mientras observaba la sala, tarros con productos, un lavabo, varios títulos enmarcados colgando en la pared. Una música muy suave y relajante provenía del hilo musical.

El hombre entró de nuevo:

-Tiéndase boca arriba en la camilla y cúbrase con la toalla por favor.

Una vez tumbado, Jaime me comentó que examinado el cuestionario padecía una serie de contracturas causadas por el estrés, los nervios y la tensión de los preparativos de la boda.

El profesional untó sus manos con aceite y comenzó a masajear mis pies y tobillos con mucha diligencia comentando que en la fascia plantar tenemos ramificaciones nerviosas que se extienden a todo el cuerpo.

Apretaba con fuerza y masajeaba mis pies, una sensación de total tranquilidad invadió mi cuerpo.

Al rato, sus manos subieron a la altura de mi rodilla flexionándola en repetidas ocasiones, la última flexión fue más fuerte y prolongada, la toalla se escurrió dejando a la vista durante breves segundos mis testículos.

Avergonzado me cubrí, lo siento murmuré.

No tiene porqué disculparse la culpa ha sido mía replicó el masajista.

Las mismas flexiones se repitieron con mi pierna izquierda, esta vez con más cuidado por parte mía y del profesional.

Jaime nuevamente echó esencia en sus manos estirando hacia arriba mi brazo derecho para luego pasar a mi brazo izquierdo.

Debo reconocer que como masajista el hombre era todo un profesional, una sensación de relajamiento, quietud e incluso sueño invadía mi cuerpo, cerré mis ojos. Sus manos asueto mi cabeza girándola muy suavemente.

-Ahora el masaje se va a centrar en su zona pectoral y en la caja torácica ya que es un punto central de gran parte de las ramificaciones nerviosas.

Jaime se inclinó ligeramente hacia mí, sus manos se deslizaron desde mi cuello hasta los hombres apretando con mucha fuerza.

Un leve quejido de dolor salió de mi boca.

Disculpe si le he hecho daño comentó el profesional.

Jaime continuó con su trabajo masajeando mis pectorales, sus manos desde mi estómago subían hasta mis tetilla rozando levemente mis pezones. No le dí más importancia, sus manos continuaron masajeando mis pectorales, una extraña sensación me invadió, las palmas de sus manos rozaban mis pezones de forma casual provocándole una sensación placentera.

Mi polla comenzó a ponerse dura, no puede ser pensé para mis adentros, no puedo tener una erección ahora, la vergüenza me invadió ya que mi verga levantaba la toalla que me cubría.

Noté que el masajista se había dado cuenta y sonrojándime me disculpé balbuceando.

-No ocurre nada su reacción es lo más normal del mundo, no tiene porqué disculparse.

Para mí la situación se volvió muy tensa, dos días antes de casarme un hombre con su masaje me estaba provocando una enorme erección.

-Póngase boca abajo pidió Jaime.

Totalmente avergonzado y cubriénome como pude mi enorme erección me tendí nuevamente en la camilla, la posición era bastante incómoda ya que mi polla empalmada quedaba aplastada entre la camilla y mi propio cuerpo, al instante sentí que mi precum manchaba la sábana. Respiré profundamente cerrando los ojos con intención de relajarme.

Sus fuertes manos comenzaron a masajear mi espalda de arriba hacia abajo de forma prolongada, me sentía totalmente relajado, giré la cabeza y en ese instante me percaté del enorme bulto que se marcaba bajo el fino pantalón del masajista.

Mi polla reaccionó de nuevo, mi mente pensaba de forma descontrolada, soy heterosexual, en dos días me casaba y estaba tumbado en una camilla totalmente empalma do con un masajista excitado mientras masajeaba mi cuerpo.

Un fuerte apretón en mis hombros me provocó un leve gemido del que se percató el hombre.

-Está bien así? preguntó con un tono de voz muy particular.

-Si,...., si,...., apenas pude balbucear.

Jaime sin ningún miramiento comenzó a masajear directamente mis piernas, al girar mi cabeza observé como llevaba su mano acomodando su enorme bulto, debía parar esto, pensé en mi prometida y cerré mis piernas, el masajista metiendo sus manos entre mis muslos me abrió sin ningún miramiento.

Sus manos subieron directamente hasta mis nalgas comenzando a magrearlas, mi precum manchaba la sábana manchando mi estómago, la mano derecha de Jaime soba a mi culo mientras su mano derecha comenzó a acariciar mis testículos.

Comencé a jadear al notar como las expertas manos sobaban mis cojones llenos de semen. Jaime retiró la toalla quedando totalmente desnudo y expuesto ante él.

Instintivamente, me incorporé apoyando mis codos sobre la mesa levantando mi culo.

Jaime nuevamente tomó posesión de mis nalgas, las sobó y magreó a su antojo. Su mano se introdujo en mi entrepierna acariciando mis testículos.

Empecé a gemir y jadear.

Jaime se levantó y accionó un botón en la pared.

-Que haces? pregunté débilmente.

-Aviso a recepción para que nadie nos interrumpa contestó mientras acariciaba su enorme bulto.

No podía ser pensé, alguien más sabe lo que está pasando en esta habitación, nadie nos molestará, lo cual, incrementó mi excitación.

Sentí las manos del masajista abrir mis nalgas, su lengua recorrió mi raja hasta llegar a mi ano,haciendo círculos su lengua intentó penetrarlo,mis jadeos y quejidos resonsron en la habitación.

Sentí un chorro de aceite deslizándose por toda mi raja, Jaime hizo presión con uno de sus dedos profana do mi ano con media falange de su dedo.

-AHHHH jadeé de placer.

Sentí un segundo dedo penetrando mi culo moviéndose de forma circular, dilatándome. En toda mi vida había sentido algo así ni siquiera con mi prometida, el placer era increíble mientras el masajista movía sus dedos dentro de mi ano. Gemí y jadeé moviendo mi culito de atrás hacia adelante como una perrita entregada.

-Eso es, fóllate tu mismo maricona me insultaba Jaime.

Sintiendo sus dedos dentro de mí sentí como el masajista bajaba su fino pantalón, su polla de unos quince centímetros ligeramente curvada hacia arriba estaba babeante de su líquido preseminal, iba a follarme

  • No mires y cierra los ojos perrita, un macho va a darte por el culo.

Obedeci, en ese instante noté como su durisima y mojada verga descendía por la raja de mi culo, note una fuerte opresión en la entrada de mi esfinter.

-Relaja tu puto culo y no te dolerá, ordenó el masajista.

Sentí una fuerte presión y mucho calor en mi ano, su glande me penetró muy lentamente desvirgando mi intimidad, poco a poco se fue deslizando hasta sentir sus tremendos cojones chocando contra mi culo. La tremenda verga lentamente se movía dentro de mi ano.

-Ahhhhh,...., que placer,..., más dame más,... Ahhhh,...., como me gusta...., gemí entregándole a ese hombre

-POR FIN TE TENGO MALDITO HIJO DE PUTA.

Esa voz me resultaba familiar, giré mi cabeza, asombrado ví al masajista masturbándose y que era Pedro, mi compañero de trabajo, quien me estaba dando por el culo. Intenté separarme pero con un fuerte golpe de cintura Pedro me empaló hasta lo más profundo de mi intimidad provocándome espasmos de placer.

-Por favor Pedro,...., por favor imploré intentando quitármelo de encima.

Jaime agarró mis muñecas con fuerza inmovilizándome mientras Pedro seguía dándome por el culo.

-Maldito cabrón de mierda gritó Pedro,..., me jodiste el ascenso,..., las broncas en el curro me las como yo mientras que a ti te ponen coche de empresa,...., tu sueldo es mucho mayor que el mio.

Una fortísima nalgadas casi me hizo caer de la camilla, Pedro como un poseso mientras me empalaba pellizcaba mi culo dándome fuertes nalgadas.

-Te odio hijo de puta,....., te odio,....., me jodes en el trabajo y yo te jodo antes de tu boda.

Un violento pollazo de Pedro casi vuelve a tirarme de la camilla. El ruido de los cojones de mi compañero de trabajo golpeando contra mí culo resonaba en toda la habitación.

La polla de Jaime golpeó mi cara, mis mejillas, mis labios, con sus manos asió mi cabeza, abrí mi boca y el masajista me la metio hasta lo más profundo de la garganta.

Pedro era incansable, su tremendo pollón me atravesaba, sacaba su polla de mi ano dejando el glande dentro para con un fuerte golpe de cadera empalarme hasta lo más profundo de mi intimidad, a cada follada de Pedro mis cojones y mi polla se bamboleaban provocándome más placer. Jaime por su parte me follaba la boca salvajemente.

Los dos machos que me poseían no dejaban de gritarme e insultarme mientras follaban mis dos agujeros.

El madajista fue el primero en correrse, asió con mucha fuerza mi cabeza y seis o siete descargas de leche fueron directamente a mi estómago, ante las risas de los dos hombres.

Jaime limpió su verga frotándola contra mi cara, en ese instante noté una descarga recorriendo mi cuerpo, sentí mi semilla recorriendo el tronco de mi rabo y me corrí escandalosamente sin tocarme mientras Pedro continuaba dándome por el culo.

Mi corrida fue tremenda, los espasmos de mi orgasmo hicieron que mi ano apretarse el tremendo pollón de Pedro. Sentí como la verga de mi compañero de trabajo se hincha a, Pedro sacó su enorme pollón y me penetró de un sólo golpe hasta lo más hondo de mis entrañas gritando.

-ME CORRO HIJO DE PUTA, VAS A IR A LA BODA BIEN PREÑADA MARICONA DE MIERDA.

La lefada de Pedro invadió mis entrañas,durante varios segundos continuó dándome por el culo mas lentamente asegurándose que su semilla quedase dentro de mi dilatado ano. Finalmente, extenuado cayó sobre mi espalda. Sentí como la verga de mi compañero de trabajo perdía su dureza hasta que descabalgó de mí, parte de su leche caliente se escurrió por el esfinter manchando mis cojones.

Durante varios minutos permanecimos en silencio los tres desnudos, cansados y agotados de la tremenda follada. Todavía tumbado en la camilla y con el culo bien abierto unas enormes manos asieton mi cintura, giré mi cabeza, el mulato de la entrada estaba completamente desnudo, su verga era impresionante, negra muy negra, más de veinte centímetros y tremendamente gruesa.

-No por favor, supliqué atemorizado.

El sudamericano sin contemplación alguna me cogió en volandas ante las carcajadas de Pedro y Jaime, se sentó en una butaca y de un sólo golpe penetró mi dolorido culo.

Me bombeaba con una fuerza tremenda, Pedro y Jaime se masturbaban a mi lado contemplando como el mulato me daba por el culo, mientras me insultaba y humillaban.

-Más,...., dame más,.... follarme cabrones...,follarme los tres.

Jaime y Pedro se corrieron sobre mí cuerpo, manchándome con su lefada. Tras más de veinte minutos dándome por el culo el mulato preño mi culo con una corrida descomunal mientras Pedro con una leve sacudida de mi polla me provocó el orgasmo más largo y placentero de mi vida.

EPÍLOGO

Ese sábado contraje matrimonio con mi prometida, fuimos a Italia de luna de miel, en la noche de bodas no conseguía tener una erección pese a los esfuerzos de mi esposa, a mi mente vino la tremenda follada que me habían dado los tres machos en el salón de masajes y me empalmé como nunca. Solo puedo mantener relaciones sexual es con mi mujer si pienso en ello.

Me incorporé al trabajo y a última hora coincidí con Pedro en los servicios, no cruzamos palabra, directamente entré en un urinario individual girando mi cabeza hacia mi compañero y sin cerrar la puerta sentándose en la taza del váter.

Pedro pasó y echando el pestillo se bajó los pantalones y el bóxer quedando su verga a la altura de mi cara. Mi compañero asió mi cabeza y la atrajo hasta su pollón, abrí la boca y me la folló con mucha fuerza hasta que se corrió obligándome a tragsr su leche.

FINAL