Dos colegas buscan niñato sumiso (1)
Mi compañero y yo nos tiramos a un putito de dieciocho años.
Estaba tumbado en el sofá viendo un programa de estos de cotilleos que ponen hasta altas horas de la noche. Estaba un poco saturado por que mi mujer había hecho una copiosa cena. Ella se había acostado hacia una hora más o menos. Mi hijo también descansaba ya en su cama.
Quité un momento el volumen al televisor, para escuchar si mi mujer o mi hijo estaban despiertos. Entonces puse un canal de porno que tenia contratado. En ese momento salían dos lesbianas montándoselo. Apagué rápidamente la televisión algo frustrado.
En ese mismo instante sonó mi teléfono móvil.
-¿Si?
-Ricardo, soy yo Manolo.- Respondió un compañero de trabajo.
-Ah hola tío, ¿Qué ocurre?- Pregunté, algo expectante.
-Pues nada colega, que tengo uno.
-¿En serio? ¿Dónde lo has conseguido?-Pregunté con curiosidad.
-Lo he conocido en un Chat.- Respondió Manolo.
-¿Qué edad tiene tío?
-Tiene dieciocho, no te preocupes.
-Bien, ¿para cuando?-Pregunté yo empezando a excitarme.
-Joder, ahora mismo, vente para mi casa.
Fui inmediatamente al vestidor y me miré al espejo. Me encontré a un chico de treinta años recién cumplidos. Bastante alto y bastante corpulento debido a mí afición al balonmano desde los dieciséis años. Con el pelo negro oscuro y algo rizado, y una barbita de tres días que a mi me mujer le gustaba bastante.
Me calcé de nuevo las zapatillas y me puse una camisa que me hacia muy buen cuerpo. Cogí las llaves del coche y me fui hacia la cochera.
-Hola tío- Dijo Manolo estrechándome la mano.
-Buenas, ¿Dónde está?- Pregunté con impaciencia.
-Está en el baño. Siéntate en el sofá y ponte cómodo amigo.- Dijo Manolo cerrando la puerta tras nosotros.
Entré, y me acomodé. Había puesta una película de terror. Mi compañero de trabajo también se sentó a mi lado y puso los pies sobre una mesita que había delante del sofá.
-¡Aquí está! Ricardo, te presento a ¿como te llamabas?- Preguntó mi compañero al chaval que acababa de salir del baño
-Javito.- Contestó el chico de dieciocho años. Estaba muy delgado y no era demasiado alto. Era lo que se puede decir muy poquita cosa. Pero tenia el pelito de punta engominado y una cara de zorra auténtica.
-¡Eso! Javito, este es mi colega Ricardo.- Dijo Manolo señalándome.
-Encantado- Dije estirando mi mano. Yo estreché la mano con fuerza, y noté como la cara de Javito se convertía en una mueca de dolor.
-Bien pues, empieza por aquí mismo.-Dijo Manolo cogiéndose el paquete con ambas manos y moviéndolo descaradamente.
El chico rodeó el sofá y se puso de rodillas entre las piernas de mi amigo. Empezó a sobarle el paquete por encima del pantalón con entusiasmo. Mi amigo se puso las manos detrás de la nuca y echó la cabeza hacia atrás. Entonces acercó la boca hasta el bulto y comenzó a lamerlo por encima de la tela.
Tras estar un rato así, Manolo se bajó el pantalón y los calzoncillos hasta los tobillos. Y salió a la vista esa polla que tanto conocía. Manolo y yo somos amigos y compañeros desde hacia tres años. Y esta no era la primera noche que nos buscamos un maricón putito que nos hiciera de todo.
Ahora Javito podía comer rabo con total libertad. La cogía por la base y empezaba a darse pollazos contra las paletas de una manera muy cómica.
-Jajaja, ¿Dónde has encontrado a esta guarra?- Pregunté yo sorprendido.
-Ya te dicho fue en un Chat que conozco el niño se volvió loco cuando le dije que le daríamos rabo dos tíos.- Dijo mi amigo entrecortado debido a la espectacular chupada que le estaba dando aquel adolescente.
-Joder ¿y cuando me toca a mi?- Pregunté abriéndome la bragueta.
-Mmmm espera un poco mas - Respondió el cabrón empujando a Javito contra su polla con las manos.
Se notaba que no era la primera polla que se comía aquel niño. Porque Manolo debía de tener un vergajo de unos 19 centímetros y se veía perfectamente como Javito rozaba el abdomen de mi amigo con sus paletas.
Me harté de esperar, así que decidí actuar. Me acerqué por detrás a Javito que estaba en cuclillas y le hice levantarse y que se pusiera en pompa. Entonces le bajé el pantalón y el slip tan de gay que llevaba.
Aquel niñato asqueroso tenía un culo de infarto. No tenía ni un pelo a la vista, y tenia los cachetes bien gorditos y apetecibles. Empecé a darle fuertes cachetadas en los glúteos. Me encantaba oír el ruido de una mano abofeteando un cachete. Cuando me cansé, me quité completamente el vaquero y los calzoncillos y me acerqué por detrás al culo de Javito, que seguía haciéndole esa intensa mamada a Manolo.
Yo ya tenia la punta del cipote blanquita llena de precum, así que estuve limpiando contra la raja del culo del chaval. Cuando ya tenia la punta completamente limpia, proseguí a hacer amagos de clavársela en el ojete, pero sin llegar a metérsela.
-Para, para- Dijo Manolo refiriéndose a la comida de polla que le estaba dando el niño. Pero este no se inmutó.
-¡Que pares coño!- Gritó Manolo dándole una sonora bofetada a Javito en la cara.- Que no me quiero correr todavía maricón.
-¿Te lo quieres montar tu primero?- Dijo mi colega empezando a sobarle los cachetes a Javito.
-Que va tío, si la tengo sin lubricar.
-¡Tu niño! ¿A que esperas? ¡Cómesela!- Le ordenó Manolo de mala ostia.
Me senté en el sofá y abrí las piernas todo lo que pude, para dejarle facilidad para que me comiese todo el pollón.
Mientras Javito se arrodillaba esta vez entre mis piernas, Manolo empezó a abrirle los cachetes con las manos y a echarle escupitajos dentro de la raja.
Para ponerme más cómodo, subí mis piernas en los hombros de Javito. Se sacó mi nabo de la boca para quejarse por el peso de mis musculadas piernas sobre su enclenque cuerpecito, pero solo bastó una mirada mía, para que cerrase la boca y volviese a chupármela sin rechistar.
Cuando Manolo terminó de lubricarle el culo al niñato, se echó un salivazo en la punta de su cipote y empezó a empujarlo contra el culito de Javito. Tras dos o tres intentos de meterla, finalmente el basto de Manolo le pegó una fuerte enculada a nuestro putito.
-¡Aayyy!-Grito con mi glande en un lado de la boca.
-¿Qué coño te pasa?- Dijo Manolo enfadado.
-Me duele tío- Dijo Javito mientras me la meneaba con las dos manos.
-Me la suda, ya te dejará de doler cuando lleve un rato follándote, ya verás.
El niño no dijo ni una palabra más. Volvió a abrir la boca y engulló la punta de mi nardo con gula.
Tenia razón mi colega, al cabo de unos minutos, no solo había dejado de dolerle las embestidas de Manolo a Javito, si no que este pegaba fuertes culeadas para recibir más polla en el ojete.
El niño me la estaba comiendo de vicio, y de seguir así, no tardaría en correrme. Y no tenia pensando acabar todavía aquella fiestecita. Me cogí la polla de la base e intenté sacársela de la boca, pero el chaval no estaba dispuesto a dejar de comer.
-Joder, ¡aparta!- Le grité dándole un tirón de la oreja.- Cuando yo vaya a sacarte la polla de la boca, te aguantas, y punto.- Le dije molesto al putito.
-¿Tu que? ¿Me dejas petarlo a mi también?- Le pregunté a mi Manolo que le estaba metiendo unas embestidas de escándalo.
-Siii espera... ya casi ter mino - Dijo entrecortando las palabras debido a las sacudidas.
Entonces se la sacó de golpe del culo. Se la cogió con su propia mano y empezó a darse pollazos contra el abdomen muy fuerte.
-Uffff, ¡estoy como una puta moto joder! Me encantan las mariconas estas tan jóvenes- Gritó muy virilmente mi amigo.
-Jajaja, anda échate para aya, que se la voy a meter.
Me puse detrás del culo en pompa de Javito y le metí dos dedos en el culo. Visto la facilidad que tuve para hacerlo, metí cuatro de golpe la segunda vez.
-¡Joder cabrón! ¡Le has dejado el culo abierto en canal! Jajaja- Le dije a Manolo que estaba sentado en el sofá pajeándose.
Me cogí el pito y lo apunté en dirección al ojete del chaval. No me costó absolutamente nada metérsela hasta mis pelotas de un solo empujón. Verdaderamente Manolo le había destrozado el culo a aquel niño. Pero no era momento de remordimientos.
Empecé a encularlo fuertemente, pues siempre me ha dado mas gusto en la polla, cuando pego fuertes embestidas. Se oía el quejido entrecortado de Javito.
-No soporto ese ruido, ven y come rabo para que no lloriquees.- Le dijo mi compañero a Javito.
Este no tardó en girarse un poco y agarrar con sus manitas pequeñas el rabaco de mi amigo. Pero esta vez no fue a chuparle el pito, si no que cogió uno de los huevos de Manolo y empezó a comérselo.
-Aahhhh hijoputa, muy bien- Gemía mi compañero de trabajo mientras con una mano tiraba del pelo de Javito.
Yo seguía a lo mío, sabia que no tardaría mucho en correrme, pero no me molaba echar mi leche en culo. Entonces se la saqué del culo un ratito antes de eyacular.
-Manu tío, yo voy a lefar ya.- Avisé a mi amigo.- ¿Donde la echo?- Pregunté refiriéndome a la corrida.
-Tranquilo colega, que eso fue una de las primeras cosas que le pregunté al maricón este por el Chat, que si tragaba lefa.- Respondió Manolo cogiendo por las orejas a Javito.
-Perfecto pues. Javito, voy a correrme, ¡ven!- Le dije a nuestro esclavo.
El muchacho se sacó los cojones de Manolo de la boca y se puso de rodillas delante de mí. Yo empecé a pajearme frenéticamente hasta que estallé contra el hocico del niño. Casi todos los trallazos le golpearon en los mofletes, y tres o cuatro entraron en su puta boca.
Cuando terminé de echar leche, di un fuerte pollazo contra la lengua de Javito, para terminar de echar la típica última gotita que luego mancha mis calzoncillos.
-¡Yo también voy yaaaaaaaa!- Gritó Manolo poniéndose rápidamente de pie y acercándose con la polla en la mano a la boca de Javito. Se la sacudió un par de veces y derramo casi todo dentro del boquete de nuestro maricón.
Javito nos sonrió desde abajo y se levantó.
-No te hemos visto tragar.- Dijo Manolo amenazante.
El niño se quedó un poco sorprendido, pero decidió obedecer, se volvió a poner de rodillas y tras abrir mucho la boca para mostrarnos su contenido, pegó un fuerte trago, y un segundo después tenia la boca vacía de leche.