Dos chicas experimentan
Dos prepuberes se inician mutuamente en las experiencias lésbicas
Dolly es una chica con la que iba al colegio, siempre hacíamos las
tareas juntas, al menos dos veces por semana íbamos a casa a hacer las
tareas y luego pues ver la tele y jugar hasta que sus padres la fuesen
a buscar.
Dolly y yo nos conocíamos desde siempre, nos llamábamos primas.
Un viernes no teníamos nada de tarea, pero queríamos manejar bicicleta
en mi vecindario, así que le rogamos a su papá para que la dejara ir a
mi casa a manejar bici, y al día siguiente ir al cine, por lo que se
quedaría a dormir en casa. Su padre accedió, la verdad como nos
conocíamos de toda la vida, tampoco había mucho que rogar.
Fuimos a manejar bici por el vecindario, la verdad no mucho, mi bici
se averió, una de las ruedas se salió mientras bajaba por una
empinada, y por poco no me he matado, pues exagero ¿no? Pero si rodé
bastante.
Al darse cuenta Dolly abandona su bici y baja corriendo hasta el lugar
del incidente, me ayudar a ponerme de pie. Me había raspado las
rodillas. No podíamos regresar a la casa con la bici averiada y además
toda golpeada. Así que allí mismo me puse a ponerle la rueda y las
tuercas, Dolly solo me veía, ella no sabía mucho, pues sabía mucho
menos que yo sobre reparar cosas, y ya eso es bastante.
Cuando estoy terminando de arreglar mi bici, sentada con mis piernas
bien abiertas y extendidas, Dolly me toma por sorpresa y se sienta de
rodillas entre ellas, rozando con sus rodillas mi sexo, y me estampa
un beso.
Me quedé en shock, la verdad no esperaba nada de lo pasado, y menos
esperaba que me hubiese gustado. Le dije que se apartara y tomamos
rumbo a casa cada una caminando de lado de su bicicleta.
Llegamos a casa, nos bañamos, cenamos y vamos a ver tele al cuarto.
Pues como si nada había pasado más temprano hablábamos de chicos,
hablábamos de compañeras de clases, de los planes para el día
siguiente, de qué tan listas estábamos para la menarquia (nada
listas).
Al rato abordamos el tema de los chicos de nuevo, ella me pregunta si
me gustaba Jorge, yo moría por Jorge, Jorge iba unas 3 clases por
encima de nosotras y obvio no me daba bola. Le comenté que moría por
besarlo, pero que yo no sabía besar.
Dolly: pues, te podría enseñar.
Andra: no, cómo crees, eso no es normal.
Dolly: ay pues no es como que vamos a hacer hijos, solo nos besamos.
Andra: bueno, a ver.
Dolly me toma por el cuello y me estampa un beso largo, empieza a
mover sus labios mágicamente, hasta ese día solo me había dado besos
de pico con mis noviecitos, pero ella parecía toda una experta, mete
su lengua en mi boca, wao que me gustaba todo lo que hacía.
No soy una chica de bubis, y Dolly tampoco, pero me bajó la camisa de
tiritas que cargaba y con su dedo empezó a acariciar suavemente mis
pezones.
Todo me encantaba, yo no sabía qué hacer, Dolly parecía tener mucha p
experiencia. Yo solo sabía cómo hacerme sentir bien a mí misma, ya
tenía bastantes años practicando, así que pensé que podía hacer lo
mismo con ella, me senté encima de una de sus piernas, de modo que
pudiese sentir todo mi sexo y empecé a frotar su sexo por encima de su
pijamas. Mientras, como hacía con mi almohada, me frotaba en su
pierna.
Dolly detiene los besos y me dice: ¿qué estamos haciendo?
Andra: pues al parecer vamos a hacer hijos.
Ambas reímos.
Dolly: ¿no sería más cómodo si no cargamos ropa?
Andra: pues venga.
Cada una se desviste rápidamente, volvemos a las posiciones
originales, nos seguimos besando, Dolly sigue acariciando mis pezones
mientras yo masajeo los labios de su vagina y me meneo encima de su
pierna.
Dolly: cómo sabes que eso se siente tan bien? Nunca lo había hecho.
Andra: yo nunca lo había hecho a alguien más, solo con mi mano, con
mis felpudos y con mi almohada. Pero me imaginé que si se siente bien
en mí se siente bien en otros.
Dolly: pues va que no te has equivocado, de haberlo yo descubierto antes.
Andra: más bien qué bueno que lo has descubierto hoy
Dolly: a ver enséñame ¿cómo lo hago?
Me senté con las piernas abiertas frente a Dolly y le dije que hiciera
lo mismo. Coloqué mi mano sobre los labios de mi vagina y empecé a
mover los dedos de arriba hacia abajo dos veces, hacia los lados una
vez, y así repetidas veces. Ver a Dolly hacer lo mismo que yo como si
fuese un espejo me ponía muchísimo.
Le dije que ya había aprendido, que ahora me lo tenía que hacer a mí.
Así que tomó la pose que yo tenía en un inicio, colocó su sexo sobre
mi pierna para frotarse y con su mano masajeaba el mío.
Nunca nadie me había tocado, pues, no a mi voluntad. A las dos nos
encantaba. Luego le dije que ya era hora de dormir, y que la mejor
forma para dormir es colocarse la mano entre las piernas y frotarse,
hasta que te de sueño y duermas como un angelito.
Ambas hicimos eso. Dolly y yo más nunca hablamos al respecto ni lo
volvimos a repetir, pero fue una experiencia increíble que recuerdo y
atesoro hasta el día de hoy.