Dos amigos, dos amigas. II
Historia de como la obsesión de dos amigos cambiará la vida de sus madres.
DOS AMIGOS, DOS AMIGAS
Parte II
La cabeza de Luis era un remolino de emociones, se sentía furioso y al mismo tiempo excitado, se había engañado creyendo que su madre estaba en una especie de celibato, guardándose sólo para él, en su pensamiento destacaba la idea de que esa mujer debía mantenerse fiel, que su fidelidad debía estar con él, pues era el hombre con el que había compartido tanto, que le había brindado tanto cariño, más que ningún otro podría darle jamás, sin embargo le venían imágenes a la cabeza de su madre desnuda siendo sodomizada por un extraño, recibiendo palmadas en sus nalgas redondas mientras era penetrada en todas las posiciones imaginables y esto le producía un morbo y una sensación que se debatía entre el placer y los celos.
Por otro lado, razonaba un poco más y se sentía frustrado, sabía que su mujer tenía necesidades, lamentaba mucho el no poder satisfacer a su hembra.
– Maldición, si tiene ganas de que se la cogan, ¿por qué no me busca a mí?, ya no soy un niño, soy un hombre, soy su hombre, yo soy el único que tiene derecho de follarla - pensaba Luis mientras caminaba hacia su casa, la señora Rodríguez se había ofrecido a llevarlo, normalmente habría accedido encantado para ver cómo le botaban las chichotas a causa de los baches que hay en el pavimento, pero necesitaba el tiempo para pensar, para calmarse, si llegaba en ese estado era capaz incluso de golpear a su madre por lo que ni el espectáculo de ese suculento escote era suficiente para calmar tan rápidamente su ira.
Aquel adolescente sentía la molestia de un hombre que había atrapado a su pareja engañándolo, no eran ya los celos de un niño inocente celoso de compartir el cariño de su madre.
Oye mamá, ¿tienes pareja? – preguntó Luis decididamente, quien apenas podía creer haber resistido hasta la cena para hablar del tema.
No bebé – respondió sorprendida Fernanda, quien intentaba aterrizar las ideas de su amiga Renata, para generar un ambiente de confianza sobre cualquier tema – tengo algunos amigos, pero nada serio, dijo algo nerviosa.
¿En serio?, eres muy bonita – dijo recorriendo su bien formado cuerpo con su mirada.
Aayyy, bebé, gracias por el cumplido, pero mi atención esta concentrada en otros proyectos, sobre todo en ti – dijo una amorosa madre mientras le tocaba su hombro.
Luis sintió el tacto de la mano de su madre y otra vez las imágenes de ella siendo cogida por un extraño llenaron su cabeza, pero esta vez el extraño cambió de rostro y se vio a sí mismo enculando a la portentosa hembra, se sintió sobre excitado y le recriminó a su madre.
-¿Entonces le mandas fotos de las tetas a cualquier tipo?
Yo creo que no tienes ningún derecho a revisar mis cosas ni a meterte en mi vida privada. - Ella lo miró fijamente y le respondió
Pues no he tenido que revisar nada, mira la foto que me has mandado a mi teléfono –y puso su celular en frente de ella. - Luis furioso le respondió –
Fernanda vio la foto de sus pechos en la pantalla y se sintió avergonzada, sin embargo creía que su hijo no tenía derecho a recriminarle nada, ella ya era una mujer hecha y derecha y ya no se encontraba sometida por el yugo paternal como cuando vivía en la casa de sus padres, en tono firme le dijo:
- Quien te has creído para hablarme así, me debes RESPETO porque soy tu MADRE… ha para que te vayas haciendo a la idea voy a vivir mi vida sexual, si sexual, porque tengo derecho a una, como me dé la gana, escuincle irrespetuoso… ¿A dónde crees que vas?, te estoy hablando…
Ni siquiera espero a que su madre terminara de hablar, se alejó caminando al segundo piso, donde estaba su cuarto. Se alejo porque la llama de la ira estaba siendo apagada por la calentura, le dieron tremendas ganas de masturbarse, entró a su habitación poniendo el cerrojo.
Normalmente al masturbarse lo hacía desnudo, pero esta vez solo se bajó los pantalones y el bóxer hasta las rodillas, quería matar esa calentura que tenía, por un momento pensó salir así de cachondo, con el pene tieso, encontrarse a su madre, arrancarle la ropa, escuchar sus ruegos implorando que se detuviera, que eso no era lo correcto, que poco a poco esos ruegos dieran lugar a los gritos de una mujer, la mujer que se ve perdida ante el hombre que esta a punto de forzar la entrada de su pene en su vagina.
Hasta parecía escuchar aquellas suplicas, palabras apenas distinguidas, ahogadas por el llanto, por la desesperación, se veía a sí mismo aprisionando a su madre contra la barra de la cocina, sujetando sus brazos, ejerciendo presión sobre las torneadas piernas de su madre abriéndolas para que sintiera la dureza de su pene en su zona genital, restregarle cada palpitación de su bombeante miembro.
Entonces comenzaría a provocar que el cuerpo de su madre reaccionara en contra de su voluntad, presa de la excitación provocada, primera parada: besar el cuello, el lado derecho de arriba abajo, lo mismo para el izquierdo, lamerlo cual paleta de hielo en un día caluroso, pegarse mas contra su madre, que ella se hiciera a la idea de que su verga ahora separada solo por la tela pronto estaría en contacto directo con su babeante panocha. Que agradable era sentir las grandes chichis de su hembra contra su pecho, embriagarse con el aroma del perfume de su cabello.
A continuación dejaría caer todo el peso de su cuerpo para quitarle el saco a su mami, lo tomaría de sus hombros jalándolo hacia abajo hasta conseguir retirarlo, solo serían unos instantes pero la madre tendría las manos libres, esa sería su chance para defenderse, con los puños cerrados lo golpearía repetidas veces en el pecho, le daría varias cachetadas, solo que a tan corta distancia no tendrían la fuerza necesaria así que optaría por arañarle la cara con sus uñas largas pero cuando ella decidiera esto habría perdido ya su oportunidad, su atacante se alejaría un poco para darle tremenda cacheta al punto de doblarle las rodillas, no había tiempo para sentir dolor usaría esa pequeña ventana intentando correr, solo para ser tomada por la cintura, ahora la doblaría aprisionando su cara contra la superficie de la barra.
Aquella barra que tantos desayunos había visto tener lugar ahora veía como un hombre intentaba ultrajar a una mujer, mujer que sentía un erecto pene entre sus nalgas y unas uñas en su espalda, uñas que buscaban romper la tela de la cara camisa que llevaba, perdida en la confusión apenas oiría el ruido de la tela al romperse, al tener la cara en la superficie de la brillante mesa empañada por los jadeos constantes de la asustada y excitada mujer, quién ya sentía una de las manos del adolescente apretarle los pecho por debajo del sostén mientras besaba apasionadamente sus espalda.,
Esa mujer era una peleadora que no se rendiría fácilmente, aún en esa posición seguía pateándolo varias veces, entonces Luis la levantó, la puso frente a él y antes de que su madre pudiera reaccionar le daba repetidos golpes, alternando primero con la palma de la mano después con el revés de la misma, al punto de quebrar su espíritu.
Aquella era la fantasía que tenía Luis, mientras se masturbaba sintiendo como el líquido pre seminal mojaba su mano ante cada subir y bajar, era tan real que juraría sin dudarlo que veía como su madre se encontraba inerte frente a el, en silencio, sin levantar la mirada, entonces él poniendo sus manos a la altura de sus senos, terminó de romper la camisa, jalando con tal fuerza que los botones salieron volando, se encontraba consumido por la lujuria así que inmediatamente, sin ninguna consideración, metió ambas manos en las copas de aquel brassier blanco, lastimando aquellos blandos pechos, sujetó la tela del sosten, cerró los puños para tener mejor agarre y volvió a jalar.
La última protección cedió, aquel movimiento sacudió los pechos de la sometida mujer y, ahí estaban por fin aquellos enormes senos deseados por tanto tiempo, a pesar de la edad de la poseedora se encontraban firmes, el tiempo pasó sobre ellos para hacerlos cada vez más grandes hasta el punto que Luis no podía abracarlos con las manos, el tiempo los hizo más apetecibles, con una areola redonda adornada con pequeños y finos pezones que se desbordaban entre sus dedos, sintió la suavidad y el calor de la piel que tanto le excitaba.
Apresuradamente se quitó la playera, los zapatos, el pantalón junto con el bóxer, en poco tiempo se encontraba encuerado frente a su madre, quien para esos momentos ya no veía en aquel muchacho a un hijo si no a un violador dominante. Sin saber cuanto duraría la sumisión de su madre se dirigió a desabrocharle el pantalón para bajarlo hasta sus pies, no quiso ni quitar los zapatos y dejó el pantalón caído aprisionando sus tobillos como cadenas. Le temblaron un poco las manos cuando metió los dedos dentro del elástico de las delicadas bragas de encaje, levanto la vista para ver la reacción de su hembra y sin retirar la vista inicio el descenso de aquella prenda hasta las rodillas de su víctima.
Su verga dio vario saltitos cuando vio el coño de su mamá, era completamente peludo como había imaginado. Los brincos de su pene no paraban, en la mañana quien hubiera pensado que antes de finalizar ese día iba a estar incado observando la mata de vellos de su mami, se incorporo para abrazar a su madre, así abrazados besaba su frente, sus mejillas, su nariz, su cuello, bajó sus labios para mamar aquellas chichis que una vez lo alimentaron, lo ayudaron a vivir, a crecer y hoy repetían su acción volviendo a alimentarlo de lujuria, lo ayudaban a crecer para vivir una nueva faceta en su vida, la de hombre.
Se imaginaba calmado al momento de degustar tremendas chichotas, que al seno le daba pequeños besitos, que con su lengua lamia la circunferencia de la areola, que sus dientes daban ligeras mordiditas al pezón, que lo chupaba para coronar su acción, primero una teta, después la otra, todo esto mientras que con su mano estiraba el vello de la vagina de su mami, que le acariciaba la vulva, los labios, que cuando se animo a meterle dos dedos sintió la calidez y humedad de la caverna y hasta pudo observar como la señora Peña daba un pequeño brinquito al tiempo que dejaba escapar un pequeñísimo e involuntario gemido mezcla de dolor y placer.
Sin poder aguantar más se alejó para contemplarla, los pantalones hasta los tobillos, contenidos por los zapatos, las bragas a la altura delas rodillas, las piernas ligeramente abiertas, el vello vaginal completamente revuelto, los senos brillando con su saliva, los pedazos de su camisa colgando.
Su fierro se encontraba palpitando, brillando de líquido pre seminal, sentía que al mínimo contacto se vendría, - mmmhhh- se le escapó a Fernanda al momento de sentir la penetración de su atacante, entonces su hijo comenzó a meter y sacar mientras gritaba cortos y repetidos – AAHH, AAHH, AAHH – sabía que no duraría mucho así que debía aprovechar, con su mano izquierda la sujetaba con fuerza del cabello, con la derecha hacía lo propio con la nalgotas para pegar el frondoso cuerpo de la victima al suyo.
En esos momentos la madre era un bulto derrotado, con la mirada enteramente perdida, la mente distante buscando alejarse de las acciones que ese hombre cometía contra ella. Al tiempo que el hijo decía:
- Mami te amo… AAHH…te siento… AAHH…me aprietas bien rico… AAHH… no voy a aguantar más… AAAAAHHH!
Una buena cantidad de caliente semen inundaba el coño de Fernanda, quien se imaginaba se recargaba con las manos en la barra para aguantar la última embestida mientras el sin fuerzas, sacaba su miembro y se acercaba una silla para sentarse.
Para no venirse al mismo tiempo que en su fantasía soltó su pene, aun faltaba la conclusión de su historia, que continuaba así: el sentado jadeando después de tremenda corrida, mientras que a su madre, quien parecía salía de un estado de trance, empezó a escuchársele el llanto, quien durante la violación se había aguantado el llanto tratando de mantenerse callada, salvo gemiditos que salían como acto reflejo. La hembra se cubría con un brazo sus senos, con la otra mano su área vaginal, el macho volvía a sentir excitación al ver salir el semen de tan hermosa vagina, al percatarse de esto la mujer, aumentando el llanto, volvió a subir sus pantaletas, sus pantalones, a unir los pedazos de la camisa para taparse. El chico aun desnudo dijo:
- Yo soy tu macho, tu eres mi vieja, a mi es a quien corresponde el derecho de poseerte, siempre te he amado y se que tu me amas por lo cual el sexo debe ser hermoso, aunque claro si te gusta rudo, si eso te excita cabrona, así podemos hacerlo.
Al finalizar de decir esto tomo su ropa, se dirigió a su cuarto dejando detrás a su mamá en un mar de lágrimas, colocó las prendas en el cesto y así desnudo se durmió, satisfecho pero sobre todo agotado.
Incluso imaginaba que al siguiente día al bajar a desayunar encontraba a su madre de espaldas sirviendo el desayuno y como buen esposo le daba una tierna nalgada acompañada de unos buenos días, esto lo hizo estallar lanzando chorros y chorros sobre su vientre que se encontraba descubierto, el resto del semen pudo contenerlo entre sus dedos, inmediatamente se levanto al baño de su cuarto por papel para limpiarse, encendió la ducha quería dormir fresco por el baño y relajado por la chaqueta.
Cuando Alex vio a Luis, este le contó que no pudo contener la ira y termino echándole en cara a su madre la foto que había enviado, el amigo después de burlarse intentó aconsejarle sobre lo sucedido. Normalmente no faltaba material para que los amigos se encontraran excitados, pero ese día Luis no prestaba atención a lo que veía con su compañero, no podía evitar sacar de su mente aquellas imágenes creadas por su cabeza donde se cogía por la fuerza a su madre.
Todo el día estuvo intranquilo, mientras en su cabeza daban vuelta aquellas escenas, había tenido cientos de fantasías en donde su madre terminaba en cuatro patas, gozando de su verga, implorando por ella, diciendo que lo quería, las situaciones eran de lo mas variadas solo con una constante, siempre, siempre su madre se había entregado por amor, la pasión era lo que conducía a tan ardiente mujer a los brazos de su hijo.
Tenía sentimientos encontrados, culpa, vergüenza, cosas que lo hacían sentir mal, pero en medio de todas esas cosas estaba la lujuria, causada por el hecho de someter a su madre, de haber demostrado quien mandaba, inmediatamente su pene se paraba tan solo al imaginarse arrancando la ropa de su madre, hacerla pedazos, de escuchar las suplicas, los ruegos, de hacer suya a tan frondosa hembra y al terminar haberse comido la tuna aunque se haya espinado la mano.
Hacia ya una semana de la discusión y cada día al quitarse la ropa para entrar al baño, notaba como sus bóxers estaban pegados a su glande como consecuencia de sueños húmedos, no entendía de donde sacaba tanto semen pues antes de dormirse se la jalaba hasta dos veces, pero en sus sueños se proyectaban las imágenes surgidas producto de su enojo aquel día. La cosa empezaba a irritarle pues tener que despejar el pene de la ropa no era tan agradable si se repetía a diario.
Aquella casa jamás había tenido tanto silencio, madre e hijo se comportaban como dos inquilinos que no se quieren, hasta el punto de que la mujer contrato a una empleada domestica para atender las necesidades de comida, ropa, limpieza y demás cosas que necesitara su hijo.
Aquel chiquillo empezaba a cuestionar el haberle reclamado a su madre quien ahora se mantenía distante de él, el muchacho se sentía bastante solo en casa razón por la que pasaba más tiempo con su amigo, quien al principio se alegraba de tenerle en su casa pero hasta una amistad del nivel de esta no podía resistir mucho tiempo esta acción, pues lo que en un principio resultaba divertido comenzaba a ponerse tedioso.
Pasar tanto tiempo en casa de los Rodríguez tuvo una ligera recompensa pues el invitado alcanzo a escuchar cuando el señor de la casa, al hablar por teléfono, se ponía de acuerdo para asistir a una fiesta de la empresa de la que formaba parte, el motivo era celebrar los buenos resultados obtenidos durante el trimestre, una fiesta en la que estarían todos los altos mandos. El poder asistir causaba regocijo en el muchacho pues en una reunión de hombres ricos siempre hay acompañantes femeninas, ya sea esposas, hijas, amantes o escorts altamente cuidadas en su figura, vistiendo de lo más putas posibles, luciendo sus más caros vestidos, pues aunque fuera mujeres de la mas alta clase social él y su amigo, como muchos otros hombres, no dejaban de considerarlas putas de elite.
Incluso antes de que el padre mencionara la noticia a la familia, Luis comentó la invitación con su amigo, quien participe de los mismos pensamientos que su amigo saltaba de la alegría.
¿Cómo crees que vaya vestida tu puta ejecutiva? – sobrenombre que daban a sus madres, puta ejecutiva.
Uuuyyy, ojala y que el vestido que elija sea sin tirantes en los hombros o que tenga un escote amplio en la espalda.
A mi me gustaría verla con el vestido negro, el que tiene la abertura en un costado de la pierna que le llega casi hasta la ingle.
Sí, el que uso en año nuevo, recuerdo cuando se descuidaba al estar sentada se le asomaba el calzón y al caminar se podía ver las medias negras a medio muslo, nada más de acordarme se me para - decía sobre su madre al tiempo que se tocaba el bulto.
Y yo, mira – dijo mientras levantaba la pelvis para mostrar su verga erecta –era un calzoncito chiquito de encaje.
Lo que mas me excita es ver su nuevo vestido.
Tienes razón, no recuerdo la última vez que la vi usando un atuendo por segunda vez, ¿y tú?
Creo que solo una, cuando tenía como cinco años.
Tienes que convencer a tus padres de que me inviten perro.
No creo que pueda, papá es muy estricto, pedirá que solo vaya la familia. Tendrás que quedarte en la perrera, hahaha.
Después de mucho insistir logró su cometido, su amigo hablaría con sus padres hasta lograr que su compinche fuera y es que en algo tenía razón, siempre era mejor tener un socio que cuidará tu espalda.
Los señores Rodríguez habían aceptado, pidiéndole guardara el mayor respeto posible durante la fiesta, para Luis con lo tensas que estaban las cosas en su casa era capaz de fugarse con tal de asistir, pero no hubo necesidad pues al avisarle a su madre de la invitación esta rápidamente acepto asistiendo con la cabeza ya que para ella también era un alivio estar sola, al menos por el momento.
El día del evento los dos jóvenes esperaban impacientes en la sala, mientras el Sr, Rodríguez terminaba de arreglar ciertos documentos que la habían solicitado de última hora. Los tres llevaban esmoquin, los amigos estaban platicando de sus cosas cuando escucharon el sonar de unos tacones, inmediatamente salieron rumbo a las escaleras para ver bajar a la cachonda madre.
La maciza madre llevaba puesto un vestido de un color gris metálico, con finos tirantes, que terminaban en un por demás amplio escote, la mitad de las firmes tetas podían verse al frente e incluso por los costados se asomaba el nacimiento de los redondos senos, por la parte de atrás podía apreciarse la mitad de la espalda, aunque se encontraba cubierta por el cabello rubio que para ese día la hembra había alaciado.
Las grandes nalgas apenas eran cubiertas por la tela que se extendía solo unos cuantos centímetros bajo semejante culote. La mujer se había puesto unas zapatillas de tacón de aguja a juego con el vestido, en cada brazo llevaba una pulsera color gris, solo los pendientes eran de un color distinto a la mayoría del atuendo. Aquellas tonificadas piernas se veían esplendorosas al estar expuestas en tres cuartas partes de su totalidad, moviéndose elegantemente en cada escalón ocasionando que a cada paso sus tetas tambaleen bajo el escaso vestido amenazando con salirse de su encierro, llegó hasta el primer escalón y sonriendo se pasó una mano por la rubia cabellera acomodando algunos mechones de su cabello.
Inmediatamente el par de amigos tuvo una erección, estaban atónitos contemplando semejante monumento que se encontraba ahora sujetando con la mano derecha un pequeño espejo mientas retocaba el brillo en sus labios, una vez que termino movió en espejo frente a su cara para observarla y que todo estuviera perfecto.
¿Dije que por qué tarda tanto tu padre? – tuvo que repetir la pregunta porque los muchachos no habían prestado atención.
Disculpa – respondió Alex, al tiempo que la madre guardaba el espejo y el lápiz labial. –está arreglando unos papeles que le pidieron.
Muchachos cierren la boca, les va a entrar una mosca, hahaha – dijo coquetamente la señora.
Perdón – contestaron al unisonó.
La madre fue en busca de su esposo no sin antes recomendarles a los muchachos que si lo necesitaban pasaran al baño ya que siempre es mejor viajar relajados. Ella se refería a otra cosa pero los amigos entendieron que debían masturbarse para no llevar constantemente la erección.
Viste que no lleva sosten – dijo Alex.
Siii, se le ven los pezoncitos. – respondió Luis.
¿Alcanzaste a ver si llevaba tanga?
No, no pude ver, pero como se le aprieta ese vestido yo creo que nada entra debajo.
Fue Alex quien primero se dirigió al baño para desahogarse, con lo buena que se veía su madre no tardo mucho en concluir su masturbación, inmediatamente después lo hizo el invitado al que tampoco le costo eyacular, su calentura era tanta que no les importo que la acción provocara que sudaran un poco.
Al salir de la casa y dirigirse hacia el auto el Sr. y la Sra. Rodríguez iban por delante, los ojos de los babeantes adolescentes se clavaron en el contoneo seductor del culo de la hermosa madre acentuado por los tacos de 13 cm que llevaba, ante el más mínimo intento de agacharse el vestido seguro mostraría parte de las deliciosas nalgas de la puta ejecutiva, ese pendiente mantenía a los jóvenes en constante excitación, al llegar al auto el Sr. Rodríguez abrió la puerta del copiloto y al sentarse, la Sra. Rodríguez no pudo evitar dar un espectáculo, ocasionando un leve suspiro de los jóvenes al ver por un momento una parte de su rasurada concha.
El viaje rumbo a la fiesta duró apenas una hora, el evento tendría lugar en una hacienda ubicada dentro de la ciudad. Cuando entraron ala propiedad los jóvenes se sorprendieron pues el lugar era hermoso, en el frente había un hermoso jardín, también estaba una gran fuente que formaba una pequeña glorieta. En la puerta principal del inmueble estaba un mayordomo recibiendo los abrigos, los señores Rodríguez entregaron los suyos, para disponerse a buscar su mesa, no sin antes saludar a lo demás invitados, el mayordomo no pudo evitar repasarle los pechos, el culo y las piernas con la mirada, ella entró contoneándose lentamente, como una prostituta de lujo exhibiéndose ante sus clientes.
Aquellas reuniones eran más comunes para Alex, pero para Luis era la primera vez, que diferentes resultaban a las fiestas de trabajo a las que asistía con su madre, donde ella era la que resaltaba en medio de mujeres gordas, viejas, descuidadas, sin sentido del buen gusto, pero en ese lugar era difícil ver eso, pues hasta las mujeres de mayor edad, pocas por cierto, lucían elegantes y sensuales vestidos, a cualquier lado que vieras había hermosas mujeres como parejas en su mayoría de hombres viejos.
Como siempre la señora Renata llamaba la atención atrayendo la vista de los hombres y ella se sentía complacida con este efecto ¿cómo era esto posible en un lugar lleno de candentes mujeres? La respuesta era fácil, si bien esa respetable dama gustaba de coger, mantenía una regla de oro, nunca se había revolcado con ningún hombre del circulo de amigos o compañeros de trabajo de su marido, su encuentros siempre había sido con sujetos a los que su querido esposo no conocía, tipos que eran presentados por amigas que disfrutaban del sexo bajo las mismas condiciones que ella.
Dentro de ese círculo de personas era más que bien sabido qué hombres se habían metido con qué mujeres, hasta el número de amantes que mantenían, era secreto a voces una especie de lista donde se enumeraba a las damas más zorras llegando al punto de que ahora incluso los hijos terminaban en las sabanas de esas pirujas Premium.
Por eso ella despertaba tanto morbo, pues el hombre que se coja ese culo terminará convirtiéndose en una leyenda, sin contar el gusto que recibiría entre esas dos nalgas, pero ella disfrutaba tanto de mantenerse en ese estatus que por mas que le atrajera alguno de los invitados antes de entregársele preferiría mil veces llegar a su casa para refugiarse en alguno de sus vibradores.
Sin embargo ignoraba hasta ese momento que ya se encontraba en marcha un plan para lograr que esa noche terminara gimiendo de placer con un hombre que no sería su esposo. Al terminar el banquete el señor Rodríguez fue llamado fue llamado por Antonia, una de los altos mandos de la empresa, para revisar los papeles que le había pedido.
Para alejar al marido, Antonia, Lucrecia y Enrique se pusieron de acuerdo, , la razón por la que lo apoyaban es que odiaban el hecho de que esa mujer aun no cayera en la cama de alguno de sus conocidos como incluso a ellas les había pasado, un viernes por la noche terminaron siendo penetradas por sus jefes de aquel entonces. Así que si a ellas les había ocurrido esa mujer no tenía derecho de mantenerse ajena.
Entretenido el marido, Lucrecia se acerco a la mesa donde se encontraban varios hombres intentando abordar a Renata a pesar de encontrarse en presencia de aquellos dos jóvenes. La recién llegada pidió que las dejaran solas, para Renata estar rodeada de hombres no le incomodaba en lo mas mínimo, se regocijaba mostrándoles aquello que jamás podrían acariciar, pero aun así agradeció amablemente el gesto.
La acción también fue bien recibida por el hijo y su amigo quienes aprovecharon la oportunidad para sostener el teléfono bajo la mesa, así con la cámara encendida grabarían las sensuales piernas de la doña Renata, quién de manera un poco descuidada abría temerariamente las extremidades inferiores, quizá con un poco de suerte lograrían captar un buen coño, sacando ventaja de la exente iluminación.
Lucrecia era muy buena sacando tema conversación, cuando sintió que era el momento oportuno pidió a uno de los meseros les trajera un trago a cada una, esta acción formaba parte del plan también, pues ella había sobornado tanto al cantinero, para que a una bebida le pusiera más alcohol, como a un mesero para que diera esa bebida especial a Renata.
El plan funcionaba tal cual reloj suizo, a medida que le daban sorbos a su bebida la etapa de embriagar a Renata estaba a la mitad, era hora de hacer el siguiente movimiento, Lucrecia hizo una señal para que “casualmente” Enrique se acercara, casi se le salen lo ojos cuando vio de cerca a la mujer en el vestido gris metálico, la tremenda zorra estaba con el cuerpo levemente orientado hacia fuera, los pechos amenazaban con romper la tela del escote y los pezones sobresalían desafiantes hacia el frente listos para la batalla, Renata mantenía las rodillas juntas, sobre una pierna la mano derecha, la otra sobre la mesa, unos muslos gruesos resaltaban.
Su naturaleza caliente, alimentada por el alcohol, provoco que se pusiera nerviosa cuando tan galante y fornido hombre se acerco, vaya que era guapo, pero que bien le veía la barba. Una nerviosa hembra froto sus manos en sus piernas mientras Lucrecia le presentaba a Enrique, joven que aprovechando su éxito con las mujeres combinado con el hecho de compartir sus conquistas con sus jefes, había logrado hacerse de una buena posición en la empresa.
Sin levantarse Renata saludo de beso al Casanova brindándole una magnifica vista de su escote, sus ricas tetas se mantenían juntas formando un apetitoso canalillo. El Casanova saludo agitando la mano a los otros dos hombres en la mesa. Al tiempo que fluían los minutos le hacía la conversación marchando al ritmo deseado, la presa se encontraba cada vez más borracha, a cada broma posaba su mano sobre el brazo de tan encantador tipo, que mientras seducía a la dama, su cómplice les hacia la platica a los jóvenes, dejando el terreno libre, Renata tenía las piernas cruzadas con lo que hizo que el vestido se le subiera casi hasta media nalga dando un espectáculo sumamente erótico a ambos adolescentes que se encontraban pendientes de cualquier movimiento, de la misma forma Enrique de manera muy disimulada había logrado poner un par de veces la mano sobre la rodilla de Renata , sintiendo la piel sedosa de sus torneadas piernas.
Como quien cumple con un itinerario los cómplices se voltearon a ver, al cambiar la iluminación llegaría la etapa final. Antes de acercarse a la mesa habían afinado el último detalle:
Cuando cambien las luces si hay alguien en la mesa no importa que hagas te lo llevas, veinte minutos, con eso tendré para convencerla.
Crees que en ese tiempo harás lo que en años otros no han conseguido.
Se te olvida en cuanto te convencí – le dijo Enrique mientras sujetaba a Lucrecia del mentón, provocando que recordara cuando se la había cogido en un sucio baño de un antro.
Lucrecia saco el pretexto prefecto, mencionó que necesitaba algo de su auto pidiendo que la acompañaran a buscarlo, allí intervino el Casanova pidiendo al par de amigos, a quienes consideraba un par de chiquillos tontos, acompañar a la mujer, - como buenos caballeros no deben dejar que esta dama vaya sola- los chicos, miraron con odio al tipo pero no encontraron excusa para negarse, el conquistador les devolvió una mirada que decía me voy a coger a esta vieja. Ante tal insinuación los amigos que no se habían levantado de la mesa en ningún momento, habían confirmado sus sospechas, por lo que tenían que volver lo más rápido posible sabedores de lo que estaba a punto de pasar.
Sin perder ni un minuto, el hábil seductor comenzó a endulzarle el oído a la indefensa madre, ¡por dios! Vaya que sabía lo que hacia, apenas unos minutos y la mujer se estaba derritiendo no solo a causa de lo que oía si no también porque las palabras estaban acompañadas de caricias, la mano de Enrique acariciaba la parte interior el muslo de Renata, empezaba en la rodilla hasta llegar hasta el final del torneado muslo, sin tocar la vagina, tan absorto estaba en la tarea que no se había dado cuenta que el mesero, que había llegado con otros tragos, disfrutaba de la caliente escena, cuando al fin se dio cuenta de su precedencia con la mano le hizo señas para que se alejara.
Enrique… por… favor… aaahh… detente – balbuceaba la zorra – mi… mi… marido… no puedo… esto…
Mira como me tienes – dijo el hombre mientras le llevaba la mano a su duro miembro, un miembro robusto, grande - ¿te gusta, verdad? – en esos momentos la perra sujetaba a través del pantalón la circunferencia del pene –por lo menos dame el gusto de que me la mames.
Estas palabras hicieron que la madre encontrara un punto medio, al menos para su entender, solo le daría sexo oral, manteniendo de esta forma su regla de no acostarse con conocidos de su esposo.
Los elementos estaban a favor del conquistador, el marido e hijo entretenidos, con el pretexto de favorecer a las parejas al bailar la iluminación había disminuido, la oscuridad escondía el hecho de que los hombres aprovechaban para manosear libremente a aquellas esposas, a las empleadas que buscaban hacerse con un mejor salario permitiendo les tocaran su intimidad, nadie notaba que por la orilla del salón la señora Rodríguez caminaba tambaleándose sobre sus tacones mientras se apoyaba del cuello de Enrique, maldición hasta la señora Renata parecía poner de su parte para alejarse en busca de un lugar más privado, con el poco razonamiento que le quedaba pensaba al caminar si después de tanto haberse negado a ser fornicada por algún miembro de la empresa por fin aquella noche terminaría su record o debía mantener su putería separada de conocidos de su esposo.
Mientras cruzaban el salón, el Casanova iniciaba el camino que culminaría con aquella madre gozando entre sus brazos, así que empezó a sobarle descaradamente las nalgas a su acompañante sabedor de que los invitados hacían lo propio con sus parejas de baile y no les prestarían atención.
Los cómplices fraguaron tan bien el plan que incluso tenían preparada la habitación donde los futuros amantes tendrían su encuentro, un cuarto en el segundo piso, apunto estaban de llegar cuando en el pasillo de encontraron con Don Andrés, un peso pesado de la corporación, quien salía de una recamara cercana – maldita sea- pensó Enrique quien intento girarse para que no viera quien lo acompañaba pero fracasó, el viejo que ya lo había visto, le hizo una seña para que se acercará, el Casanova dejo recargada en la pared a Renata, quien apenas se podía sostener y ya tenía el vestido subido hasta la cintura mostrando su despampanante culo y su depilada concha.
¡NO MAMES! – gritó el anciano.
Callase Don Andrés, no quiero que nadie venga.
¡Te vas a coger a Renatita! – decía sin quitarle el ojo a la borracha mujer.
Claro que no, solo la llevo a acostar porque se le pasaron las copas a la señora Rodríguez.
HAHAHA, claro, te propongo algo deja que me la folle primero y te elevo para que seas uno de los diez mas importantes en el trabajo.
Don Andrés ya le he dado a muchas viejas, algunas ni me las cogí con tal que usted se las parchara, déjeme esta para mí.
Al viejo Don Andrés era a quien mas mujeres le había encaminado para que se las cogiera, precisamente en ese momento salía la última de la habitación acomodándose el vestido, la secretaria se estira el vestido sin poder disimular la expresión de asco que llevaba por haber tenido que coger con aquel rabo verde.
El viejo orgulloso le dedico una sonrisa mientras pasaba a su lado, ella apresuro el paso mientras desviaba la mirada no sin antes observar a la mujer recargada – hasta que cayó doña Renata, la metidota que le van a dar esos cabrones – pensó burlona al tiempo que se alejaba.
El Casanova por fin pudo convencer al anciano para que se fuera porque de lo contrario terminaría echando a perder las cosas, y su posible oportunidad desapareciera, el viejo se fue no si antes lograr que al menos le prometiera que reconsideraría que se la dejaría cuando se cansara de gozarla. Una oportunidad como esa no se tiene todos lo días así que mientras se iba le dio una nalgada a Renatita sintiéndo la firmeza de esas bien trabajadas nalgas. Lo que desato la risa de Enrique, quien tuvo que correr a quitarle de encima al viejo pues este la estaba dedeando en pleno pasillo.
No se mande señor alguien puede vernos – decía el joven galán mientras el viejo se llevaba los dedos a la nariz para olerlos, lo bueno era que, mientras se deleitaba con el aroma de vagina, se alejaba.
Espe…te Enrique, deja…me…déjame – balbuceo Renata.
El plan parecía empezar a fallar, la rubia antes cooperativa ahora daba signos de arrepentirse, sin perder tiempo el caballero la llevó a la habitación. Una vez dentro respiro aliviado mientras ponía el cerrojo, la suerte de la dama estaba decidida, esa noche recibiría tremenda follada, pues aunque hubiera cambiado de parecer ya no tenía las fuerzas para evitar que la penetraran, alcohol había terminado de asentarse, limitando también al mínimo su razonamiento.
Después de cerrar, la zorra se quedó parada en el medio del cuarto tambaleándose, mecánicamente desenrolló el vestido de su cintura y Enrique se le quedo viendo, la mujer se veía totalmente excitante, sus torneadas piernas estiradas sobre sus zapatos de taco, invitaban a ser acaricidas desde el tobillo hasta los gruesos muslos, más arriba el vestido que apenas cubría su voluptuoso trasero se veía de lo más seductor incitando a ser apretado y restregado, el joven la lanzó a la cama para enseguida lanzarse sobre ella, para besarla y morderla con locura en los labios, empezó sobando su muslo izquierdo para calentarla, su mano avanzo hacia arriba, ella lo detuvo cuando sintió esa mano tocando su sexo, era poco entendible pero ella le decía que no, lo empezó a empujar con sus manos rechazándolo pero el no se iba a rendir, ataco con mas pasión, mordisqueando la oreja de la hembra, comiéndose su cuello a besos lo que parecía empezar a derrumbar las barreras de la esposa quien empezaba a corresponder buscando los labios de su amante, enredaban sus lenguas con pasión desmedida, Enrique con una mano le apretaba las tetas sintiendo su suavidad y su calor y con la otra le apretaba las nalgas sintiendo esa redondez escultural, Renata emitía leves gemidos de placer y por encima del pantalón le apretaba la dura verga que cada vez crecía más haciendo que la rubia se derrita.
Mientras los amantes entraban en ritmo besándose acaloradamente, el viejo Don Andrés caminaba dubitativo, pensaba en las envidias que causaría si el fuera el primero en cenarse a aquella arisca yegua, tantos años de escuchar como rechazaba a uno y otro, ver a tantos hombres fallar en el intento de fornicar a semejante zorra. No tuvo que pensar mas, mientras bajaba las escaleras, dio la vuelta rumbo a la habitación para reclamar el premio.
- Al llegar esperare un momento para que el chamaco me caliente a la pirujita, - pensaba- así cuando le toque, Renatita estará con el chango bien mojado, lista para que me la parche. Y ni que se me ponga pendejo el mocoso, si no quiere darme a la hembra me asegurare que ni de mensajero le den trabajo– el anciano había tomado su decisión.
TOC, TOC, TOC, TOC…..
ESPACIO DEL ESCRITOR
Aprovecho el espacio para hacer publico el agradecimiento a DARKER, lector en todorelatos y ahora coescritor de de esta historia.
Como les había escrito busco hacer participe a los lectores, así que me gustaría conocer su opinión acera de lo sucedido en este relato.
¿Qué piensan de la fantasía de Luis con su mamá, el reclamo era justo o se extralimito y la madre esta exagerando o se comporta a la altura?
Al finalizar el relato alguien toca a la puerta, ¿quién será la persona que llama, el esposo, el viejo Don Andrés o quizá en el camino a la habitación alguien más los vio y quiere ser parte en la cogida a la seño?
Estas son las dos preguntas que hago porque las respuestas serían las que mas me calienten, siéntanse en la libertad de añadir cualquier cosa que deseen.
Agradezco a quien se tomo la molestia de enviar comentarios a mi e-mail, algunos escribieron cosas bastante calientes, me emocione y excite al leerlos, a quienes lo hagan o sigan haciéndolo enviare la respuesta los viernes por la noche, horario de mi país, lo mismo que la siguiente historia. Para hacer más amenas las conversaciones pido que la extensión sea de al menos una hoja de Word, estos son lo que recibirán preferencia.
Gracias, muchas gracias, por el tiempo que dediquen a la historia de una servidora. Recuerden el correo:jolosepez15mn@gmail.com.