Dos amigas bastante entonadas (Parte número 03).

Atendiendo varias peticiones, estreno un relato bastante más breve de lo habitual que pretendo publicar primero en partes antes de hacerlo en bloque con la historia completa para, asimismo, contentar a algunos de mis lectores más asiduos y fieles.

Mi descarga se produjo mientras, además de estar propinando unas buenas embestidas vaginales a Andrea, “hacía unos dedos” a Natalia que tenía, asimismo, de lo más jugoso el interior de su chocho y que, al verme echar tanta cantidad de lefa, llegó al orgasmo para no tardar y sin que tener que dejar de masturbarla, en mearse ante mí y al igual que Andrea, al más puro estilo fuente. El permanecer con mis dedos introducidos en el interior de su raja vaginal hizo que la expulsión de su abundante y espumosa “cerveza” se prolongara bastante y que la llegara a echar sintiendo unas sensaciones muy agradables y placenteras con lo que conseguí que se pusiera más cachonda. En cuanto terminó de salirla la orina, dejé de masturbarla y después de extraerla mis dedos mojados en su micción, la hice arrodillarse delante de mí para proceder a sacar lentamente mi pirula del chumino de Andrea, que desde que se había producido mi portentosa descarga parecía estar en otro mundo, con intención de, bien impregnada en mi lefa y en la humedad vaginal de su amiga, restregársela en la cara antes de metérsela en la boca para que Natalia me realizara una esmerada y lenta felación con el propósito de que se me mantuviera bien tiesa y en condiciones de echar más leche. Mientras Natalia, mostrándose sumamente dócil, se esforzaba por complacerme, me dispuse a “taladrar” con dos de mis dedos el orificio anal a Andrea mientras observaba como su coño devolvía una parte de la lefa que la había echado. Llevaba un rato forzándola con mis hurgamientos cuándo observé que en el suelo, cerca de Natalia, había una gruesa aunque corta rama de un árbol por lo que obligué a la joven a alargar su mano para cogerla sin dejar de chuparme la “lámpara mágica” y en cuanto me la entregó, se la metí a Andrea por el ojete sustituyendo a mis dedos.

Como el espectáculo, con las dos jóvenes entregadas, me resultaba de lo más excitante me centré en disfrutar de la excepcional mamada de Natalia y de los distintos hurgamientos anales que con mis dedos y con la rama del árbol realicé a Andrea, que no dejaba de decirme que si continuaba forzándola de aquella manera iba a conseguir que se jiñara, hasta que noté bastante próxima mi segunda descarga y tras obligar a Natalia a dejar de chupármela, se la volví a “clavar” vaginalmente a Andrea y procedí a propinarla otras buenas embestidas mientras la mantenía apretadas con fuerza las tetas antes de que hiciera que Natalia se incorporara para volver a masturbarla mientras la iba despojando del vestido con lo que pude verificar que, como me había supuesto al verlas, no llevaba sujetador que, según me explicó, la habían quitado para quedárselo como recuerdo unos jóvenes a los que les había “descargado la pistola”, con lo que logré dejarla las tetas al aire para, olvidándome de las de Andrea, manosearlas, mamárselas y apretárselas con mi mano izquierda al mismo tiempo que con el dedo gordo la empitonaba aún más sus erectos pezones y con la braga a la altura de las rodillas, la continuaba masturbando usando tres dedos de mi mano derecha.

A punto de producirse mi explosión decidí obrar como la vez anterior y aprovechando que Andrea estaba alcanzando un nuevo orgasmo, la eché los primeros chorros de leche dentro del potorro antes de sacársela con intención de empaparla el culo a ella y la cara y las tetas a Natalia, que se volvió a arrodillar delante de mí con tal propósito, con el resto de mi lefa que, en concentrados y espesos chorros, no dejaba de salir por la abertura. Después se la volví a introducir vaginalmente a Andrea para proceder a mearme en su interior mientras, de nuevo, la propinaba unos enérgicos y vigorosos movimientos de “mete y saca” y la chica llegaba, una vez más, al clímax. La nueva experiencia la debió de resultar tan alentadora y excitante que, en pleno orgasmo y mientras iba recibiendo mi líquido amarillo, procedió a liberar la orina que aún conservaba en su vejiga urinaria.

En cuanto acabé de mear y muy a gusto dentro de la “seta” de Andrea, se la saqué y una vez más, volví a restregar mi “pito” en la cara de Natalia antes de colocársela en la boca para que, permaneciendo en cuclillas y abierta de piernas, me realizara otra felación mientras efectuaba unos hurgamientos anales a Andrea con la rama del árbol lo que me permitió comprobar que aquella guarra “tragaba” de maravilla por el culo por lo que me decidí a “taladrárselo” con mi duro, erecto y largo “plátano” contando para ello con la inestimable ayuda de Natalia, que la abrió todo lo que pudo el ojete con sus manos para que se lo pudiera meter entero sin demasiados problemas pero, en cuanto la propiné unos envites anales, noté que la punta de mi polla se había quedado aprisionada en su intestino. Mi experiencia me hizo suponer que, al ser primeriza en el sexo anal, en cuanto consiguiera liberar a mi “rabo” me lo iba a impregnar en su mierda. Se lo debí de acoplar de maravilla puesto que me resultó bastante costoso conseguir que la punta se moviera para poder liberarla de su aprisionamiento intestinal y en cuanto lo logré, Andrea me indicó que se estaba jiñando y me pidió que la sacara mi “salchicha” para poder defecar pero, a pesar de su insistencia, la continué poseyendo por detrás y a buen ritmo hasta que sus excrementos ejercieron tal presión en mi “tranca” que me obligaron a extraérsela. En cuanto la tuvo fuera de su culo, expulsó y en tromba una impresionante evacuación líquida cuya primera descarga estuvo a punto de caerme encima.

Andrea, a la que según Natalia acababa de desvirgar analmente, se vio afectada por un proceso diarreico por lo que decidí olvidarme de ella y despojar a Natalia de su braga, que deposité en el suelo y hacer que, en bolas, se colocara a cuatro patas en el suelo y se mostrara bien ofrecida con el culo en pompa con intención de, arrodillándome detrás de ella, proceder a poseerla vaginal y analmente. Comencé disfrutando durante unos minutos de su chorreante y estrecha “almeja” en la que mi “herramienta” entró bastante justa. Al sacársela impregnada en su “baba” vaginal con intención de introducírsela por el culo, Natalia, al ver mis intenciones, se opuso a que, como había hecho con Andrea, la desvirgara analmente y la poseyera por detrás pero, a pesar de su oposición, en cuanto me vio en plan de macho dominante dispuesto a todo con tal de salirme con la mía, no tardé en “clavársela”, sin problemas y bien profunda, a través del ojete mientras Andrea, permaneciendo en cuclillas, continuaba defecando y comenzaba a devolver una parte de la gran cantidad de alcohol que había ingerido a lo largo de la noche.

C o n t i n u a r á