Dos abuelos dotados me llevan al cielo
Uffffffffffff que pollazo me dio que perdí el aliento con su golpe de cadera, metiéndomela toda de golpe y dejando mi conejito abierto y apretado por aquella enorme tranca que entra y salía como un taladro a ritmo lento pero hasta el fondo.
Después de dos días, recibí una llamada de esta pareja peculiar con la que acaba de hacer ese trio maravilloso, proponiéndome ir con ellos a un apartamento de otro matrimonio amigos suyos con los que quedaban una vez en semana, también ambos de la misma edad que ellos y con la mujer también bicuriosa.
Les dije que yo estaba sola en este momento sin pareja y que estaría algo descolocada allí, diciéndome el, que ellas suelen jugar e mucho entre las dos cuando se presenta la ocasión y yo les iría bien a ellos,aunque la proposición pareciera muy interesada y descarada, pero todo era cuestión de disfrutar.
Acepte y tras recogerme esa tarde noche en casa me fui con ellos al apartamento, presentándome a la llegada a aquella pareja también entrada en edad pero igualmente bien conservados, fijándome que él, era sumamente atractivo, con aspecto de caballero ejecutivo aunque ya con el pelo todo blanco.
Ella algo más gruesa que la pareja que me acompañaba pero también atractiva.
Nos presentamos tomando unas copas de cava y no tardamos mucho en entrar en tertulia interesante y picarona.
Se presentaron como Jorge y Laura, dándome un beso ella y un azote en el trasero el, además de otro beso pero algo más cálido que el de ella, viendo que no se andaban con tapujos.
El alabo mi figura y dijo que era muy guapa y que tenía buenas tetas a la vez que me las acaricio sin cortarse nada, diciéndole a Juan que si tenían buen sabor esos pezones a la vez que me los pellizco cariñosamente.
Él le dijo, saben a gloria, pero mejor que lo compruebes in situ y así sales de dudas.
No tardo nada Jorge entre risas de ellas de subirme la blusa y quitármela así como mi sujetador negro con bordes rojos que les pareció muy sexy y tras dejarme los pechos al aire los acaricio suavemente y los beso.
El roce de su barba de dos días me hizo erizarme de placer y más cuando Juan no tardo nada en desabrocharme la falta para dejarla caer, dejando mi tanga negra solo tapando mis asustado y temerosos conejito.
Que buena esta Rosa dijo Jorge, más de lo que me había dicho Juan, sintiendo ya las caricias de este en mi sexo aprovechando Jorge para desvestirse.
No tardo nada y que de boquiabierta al ver aquel tremendo colgajo semidormido que se balanceo como un enorme péndulo al quitarse los calzoncillos… si Juan la tenía gorda este no se quedaba corto con un enorme caperuzon cubriendo su enorme glande.
Tenía completamente afeitados los huevos y esa hermosa polla parecía aun ser mayor así de vistosa , sorprendiéndome también cuando Juan se desvistió, mostrando también su nuevo afeitado en su rabo, diciendo lo había hecho para mí y que así no se me atragantaba ningún pelo al comerlos.
Estaba aturdida por la imagen tan morbosa y sexy de aquellos dos abuelos, cuando escuche besuqueos y vi que ellas se andaban dando un morreo de lujo, sobándose las tetas y tocándose el conejito a través de sus faldas sentadas frente a una y el par de abuelos.
Agarre sin miramientos con cada mano a esos dos enormes rabos y comencé a besarlos y marisquearlos cariñosamente alternando entre ellos y viendo como crecían rápidamente ante mis caricias.
Descapulle la cabeza de la de Jorge y comencé a saborearla sacándole pronto unos cálidos gemidos viendo como sus huevos se recogían y se movían con mis comida de aquel jugoso capullo sabroso y suave para su edad.
Mientras el enorme pollon de Juan, palpitaba junto a mi cara con aquel cabezón algo más rugoso y aquellas venas divinas que envolvían aquel enorme tronco con una base gruesa, que la hacía enormemente sexy.
Las mire a ellas y ya andaba una comiéndole el conejito a la otra mientras Jorge se dispuso también a degustar el mío.
Que bien lo comía también con su enorme y jugosa lengua ayudándose de sus dedos…haciéndome gemir como una yegua en celo ante aquellos dos caballos desbocados que me iban a follar en un momento.
Agarro mi cabeza Juan poniéndose delante de mi cara descaradamente y comenzó a pajear su enorme pollon en mi boca, entrando solo un poco por su grosor y tamaño.
Me sujetaba la cabeza y movía su cadera balanceando sus enormes y afeitadas pelotas delante, dejándome casi sin respiración, dejándome respirar un momento el, cundo noto que me corría como una loba en celo ante la sabrosa comida que me estaba dando Jorge.
Ummmm dijo este, sí que es caliente como dijisteis Juan, que delicia de mujer, poniéndose de lado en el sofá y comenzando ahora a restregar su enorme y rosado capullo por mis labios vaginales chorretosos de mi reciente orgasmo, así como de su saliva depositada en aquella sabrosa comida.
Estaba con ganas de sentirlo y le dije sin miramientos en un momento que me vi liberada en la boca del pollon de Juan,… métela ya que quiero sentirlo, necesito me clave, deme no me tenga asi…mmmmmmmm dijeron los dos,.. que caliente viene esta gatita en celo…le dije volviendo a insistir mientras mi cadera buscaba su rabo… folleme yaaaa entre gemidos y un llanto leve para ponerlo caliente.
Uffffffffffff que pollazo me dio que perdí el aliento con su golpe de cadera, metiéndomela toda de golpe y dejando mi conejito abierto y apretado por aquella enorme tranca que entra y salía como un taladro a ritmo lento pero hasta el fondo.
Como follaba aquel viejo, parecía una máquina de precisión con aquel enorme bisturí que me tenía a su merced.
Volví a correrme y casi quedo ahogada pues el rabo de Juan entraba casi la mitad en mi boca, impidiéndome casi gemir, si bien lo saco rápidamente al verme medio asfixiada, alternándose ahora ello, tras ese pequeño parón, agarrándome Juan y haciéndome sentar sobre su grueso estilete que me introduje hasta la base.
Me sentó con mi espalda sobres su pecho y así quede a la merced de Jorge que con una pierna en el sofá subida acerco ahora su enorme y mojado pollon a mi boca para que lo comiera.
Estaba disfrutando como hacía tiempo no disfrutaba, sintiendo como con sus fuetes manos cogidas a cadera, Juan me subía y bajaba sobre su gruesa tranca hasta explotar nuevamente con mi tercer orgasmo…. Este fue tremendamente largo y fuerte y mi derrame de jugos fue tan brutal que parecía como si se me hubiera escapado pipi.
Escuchábamos el chop chop de aquella tranca entrando y esto motivo a Jorge que casi me mete su miembro hasta la base.
Lo freno mis arcadas y mi cara desencajada, sacándola y ofreciéndome ahora sus afeitados huevos para que se los comiera.
Note como aceleraba Juan y gemía y sentí en un momento sus ráfagas de caliente leche inundar mi conejito, mientras ahora Jorge me golpeaba cariñosamente la cara con su duro y largo miembro.
Estaba a punto de desfallecer ante el acoso de aquellos dos viejos sementales, cuando al desclavarme de Juan sabia me esperaba otra sarta de pollazos en mi sufrido conejo.
Y como así fue, me giro y me puso la cara sobre el sexo de Juan y agarrándome por atrás dirigió aquel torpedo hasta el fondo de mis entrañas, comenzando una serie de metidas a un ritmo endiablado que me hacía doblar la cabeza sobre los huevos y pollon semidormido de Juan.
El momento cumbre no tardó en llegar con aquella intensidad coincidiendo el conmigo, si fine pienso supo aguantar a mi nuevo orgasmo para sentir una de las mayores corridas in mi interior que me habían pegado.
Parecía no parar de soltar leche dentro de mí ni de aflojar en aquella sintonía de gemidos mutuos que inundaron el salón y enmudecieron al resto.
Cuando paro, todo jadeante se sentó junto a Juan en el sofá con aquel monstruo aun goteando por su enorme cabeza descapullada, recuperando poco a poco el aliento de aquel polvazón que acababa de darme.
Me tumbaron sobre sus piernas, viendo ahora como aquellas dos abuelas se comían en el otro sofá sus conejitos, gimiendo y gozando como gatas salidas.
Se corrieron ambas casi también a la vez, quedando todos y todas unos momentos en silencio.
Cuando nos hubimos recuperado un poco me sorprendió que Laura, la mujer de Jorge se me acercara y comenzara a acariciar mi sexo, pidiéndome con un gesto de cabeza si podía, por lo que no me pude negar sabiendo que acababa de follarme su marido.
Comenzó a comerlo y ciertamente me gusto, aunque me pareció que andaba limpiando las corridas de ellos, sentí un placer enorme, acercándose también la mujer de Juan y esta comenzó a mordisquear mis pezones.
Estaba como una reina sobre los muslos de ellos y asistida por ellas que ante mi sorpresa me estaba gustando mucho.
Con mis gemidos parecía estar levantando el animo del rabo de Juan que es el que tenía más cerca y girando la cabeza me dio su capullo para que lo chupara aunque estaba aquel pollon semirrígido, lo chupe con placer, comenzando este a endurecerse.
Le ayudo su mujer con la mano a sujetarlo por el tronco y pajearlo mientras yo chupaba su cabezón y ella mis pezones, sintiendo también como los dedos de Jorge ayudaban a su mujer en mi sexo.
Fueron unos minutos mágicos hasta que volví a correrme con las caricias de Jorge en mi clítoris y su mujer con su lengua, agarrándome a la vez Juan la cabeza para que no soltase su polla de mi boca y empezar este a llenármela de su pastosa crema mientras su mujer pajeaba aquel tronco fuertemente hasta golpearle en los huevos con la mano cuando la bajaba.
Me la trague toda pues no fui capaz de sacármela de la boca al sujetarme el con sus manos por mi cabeza, disfrutando con aquella sabrosa crema que me dejo bien satisfecha.
Parecía todo había acabado pero me quedo ver como ahora Jorge empito a la mujer de Juan, fallándola sobre el sofá, casi de modo salvaje, viendo como el balanceo de sus enormes pelotas, hacían estas golpearan en su vulva mientras la metía y sacaba con intensidad, hasta que ella se corrió y le pidió que parara.
Paro pero fue para agarrar ahora a su mujer y correrse en su boca.
Yo estaba anonada con aquella pareja de abuelos salidos y bien dotados y no menos con las calientes de sus esposas, quedando aquella tarde noche todos para el arrastre.