Dormido

Y tu, ¿Como hubieras reaccionado en esta situación?

He aqui mi incursion a la literatura en el rol de escritor. Espero sea de su agrado.


Escuchó el típico sonido de llaves colisionando entre si mientras eran retiradas de la cerradura de la puerta principal del departamento.

Enrique intenta tranquilizarse, es sumamente difícil. Quiere sonreír, presa de la emoción. También hay temor, mismo que le dificulta la erección que segundos atrás era firme.  Aun intranquilo logra evitar esa sonrisa que amenazaba con echar a perder su improvisado plan. Lleva su mano a su miembro y lo acaricia suavemente, no desea correrse, solo mantener la erección.

Sofía, un tanto acalorada tras haber caminado desde la facultad que se encontraba a escasas cinco cuadras de su departamento, reposa unos momentos.  Piensa en aligerar su carga de prendas, como suele hacerlo cuando esta sola; pero al no saber si su primo, que a diferencia de ella acude a la facultad por las tardes, ya se ha ido o sigue durmiendo opta por no hacerlo.

Los minutos le parecen eternos mientras continúa con sus fallidos intentos por tranquilizarse. Sigue con el suave masaje, procura contenerse cuando su cuerpo le exige movimientos frenéticos. Difícil, pero lo logra. Escucha a su prima ir y venir, le resulta desesperante. Han pasado solo un par de minutos.

Considera tomar una ducha, pero no hay tiempo. La tarde es corta y hay mucho por hacer. Es casi final de semestre y necesita terminar la redacción del informe final para una de sus materias entre otras cosas más. Al pensar en que la computadora se encuentra en la habitación de su primo, nuevamente se pregunta si él se encuentra dormido o ya se ha ido.

La erección pierde fuerza y Enrique empieza a sentirte algo molesto. Escucha el llamado a la puerta de su habitación.

-              ¡Enrique!- Lo llama su prima desde afuera.

Su corazón se acelera y su falo se irgue entre sus manos como nunca. Rápidamente adopta su posición.

Ante la nula respuesta, Sofía continúa con la misma interrogante. Decide entrar en la habitación. Abre la puerta lentamente y tras un par de pasos al interior se detiene abruptamente.

Su primo sigue durmiendo, no es raro. Lo que llama su atención es ver su pene totalmente erecto y al aire tras haber escapado por la abertura frontal del bóxer. No es muy grande, pero capta su atención al tenerlo frente a ella, expuesto de esa forma. Sintió calor, sintió curiosidad. No era el primer miembro que veía, pero si era la primera vez que veía el de su primo. Una sensación extraña subió desde su pubis hasta su vientre; el saber que su primo, aun dormido, ignoraba lo que pasaba la hacia sentirse así.

Sus pies desobedecieron a la razón, era como si escucharan al instinto, pues dio un par de pasos mas, acercándose a la cama de su primo. Su vista se mantenía fija en el rosado y erecto pene, giraba un poco la cabeza intentando verlo desde un ángulo distinto.

Escucha gemir suavemente a su primo. Siente nuevamente ese hormigueo, pero esta vez no solo va de su pubis hacia su vientre, sino que se dispersa incluso hasta sus piernas. Regresa en sus pasos hasta la puerta, sale de la habitación y cierra la puerta tal como la abrió mientras sus ojos siguen clavados ahí.

Tras haber sentido como se alejaba su prima y la puerta cerrarse, Enrique abre los ojos y permite aparecer esa sonrisa reprimida segundos atrás. Quiere masturbarse, no aguanta más, pero es cauto. No escucha a su prima, intuye que se encuentra parada afuera de su habitación. No quisiera que su prima volviera a abrir y lo encontrara masturbándose frenéticamente, como necesitaba hacerlo en ese momento. Su pene empieza a doler.

Sofía permanece ahí, desconcertada, acalorada y, para su sorpresa, algo excitada. En ese momento la ducha que pensaba no permitirse se vuelve una excelente opción.

Al fin la escucha, escucha como se abre y cierra una puerta, por el eco intuye que se trata de la puerta del cuarto de baño.

Ya en el cuarto de baño y habiéndose desnudado, Sofía se miraba al espejo mientras la tina se llenaba de agua. Quizá era por la excitación, pero en ese momento se vio a si misma mas bella que de costumbre. Tal como lo hizo en la habitación de su primo, giraba la cabeza buscando ángulos distintos, pero ahora de su propio cuerpo. Usando sus manos recogió su dorada melena ondulada, dejando sus finos hombros descubiertos. Libero una de sus manos y la bajo acariciando su mejilla, mientras cerraba los ojos. No pudo evitar estremecerse. Su mano siguió su camino hasta rodear uno de sus senos. Estaban sensibles. Con el dorso de su mano rodeó el contorno hasta llegar al otro seno; después, con la yema de su dedo índice acarició uno de sus pequeños pezones rosados. Estaba muy excitada. Dejo caer su melena, liberando su otra mano que empezó a bajar buscando a su compañera. Sofía inclino su cabeza hacia atrás cuando cada una de sus manos tomó cada uno de sus senos. Disfrutaba estrujándolos, podía hacerlo fácilmente aunque sus manos eran pequeñas, pues estos también lo eran. Cada vez sentía más húmeda su entrepierna. Sus manos soltaron sus senos y acariciaron su vientre, una caricia que las llevo hasta su pubis, donde se separaron para ir a la parte interna de sus muslos. Sus piernas falsearon y abrió los ojos. La tina estaba casi lista y decidió dejar su juego por un momento, hasta que estuviera sumergida.

Enrique pensó que era buen momento para despertar, por lo que aseguró la puerta de su habitación e hizo sonar algo de música a un volumen suficientemente alto para que su prima lo notara.

No hizo falta reproducir algún video pornográfico o recurrir a alguna revista de esas que guarda bajo el colchón. Sentado al borde de su cama, le bastó con imaginar, aunque le hubiera encantado poder recordar. Imaginaba a su prima en el umbral de su puerta viendo el mástil que ahora frotaba su mano. El lubricante ayudó mucho, pudo imprimir el ritmo que quería. No se trataba de satisfacer a nadie más, solo a si mismo, quiso disfrutar  a su manera y en ese momento lo único que deseaba era correrse, librarse de la enorme excitación que tenia desde hacia ya algunos minutos, desde que empezó a maquilar la situación. Sintió esa peculiar punzada en la base del pene cuando su orgasmo estaba próximo, contuvo su respiración un momento mientras aceleraba el movimiento de su mano, hasta que su pene hizo erupción. Siguió frotándolo hasta donde la enorme sensibilidad después de la eyaculación se lo permitió. No tuvo fuerza para ponerse de pie. Había disfrutado de una paja como hacia mucho tiempo no lo hacia. Se recostó mientras esperaba a que su prima saliera del cuarto de baño.

Sofía, sumergida hasta el cuello en la tina, retomaba el juego que había dejado pendiente cuando escuchó la música proveniente de la habitación de su primo. Se mordió el labio, la imagen de su primo momentos atrás volvió a su mente. En ese momento cerro los ojos y volvió a acariciar brevemente sus senos. Siguió el mismo camino de momentos antes, pero ya no tenia paciencia. Después de acariciar la parte interna de sus muslos su mano izquierda regreso a su pecho mientras la otra exploraba su entrepierna. Jugó un poco con su bello púbico. Sus dedos empezaron a ir mas allá, su dedo medio empezó a recorrer la entrada de su vagina mientras sus dedos índice y anular le ayudaban separando los labios. Su piel se erizó cuando, al fin, su dedo medio toco su clítoris. No pudo evitar escapar un gemido, estaba agitada.  Mientras tanto su dedo empezó a frotar su clítoris, lentamente al principio y subiendo el ritmo de a poco. Conforme subía el ritmo y su excitación crecía, las caricias que su propia mano daba a su pecho se volvían un tanto bruscas, así le gustaba a ella. Mantenía sus ojos cerrados, venían a su mente una serie de imágenes, pero siempre terminaba regresando a esa imagen, la que la tenía excitada. Cerró sus piernas, aprisionando su mano. Luchó, le fue muy difícil, pero al final logró mantenerse en silencio mientras el orgasmo llegaba.

Enrique sintió las gotas de semen que escurrían por su flácido miembro y decidió limpiar, a si mismo y el piso donde yacían los restos de su corrida.  Terminaba cuando escuchó ruido en el cuarto de baño, su prima estaba por salir.

Tras una rápida inspección a la escena y a su apariencia, tomó una toalla y salio de su habitación. Se postro afuera del baño, esperando la salida de su prima. Necesitaba verla, necesitaba enfrentar su mirada, ver su reacción al tenerlo frente a ella.

Sofía escuchó a su primo salir de su habitación. Estaba nerviosa, quisiera no encontrarlo camino a la suya. Ya seca, envuelta en su toalla y parada frente a la puerta hizo silencio, intentando escuchar algo que le indicara el paradero de su primo, pero el silencio no solo existía en el interior del cuarto de baño. Decidió salir.

-              Pensé que no tendría tiempo de bañarme- Dijo Enrique al verla abrir la puerta, intentando mostrarse lo más natural  posible.

Sofía se detuvo sin terminar de salir del cuarto de baño. Su rostro estaba tenso, ella estaba nerviosa y su corazón palpitaba fuerte, muy rápido. No atinaba a decir algo. Sus ojos intentaban no cruzarse con la mirada de su primo y en su intento desviaba su mirada, que inevitablemente buscaba el bóxer del joven parado frente a ella.

-              Perdón Enrique, llegué muy acalorada y no sabia que seguías en casa.- Mintiendo se excusó mientras caminaba rápidamente a su habitación.

Enrique disfrutaba la situación, notó como su prima veía disimuladamente su bóxer y como evito verlo a los ojos. Sintió como llegaba una nueva erección y se apresuro a encerrarse en el baño.