Dorita, la mama de mi amigo
Desde que tuve relaciones con una amiga de mi mama que se llamaba Teresa, yo le decía Teresita, me dio el gusto de tener relaciones con mujeres maduras. Cuando estudiaba en el Colegio Militar tuve varias aventuras con muchas de ellas, en un relato anterior conté una relación que tuve con la madre de un amigo del colegio, aquello, fue como dice la canción debut y despedida, ya que solo fue una vez.
Con la mama de Desiderio (pinche nombrecito), un compañero mío de ese colegio, que estaba separada de su marido, mas no divorciada, duro varios años mi relación con ella, para ser más exactos dos años. A ella la conocí en un jueves social, así se le llama en el Colegio a los días de visitas familiares, ese día van los familiares de los cadetes y en el comedor comparten con sus hijos y amigos la comida que llevan, que la mayoría de las veces era mucha.
Recuerdo que ese jueves social, conocí a la mama de Desiderio, y la conocí, porque mi amigo me había invitado a su mesa y la verdad, en esa época, uno andaba con hambre, sin dinero, con sueño y siempre con la verga parada, por lo que accedí a su invitación. Cuando llegamos a la mesa me presento a su mama y unas niñas que eran sus hermanas, su mama se llamaba o se llama Dora, pero de cariño le decían Dorita, era una mujer de buen talle y exquisito cuerpo, que terminaba en unas hermosas piernas, quede prendado de ellas, desde que las mire por primera vez, tenía en esa época como 40 años, y yo ya recién había cumplido 17 años, como dije antes, era una exquisitez de mujer, porque tenía unas grandes tetas y unas caderas amplias, en donde resaltaban unas grandes y gorda nalgas, era un cromo la mama de mi amigo.
Ese día también se organizaba un baile a todo dar, en el comedor del colegio, como yo no era muy bueno para bailar, preferí no hacerlo, así que me quede platicando en la mesa, con Dorita, me pregunto sobre las actividades que hacíamos en el colegio, hablamos de mi madre y de su vida, me conto de su separación de su esposo, esto es clásico, cada vez que a una vieja la dejan, siempre que hay modo, cuenta lo que le paso y esta vez no fue la excepción, me conto su drama, mientras lo hacia se acerco mas a mí y me tomo de las manos, al hacerlo se inclino más hacia mí, pudiendo verle la parte de arriba de sus dos tetotas, no duramos mucho tiempo así, cuando vio que mi amigo venia a la mesa, me soltó sin decirme nada, terminó la visita y la verdad, quede prendado de esa mujer, aprovechándome de que era muy amigo de su hijo, pase a ser uno más de esa familia, así que pasaba más tiempo en esa casa, que en la mía, situación, por la que tuve algunos problemas con mi madre.
Así pasaron varios meses, cierto día que mi amigo estuvo de guardia, antes de salir franco, me pidió que pasara por su casa y que le diera un paquete a su mama, ya que ese día no iba salir franco, antes de dar cumplimiento al encargo de mi amigo, me fui para mi casa, primero, para avisarle a mi mama a donde iba ir y segundo, para cambiarme de ropa, siempre que estaba franco, me gustaba vestir de pants, por la comodidad que esta ropa me daba, salvo que tuviera un compromiso, siempre andaba vestido así.
Era tal la confianza que tenían en mi, que yo tenía una copia de la llave de la casa, así que ese día entre a la casa sin avisar, como hice mucho ruido, casi al instante, oí la voz de Dorita preguntando ¿Eres tu Desi? (Así le decían de cariño a mi amigo, ya que se llamaba Desiderio, igual que su padre), yo le conteste, soy yo Dorita, soy Mauricio, le pregunte ¿en donde esta? Ella me contestó que en su recamara, al llegar al umbral de la puerta, como la vi cerrada, toque y le pedí permiso para pasar, ella accedió y me invito a pasar.
Ingrese a su recamara, que estaba en penumbras, pero se distinguía bien a Dorita (yo nunca le llame de otro modo), ella estaba tirada sobre la cama, en decúbito dorsal mirando hacia la pared, casi desnuda, porque solo traía puestos el sujetador y sus pantis blancas, mostrándome la rotundez de sus nalgas, solo aprisionadas por las pantis, su cabeza estaba enterrada en la almohada, estaba llorando, me acerque y arrodillándome a su lado, apoye sin querer, mi mano sobre su muslo desnudo, preguntándole que, que le pasaba, trate de consolarla, ella se dio la vuelta y con sus rodillas aun recogidas, pude ver ese par de tetotas que me traían loco, que luchaban por liberarse del sujetador, ella se dio cuenta de ello y rápidamente se las tapo con sus manos.
Ella me pregunto, ¿Qué haces aquí?, le explique la encomienda de su hijo y le entregue el paquete que me dio y trate de salir del lugar, no pude hacerlo, porque ella me agarro de la mano y no me dejo irme, diciéndome, no te vayas aún, estoy muy sola, para esto, sus dos hijas se habían ido con su padre, por lo que realmente estaba sola, me senté en el borde de la cama, le pregunte ¿Por qué se sentía sola, si tiene a sus hijos?, ella me contesto, me siento sola, porque mi marido ya no está conmigo y toda mujer necesita un hombre, al decir esto, se me quedo viendo en forma muy rara, que no paso desapercibido para mí, me dije, al parecer, Dorita, necesitaba algo más que un marido, el pensar en esto, me excito.
Ella me dijo, acércate más, por lo que me senté casi a la altura de sus pechos, ella tomo mi mano y me la estuvo acariciando por un buen rato, me dijo, que suave tienes la mano, me imagino que tu novia ha de ser muy feliz cuando la acaricias con ella, yo le dije, que aun no tenia novia, ella me dijo, fingiendo sorpresa ¡como que no tienes novia!, le dije, que así era, yo no tenía novia aún, sin soltarme, me pregunto, ¡entonces aun no lo has hecho con nadie!, yo le dije que sí, se me quedo mirando muy seria y me pregunto ¿Cuándo fue?, fue entonces que le conté lo que me había pasado con la amiga de mi mama, al oír esto, cerró los ojos y lanzo un pequeño suspiro, mientras su respiración se agitaba.
Fue entonces que jalo mi mano y la puso a la altura de su ombligo, para después colocarla sobre sus pantis, a la altura de su monte de Venus, yo para entonces, ya estaba excitadísimo, primero, por verla desnuda y quizás, porque me la iba a coger. Sabiendo lo que tenía que hacer, porque eso es lo que quería ella, metí mi mano debajo de sus pantis y empecé a acariciar su vagina, metí varios dedos dentro de ella y los removí muy delicadamente en la profundidad de su ser, para entonces, esa vagina sabrosa estaba inundada por su jugos, mientras yo le exploraba su vagina, ella me hizo que me parara, cuando lo hice, de un solo movimiento me bajo los pants con todo y calzones.
Después me agarro mi pene, que ya para entonces estaba bien parado y me lo empezó a frotar, mientras ella gemía y se revolcaba en la cama moviendo sus caderas, con la mano libre, se quito los pantis, para acariciarse su vagina en forma frenética, estaba bien caliente, hice que me soltara la verga, me quite los pants totalmente, y me subí encima de ella, pensé metérsela de una vez, pero mejor me decidí a comerme su vagina, al ver esto, ella abrió completamente las piernas, bajé mi cabeza hasta su conchita e introduje mi lengua en ella, la reacción fue inmediata, Dorita, al sentir mi lengua en la profundidad de su vagina, comenzó a mover sus caderas en forma circular, a la vez que con sus manos apretaba mi cabeza contra su chochito, gemía, gritaba, diciéndome, ¡Quiero que me cojas, quiero ser tuya, métemela ya!.
Agarrándome de mis cabellos y orejas me subió encima de ella, al tiempo que volvía abrir las piernas, y tomando con su mano mi pene duro y erecto lo dirigió hasta la entrada de su conchita y de un solo envite de sus caderas se clavo mi verga, debido a lo mojada que estaba, mi pene resbalo hasta el fondo, en medio de sus gritos y palabras incoherentes, se la empecé a meter y sacar, en unas rápidas y profundas estocadas, mientras ella movía las caderas en rápidos movimientos circulares, de pronto clavo sus uñas en mi espalda, al principio sentí dolor, pero después sentí placer, lo que provoco, que aumentara la velocidad de mis estocadas.
Aproveche para quitarle el sujetador, dejándole al aire sus hermosas tetas, al verlas frente a mí, pare el metí y saca, para concéntrame en ellas, me las lleve a la boca y comencé a chupar y morderle suavemente sus pezones, mientras lo hacía, sentí como su vagina le daba varios apretones a mi verga, como queriéndola exprimir, esa fue la primera vez que sentí el “perrito de una mujer”, me detuve totalmente para saborear esa sensación, mientras lo hacía, ella llegaba a su orgasmo, por lo que, la seguí penetrando suavemente, sentía las contracciones de su vagina en mi pene, era el efecto del orgasmo que ella tenía, deseándome venir dentro de ella, acelere las estocadas y de repente le lancé chorros de semen en su matriz, ella al sentir los chisquetes de leche, solo me decía ¡Oh, como me inundas de leche!, cada clavada, era un chorro de leche que le aventaba.
Cuando nos recuperamos del orgasmo, me recosté a un lado de ella, de improviso se volteo hacia mí, e imperativamente me dijo “no quiero, que por ningún motivo se entere mi hijo de lo que hicimos, una palabra de lo que ha sucedido entre tú y yo, te mato, oíste”, verla así me desconcertó un chingo, yo le conteste, a mi me conocen por cabron, no por chismoso, le dije, por mi nadie lo va a saber, ella se me quedo mirando y me dijo, si guardas el secreto, te aseguro que no será la única vez que hagamos el amor tu y yo, la verdad lo hiciste muy rico y como premio lo vamos a repetir muchas veces, pero con mucho cuidado, para que mis hijos no se enteren de nada.
Para esto, ella alquilo una vivienda por el rumbo de Tacubaya, en donde pasábamos el tiempo cogiendo, cada vez que se podía, teníamos que cuidarnos de su hijo, a veces durábamos un mes sin tener nada, por lo que nuestros reencuentros eran bastantes calientes, a veces lo hacíamos en su casa, cuando no había nadie, nuestra relación duro dos años, porque, debido a que faltaba mucho a mi casa, mi madre me la empezó hacer de emoción (todavía no tenía relaciones con ella) , lo que acorto nuestros encuentros, hasta que de plano corto conmigo, seguramente se encontró a otro guey.
Mi relación con Dorita, fue muy satisfactoria, porque la señora, además de coger con ella, me tenia bien alimentado, me vestía y me daba dinero, alguna vez me sentí utilizado por ella, pero no me importaba, por lo que me dio, estoy más que satisfecho. Las mujeres como Dorita, entre los cadetes de cualquier escuela militar, son conocidas como “Tías Ricas” son las mujeres que mantienen a los cadetes y obviamente se aprovechaban de la virilidad de ellos. Pero también hay “Tíos Ricos” son los que les cumplen los caprichos a las cadetes mujeres, tuve la oportunidad de ser uno de ellos, ya que tuve dos cadetes mujeres como amantes, hecho que en otra ocasión contare. Saludos.